¿Qué pasa con las personas gordas cuando llega el calor? ¿Cómo habitan los espacios recreativos y la nocturnidad? Flor Alegre, activista gorda, repasa junto a Periódicas las realidades en el acceso de los cuerpos no hegemónicos al disfrute y el goce durante el verano santafesino.
La llegada del verano invita a habitar espacios que no habitamos el resto del año, y esa habitabilidad tiene sus propias normas. Usamos menos ropa y el agua, las piletas y los espacios nocturnos son lo cotidiano. ¿Qué pasa con las cuerpas que ponen en tensión esos usos y costumbres durante el verano? ¿Qué pasa con la mirada ajena frente a un cuerpo gordo en malla? ¿Son los espacios de esparcimiento aptos realmente para todes?
A través de tres entrevistas, Periódicas conversó con activistas de la ciudad para conocer mas a fondo la realidad sobre el acceso a la recreación en verano para los cuerpos fuera de la norma.
En la primera de estas entregas hablamos con Gabriela Bruno, la subdirectora de Accesibilidad y Derechos de las Personas con Discapacidad de la Municipalidad de Santa Fe.
En esta oportunidad es el turno de Flor Alegre, activista gorda, creadora de contenido y estudiante de Ingeniería Civil.
"Nunca nadie se puso a pensar en que los cuerpos gordos estén cómodos"
Al hablar de lugares de recreación en verano, Flor inicialmente reconoce que en lo personal no suele asistir a los espacios de veraneo porque no se siente del todo cómoda. Y resalta que la accesibilidad general de la población gorda a esta clase de espacio se encuentra atravesada por las mismas experiencias.
La activista relata que el primero de los problemas con los que se enfrentan las personas gordas en estos locales tiene que ver con muebles e infraestructura que no están preparados para sus cuerpos y necesidades de movimiento.
"La falta general suele ser el espacio de los cambiadores, el espacio de los baños, las sillas que hay, los sillones, las mesas, todo lo que tiene que ver con lo mobiliario no suele estar garantizado. Incluso en algunos espacios para poder entrar tienen que pasar por un espacio chiquito, y muchas personas gordas no entran o tienen que hacer malabares para poder entrar pasando de costado" cuestiona la entrevistada.
Pero lejos de ser la única barrera, otro de los puntos que dificulta el acceso tiene ver directamente con la presión corporal normativa que circula en estos lugares. Florencia remarca que "la situación más tensa que se da en los espacios recreativos de verano, sobre todo si son lugares donde se está con poca ropa o en malla, son las miradas, los comentarios, e incluso que de alguna forma no te dejen entrar con la excusa de que hay algún papel que no cumplís para poder acceder a la pileta o a distintos espacios".
La entrevistada advierte que el acceso o no de las personas gordas a los espacios varía mucho de acuerdo a la época del año: "En las estaciones calurosas los cuerpos se ven, se notan, la piel está más expuesta y hay una cuestión social en la que los cuerpos gordos generan asco o rechazo, y con diferentes excusas, no te permiten la entrada porque a algunas personas le puede dar asco" indica Flor.
Alegre relata que esta es la forma en la que la norma se hace sentir en todo su espectro. "Ese es el 'castigo' que tenemos. Es como 'no bajaste para el verano, jódete, quédate incómodo y quédate callado'. Ese es el mensaje que nos dan" remarca la influencer.
Y aunque no hay muchas diferencias entre los espacios aunque su administración sea pública o privada, Florencia cree que el reclamo de a poco comienza a hacerse escuchar. "Hay algunos hay espacios privados de emprendedores, de gente que está más al alcance, y también algunos lugares públicos, que escuchan los reclamos y que los tienen en consideración", reconoce la entrevistada, aunque también insiste en que todavía falta mucho por recorrer hasta que el cambio sea evidente.
"Hasta ahora, la realidad es que nunca nadie se puso a pensar en que los cuerpos gordos estén cómodos. Directamente, no se quiere que esos cuerpos lleguen, entonces no se no se habilitan los espacios físicos para hacerlo" dispara la estudiante de Ingeniería Civil.
Florencia considera que en los espacios públicos existe una habilitación al acceso que no existe en la mayoría de los privados. "Lo público es de todos, y es derecho de todas las personas poder habitarlo, poder usarlo, entonces hay un permitir pasar que no hay en los privados. En muchos espacios privados no se tiene en cuenta que las personas gordas también tienen derecho a poder disfrutar, por más que pagues lo mismo que paga el resto" destaca.
Piletas y playas, solo para algunos cuerpos
Flor apunta que, en lo que respecta a las piletas o a la playa, la primera dificultad es conseguir mallas o bikinis en talles adecuados para personas gordas. Aunque se ha avanzado en que algunas marcas ajusten y amplíen su tabla de talles, en el vasto mar de la industria textil siguen siendo muy pocas. Incluso, es complicado hasta conseguir un toallón que cubra todo el cuerpo de una persona gorda.
La segunda dificultad a atravesar es la de la movilidad. "Si vas en auto, bueno, pero si vas en el transporte público, hay otro problema", advierte Flor y se explaya: "No todas las personas gordas pueden entrar y estar cómodas en el transporte público y por eso reciben un montón de discriminación. Incluso, ni siquiera está bien visto que todos los cuerpos anden en bicicleta", enumera.
Y si los obstáculos antes nombrados no fueran suficiente, una vez en el lugar reaparece el problema de la infraestructura y el mobiliario, que no están preparados para todos los cuerpos: "Los probadores, los cambiadores y los baños son muy muy chicos y es muy difícil poder cambiarse, además de la discriminación ya dada por hecho frente a la exposición del cuerpo en distintas posiciones, como sentades al lado de una pileta", agrega la entrevistada.
Arriesgarse a la nocturnidad
Flor hace un relato sentido y humano sobre lo que implica arriesgarse a la nocturnidad en los espacios bailables, pubs y bares. Y es que la norma no solamente impacta sobre los cuerpos, también tiene un efecto muy poderoso sobre la subjetividad.
Ella menciona que no suele ir a estos lugares por la distancia, pero también porque suele haber mucha gente y le resulta incómodo estar apretada entre tantas personas. Lejos de limitarse a una cuestión netamente de espacio Flor hace hincapié en que en esta sensación hay otro aspecto, que tiene que ver con la gordofobia y la sensación de "ocupar más espacio que lo que ocupan otras personas y esa culpa que uno aprende a tener".
En este tipo de instalaciones se repite la misma situación respecto a la infraestructura y al mobiliario y con los espacios que suelen ser chicos. "Están las banquetas esas que realmente son es una tortura, lastiman, hacen mal" detalla Florencia, pero también remarca que suele suceder que no te dejan acceder "porque no tenés buena presencia, tenés mala imagen o lo que sea, todas esas excusas de mierda", o incluso puede suceder que por tu cuerpo no te atienden hasta que termina el evento o la fiesta por tu cuerpo.
La ley
En cuanto a los marcos normativos, Florencia destaca la existencia de la ley antidiscriminatoria, "en la cual se establece que no te puedan negar la entrada por distintas situaciones, donde se incluye la corporalidad como razón"
La legislación, sancionada en 1988, avanza sobre la sanción de "los actos u omisiones discriminatorios determinados por motivos tales como raza, religión, nacionalidad, ideología, opinión política o gremial, sexo, posición económica, condición social o caracteres físicos".
Además de esa legislación de carácter nacional, Flor también menciona el trabajo realizado junto al Concejo Deliberante respecto de la nueva ordenanza sobre nocturnidad, en la que resalta que "también se incluyó el tema de las corporalidades diversas, por lo menos en los proyectos".
Iniciativas para combatir al gordoodio
De la ley a la acción, Florencia propone visibilizar la problemática como estrategia para modificar la realidad. "Creo que hay mucha gente que no sabe que esto sucede, y no por mala intención, sino que nunca se puso a pensar en otras corporalidades. O incluso siendo gorda, nunca se puso a pensar '¿es justo que yo la pasé tan mal estando sentada en esta silla? ¿Tiene que ser así?'. Muchas veces creemos que merecemos sentirnos así, entonces lo justificamos y lo avalamos" indica Alegre.
Y entiende que la vía para el cambio es la formación y la educación: "Es necesario capacitar en trato digno y respeto a la diversidad corporal a las personas, a dueños, a empleades, a todes quienes estén en contacto con otras personas", reclama la entrevistada.
La activista body positive también insiste en la necesidad de un mobiliario acorde y ajustes edilicios, que a veces son complejos pero que pueden ser perfectamente contemplados a la hora de construir nuevos espacios si se tiene en cuenta la mirada de la diversidad corporal .
Y por último, recalca la necesidad de que todos estos espacios contraten laboralmente a personas gordas. Florencia explica que a las personas gordas les cuesta muchísimo conseguir trabajo, dado los prejuicios por la imagen, y considera por tanto que es un aporte significativo a diversificar los espacios de recreación mediante lo que las personas gordas pueden aportar.
"Es súper importante el trabajo de personas gordas, y no solo en los espacios más escondidos, sino también en la atención al público, en las instancias de bienvenida y trato con el cliente. Para eso, es necesario que las empresas cuenten con uniformes en todas las tallas, que que eso no sea un impedimento", apunta.
Hacia el final de la entrevista vuelve a hacer hincapié en la importancia fundamental de la difusión social de las problemáticas de la población gorda. La activista propone "difundir la diversidad corporal en redes, en la tele, en los carteles que pegan en la calle", hasta que en todos lados se reflejen todos los cuerpos.
Escribe. Se especializa en la temática trans-travesti y las notas viscerales.