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Pensate varón: los que se animan a cuestionar su masculinidad

En La Libre (Chacabuco 1979) cada 15 días algunos varones se reúnen para reflexionar acerca de su rol en la sociedad. Periódicas charló con Sebastián Lentini, uno de sus moderadores, acerca de los estereotipos de género, las inseguridades, las pérdidas que implica el patriarcado. La próxima reunión es el miércoles 1 de marzo a partir de las 18.
 Victoria Stéfano
Autora: Gise Curioni

En el centro cultural La Libre (Chacabuco y Alvear) comenzó a funcionar en el mes de febrero un taller de masculinidades, pensado para aquellos que se sienten inquietos frente a las conductas machistas propias y ajenas. Las reuniones son los miércoles cada dos semanas desde las 18 y se extiende la invitación a todos los varones que deseen ser parte de esa construcción. La propuesta es desde la facilitación de la palabra para una construcción colectiva y participativa. No es necesaria inscripción ni conocimientos previos y la participación es libre y gratuita.

Desde Periódicas conversamos con Sebastián Lentini, Licenciado en Comunicación Social y docente, y facilitador de los encuentros.

Sebastián llegó desde Buenos Aires hace un tiempo. El motivo de elegir Santa Fe como su casa fue el amor. Así se vinculó también con el espacio de La Libre dónde comenzó a proyectar algunos talleres con el bagaje que traía de su propio recorrido experiencial en diferentes campos, entre ellos, los espacios de masculinidades.

Lentini participa hace más de cinco años en este tipo de propuestas que cree "fundamentales para la prevención de las violencias". El docente hace hincapié en la distribución de las tareas dentro de los contextos organizativos como uno de los puntapié iniciales para comenzar a pensar la masculinidad. En su experiencia militante detectó algunos patrones sobre cómo se vinculan varones y mujeres entre roles y tareas y esto motivó las primeras incomodidades sobre un régimen de desigualdad. "Los varones nos hacemos los boludos" dispara Sebastián, en referencia a la posición que ocupan los varones cis dentro de los entramados organizativos, y señala la necesidad de "vernos, mirarnos, entre nosotros y decir 'che, tenemos aparte de todo lo individual, unas cosas colectivas por resolver porque las compas están haciendo un montón y nosotros nada".

A partir de ello se encendió la llama de la proyección y mientras el docente estaba cursando un taller sobre poder y género tuvo como tarea un proyecto final que consistía en presentar una acción que genere impacto. Entonces, decidió que era necesario facilitar un espacio frente al hecho de que "los pocos lugares para varones que había eran para quienes ya habían ejercido violencia y no había nada de prevención".

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Trabajar sobre la prevención

"Encontré buena recepción cuando hablé con algunos compas de forma individual y ahí tiré la posibilidad de que se haga; pero yo no quería coordinar, quiero que se sumen y lo construyamos entre todos" remarca Lentini y apunta que la propuesta "fue re bien recepcionada también por las mujeres" destacando la importancia de que sus compañeros se sumen a este tipo de espacios.

El comunicador de 40 años relata que en el primer encuentro fueron 10 personas, el segundo encuentro fueron cinco, y que también se acercaron varones trans, lo que dice que "fue un nuevo desafío porque vinieron con inquietudes específicas, y la idea es que sigan participando y encontremos los puntos en común" señala.

El entrevistado destaca que en los espacios de abordaje la participación está motorizada propiamente por el deseo y no por obligación (como en los casos de violencia), lo que habilita otros diálogos. En este sentido Sebastián sostiene que la invitación de La Libre busca evitar lo netamente teórico, porque "suele utilizarse siempre a la teoría para no hablar".

Sebastián propone encarar un diálogo profundo, también desde las pérdidas. El patriarcado produce escisiones sobre la masculinidad y desde el espacio se propone abordar "todo lo que se pierde; como compartir tiempo de calidad con tu hije, o las posibilidades de mostrarnos sensibles o de tener redes amorosas, cosas que no tenemos habilitadas".

Autora: Gise Curioni

Interpelarse para moverse

Lejos de un espacio solamente catártico el moderador considera que "la emancipación de los varones tiene que ser colectiva" y desde una revisión activa. "Si yo no tengo ese espacio, todo el tiempo tengo que estar mirando mis conductas" observa Lentini y señala que en el proceso se encaran nuevas miradas de interrogación que van "desde la niñez hasta ahora, con una masculinidad hegemónica, que después reconocemos en los daños".

La motivación es facilitar un espacio donde no juzgar y desde donde acompañarse amorosamente, y desde allí habilitar la autointerpelación para encorse, "eso de poder decir 'che, tengo, tengo unas conductas que son una mierda y las quiero hablar'" resalta.

Sebastián señala que estos espacios también sirven para habilitar otros sentires, en un devenir de interpelación que permite empezar a abrazar otras habilidades de la propia masculinidad. En ese sentido recalca que quienes construyeron una masculinidad tradicional tienen "una idea de falsa autosuficiencia" pero que en la realidad "no se sostiene por ningún lado eso de tener que resolver todo solo y no habilitar el pedido de ayuda".

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Encontrarse vulnerable

Revisar estos modos supone un encuentro profundo con uno mismo y Lentini señala que ciertas instancias, como la pandemia, permitieron inaugurar cierto reconocimiento de la vulnerabilidad. "En la pandemia comenzamos a hablar entre varones y a decir 'yo tengo miedo, tengo miedo por mis hijos, por mis viejos' y ahí fuimos habilitándonos" menciona, aunque también insiste en que pese a contadas excepciones "todo eso está recontra escondido" dado que también la masculinidad hegemónica se automodera.

"Muchas veces crecimos en contextos muy crueles entre varones, donde está muy normalizada la descalificación desde la broma. Que eso lo escuchemos y que lo abracemos es un montón para el proceso de sanación" concluye.