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Infancias y autonomía corporal

“Mi cuerpo mi decisión” señalan los carteles que acompañan nuestras marchas. La autonomía corporal es un tema clave en la lucha feminista y pilar de los derechos reproductivos y no reproductivos. Pero, ¿qué pasa con las infancias y sus cuerpos? ¿Quiénes levantan la voz por esa autonomía? Periódicas recurrió a especialistas para buscar dar respuesta a estos interrogantes.

Autora: Priscila Pereyra

Un video casero muestra cómo un señor vinculado con la música popular habla mientras mueve su mano por debajo de la remera de su nieta. A partir de allí, el debate. La situación no es única ni aislada. Abuso y muestras de afecto se entremezclan en esa naturalización de conductas que atentan contra las infancias y sus cuerpos. En busca de mayor y mejor comprensión del tema, Periódicas recurrió a las voces de profesionales de la psicología y la psicomotricidad.

¿Qué es la autonomía corporal en la infancia?

“El cuerpo es un territorio privado al que nadie puede acceder sin consentimiento. Para lo cual se debe enseñar a la niñez que toda persona, aún miembros de su familia, deben pedirle permiso para tocarlo y contarle el motivo por el cual lo está haciendo. De esta manera el/la niño/a podrá conocer la situación, comprenderla y aceptarla”, explica la psicóloga Marcela Potente (matrícula 908). La profesional aclara que si bien la comprensión del o la infante está vinculada a su propio proceso de aprendizaje eso “no inhabilita a que la adultez se comunique con la niñez y explique lo que está pasando”.

La psicomotricista Telma Gatti afirma: “La autonomía corporal refiere a la importancia del respeto de su cuerpo, de su integridad corporal, y aún más importante el respeto de su corporeidad. Considero que este último concepto es mucho más abarcativo que hablar de cuerpo, ya que cuando hablamos de corporeidad estamos hablando de un cuerpo que siempre se va a encontrar anclado, anudado a una subjetividad”. En esta autonomía que comienza en la misma infancia, Gatti destaca el rol de las figuras de crianza en la enseñanza y acompañamiento de la misma.

Autora: Agustina Verano

“Resulta importante dejar en claro que la autonomía no es una obligación sino un derecho del infante, derecho del que es preciso asegurar las condiciones para que emerja”. Gatti refiere así al ámbito favorable para que el o la menor comprendan e internalicen situaciones. “La autonomía corporal tiene que ver con comenzar a pedirle permiso al niño a la hora de cambiarlo, vestirlo, desvestirlo, bañarlo. El pedir permiso implica que el niño comprenda que es dueño de decidir sobre las intervenciones en su propio cuerpo”, subraya.

El peligro de lo naturalizado

La vulneración naturalizada de la corporalidad infanto juvenil es un hecho verificable en distintas situaciones cotidianas. ¿Existe relación entre esa naturalización y los casos de abusos? “Lamentablemente sí -afirma Potente-, hay una sensación de propiedad sobre esos cuerpos en edades pequeñas que se sostiene hasta edades avanzadas a tal punto de ver niños/as que no deciden por sí mismos/as”.

La psicóloga refiere también a aquellos comportamientos adultos que confunden a las infancias. La obligatoriedad de dar besos a mayores desconocidos o los apuros en desvestirlos dentro de un consultorio pediátrico se convierten en dobles mensajes. “Le estamos diciendo no permitas que toquen tu cuerpo, hagan en él cosas que no quieres o no hagas tu cosas que no quieres...y luego lo/a exponemos ante estas situaciones -generalmente sociales- donde inhabilitamos ese derecho que le dijimos”. A la vez se mantiene la idea de que el peligro está en el afuera cuando las estadísticas señalan muchas veces lo contrario. “Esa idea de que toda persona cercana para la familia 'es buena', es lo que deja en estado de vulneración a la niñez. Un gran porcentaje de situaciones de abuso sexual y violación suceden dentro del seno familiar o con personas muy cercanas”.

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Las cosas por su nombre

“El discurso que empleemos a la hora de comenzar a implementar una crianza respetuosa es crucial”, afirma Telma Gatti. “Es sumamente importante mencionar cada parte del cuerpo por su nombre oficial y con naturalidad desde un primer momento”. Marcela Potente, por su parte, sostiene esta idea y aclara: “Aprender todas las partes del cuerpo, con los nombres que tiene, permite identificar sus funciones y cuidados. Seguimos escuchando que a la genitalidad externa se le inventan apodos: ¿por qué nos cuesta decir vulva, pene, escroto? ¿por qué no nos cuesta decir brazo, muslo, entrepierna? Porque entendemos que los genitales no son sólo una parte del cuerpo, sino que representan muchas ideas, fantasías, dudas, tabúes en nuestras mentes”.

La psicóloga afirma: “Nos dijeron que 'es un lugar privado', a tal punto que nos privan de verlo, nombrarlo, conocerlo, disfrutarlo”. Lo no nombrado se convierte sutilmente en aquello cubierto por un manto de silencio, pudor y vergüenza. “Así se guardan muchas vivencias en la niñez, que luego en la adultez en los espacios terapéuticos vuelven a la memoria y se comienza a poner nombre a todas esas situaciones vividas. Desde abuso, violación, hasta castración, castigos, prohibiciones”, explica. La profesional señala que lo silenciado perdura en la persona ya adulta e interfiere en sus habilidades sociales de cuidado propio y del otro.

La praxis profesional le ha permitido a Gatti ver patrones de conducta reiterados tanto en lo manifestado por las infancias como en las entrevistas con figuras de crianza. Aparecen aquí también incongruencias, como la dificultad de hablar sobre sexualidad con menores y la pregunta a quien empieza el jardín de infantes de si ya tiene novio o novia y si se besaron para, eventualmente, festejar la anécdota. Besos en la boca y niñes grandes que siguen siendo higienizados por adultos se suman a las situaciones a veces reiteradas. “En mi práctica me encuentro con muchas realidades, hay alarmas que empiezan a sonar, incluso antes de que el sujeto-infante haga síntoma”, explica.

Autora: Priscila Pereyra

La ESI entre las respuestas

“ESI es una ley del año 2006 que vino a interpelar la educación”, afirma Marcela Potente. Tras señalar las limitaciones de la educación sexual tradicional, la psicóloga subraya “La ESI no viene a decir cómo son las cosas, viene a brindar la oportunidad de preguntar, revisar, cuestionar, construir, modificar, interpelar. Su rol es poner en revisión esas 'verdades' que encorsetaron existencias durante mucho tiempo”. Recordando los cinco principales ejes de la ESI (valoración de la afectividad, respeto a la diversidad, cuidado del cuerpo y la salud, ejercicio de derechos y reconocimiento de la perspectiva de género) señala: “Si queremos saber si alguna idea, acción, propuesta está en eje con la ESI deberíamos responder si respeta los cinco ejes de trabajo”.

Para Telma Gatti la ESI está vinculada a la idea de prevención. “¿Sabes por qué? Porque el abusador a la hora de realizar el abuso sexual (desde una caricia intencionada hasta la penetración) no registra ni la religión, ni la política, ni los derechos que atraviesan a ese niño, niña o adolescente; siendo en este escenario el infante el único vulnerado”, subraya.

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Virtualidad y redes

La psicomotricista considera al mundo virtual “infinito y peligroso” por lo que el tratamiento del tema en relación con las infancias es una invitación a la reflexión. “Un niño/a accede a un dispositivo porque un adulto se lo brinda, de ser así está bueno preguntarse ¿bajo qué condiciones? ¿frente a qué mirada? ¿durante cuánto tiempo? ¿puede acceder a todas las aplicaciones, por más que sea el celular de papá o mamá?”. Ante una red global cuyos contenidos están principalmente pensados para adultos, son esas figuras de crianza, entiende, las que tienen el rol de “barrera anti-estímulo”

Para Marcela Potente si bien hubo avances en esta temática, entre las que menciona la mayor consciencia de respeto a niñez y adolescencia no difundiendo imágenes o reservando identidad; también queda mucho por rever. La psicóloga, en tal sentido, ejemplifica: “podemos ver la hipersexualización de la niñez, el sexismo en lo que se ofrece, la heteronorma en cómo se los vincula o las preguntas que se le hacen”

Sobre las redes sociales, Potente afirma “Más que tener un uso protegido realizado por una persona adulta, es enseñarles a usar las redes sociales. Es permitirles reflexionar el por qué se suben fotos, para qué, qué se quiere contar, mostrar, etc. Poder poner en diálogo el fin que tienen las redes sociales, comprender su existencia para así decidir cómo participar en ellas o no hacerlo”.