#7M - Visibilidad LésbicaDestacadasExistencias Lésbicas

Existencias lésbicas: Audre Lorde

"Las herramientas del amo nunca desmontan la casa del amo", decía a finales de los años 70 Audre Lorde, poeta, ensayista y oradora afroaestadounidense feminista, lesbiana e incansable activista por los derechos civiles. En este perfil destacamos algunos de los aportes que realizó en la exploración de todas esas identidades y en su lucha contra la homofobia, el machismo, el racismo y el clasismo.

Autora: Gisela Curioni

“Quienes nos mantenemos firmes fuera del círculo de lo que esta sociedad define como mujeres aceptables; quienes nos hemos forjado en el crisol de las diferencias, o, lo que es lo mismo, quienes somos pobres, quienes somos lesbianas, quienes somos Negras, quienes somos viejas, sabemos que la supervivencia no es una asignatura académica. La supervivencia es aprender a mantenerse firme en la soledad, contra la impopularidad y quizá los insultos, y aprender a hacer causa común con otras que también están fuera del sistema y, entre todas, definir y luchar por un mundo en el que todas podamos florecer. La supervivencia es aprender a asimilar nuestras diferencias y a convertirlas en potencialidades. Porque las herramientas del amo nunca desmontan la casa del amo. Quizá nos permitan obtener una victoria pasajera siguiendo sus reglas del juego, pero nunca nos valdrán para efectuar un auténtico cambio. Y esto sólo resulta amenazador para aquellas mujeres que siguen considerando que la casa del amo es su única fuente de apoyo”. (Fragmento de la conferencia Las herramientas del amo nunca desmontan la casa del amo - 1979).

Audre Lorde se identificó a sí misma como una “guerrera, mujer, negra, madre, lesbiana, poeta”, con todas esas identidades fluyendo dentro de ella y sin reducirse a una sola. Nació el 18 de febrero de 1934 en Harlem, Nueva York, y murió el 17 de noviembre de 1992 a causa de un cáncer de mama.

Esta escritora y activista continúa erigiéndose hoy, a 29 años de su muerte, como una de las voces elementales del feminismo afroamericano. Su obra evidencia la importancia de narrar la propia experiencia para contar una parte de la historia que, en su caso, es la de una mujer lesbiana negra en un mundo patriarcal, racista y clasista.

“En mi condición de feminista Negra, lesbiana y socialista de 49 años, madre de dos hijos, uno de ellos varón, y miembro de una pareja interracial, suelo encontrarme incluida en diversos grupos definidos como diferentes, desviados, inferiores o sencillamente malos. En la sociedad estadounidense siempre se ha pedido a los miembros de los grupos oprimidos y cosificados que se esfuercen por salvar el abismo que separa la realidad de nuestra vida de la conciencia de nuestro opresor. Porque con objeto de sobrevivir, aquellos para quienes la opresión es tan genuinamente norteamericana como la tarta de manzana, siempre nos hemos visto obligados a ser buenos observadores y a familiarizarnos con el lenguaje y las maneras del opresor, y a veces incluso a adoptarlos para lograr una ilusoria protección. Siempre que se plantea la necesidad de entablar una supuesta comunicación, quienes se benefician de nuestra opresión nos piden que compartamos con ellos nuestros conocimientos”. (Fragmento de la ponencia Edad, raza, clase y sexo: las mujeres redefinen la diferencia - 1980)

En sus obras, Lorde expresa ira e indignación por las injusticias civiles y sociales que observó a lo largo de su vida. Sus poemas y prosa trataron en gran medida temas relacionados con los derechos civiles, el feminismo y la exploración de la identidad femenina negra. A lo largo de su vida, asumió su poesía y activismo como un trabajo para confrontar y exponer las injusticias derivadas de este odio a lo diferente.

“Escribo sobre todo para las mujeres que no pueden hablar, que no pueden verbalizar porque están, porque estamos aterrorizadas, pues se nos ha enseñado a respetar el miedo en lugar de respetarnos a nosotras mismas. Se nos ha enseñado a respetar nuestros miedos, pero debemos aprender a respetarnos a nosotras mismas y a nuestras necesidades”. (Fragmento de El unicornio negro)

Su gran capacidad de transformar los sentimientos en palabras hizo que sus poemas, sus discursos y conferencias hablen por sí mismos. Y por esa razón ocupan gran parte de esta biografía. Una mujer sensible que dice haberse mantenido gracias a los sentimientos, que ha vivido por ellos, logra expresar todo eso que lleva dentro de una forma radical que inspira a leerla y escucharla.

Logró crear, junto a la también feminista y escritora Adrienne Rich, un lenguaje poético propio. En "La hermana, la extranjera" (1984) reflexiona en torno al lugar que en la historia le ha correspondido a “las otras”, de cómo no deberíamos olvidar nuestros propios privilegios para que nuestras hermanas no sufran una discriminación doble. Nos propone entender la diferencia como algo que une y no como un arma de enfrentamiento.

Lorde instaba a las mujeres a sumergirse en lo profundo de su interior y hacer consciente el odio y terror a las diferencias que habitamos. Ya que todo lo que hacemos tiene una incidencia social e influye en la política, nada es inocente. Ella misma hizo de su experiencia una fortaleza, poniendo en práctica el lema que abanderó el feminismo de los años setenta: "lo personal es político".

En español se pueden encontrar sus obras en prosa como “Los diarios del cáncer” (1980), escritos desde la perspectiva que le dio pasar por esa enfermedad para ayudar a otras mujeres; “Zami: una nueva forma de escribir mi nombre”(1982), su autobiografía, y “La hermana, la extranjera: artículos y conferencias”(1984). En 2020 fue traducido al español “El unicornio negro“, publicado originalmente en 1978, uno de los libros más míticos de la poeta y en el que explora las diferentes identidades y las opresiones de una mujer lesbiana negra en los Estados Unidos en la década de los 70.

Lorde también escribió “Los usos de lo erótico ”(1978), uno no de los ensayos más importantes del siglo XX, donde señala que el conocimiento de lo erótico es algo que las mujeres pueden emplear creativamente en su vida, para su supervivencia; que es mediante el adoctrinamiento que consiguieron que las mujeres desconfiemos y rechacemos la parte más creativa de nosotras mismas, se rehúsa a sacar de su vida la capacidad para la alegría y para sentir o relegarla a cosas como el matrimonio, dios o una vida después de la muerte.

“Esta es una razón por la que lo erótico es tan temido, y tan a menudo relegado al dormitorio solo, cuando se reconoce en absoluto[...] Sólo ahora, encuentro a más y más mujeres femeninas lo suficientemente valientes como para arriesgarse a compartir la carga eléctrica de lo erótico sin tener que mirar hacia otro lado, y sin distorsionar la naturaleza enormemente poderosa y creativa de ese intercambio. Reconocer el poder de lo erótico dentro de nuestras vidas puede darnos la energía para perseguir un cambio genuino dentro de nuestro mundo, en lugar de simplemente conformarnos con un cambio de personajes en el mismo drama cansado. Porque no sólo tocamos nuestra fuente más profundamente creativa, sino que hacemos lo que es femenino y autoafirmación frente a una sociedad racista, patriarcal y antierótica”.

Tener que enseñarles cosas al opresor, es algo sobre lo que Audre Lorde ya expresaba indignación en 1961: “A las mujeres hoy día todavía se nos pide que nos esforcemos en salvar el abismo de la ignorancia masculina y eduquemos a los hombres para que aprendan a reconocer nuestra existencia y nuestras necesidades...”

Una de las tantas identidades en las que se asumió Lorde es la de lesbiana. En 1951, tras el suicidio de su mejor amiga y probablemente su primer amor, Genevieve Thompson, se marchó de su casa con 17 años. Desempeñó múltiples empleos para costearse sus estudios. Se casó en 1962 con el abogado Edward Rollins, fue madre de dos hijas, se divorció en 1970.

“Uno de los métodos a los que recurrían para desacreditarme ante los estudiantes Negros consistía en decirles que era lesbiana. En aquel entonces ya me consideraba una lesbiana declarada, pero en John Jay nunca había hablado de mi poesía ni de mi sexualidad. Sabía, como siempre lo había sabido, que la única manera de evitar que la gente te ataque por ser lo que eres consiste en adelantarte a ellos y ser sincera y abierta, en hablar de ti misma antes de que ellos hablen de ti. Ni siquiera era cuestión de valentía. Hablar claro era para mí un mecanismo de protección; tal como lo fue publicar “Love Poem” en la revista Ms. en 1971 y llevarlo a John Jay para colgarlo en la pared del Departamento de Inglés”.

Trabajó como bibliotecaria durante siete años, hasta que publicó su primer libro. Después se enamoró de Frances Louis, con quien vivió diecinueve años. Tras luchar contra el cáncer durante 10 años, Audre Lorde murió el 17 de noviembre de 1992, a los 58 años, en la isla caribeña de Saint Croix, acompañada por la escritora y activista Gloria I. Josep, su pareja.

“Hubo algo de lo que siempre saqué fuerzas, y no se puede llamar valentía ni coraje, a no ser que esto sea el material del que están hechos la valentía y el coraje; me refiero a la sensación de que puesto que soy vulnerable en muchísimos aspectos y no puedo dejar de serlo, al menos no voy a aumentar mi vulnerabilidad poniendo en manos de mis enemigos las armas del silencio. En la comunidad Negra no es fácil ser lesbiana declarada, pero permanecer oculta en el armario es aún más duro”.

Descarada, valiente, aguerrida, desafiante. Encontró la fortaleza en sus errores y en su diferencia. Adoptó la poesía como una forma de vivir y comunicarse con el mundo. En su cabeza tenía, como ella misma lo decía, “una reserva de poesía”. Creía que las palabras podían expresar los sentimientos, que las frases cargadas de emoción eran una realidad y las usaba a su favor. En su profesión de poeta como así también de docente, fue aprendiendo sobre la marcha, usando su experiencia personal como aliada.

“El silencio no protege, solo prolonga el dolor y las injusticias. Habla, exprésate, ¿cómo se supone que escuchemos tus ideas si no las sacas? Cambia el mundo con tus ideas propone entender la diferencia como algo que une y no como un arma de enfrentamiento. ¿Qué palabras no tienes todavía? ¿Qué necesitas decir? ¿Qué tiranías te tragas día a día e intentas hacer tuyas, hasta que te enferman y te matan, todavía en silencio? Quizás para algunas de ustedes que están aquí hoy, soy la cara de alguno de sus miedos. Porque soy mujer, porque soy negra, porque soy lesbiana, porque soy yo misma, una poeta negra y guerrera haciendo mi trabajo, que es preguntarles: ¿están ustedes haciendo el suyo?”. (Discurso en el Panel Lésbico y de Literatura de la Modern Language Association - 1977)

Poco antes de su muerte, durante una ceremonia africana de bautismo, Lorde tomó el nombre de Gamba Adisa, que quiere decir: “Guerrera: la que se hace comprender”.

Quién dijo que era fácil

Tiene tantas raíces el árbol de la rabia

que a veces las ramas se quiebran

antes de dar frutos.

Sentadas en Nedicks

las mujeres se juntan antes de marchar

hablan sobre las chicas problemáticas

que contratan para ser libres.

Un empleado casi blanco ignora

a un hermano que espera para atenderlas primero

y las damas no se dan cuenta i rechazan

los pequeños placeres de su esclavitud.

Pero yo que estoy limitada por mi espejo

como por mi cama

veo la causa en el color

como también en el sexo.

y me siento acá preguntándome

cuál de mis yoes sobrevivirá

a todas estas liberaciones.

 

Leer también »  Existencias lésbicas: construyendo memorias de resistencia
Idea e ilustración: Gisela Curioni
Edición texto: Ileana Manucci
Edición audiovisual: Juliana Barrientos
Edición de sonido: Belén Degrossi