En el Día Mundial del Ambiente, Ana Laura Pino, licenciada en Química, especialista en Gestión Ambiental y docente de Química Verde, explica qué se entiende por cuidado ambiental y relata cuán involucradas están las mujeres santafesinas en la defensa del planeta.
Este año, bajo el lema Una Sola Tierra, se cumplen 50 desde que se estableció el 5 de junio como Día Mundial del Ambiente. La conmemoración comenzó con la idea de concientizar sobre la importancia de la naturaleza para la vida, pero hoy este planeta que es nuestro único hogar, está siendo afectado de una manera única en la historia de la humanidad. Y es que este sistema capitalista, extractivista, patriarcal, hegemónico, esta cultura de usar y tirar, vulnera y destruye cuerpos y territorios.
Frente a esta situación, comienzo planteando dos preguntas: ¿Qué implica un cuidado ambiental? y ¿Qué están haciendo las mujeres en Santa Fe para el cuidado del ambiente?
Respecto al primer interrogante, 'cuidar el ambiente' es una expresión que se queda corta, en el sentido de que implica una visión del ambiente como eso que está allí afuera, a nuestro servicio. Esa es una mirada muy antropocéntrica que no comparto. El ambiente incluye suelo, agua, aire, seres vivos, es cierto, pero también a las personas, sus instituciones y todo lo construido, en una interrelación sistémica. Mi mirada es más inclusiva que pensar el ambiente sólo como lo ecológico.
En ese marco, cuidar el ambiente implica aspectos medioambientales como valorar los bienes naturales, hacer un uso eficiente del agua y la energía, prevenir la contaminación, evitar la generación de residuos; pero también aspectos socio-económicos como implementar acciones educativas y de concientización de la población, fortalecer el entramado ciudadano con la creación de redes con foco en lo ambiental, y fomentar el desarrollo productivo local a partir de la generación de empleos verdes. Esta expresión refiere a empleos dignos, seguros, con participación en la toma de decisiones, cuya actividad supone un impacto ambiental positivo (definición de la Organización Internacional del Trabajo-OIT). Porque, seamos claras: la industria, responsable de graves impactos ambientales, es a la vez fuente de trabajo. El desafío está en modificar tanto los procesos productivos como los hábitos de consumo.
Y eso está sucediendo en nuestra región, con mujeres como protagonistas. Aquí entonces llega el momento de la segunda pregunta que en síntesis podría responderse: 'mucho, muchísimo'. Como docente universitaria de Química Verde (también llamada química sustentable), cada año organizo clases abiertas para todo público, a las que invito a emprendimientos productivos de nuestra región, llevados adelante por mujeres, para mostrar y demostrar que es posible producir y consumir de otra forma, con conciencia ambiental.
Estas mujeres llevan adelante sus iniciativas con tanta dificultad como compromiso. Sostienen sus emprendimientos desde el convencimiento de la necesidad de hacer las cosas de otra manera, no sólo con responsabilidad social y ambiental, sino en forma colaborativa, en red con otros emprendimientos locales. Piensan y diseñan sus procesos en forma preventiva respecto a la contaminación, la generación de residuos, los riesgos para la salud humana, ofrecen productos sustentables, alternativos a las grandes marcas, apuestan al reciclaje y a la economía circular, e inducen un cambio cultural.
Son mujeres emprendedoras, y a la vez profesionales, madres, amigas, feministas, cuestionadoras del sistema impuesto, agentes de cambio. Además, generosas al compartir saberes y experiencias, las cuales fueron aprovechadas por más de 100 personas que se sumaron en forma presencial y virtual al ciclo de clases abiertas de Química Verde 2022 en la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral.
Van algunos ejemplos de esta experiencia:
- Producción de productos cosméticos con ingredientes naturales, con recirculación del agua durante el proceso para cuidar este valioso recurso, utilización de envases de vidrio (material 100% reciclable) serigrafiados, evitando así el uso de etiquetas no reciclables. Y una vez consumido el producto, se puede llevar el envase para su recarga. @aynifitocosmética
- Producción de detergente sólido a partir de un residuo (el aceite de cocina usado), comercializado sin envases plásticos, los cuales pueden persistir en el ambiente hasta 500 años. Eso es lo que está haciendo Belén de @angaproductosnaturales. ¿Sabías que el aceite de cocina usado contamina cursos de agua y afecta a los ecosistemas acuáticos?
- Las mujeres de Cerveza Tres de Copas, reivindican el conocimiento ancestral femenino de producción de cerveza kefirada. Así ellas disputan ese espacio asociado a lo masculino y lo hacen con un proceso pensado, desde el diseño, para la prevención de la generación de los residuos que se generan durante la producción de cerveza, apostando al compostaje, o su reutilización para la producción de alimentos para animales.
- Aros biyú diseñados a partir del aprovechamiento de las lentillas que se descartan todos los días en las ópticas. Los marcos vienen de fábrica con dichas lentillas, las que se cambian por el lente recetado y se transforman en residuos. Estos aros son hermosos, disidentes, cuestionadores. @siobstante
- Reciclado de plásticos y residuos plásticos para la obtención de objetos de diseño (@abshura). Con el plus de generación de hábitos sustentables desde las niñeces (@ecomorfosislab) ya que se producen juegos para las infancias (para todas las edades, en realidad). Uno de ellos, por ejemplo, contiene imágenes de nuestra flora y fauna litoraleña y la persona que gana en el juego se transforma en: ¡Guardián del litoral!
Tejer redes
Por otra parte, se realizan en Santa Fe distintos eventos en clave educativa/ambiental/entramado, los cuales generan impactos positivos desde el punto de vista de la concientización, de la vinculación de saberes y del fortalecimiento de luchas ambientales. En este sentido, y en relación con el Día de la Madre Tierra, se realizó el Encuentro Ecoterritorial Feminista, organizado por La Verdecita Granja y el Taller Flotante (Entre Ríos), con el apoyo del Fondo de Mujeres del Sur, del cual participaron casi 80 personas de unas 30 agrupaciones y espacios de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba.
El evento incluyó una visita a la feria de frutas y verduras agroecológicas que se realiza todos los sábados en la Plaza Pueyrredón, dos días de trabajos de discusión en grupo, la elaboración de un documento resumen y una base de datos de contactos.
Agricultoras, pobladoras barriales e isleñas, artistas, comunicadoras, investigadoras, urbanistas, maestras, defensoras y activistas ambientales, mujeres originarias, las que asistieron juntas y las que fuimos solas, nos encontramos planteando los principales problemas socio-ambientales de los territorios que habitamos. También practicando la escucha atenta y amorosa, preguntándonos cuáles son nuestras 'desesidades' (deseo+necesidades), y respondiendo sobre la importancia de trabajar en red.
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No sé decirles cuál es más larga, si la lista de los problemas ambientales que sufrimos a diario en nuestros cuerpos y territorios o la lista de 'decesidades'. ¡Son tantos los derechos vulnerados! Por ello, prefiero citar las palabras de las presentes, respecto al por qué trabajar tejiendo redes: “La red sostiene, contiene, une puntos que tienen cierta distancia y que ahora toman y dan fuerza a la vez. Es colectiva y es horizontal. Decidimos encontrarnos a tejer la red para visibilizar y abarcar las problemáticas en conjunto, para encontrar soluciones colectivas. Para aprender unas de otras y para tener más fuerza, para fortalecer vínculos y crear alianzas, para compartir estrategias y enriquecernos. Para multiplicar ideas, sentires y saberes. Para potenciarnos. Para fortalecer resistencias y romper con el individualismo capitalista y el sobre esfuerzo de construir en soledad” (del documento resumen enviado por las organizadoras).
Otro evento realizado hace algunos días en nuestra ciudad, fue el Pint of Science. Este Festival propone, durante tres días y pinta mediante, llevar los conocimientos científicos a los bares del mundo, y se realiza en simultáneo en distintas ciudades. El Pint of Science 2022 tuvo como lema el Planeta Tierra, así que ahí estuve, entre otras expositoras y expositores, dando una charla sobre cambio climático a la que asistieron más de 100 personas interesadas en debatir, escuchar y pensar acciones.
Por otro lado, la Colectiva Feminista de Arroyo Leyes está construyendo una casita en la costa santafesina. Allí apuestan a la bioconstrucción, alternativa a la construcción tradicional, que entiende que una vivienda debe pensarse como un espacio de hábitat que genere bienestar. Se relaciona así la arquitectura sustentable con el cuidado medioambiental al utilizar materiales como tierra, barro, cañas, la instalación de un techo verde, y la construcción colectiva para y por las comunidades que la habitan.
Con todo esto, la pregunta respecto a qué están haciendo las mujeres en Santa Fe por el cuidado del ambiente queda claramente respondida. Y es que las mujeres no sabemos ni queremos quedar al margen y la crisis socio-ambiental actual nos encuentra, como siempre, del lado de la lucha y de las soluciones colectivas.
Autora: Ana Laura Pino, Licenciada en Química (Universidad Nacional del Litoral), Magíster en Ciencias de la madera, celulosa y papel (UNaM), Especialista en Gestión Ambiental (UNL), Docente de Química verde, Gestión Integral de Residuos y Microbiología ambiental.