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Juzgan al transportista escolar de Rincón acusado de abusar de su sobrina

Comenzó el juicio oral contra J.U.P., acusado de abusar sexualmente en reiteradas oportunidades de su sobrina durante su niñez y adolescencia. La fiscalía y la querella solicitaron 20 años de prisión para el imputado.

Thamina Habichayn

Autora: Priscila Pereyra

 

Este martes comenzó el juicio contra J.U.P., el transportista escolar de San José del Rincón acusado de abusar sexualmente de su sobrina durante varios años de manera reiterada y sistemática. El debate está a cargo del tribunal integrado por los jueces Sergio Carraro -presidente-, José Luis García Troiano y Martín Torres. Si bien debía comenzar el lunes, la primera audiencia se pospuso para este martes porque el acusado se encontraba preso en Santa Felicia (departamento Vera), a donde lo habían trasladado sin aviso, y no lograron traerlo a tiempo a los Tribunales de la ciudad de Santa Fe.

En los alegatos de apertura, los fiscales Roberto Olcese y Alejandra Del Río Ayala y las abogadas querellantes Agustina Taboada y Carolina Walker Torres anticiparon que en el desarrollo del juicio proporcionarán las pruebas que demuestran por qué el acusado debe ser declarado autor del delito de abuso sexual con acceso carnal calificado por la guarda en concurso ideal con la promoción a la corrupción de menores agravado por la guarda. Ambas partes pidieron al tribunal 20 años de prisión.

La defensa del acusado está a cargo de los abogados particulares Diego Lorefice y Cintia Roxana Duarte, quienes pidieron la absolución de su defendido y aseguraron que los delitos por los que se lo acusa “no existieron”.

En su alocución, el fiscal Olcese indicó que el transportista abusó de su sobrina “durante muchísimos años, de manera permanente y sistemática en la niñez y adolescencia”. Aseguró que valiéndose del vínculo con la víctima, cometió los delitos desde 1998, cuando la niña tenía seis años.

La Fiscalía considera que hay pruebas suficientes para determinar que durante los primeros dos años el hombre cometió acciones que corresponden a lo que el Código Penal tipifica como abuso simple y que a partir de los ocho años comenzaron los delitos con acceso carnal. Olcese también detalló que las agresiones sexuales ocurrieron tanto en los vehículos que el acusado usaba para trabajar como transportista escolar como en la casa donde vivía en Rincón.

Agustina Taboada, como querellante, hizo hincapié en los daños psicológicos que causó el acusado al abusar de una niña y adolescente. “Se aprovechó de la inmadurez de la niña y de la fuerza física que podía ejercer, causando secuelas psíquicas irreparables”, explicó.

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Los testigos

Para el desarrollo del juicio citaron a testigos que son familiares y amigos de la sobreviviente -y, por ende, también del transportista, ya que ambos pertenecen al mismo grupo familiar-, además de médicos, profesionales de la salud mental y personal policial.

La primera persona en declarar fue la sobreviviente. La joven prestó su testimonio en la sala 1 de los Tribunales sin la presencia del acusado, que fue retirado del lugar. Se trató de un relato de dos horas en las que respondió las preguntas de la fiscalía y los defensores.

En la primera jornada de juicio también declararon la madre, el padre y la hermana de la sobreviviente. Luego ingresaron a la sala la pareja actual de la joven y una tía.

El debate continuó este miércoles en los tribunales santafesinos con el resto de los testigos de la fiscalía y luego con los de la Defensa.

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Los hechos juzgados

La joven de Rincón denunció al esposo de su tía cuando ella tenía 28 años, el 25 de septiembre de 2020. En ese momento, declaró que los abusos por parte de J.U.P. comenzaron cuando ella había cumplido seis años y se extendieron por 11 años, hasta que cumplió 17: es decir, entre 1998 y octubre de 2009, fecha en que los ataques sexuales cesaron luego de que la entonces adolescente se animara a contarle a parte de su familia todo lo que venía sufriendo.

Durante esos once años, los delitos denunciados fueron cometidos tanto en la casa como en los vehículos que el hombre usaba para trabajar. La sobreviviente era parte de los niños y niñas que el acusado trasladaba a diario desde Rincón a diferentes instituciones educativas de Santa Fe. Según los testimonios, el hombre dejaba primero al resto de los niños que transportaba para poder quedarse a solas en el vehículo con su sobrina, tras lo cual se dirigía a sitios descampados, donde cometía los abusos.

Autora: Priscila Pereyra

Todos los testigos contaron que, mirando hacia atrás, la época en la que comenzaron los abusos con acceso carnal coincide con el momento en que la niña comenzó a tener malas notas en la escuela e incluso repitió dos años. Su hermana, otra de las testigos, precisó que ambas eran muy unidas hasta que de repente la ahora denunciante empezó a distanciarse y aislarse y decidió dejar de hacer deportes, de frecuentar sus amistades y de salir a la calle, y que todas estas actitudes coinciden con la época en que las agresiones por parte de J.U.P se intensificaron.

Los testimonios también revelaron que el acusado, para garantizar que la niña se mantuviera en silencio y no contara los abusos, la hostigaba diciéndole que le haría lo mismo a los otros niños y niñas de la familia. Con el correr de los años, incluso llegó a amenazarla con matar a sus padres para que ella (la víctima) quedara a su cargo.

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El primer relato

La familia de la joven se enteró de lo ocurrido en medio de una discusión. “Ella quería salir a bailar con su hermana y yo le estaba advirtiendo sobre los riesgos, diciéndole que no se imaginaba lo que le podían hacer”, declaró la madre de la sobreviviente. En ese momento, la joven le contestó que sí sabía, porque todo lo malo que le podía pasar ya se lo había hecho su tío.

El último contacto que su familia tuvo con el esposo de su tía fue en octubre de 2009. Tras enterarse de lo que pasaba, los padres de la joven cortaron toda relación con el hombre investigado y, por pedido de la joven, no realizaron denuncias ni hicieron pública la situación. Desde entonces, ella solo lo cruzó un par de veces más. En 2010 en el bautismo de su hermana menor, en 2016 cuando su abuela se enfermó y estuvo grave y en 2020 cuando la mujer falleció.

La abuela le había pedido a la joven que no dijera nada hasta que ella ya no estuviera. Falleció en julio de 2020 y en septiembre de ese mismo año la sobreviviente juntó valor e hizo la denuncia. Finalmente, en 8 de julio de 2021 el hombre fue imputado y quedó en prisión preventiva.

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Pañuelos Amarillos

En 2020, cuando J.U.P. fue imputado, la joven decidió hacer pública su denuncia. A raíz del conocimiento de este caso, varias personas se contactaron con ella y con su hermana. Al ver la cantidad de casos que les llegaban, decidieron dar inicio a una agrupación llamada Pañuelos Amarillos contra el abuso sexual infantil, inspirada en una fundación de Tucumán que lleva ese nombre.

La creación de esta organización fue a partir de un grupo de Facebook y de reuniones presenciales. Lo hicieron no solo para buscar apoyo y fuerza para salir adelante con su caso, sino también para ayudar a otros jóvenes sobrevivientes de casos de abuso sexual en Rincón y la región.

A raíz de la primera denuncia y del surgimiento de la organización, 17 niños y niñas pudieron denunciar a tres profesores de Triatlón de Rincón que cometieron abusos sexuales contra ellos durante su infancia y adolescencia y que seguían ejerciendo su profesión hasta ser detenidos.

Por Thamina Habichayn