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Los cuerpos del verano: personas con discapacidad

Joven con discapacidad en silla de ruedas, junto a amigues, sosteniendo una pequeña bandera del orgullo, sonriendo, en la Marcha del Orgullo 2021 de Santa Fe.
¿Cuáles con los cuerpos que sí y cuáles son los cuerpos que no? ¿Qué sucede con las personas con discapacidad, trans y gordes en los espacios de veraneo? Un análisis sobre la accesibilidad a la recreación para todos los cuerpos, desde las voces de los activismos locales.
 Victoria Stéfano
Joven con discapacidad en silla de ruedas, junto a amigues, sosteniendo una pequeña bandera del orgullo, sonriendo, en la Marcha del Orgullo 2021 de Santa Fe.
Titi Nicola | CC BY-SA 4.0

Junto a la temporada estival llegan las fiestas, abren los balnearios y piletas, la vida nocturna cobra centralidad y todes llevamos menos ropa. ¿Qué pasa con los cuerpos trans, gordes o de personas con discapacidad durante el verano? ¿Están preparados los espacios públicos y privados santafesinos para nosotres y nosotras? ¿Existen normativas que nos protejan frente a actos de discriminación?

Periódicas conversó con activistas de la ciudad para conocer más a fondo la realidad sobre el acceso a la recreación en verano para los cuerpos fuera de la norma. La primera de estas entregas se desarrolla a partir de una charla con Gabriela Bruno, la subdirectora de Accesibilidad y Derechos de las Personas con Discapacidad de la Municipalidad de Santa Fe.

Construir una accesibilidad plena: infraestructura, comunicación y representación social

En cuanto a la accesibilidad a los espacios recreativos de verano para las personas con discapacidad (PcD), Gabriela sostiene que la misma aún "no está garantizada al 100%", y remarca que si bien en algunos paradores hay baños accesibles y algunos senderos para el paso de personas en silla de ruedas, los espacios recreativos distan mucho de ser completamente accesibles.

"Los lugares tradicionalmente pensados, diseñados y ocupados por la comunidad en general en verano, como playas, clubes o espacios de salida al aire libre no suelen ser pensados, diseñados ni ocupados por las personas con discapacidad" apunta la entrevistada como uno de los orígenes de la problemática.

El primer punto que señala tiene que ver con las limitaciones de la infraestructura de los espacios recreativos. La activista por los derechos de las PcD indica que "lamentablemente, pese a que en los pliegos de licitación de, por ejemplo, todo lo que es la zona de paradores están previstas las rampas, están previstos los accesos y está previsto cómo llegar hasta la zona de la laguna, la ejecución sigue siendo un déficit".

En relación a ello, menciona también un sesgo muy presente respecto de qué se considera cuando se habla de accesibilidad. Destaca que al momento de abordar el acceso de las PcD, fundamentalmente se piensa en los usuarios de sillas de ruedas, que es "una de las complejidades más grandes" en términos de infraestructura, pero quedan por fuera de la proyección de los locales otras personas con discapacidad.

Según señala, también es necesario, por ejemplo, prever baldosas para piso táctil, para que una persona con discapacidad visual pueda moverse con autonomía". Lograr que las empresas constructoras contemplen esta necesidad siendo aún muy difícil hoy en día.

Pero las dificultades de un verano accesible para las PcD no se limita solo a lo estructural. Los canales de comunicación e información adecuados para todes siguen siendo una gran deuda. "La barrera más grande con la que nos encontramos las personas con discapacidad, además de lo edilicio es lo comunicacional y lo actitudinal, es cómo prevén los espacios para que los ocupemos las personas con discapacidad; y esta ocupación tiene que ver con a veces requerir de apoyos, que puede ser una cuestión de señalética en diferentes formatos para que, de acuerdo a las diferentes situaciones de discapacidad, puedas acceder" indica Bruno, y recalca la necesidad de capacitar al personal de los espacios en lengua de señas.

Otra cuestión es aquella que tiene que ver con la visión que tiene la sociedad respecto de las personas con discapacidad . La funcionaria entrevistada advierte que es esencial avanzar en cambiar la percepción social sobre las PcD en estos contextos: "Que realmente se nos prevea como usuaries de la recreación, de la diversión, de tomarte un trago, de estar al sol, de hacer algún deporte de playa, por ejemplo" remarca.

Gabriela Bruno, subdirectora de Accesibilidad y Derechos de las Personas con Discapacidad de la Municipalidad de Santa Fe junto a otras dos mujeres en una celebración, sonriendo
Autora: Lara Margaritini

El desafío de acceder a una pileta o a la playa

Bruno señala que solo pensar en el acceso a refrescarse en el agua implica limitaciones, y las dificultades varían de acuerdo a las diversas situaciones de discapacidad. Para quienes son usuaries de sillas de ruedas por ejemplo, en las playas es imposible transitar por la arena ante la ausencia de senderos.

Con respecto a las piletas, la mujer menciona que las PcD suelen necesitar de apoyos para poder ingresar a las mismas, apoyos con los que no todas las instalaciones cuentan. Y que, dependiendo de la situación, también varían las posibilidades de flotar y de desplazarse, habilidades fundamentales para aprender a nadar, ante lo cual es necesaria una asistencia extra que rara vez es prevista.

Allí donde la poca ropa es el código de vestimenta, también se añade otra barrera al acceso, que tiene que ver con la discriminación por el aspecto físico. Bruno remarca que "aún sigue sin ser frecuente la presencia de las personas con discapacidad en espacios de uso común, por lo que las miradas siguen pasándose con peso".

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Público o privado

En cuanto a si la realidad cambia según la naturaleza institucional de los espacios de veraneo, Gabriela señala que la accesibilidad es distinta en relación a si los edificios son nuevos o viejos, pero no así respecto de si son de administración estatal o privada. "Tanto los espacios públicos como los privados de larga data son difíciles de accesibilizar porque no estuvieron pensados desde sus inicios en formatos accesibles" remarca.

Y aunque está claro que tanto en un caso como el otro deben ser accesibles, y que más allá de que en los hechos aún cueste que esto sea una realidad, esto "debe ser tomado fehacientemente por quienes construyen y por quienes deben controlar el cumplimiento de las normativas existentes" añade.

La nocturnidad

Sobre los espacios de esparcimiento nocturno, Gabriela relata que los mismos siguen siendo lugares hostiles para las personas con discapacidad y sostiene que los locales bailables, pubs y bares no están preparados para que las PcD puedan sentirse cómodas y habitarlos como propios.

En este sentido "la accesibilidad, sobre todo actitudinal, sigue siendo una deuda social pendiente; motivo por el cual es imprescindible instalar permanentemente la temática, para que deje de considerarse excepcional y que sea habitual" alienta la funcionaria local.

"Siempre digo que estamos en una etapa bisagra. Algunos años atrás las personas con discapacidad no disputábamos sitio en los espacios de uso público, hoy sí" recalca la entrevistada y hace hincapié en que es fundamental "cambiar el imaginario que cree que se nos garantizan derechos cuando nos posibilitan acceder a tratamientos y rehabilitación. La verdadera garantía de derechos es poder acceder a dónde elijamos".

¿Qué dice la ley al respecto?

Dos mujeres en silla de rueda, con indumentaria deportiva del seleccionado de básquet argentino, agarrando una pelota de básquet entre las dos mientras sonríen
Titi Nicola | CC BY-SA 4.0

Bruno destaca que "hay muchísima normativa local, provincial y nacional" que protege a las PcD, pero la que reúne el espíritu del modelo social es la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad del año 2006, a la que Argentina adhirió en 2008 mediante la Ley 26.378. "Ese es nuestro gran paraguas legal", afirma.

La norma en su artículo 9 prevé que los Estados parte dispongan las acciones necesarias para "desarrollar, promulgar y supervisar la aplicación de normas mínimas y directrices sobre la accesibilidad de las instalaciones y los servicios abiertos al público o de uso público"; "asegurar que las entidades privadas que proporcionan instalaciones y servicios abiertos al público o de uso público tengan en cuenta todos los aspectos de su accesibilidad para las personas con discapacidad"; "dotar a los edificios y otras instalaciones abiertas al público de señalización en Braille y en formatos de fácil lectura y comprensión" y "ofrecer formas de asistencia" incluyendo guías, lectores e intérpretes profesionales de la lengua de señas, para facilitar el acceso a edificios y otras instalaciones.

En la provincia de Santa Fe, la normativa que se ajusta al norte teórico y legal que plantea la Convención es la ley 13853, del año 2018.

Apuntalar el derecho al goce y la recreación

Combatir las discriminaciones y la exclusión es una ardua tarea, y Gabriela incentiva a la sociedad a poner la temática en la agenda pública.

Remarca que en ese proceso es fundamental la presencia y visibilidad "con los, las y les pibes con discapacidad en las plazas, en las aulas, en los clubes, en los talleres de dibujo, en las academias de danza, en los peloteros, en las heladerías, en los parques de diversiones" y "con personas con discapacidad en los recitales, en los bares, en los boliches y con trabajo -que es una de las verdaderas fuentes de autonomía para cualquier persona-, en el registro civil, acompañando a sus pibes a la escuela, en una barbería, en un hotel alojamiento, entre un montón de otros sitios que nos han sido vedados".

La entrevistada invita a cambiar la mirada y la cabeza de la sociedad. "Tenemos que dejar de ser mirados con lástima o pensando que somos cuerpos a reparar, sino todo lo contrario: sabiendo que podemos vivir la vida con plenitud con las características que tengamos. Y desde ese lugar gozar, enamorar, erotizar" dispara.

La funcionaria, hoy a cargo de la subdirección de Accesibilidad y Derechos de las Personas con Discapacidad local, destaca el rol preponderante del Estado frente a la necesidad de este cambio social, apuntando a la capacitación como la vía adecuada, a través de la ley provincial 14046 y la ordenanza de adhesión 12795, que establecen como obligatoria la capacitación a todos los agentes del Estado en perspectiva de discapacidad.

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Este marco normativo, impulsado activamente por el colectivo de personas con discapacidad, tiene la particularidad de que son las mismas PcD quienes deben brindar dicha formación desde sus propios saberes.

En ese sentido, Bruno resalta que "es urgente contar con agentes del Estado con formación aggiornada al paradigma del Modelo Social para que nos posicionen desde otro lugar a las personas con discapacidad". Uno que las coloque como sujetos de gozo, de deseo, con derecho al esparcimiento, a una vida de pleno derecho.