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Las claves de la condena al docente abusador del jardín San Roque

Impusieron 11 años de prisión a Darío Céspedes (40) por el abuso a un alumno de 5 años, ocurrido en 2018. También lo absolvieron por un hecho similar, de 2019. Un repaso del juicio que comenzó el 21 de junio y finalizó ayer.

 

Autora: @mineral.fotos / @trinidad.bussolaro

Pasaron dos años y medio desde que estalló el escándalo en Santa Fe, cuando a finales de febrero de 2020 detuvieron al profesor de música del jardín San Roque, hasta este martes en el que fue condenado. Los jueces Gustavo Urdiales, Pablo Ruíz Staiger y Rosana Carrara le impusieron a Darío Céspedes (40) la pena de 11 años de prisión, tras encontrarlo culpable del abuso sexual a uno de sus alumnos, un nene de 5 años.

Si bien el juicio se desarrolló entre el 21 de junio y el 8 de julio, la lectura del veredicto se realizó recién a finales de mes debido a la feria judicial. Durante los alegatos de clausura, los fiscales Alejandra Del Río Ayala y Matías Broggi habían solicitado que la pena fuera de 16 años, mientras que las querellantes Carolina Walker Torres y Agustina Taboada elevaron su pretensión punitiva a 20 años de prisión.

La acusación consistía en dos hechos, cuyas calificaciones legales eran iguales: “Abuso sexual con acceso carnal calificado por ser encargado de la educación” en concurso ideal con “promoción a la corrupción de menores agravada”. El primero en 2018, cuando el menor asistía al jardín; y el segundo entre marzo y julio del 2019, cuando concurría a la escuela primaria perteneciente a la misma institución.

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Darío Céspedes, que llegó a juicio en prisión preventiva, sostuvo siempre su inocencia. Contó con la representación de los abogados Sebastián Oroño e Ignacio Alfonso Garrone, quienes realizaron una serie de planteos de invalidez, exigieron la absolución -así fuera por el beneficio de la duda- y, subsidiariamente, solicitaron que en caso de condena se aplicara la pena más baja.

Finalmente, el tribunal resolvió, de manera unánime, condenar al docente por el abuso de 2018. En cuanto al hecho de 2019, lo absolvieron por el beneficio de la duda. También rechazaron los planteos de invalidez realizados por la defensa y ordenaron la identificación genética de Céspedes, que será inscripto en el registro de ofensores sexuales cuando el fallo quede firme.

Tanto la fiscalía, como la querella y la defensa manifestaron que aguardarán a conocer los fundamentos del tribunal, tras lo cual apelarán la sentencia.

Tras conocer el veredicto, el Fiscal Regional Carlos Arietti planteó que “es importante reafirmar y reiterar el compromiso de la fiscalía con las víctimas” y se dirigió a aquellos padres y madres que envían a sus hijos a instituciones educativas:

Las pruebas

Por el juicio pasaron los padres y familiares de la víctima, las madres de alumnos y exalumnos del jardín y la primaria San Roque, las docentes y directivas de la institución y una serie de profesionales y peritos a través de cuyos testimonios las partes intentaron demostrar a los jueces qué ocurrió.

También se escuchó el relato del niño en la cámara Gesell y en una serie de audios que grabó en el teléfono de su mamá. Se refirió al baño, a que el profe Darío lo llevaba allí en los recreos, junto a una compañerita, y que les hacía "cosas malas".

La mamá del menor expuso con detalles cómo fue que comenzó a sospechar, qué le dijo su hijo y cómo en numerosas oportunidades habló del tema con los directivos del San Roque. Cansada de no recibir respuestas, y tras enterarse de que su hijo habría sido abusado nuevamente en julio de 2019, fue que se decidió a radicar la denuncia.

La psicóloga del niño se refirió a los abusos y, especialmente, a los efectos que estos tuvieron en el nene y en su núcleo familiar. Miedo a las figuras masculinas, ira desmedida, terrores nocturnos, marcados retrocesos y no poder ingresar a un establecimiento educativo a pesar de que pasaron años de los ataques, son algunas de las situaciones que hizo notar.

Sobre este último punto ahondó la directora de la escuela en la que está inscripto actualmente, pero a la que no acude. La mujer señaló como un gran logo que en dos o tres oportunidades lograron que el nene ingresara al patio abierto de la institución, siempre acompañado por su mamá, y permaneciera allí alrededor de 20 minutos. Pasado ese acotado tiempo, la ansiedad lo hacía entrar en crisis.

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Luego varias madres de exalumnos de Darío Céspedes en el jardín San Roque se presentaron a declarar y contaron que a sus hijos no les gustaban las clases de música y solían hacer berrinches para ingresar a la institución. Algunos mencionaron situaciones alarmantes, como que el docente le hacía “cosquillas” a una nena en la zona de sus genitales, que “le bajó la bombacha” a otra y que los niños dijeron se quedaban a solas con él durante las clases de música. Llamó la atención que todas las madres destacaron que desde que cambiaron a sus niños y niñas de institución los ven más felices y sociables.

Las exposiciones de las docentes, auxiliares porteras y directivas pintaron un panorama completamente distinto al planteado por las madres de sus exalumnos. Aseguraron que los niños siempre entraban contentos a clases, a excepción de los primeros días de adaptación.

También, señalaron que durante las clases especiales los alumnos siempre estaban acompañados por su docente y que si ésta debía ausentarse su lugar era ocupado por una auxiliar, por lo que era imposible que Céspedes estuviera solo con los chicos. En cuanto al baño, dijeron que los alumnos acudían allí en grupo con su maestra, y que estaba prohibido que los acompañara un docente especial, sobre todo si era varón.

Las testigos que trabajan en la escuela primaria dieron que jamás vieron a Céspedes allí, mucho menos con algún niño. Explicaron que al no ser docente de la escuela, sólo del jardín, el profesor de música no tenía permitido el ingreso.

Autora: Victoria Carballo

El pediatra que atendió al niño dijo que no tenía experiencia con casos de abuso, y que al analizar los signos físicos del menor en conjunto con los cambios de comportamiento que la mamá le había comentado, recomendó la realización de la denuncia para que un profesional instruido en el tema revisara al paciente.

Ese examen estuvo a cargo de una médica policial, quien explicó que encontró signos de abuso sexual infantil en el cuerpo del nene y detalló por qué las lesiones no eran compatibles con otros diagnósticos, como por ejemplo la constipación. Su informe fue cuestionado por el perito médico de la defensa, quien admitió sólo haber analizado entre 10 y 15 casos de abuso sexual durante su carrera.

La defensa también llevó a juicio a una psicóloga que se encargó de analizar una serie de dibujos realizados por la víctima, los audios, la cámara Gesell y las declaraciones que estaban en el legajo judicial. Criticó duramente la entrevista al niño, en la que repitió más de cuarenta veces “no sé”, e indicó que a su entender la denuncia “no se sostiene”.

Una memoria externa ¿perdida?

Las últimas en declarar fueron las ex vicedirectora y directora del jardín San Roque, imputadas en una causa paralela por “encubrimiento”. Ambas sostuvieron que cuando tomaron conocimiento de que uno de los alumnos podría haber sido víctima de abuso sexual activaron el protocolo pertinente y se comunicaron con el Ministerio de Educación.

Antes de finalizar su exposición, la directora dijo que en agosto de 2019 había entregado al Ministerio Público de la Acusación una memoria externa que contenía los registros de las cámaras de seguridad del jardín. El técnico que realizó dicha grabación el 9 de agosto de ese año, dijo que contendría los videos de esa fecha y hasta aproximadamente un mes atrás.

Los defensores Oroño y Alfonso Garrone dijeron que no habían visto dicha prueba en el legajo, y solicitaron al tribunal que se la incorporara al juicio como “prueba nueva”, la cual tendría valor ya que podría mostrar si Céspedes estaba en el interior del jardín o si había ingresado a la primaria la semana de julio durante la que habría ocurrido uno de los abusos endilgados al docente. Los jueces hicieron lugar al pedido y solicitaron al MPA que pusiera la memoria a disposición.

Tres días más tarde, los fiscales Broggi y Del Río Ayala señalaron que la Fiscalía Regional había abierto una investigación para averiguar qué había pasado con el dispositivo, en el marco de la cual una empleada declaró que cuando la directora del jardín San Roque entregó esa memoria estaba acompañada por el abogado Néstor Oroño.

Basándose en esto, el fiscal consideró que la defensa estaba al tanto de la existencia de dicha memoria y que por ende no podía considerarse “prueba nueva”. El planteo fue tomado como un insulto por parte del letrado mencionado, que había asistido a la audiencia y terminó a los gritos.

Finalmente, el tribunal no hizo lugar al planteo fiscal. Desde el MPA manifestaron que la memoria no fue encontrada. Actualmente, además de la investigación interna se abrió una investigación penal, que está a cargo de la fiscal Rosana Peresín, con el fin de determinar qué pasó con la memoria externa y si se cometió algún ilícito.

Luego se realizaron los alegatos de clausura, en los que la defensa solicitó la invalidez de las acusaciones -y por ende del debate-, manifestando que la “prueba perdida” podría haber desincriminado a Céspedes. Fiscalía y querella ratificaron sus pedidos de condena, tras lo cual este martes 16 de julio el tribunal dio a conocer su veredicto.

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