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Existencias lésbicas: Gabriela Cabezón Cámara

Cuando le dicen que su literatura -llena de travestis, tortas, maricas, villeros, prostitutas- habla de “lo marginal”, ella responde: “Me parece que la mayoría de la humanidad es así. No sé de qué mierda hablan, posta. Como si se supusiera que la literatura es toda de clase media y alta y tiene que hablar sólo de eso ¿por qué?”. Perfil de Gabriela Cabezón Cámara, por Periódicas.

Autora: Gise Curioni

Gabriela Cabezón Cámara nació en Buenos Aires en 1968. Estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Es periodista cultural, docente y una de las escritoras argentinas contemporáneas más leída y reconocida.

En 2009, antes de que las leyes de matrimonio igualitario e identidad de género fueran una realidad en nuestro país, publicó su primera novela, La Virgen Cabeza. La historia se centra en la figura de Cleopatra, una travesti que habla con la Virgen y por eso es venerada como una santa por sus vecinos de una villa de Buenos Aires, y su relación amorosa con una periodista de clase media llamada Qüity.

“Muchas familias como la de mi novela, formadas por mujeres biológicas y travestis, no hay”, decía la autora allá lejos, cuando se publicaba esta historia. “En este caso la familia no se constituye por un mandato sino por puro amor. Una chica heterosexual del conurbano que como única meta atina a casarse no está bueno, pero que a estos personajes, a quienes ni siquiera se les ocurrió que les pudiera suceder, de golpe les pase, lo deseen... eso es lindo, ¿no? El hijito, Kevin, con quien arman esta familia, no tiene lazo de sangre con sus madres. El gancho afectivo no tiene por qué estar determinado por la sangre, ni por el matrimonio heterosexual, como lo demuestran todas las personas del colectivo Glttbi que han adoptado hijos”.

Después de La Virgen Cabeza vino el Romance de la negra rubia, los cuentos de Le viste la cara a Dios, la novela gráfica Beya y, en 2017, Las aventuras de la China Iron, elegida entre los libros del año por el New York Times y El País de España, finalista del International Booker Prize 2020.

La China de la historia es esa china que el Martín Fierro se ganó en un partido de truco y que apenas es nombrada en la obra de José Hernández. Cabezón Cámara la rescata en este libro, le da voz y vida: la China Iron escapa del caserío en donde vivía con Fierro para acompañar a Liz, una inglesa que va tras su marido llevado por la leva. Y en ese viaje descubre el mundo y nos lo cuenta: la pampa, sus habitantes humanos y los otros, las formas en las cuales se intentaba transformar ese vasto y rebelde territorio en una nación. En ese viaje, la China descubre olores, sabores, texturas, lenguas, y se descubre junto a Liz.

Una utopía queer donde el deseo tiene poder de aglutinar voluntades. La China (ya no como sinónimo de hembra sino con mayúsculas) nace de nuevo en el punto que había quedado en la obra de Hernández: la nada”, escribió Liliana Viola en el suplemento Soy (Página 12), a propósito del libro.

Cuando le dicen que su literatura -llena de travestis, tortas, maricas, villeros, prostitutas- habla de “lo marginal”, ella responde: “Me parece que la mayoría de la humanidad es así. No sé de qué mierda hablan, posta. Como si se supusiera que la literatura es toda de clase media y alta y tiene que hablar sólo de eso ¿por qué?”.

Las novelas de Cabezón Cámara transcurren en espacios que combinan mundos, clases, géneros, identidades. Mundos llenos de diversidad, en todos los sentidos de esa palabra y también en lo que refiere al mundo queer. “Este universo es el mío”, dice, “hablo de mi universo, donde yo encuentro la belleza, la vida y el amor. Escribir una novela lleva mucho tiempo, años, así que el tiempo que esté ahí más vale que me interese mucho”.

 

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Idea e ilustración: Gisela Curioni
Texto: Ileana Manucci
Edición audiovisual: Juliana Barrientos
Edición de sonido: Belén Degrossi
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