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"Una sobreviviente de este Estado nefasto"

Avanza en la Legislatura el tratamiento del proyecto de ley de reparación histórica para travestis y trans sobrevivientes a la violencia del Estado santafesino ya en democracia. Actualmente se encuentra en la comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputadas y Diputados. Activistas se reunieron a debatir y visibilizar esta iniciativa y compartir experiencias con las generaciones más jóvenes.

 Victoria Stéfano

Autora: Victoria Stéfano

En la tarde de este viernes un grupo de mujeres trans concentraron frente a la ex alcaldía de policía, actual Ministerio de Seguridad de la provincia de Santa Fe. La convocatoria fue en el marco de los 11 años de la aprobación de la Ley de Identidad de Género y tuvo como objetivo visibilizar el proyecto que impulsan en la Legislatura santafesina para que el Estado reconozca y repare los años de persecución que sufrieron durante la vigencia de los códigos contravencionales en la provincia.

Del encuentro organizado por la Mesa de Reparación Travesti Trans Postdictadura participaron sobrevivientes de la ciudad de Santa Fe, Rincón y Santo Tomé. Periódicas conversó con las supervivientes sobre la jornada y la propuesta que impulsan.

Estrella Cardozo Kauffman tiene 49 años y es santafesina. Es una de las mujeres trans que lleva en su cuerpo y en su memoria las marcas de la violencia institucional que privó de derechos humanos básicos la vida de las personas trans desde el retorno a la democracia hasta 2010.

Estrella se define como "una sobreviviente de este Estado nefasto". Además, resalta que es la primera vez que se reúnen en frente al lugar donde las detenían, torturaban y violaban, bajo el amparo de la ley interna de las Fuerzas de Seguridad. "Antes no podíamos salir ni siquiera a hacer mandados porque nos detenían y nos llevaban presa" apunta la santafesina.

Frente al lugar donde estuvo detenida por primera vez a sus 19 años, Estrella lo recuerda mirando hacia el edificio que tiene en su piso superior aún las celdas donde muchas de estas mujeres cumplieron días, semanas, o incluso meses bajo arresto. Estuvieron allí hacinadas con criminales sexuales y policías que enfrentaban procesos judiciales.

"La primera vez que me trajeron presa acá en Jefatura, me tocó cumplir 20 días. A los tres días se armó un motín durante el cual me tuvieron 23 horas encerrada en la oficina del dentista, sin poder ir al baño, sin poder respirar, ni siquiera toser o hacer ruido, porque si los presos se enteraban que yo estaba encerrada ahí adentro hoy no estaría hablando con ustedes" relata Cardozo.

Pero lejos de ser la primera o la última estancia en el ahora Ministerio de Seguridad, Estrella estuvo cinco veces más "cumpliendo días en la parte de arriba donde estaban los violadores o los mismos policías presos, que para los jefes de policía eran los menos peligrosos para nosotras". La norma era que todos los agresores sexuales y los policías sean resguardados en esos espacios para garantizarles una cierta seguridad del resto de los presos. Ese era el lugar seleccionado para las mujeres trans, aunque claramente todo lo que allí se hacía con ellas no tenía nada que ver con cuidarlas.

El modelo de encerrarlas allí se modificó por una situación límite que hizo rediseñar la forma en la que se detenía a las mujeres trans hasta ese momento. Cardozo apunta que la decisión se tomó después de un incidente que implicó a una de las detenidas: "Una compañera estaba cumpliendo días abajo y se le metieron cinco presos comunes en la en la celda de ella para violarla" relata Kauffman. La vecina del norte de la ciudad menciona que se conocía abiertamente entre la población de la Jefatura "que uno de los que había entrado a violar era portador de VIH", frente a lo cual la víctima se resiste y según relata Estrella, "la quemaron con agua hirviendo y con cigarrillos, de lo que, todavía hoy, tiene marcas en el cuerpo".

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A partir de eso las detenciones no dejaron de producirse, pero sí se decidió que las travestis y trans apresadas bajo las contravenciones empezaran a cumplir las penalizaciones en las comisarías con presos comunes, lo que a Estrella le significó que su nuevo espacio de detención sería la Comisaría 11.

"Para todo el mundo fue una Dictadura hasta el 83, para nosotros nunca terminó la Dictadura. La gente dice que esto se terminó para el 2010, y si me preguntas a mí, yo te puedo decir que más o menos, tuvimos la libertad de poder salir a un kiosco, poder andar de día como cualquier otra persona común, recién en el 2012. En el 2012 para adelante la policía ya no nos molestó, lo que no quiere decir que actualmente no hayan violaciones de derechos sistemáticas desde la policía. Porque todavía sigue pasando en algunos casos con algunas chicas; las que no han hecho su cambio de género y las que están presas todavía en cárceles de hombres, con el documento masculino, que siguen siendo abusadas y violadas. Pero gracias a Dios, para la mayoría, después del 2012, fue muchísimo mejor y nos sentimos como parte de Santa Fe".

Autora: Gise Curioni

La reparación histórica en la Universidad

Este año mientras conversan sobre la ley con distintos sectores, desde el espacio del que impulsan el proyecto de reparación, las mujeres que referencian la iniciativa han tejido espacios de diálogo con la Universidad Nacional del Litoral. Allí recientemente llevaron a cabo una jornada de conversación sobre la violencia estatal hacia travestis y trans. En esos encuentros, sostenidos sobre todo con la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales en el marco de la Cátedra de Derechos Humanos, comenzaron a notar no sólo el desconocimiento generalizado sobre los hechos que denuncian entre los jóvenes que se forman en Derecho, sino incluso la ignorancia de los mismos formadores de la casa de altos estudios sobre la existencia de las contravenciones que criminalizaban a las personas trans hasta su abolición en 2010.

En este sentido, la entrevistada sostiene que frente a la enorme ausencia curricular de las personas trans "la gente que está estudiando ahí, que puede ser algún dirigente el día de mañana, se tiene que enterar todo lo que hicieron con nosotros, todo el mundo tendría que saber qué pasó con el colectivo travesti trans, y porque somos una parte muy grande de la historia que no tiene que perderse en Santa Fe".

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Perspectiva de futuro

Carla Pereyra es una joven trans que acompaña a la Mesa de Reparación desde sus inicios. Para Pereyra es sumamente importante como joven trans acompañar esta lucha que entiende necesaria, frente a un Estado que aún tiene como deuda reconocer que fue el actor principal de estos crímenes. Pero también porque hay una sociedad que avaló todas estas violencias. En este sentido, considera que es fundamental hacerse presente y acompañar esta lucha, e invita a que otros jóvenes trans lo hagan también: "Como persona trans joven me parece que tengo que acompañar este tipo de reclamos porque fueron las cosas que le sucedieron a las que me antecedieron. Sin todo lo que ellas sufrieron y resistieron seguramente yo hoy no podría estar acá viviendo, caminando por la calle tranquila, sin que me levante la policía" indica Carla.

Para la muchacha de 25 años agradecer por el esfuerzo de la resistencia y por la voluntad de transformar a la sociedad, sembrando las bases de vidas mas vivibles para toda la población trans, es el motor para proponer un diálogo intergeneracional necesario. "Pienso que en toda sociedad se le rinde respeto a los mayores y me parece que la comunidad trans no debería ser menos, por eso hoy estoy acá" apunta la estudiante.

"Mis experiencias como joven son distintas a las que pasaron ellas, me tengo que enfrentar a otras cosas, pero me parece que es importante que no se pierda esa conexión con lo que ellas vivieron porque forma parte de una linea histórica que hoy hace que esté acá. Hoy la militancia ya no se da en las comisarías, ya no se da en las cárceles, pero se da en otros espacios que antes les eran negados a la comunidad trans, como por ejemplo los centros de salud, los hospitales, las instituciones educativas, derechos que ganamos, por así decirlo, pero que tenemos que efectivizar que se cumplan" finaliza Pereyra.

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Autora: Titi Nicola | CC-BY-SA-4.0

El estado del proyecto

El escrito que impulsan las sobrevivientes junto a Carla, ingresó a la Cámara de Diputadas y Diputados y Diputadas en abril de 2022. Pero, pese a que ya hace más de un año de su presentación, el texto avanza lentamente.

El derrotero del escrito estuvo suspendido un tiempo considerable en la comisión de Presupuesto. Frente a esta situación, desde la Mesa de Reparación armaron reuniones individualmente con integrantes de la comisión y lograron ser escuchadas. Parte de esa estrategia consistió en enviar a los legisladores audiovisuales con testimonios de las compañeras detenidas, torturadas y violadas sistemáticamente por las Fuerzas de Seguridad de la provincia. También acercaron los expedientes de detención de algunas de las mujeres y lograron que se sensibilicen frente a estos crímenes que constituyeron una violación atroz a los derechos humanos con base en la identidad de género de las hoy sobrevivientes.

Autora: Federica Kesseler

Fabiana González, referente de la organización, sostiene que desde el espacio "pensamos seguir haciendo lo mismo, el mismo trabajo de conseguir de forma individual las reuniones con los diputados de Asuntos Constitucionales", lo que consideran "medio complicado y más con el tema de las elecciones". Aun así no renuncian a la esperanza de que siga su camino y llegue al tratamiento en la Cámara Baja este mismo año.

En un candente contexto electoral la iniciativa aguarda en la última comisión correspondiente al derrotero de todo proyecto legislativo. En esta instancia espera la firma de los diputados socialistas Joaquín Blanco, Esteban Lenci y Gisel Mahmud; los radicales Maximiliano Pullaro, Marlén Espíndola y Alejandro Boscarol; los justicialistas Leandro Busatto y Luis Rubeo; el exponente de Creo, Ariel Bermúdez; el demócrata Gabriel Real y la exponente de Cambiemos Ximena Sola. Con los caballos corriendo camino a las PASO es posible que el reordenamiento legislativo demore aún más un proyecto que ya tardó demasiado en llegar a la votación sobre tablas y que puede perder la posibilidad de un debido tratamiento.