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¿Por qué los transfeminismos tenemos que unirnos y repudiar?

El patriarcado y su misoginia atraviesan todos los aspectos de la realidad. El intento de agresión a Cristina Fernández no escapa a esta idea. Reflexiones sobre por qué repudiamos el intento de magnicidio.
Julia Porta
Manifestación en la puerta de la Legislatura santafesina | Autora: Titi Nicola | CC-BY-SA-4.0

La pregnancia del patriarcado en la sociedad está tan arraigada que resulta invisible para muchas personas. Fuimos formados en este paradigma por lo que resulta difícil reconocer sus manifestaciones. Y el patriarcado tiene como consecuencia directa a la misoginia. Esa mirada de odio naturalizada hacia las mujeres convierte en intolerable la presencia en una misma persona del género junto a cualquier característica que la ponga en un lugar destacado.

Manifestación en la puerta de la Legislatura santafesina | Autora: Titi Nicola | CC-BY-SA-4.0

Cristina Fernández es mujer y poderosa. Una conjunción inadmisible para una sociedad patriarcal y capitalista. Los ejes activos de esa comunidad tienen armas propias para contrarrestar a estos "horrores" sociales. Una de ellas es la formación de estereotipos capaces de encarnar todo lo odiable y repudiable. Así, la dos veces presidenta, legisladora y hoy vicepresidenta de Argentina, comenzó a convertirse en la villana ambiciosa, la bruja malvada capaz de actos atroces. Una vez quitado todo rasgo de humanidad, el odio podía encontrar su cauce directo.

Como si ser portadora del género vapuleado no bastara, Cristina es peronista. Otro blanco de odios históricos en el país. Entonces, la malvada se suma, además, como protagonista a esa serie de mitos horrorosos creados por el imaginario reaccionario desde mediados del siglo XX en adelante.

Derechos que desestabilizan

En los años de los mandatos del matrimonio Fernandez-Kirchner se dictaron las leyes de matrimonio igualitario, de identidad de género, se definió y repudió normativamente la violencia contra las mujeres, se incluyó al femicidio y a los crímenes de odio en el Código Penal, se sumaron posibilidades jubilatorias para amas de casas, se amplió el calendario vacunatorio con la inclusión de la prevención del HPV, entre otras medidas destinadas a reconocer derechos de mujeres y disidencias. Demasiada desestabilización al paradigma patriarcal en manos de una mujer poderosa no podía ser soportado.

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Manifestación en la puerta de la Legislatura santafesina | Autora: Titi Nicola | CC-BY-SA-4.0

Y nosotres, ¿qué hacemos?

El odio generado por los sectores más vetustos del país comenzó a ser reproducido por medios y viralizados por esa parte de la sociedad a la que le cierran los prejuicios de clase, los enojos prefabricados y los chivos expiatorios a quienes endilgar los muchos problemas de vivir en el sur de este mundo desigual.

En el primer día de septiembre de 2022 alguien encerró todo ese odio en un gesto. Un arma fue apuntada hacia la mujer más activa de la política argentina de las últimas décadas. Imposible quedar calladas ante esto. Más allá de posicionamientos políticos partidarios, desde los feminismos seríamos cómplices de la violencia misógina al no decir nada. Vaya esto como explicación de por qué desde Periódicas repudiamos el intento de magnicidio contra la vicepresidenta.

Autora: Titi Nicola | CC-BY-SA-4.0