Viscerales

¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez?

Hace un tiempo escuché la pregunta “¿cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez?” Me interpeló de tal manera que desde ese momento hago consciente cada primer experiencia. No sólo eso, creo que me reto a mí misma a tener cada vez más de esas “primeras veces”.

Creo firmemente en el hecho de que sin experiencia es difícil el aprendizaje. Sin hacerlo cuerpo, sin sentirlo. Las personas manejamos tres dominios esenciales: lenguaje, cuerpo y emoción. Saliendo de tu cabeza y atravesando esos tres es cuando la magia sucede.

Autora: Gisela Curioni

Todo esto viene a cuentas de que este fin de semana viví y compartí mi primer Encuentro Nacional de Mujeres. Con la adrenalina, el miedo (demasiado, según mis compañeras), la incertidumbre de toda primera vez en algo... Y sí, muchas expectativas. Algunes dicen que no hay que tener expectativas, para no desilusionarse después... pero es un poco imposible no? Aunque creo que nada es imposible, pero bueno, ese ya es otro tema.

La manija era tal, que en el viaje de ida no podía dormirme y me puse a pensar y a escribir. Recordé la pregunta "¿cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez?", e hice el ejercicio de recordar cuántas primeras veces había tenido en mi año. Y cómo todas esas situaciones me habían cambiado de alguna forma. Desde salir del nido familiar que compartí por 25 años a emprender la aventura de vivir sola. También perder un trabajo (que no me gustaba), encontrar a 20 mujeres hermosas que me sumaron a crear nuestro propio medio, publicar en ese medio, hasta estar escribiendo esta nota. Podría haber seguido pensando, pero me ganó el cansancio...

El Encuentro no fue menos transformador... creo que fue el resumen de un año de empoderamiento, gracias a todas esas nuevas experiencias que me sacaron de la famosa zona de confort. Sí, lo desconocido da miedo. Un montón. No sabés cómo vas a reaccionar, no sabés qué va a pasar. No sabés. Y no saber da miedo. No tengo la solución para perderlo, porque creo que no existe. Y no voy a ser hipócrita, estaba re cagada. No quería llevar mi cámara por miedo a perderla, a romperla, que me moleste cargarla, y blablabla... miedos. ¿Cómo terminó todo eso? La que tenía miedo a perderse y romper la cámara terminó marchando haciendo cobertura lejos de su grupo de amigas. Cosa que no hubiese sucedido gracias al aguante y confianza de Gabi, que me dijo algo así como “¿querés marchar conmigo? Vamos a sacar fotos juntas, dale”-Me da miedo, pero bueno dale.

Porque la confianza también nace del contacto con otres. A veces necesitamos ese empujón. La seguridad de no estar sola, de sabernos acompañades. Aprendiendo del intercambio continuo. La confianza que me transmitió Gabi nace de sus experiencias, en las que se animó a pesar del miedo. Y quizás yo se la transmita a alguien en algún momento.

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Para mí eso es el reflejo de lo que es un encuentro. Reunirnos millones de mujeres con el simple motivo de compartir experiencias, aprendizajes, inquietudes. De sabernos ignorantes en algunos aspectos y estar abiertas a aprender. Pienso quién sería yo sin haber conocido todas las personas que conocí este año. Creo que no sería ni el tercio de lo que soy hoy.

Cada encuentro es un aprendizaje. Cada encuentro viene a traernos algo nuevo. Puede durar meses, y transformarse en un vínculo, puede durar días y ser una hermosa compañía, o puede durar minutos y dejarte una gran enseñanza. Si estás lo suficientemente atenta como para ver.

¿A qué vinimos si no es a compartirnos?

De encuentros nacen redes de afectos, crecen vínculos de apoyo, donde se te presentan las oportunidades para superar tus propios límites. Donde sólo te queda hacer a un lado tu miedo y decir “Sí, lo hago. Sí, quiero. Sí, yo puedo”. Y saber que hay alguien atrás, que confía en que no vas a caer, pero igual te espera con un abrazo.

Me quedo con las palabras de Caro, sorprendida porque había "hecho la tarea" de recolectar la información de los talleres y lugares donde teníamos que ir (hasta había usado el maps, impensado): "me gusta esta Gisela empoderada". Entré a Periódicas siendo la “colgada” y hoy les puedo decir que estoy un poco más organizada. (Y harta también).