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Florencia Marinaro: “Soy del semillero de las organizaciones de mujeres”

La ministra de Igualdad, Género y Diversidad de la provincia recibió a Periódicas en su despacho. Los inicios de su militancia en la política y en el feminismo hasta este presente a cargo de un espacio nuevo y lleno de desafíos, son parte de la charla de Marinaro con el medio.

Autora: Priscila Pereyra

El primer acto de su gestión a cargo del ministerio, el 28 de diciembre de 2021, fue la concreción de una reunión solicitada por la Red Provincial de Mujeres y Disidencias, integrada por agrupaciones de toda la provincia. En su momento, Florencia Marinaro destacó el carácter simbólico de ese encuentro en tanto inicio de su función. Personalmente significó aún más: “Yo soy del semillero de las organizaciones de mujeres y debo hacer honor a eso. La trayectoria que tengo y las banderas se las debo al movimiento que me enseñó en términos de sororidad, me enseñó que existen brechas entre nosotras y los varones, que el mundo es desigual desde que nacemos y que es necesario que un movimiento social y político levante esas banderas, sobre todo para las que no tienen voz”. 

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La ministra cree en la fuerza de la acción conjunta. “Si decimos que el Estado es responsable, ¿por qué no trabajar codo a codo con el Estado?”, comenta. “Creo que nos compete una gran responsabilidad social, política e histórica, tanto al Estado como a las organizaciones para trabajar en conjunto. Si no transformamos desde adentro no vamos a salir nunca del lugar de la queja o del reclamo. Hablamos de organizaciones, el Estado y lo comunitario. Con lo comunitario me refiero a esto que hoy tienen las redes de poder poner en tema algunas cuestiones que antes no se hablaban y las luchas cotidianas de las mujeres en los sectores populares; la acción de los movimientos sociales organizados”.

Universidad pública y feminismo

Del relato de Florencia surge que nunca estuvo en duda su vocación, la que la llevaría a la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litoral para estudiar Derecho. “Siempre me gustó la política, la historia, las ciencias sociales. Ya en la secundaria cuando se hablaba de carreras yo iba por ahí. En el derecho encontré todo eso que me gustaba. Y si volviera a elegir, elegiría abogacía”. Después de una trayectoria pre universitaria en el ámbito privado, llegar a ese espacio de la educación pública fue determinante en su formación. “La facultad fue para mí una gran abridora de cabeza”.

Ya casi terminando la carrera, llegaría su acercamiento al feminismo. En ese camino hubo dos hechos determinantes. Uno de ellos fue la presencia en la cátedra de derechos humanos de las abogadas de Ana María Acevedo, encabezadas por Lucila Puyol, caso que marcó la lucha por la legalización del aborto. “Para mí fue muy impactante escucharlas y escuchar la historia de Ana María. Ella hacía poco que había fallecido”. 

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El otro punto importante fue la palabra de aquel amigo que un día le dijo “vos sos feminista, ¿por qué no militás en el movimiento de mujeres?” Y, aunque le resultó extraño en ese momento referenciarse como tal, fue a una entrevista en la Multisectorial de Mujeres de Santa Fe. “Parece raro hablar de una entrevista, pero hubo situaciones dentro del movimiento con filtraciones de algunos grupos que resistían al feminismo. Entonces, para cuidarse, las compañeras hacían estas entrevistas para conocer a las personas que se querían sumar a la multisectorial”.

El feminismo había llegado a la vida de Florencia para quedarse. Comenzó a ir a las reuniones y a poner su reciente título a disposición de la causa. “Me matriculé sabiendo que era necesaria para el movimiento de mujeres”. En aquella época, un eje importante de la acción de la Multisectorial era la campaña por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Marinaro empezó entonces a ir a reuniones regionales y nacionales y a militar los tres lemas de la campaña. El contexto histórico coincidía con la sanción de leyes como el matrimonio igualitario, la ESI, la ley de identidad de géneroy la importancia de darlas a conocer. “Una de las que más militamos fue la 26.485 —la Ley de Protección Integral a las Mujeresque salió en 2009 e íbamos a distintos grupos a contar de qué se trataba y cuáles eran los distintos tipos de violencia. Había un incipiente primer nivel de atención en los municipios del área de Mujer, que en Santa fe comenzó con Marta Fassino”.

Ana María Acevedo, emblema de lucha

“Ana María para mí representa no solamente una bandera del movimiento de mujeres si no en términos personales alguien que produjo un quiebre sobre mi subjetividad, sobre mi militancia. Ella tendría hoy mi edad”. La estudiante que había conocido el caso en la facultad terminó a cargo del equipo jurídico que planteó el reclamo civil de los padres de Ana María al Estado. Ese trabajo la unió fuertemente a Chola….. “Hubo días en los que estuvimos más de 10 horas escribiendo, debatiendo y hablando. Paula Condrac se sumó en la última parte y el 6 de agosto de 2007 entregamos en Casa de Gobierno el reclamo que tenía alrededor de 300 hojas”. Después de varios encuentros se llegó a un acuerdo económico. “Lo firmamos la fiscal y yo junto a Norma y Aroldo, los padres de Ana María”.

Un lugar especial en la charla lo ocupa su amistad con Chola. “Ella conoció a Ana María cuando estaba en terapia. Vivía a la vuelta del Iturraspe y ni bien se enteró del caso por los diarios fue al hospital”. Florencia cuenta que Chola se interesaba en asistir a Aroldo y Norma y que los tres hijos de Ana María fueron como nietos para ella. “El feminismo te da esas amistades tan insólitas —Chola tenía más de 70 cuando Florencia transitaba sus 20—. Esas amistades de compañerismo, de entendernos en nuestras subjetividades, trayectoria y desafíos a futuro. Siempre decía que no quería irse de este mundo sin ver la revolución, porque ella era troska, —aclara— y el aborto legal en Argentina. Uno de esos sueños, lo logró”. Chola falleció en 2021, tiempo antes de que Florencia se convirtiera en ministra. “El día que asumí me hubiera gustado que Chola esté ahí. La recuerdo y extraño mucho”. De alguna manera, Chola está presente en su despacho: la ministra tiene en su oficina una foto con su amiga y la frase "el feminismo es una forma de vivir".

Autora: Priscila Pereyra

Peronista

“Yo nací en una familia peronista. Siempre en mi casa se habló de política y algunas integrantes de mi familia participaban activamente. Mi papá era de la generación de los 70. Y aunque no militaba activamente siempre habló de la dictadura, de las Madres”. Florencia cuenta que todo eso era parte de su vida cotidiana; así como la resistencia a la política neoliberal de la que el partido tuvo también exponentes. Quizá por todo eso, al momento de renovar su documento de identidad, cruzó la calle y se afilió al Partido Justicialista. 

Pese a no ser parte de la militancia universitaria se sentía afín a las agrupaciones peronistas de la facultad, a las que acompañaba con su voto. “Tengo una anécdota muy particular. Mi amiga y compañera de estudios es radical y también siguió en la política, hoy con Juntos por el Cambio. Hace más de 20 años que somos amigas. Hablábamos mucho de política y lo seguimos haciendo. Más allá de lo partidario, todas y todos tenemos pasión por lo que hacemos”. 

Ya unida al peronismo con la afiliación, sentía que las banderas del movimiento no se veían materializadas en la dirigencia. Pero algo cambió con la llegada de Néstor Kirchner al gobierno nacional. “Un día lo escuché en la ESMA pedir perdón por 30 años de complicidad y de silencio a las Madres y a las Abuelas y yo dije 'me parece que llegó quien nos va a materializar el peronismo'. Néstor volvió a enamorar a mi generación y a otras generaciones que vinieron y nos devolvió el sentido de la militancia activa”. Fue entonces que Marinaro se sumó a la agrupación Paco Urondo, al trabajo barrial, a conocer la provincia con las giras de charlas sobre la boleta única, entre otras actividades. Más adelante llegaría la oportunidad de ser apoderada del partido, función con la que vio el triunfo provincial de 2019. “Sigo siendo la apoderada del partido pero ya materialmente el tiempo no me está dando y me gustaría que otras generaciones de mujeres jóvenes de la política puedan seguir en este rumbo. Es un lugar que no cuenta con muchas mujeres, un laburo invisibilizado pero una gran forma de militancia”.

Transversalidad en las políticas de género

Cuando el gobierno del que forma parte asumió en 2019, Marinaro, paradójicamente, dejó claro que no deseaba trabajar en género. “¿Por qué? Porque en los cargos de gestión las mujeres quedamos encasilladas en los lugares de siempre. Somos cuidadoras en lo privado y también en lo público. Educación, Salud, Desarrollo Social son ministerios feminizados mientras que gobierno, Seguridad, Justicia y Cultura quedan a cargo de varones”. La hoy ministra cree importante abrir el abanico de posibilidades y terminar con esos roles pre asignados. “Hay una fuerte misoginia respecto a las mujeres en estos cargos y también un ataque direccionado. Es un desafío que tenemos las mujeres de la política de ir rompiendo estereotipos”.

Su predecesora, Celia Arena, fue quien la hizo cambiar de idea sobre aquella negativa original al área de género. “Me llamó y me contó lo de la Secretaría de Estado y de la idea de llevar las políticas de género y diversidad al rango de ministerio. Ahí pensé: no puedo estar afuera de este desafío enorme. Era el sueño de todas las compañeras del movimiento de mujeres que las políticas de género tengan la máxima jerarquía”.

El rango ministerial ya había sigo alcanzado al momento en que Florencia asumió su función a cargo de la cartera. Consultada sobre el balance al momento, Marinaro afirma: “Lo primero es la jerarquización. Esto es un piso para las políticas públicas”. La categoría de ministerio implica contar con recursos económicos y técnicos propios necesarios para la gestión. En relación con ese análisis de lo realizado destaca el logro de la transversalidad. “Que en todos los ministerios haya un programa que tienda a cerrar las brechas en materia de género. Si no, vamos a seguir siendo un compartimiento estanco que solo va a dar una respuesta individual”.

La complejidad de la violencia de género

En relación con la temática de la violencia de género, Marinaro comenta que al asumir el gobierno la provincia llevaba cinco años al frente de los mayores índices de femicidio a nivel nacional. “No teníamos un piso muy amigable del cual partir. Y sabemos que los femicidios son de una complejidad tal que las soluciones no están solamente en este ministerio”. En ese sentido destaca la responsabilidad del área a su cargo en la coordinación con otros poderes e instituciones a los fines de dar una respuesta integral a una problemática estructural.

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La ministra entiende que hubo avances en los últimos años a nivel legal y en la identificación de delitos tales como femicidios, travesticidios y transfemicidios. También visualiza como un logro la jerarquización de las áreas públicas en la materia y el rango de ministerio alcanzado a nivel nacional y en provincias como esta. Cuenta que en Santa Fe se ha avanzado en la descentralización de la atención y prevención de la violencia, aún cuando queda camino por recorrer. “El desafío enorme que tenemos es trabajar en una respuesta más integral y no focalizada”. La búsqueda de unificación de protocolos tiende a ese punto. 

Marinaro habla de cuestiones culturales y sociales involucradas en los femicidios: La construcción de relaciones humanas, los vínculos socio afectivos, las nociones sobre el cuerpo, la vida y la libertad de las mujeres que reclaman revisión; así como las discusiones que se dan en torno a las masculinidades, las familias, el trabajo. “Hay una enorme brecha de desigualdad estructural que atravesamos las mujeres en relación a los varones desde lo laboral, los cuidados, lo económico, lo social y lo formativo. No soy una analista pero conozco el tema y tengo la responsabilidad máxima de gestión hoy. Quiero tener identificado el problema y cada uno de sus aspectos para determinar la política pública, lo que hay que revisar, mejorar, profundizarla o impulsar”.

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La ministra destaca que en materia de protección integral contra las violencias hay por primera vez una subsecretaría específica con dispositivos de segundo nivel tanto en guardias como en equipos. “Tenemos cinco equipos en toda la provincia, 18 en la red de casas de protección —cinco más que cuando asumieron, según señala—. Seguimos fortaleciendo los municipios y comunas en el primer nivel de atención. El año pasado hicimos 40 encuentros en los que van a ser los 40 puntos violeta para trabajar regionalmente con los equipos de primer nivel a los que se les dio recursos técnicos y económicos”.

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La Ley Micaela cumple, según la entrevistada, un rol esencial en el tema, con la concientización y formación. Los poderes del Estado y organizaciones públicas fueron los primeros alcanzados y en el año se seguirá trabajando en su fortalecimiento y alcanzando nuevas organizaciones. También se va a tomar el tema masculinidades, continuar con ESI y un fuerte énfasis en combatir las desigualdades estructurales. “El gobernador me encomendó el primer día que asumí trabajar en la empleabilidad de las mujeres del sector productivo”. Marinaro hace referencia a líneas específicas al respecto como así también relevamientos y programas sobre cuidados. 

Florencia destaca lo realizado con la Ley Micaela para la ciudadanía como un espacio de sensibilización: "El ‘Ni Una Menos’ para hablar en términos globales, atraviesa todas las instituciones, inclusive la familia y no hay lugar en el que nosotras nos relacionemos donde estos temas no se hablen. A veces con desconocimiento, con resistencia. Hay distintas reacciones pero se habla. Y el Estado no puede hacer oídos sordos”. 

Políticas para y desde la diversidad

“La deuda hacia el colectivo trans es histórica y estructural”, señala la ministra. Relata que en el primer momento de asunción se realizó asistencia económica para la satisfacción de necesidades básicas del colectivo. La pandemia después alteró el curso de lo proyectado. Igualmente, Marinaro destaca lo hecho en materia de espacios educativos. A los tres existentes se proyecta la apertura de dos más, demandados por las comunidades de Rafaela y Venado Tuerto. Otro aspecto subrayado es la implementación del cupo laboral que, con distintos tiempos, se está llevando a cabo en todo el territorio “heterogéneo” de la provincia.

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En Rosario un comedor se convirtió en centro de día y espacio de formación laboral hoy generador de cooperativas de trabajo. Marinaro habla sobre la idea de continuar con ese proyecto de capacitación con salida laboral inmediata y su ampliación para que alcance a un mayor número de personas.  “Con respecto a las infancias trans, el año pasado lanzamos un programa que se llama 'Familias en Plural', un espacio de acompañamiento colectivo, grupal y social para las familias que tienen niñes transicionando o con orientaciones de género no hegemónicas”. Destaca, también, la articulación con el Hospital de Niños para los supuestos que requieren asistencia psicológica y para la capacitación en materia de diversidad sexual. 

El colectivo de la diversidad llegó para quedarse y para transformarnos la cabeza a todos y todas, para romper con lo heteronormado, con lo hegemónico”, señala la ministra. En la charla surge el tema de los tratamientos médicos de hormonización y la desigual situación según el lugar de la provincia, sumado al colapso que en materia sanitaria generó la pandemia. Marinaro cuenta que una de las demandas de información más escuchada tiene que ver con la diversidad sexual. Habla sobre la necesidad de incluir al colectivo LGBT+ en todas las medidas y dar las respuestas que el sector necesita y se les debe. 

Florencia reconoce que hay mucho por hacer. Habla de los varones trans visibilizados por el accionar de la agrupación que los representa. Y del trabajo con el Archivo de la Memoria Trans de la provincia, labor en conjunto con Derechos Humanos. “Estamos acompañando estos procesos de reparación después de muchos años de heridas que siguen abiertas y de violencia y hostigamiento sufrido por el colectivo trans travesti”. 

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Autora: Priscila Pereyra

Formada en los movimientos de mujeres, Florencia Marinaro entiende que en algún momento de la vida sus congéneres “se sienten tocadas por las banderas del feminismo”. Sea con la maternidad, “una gran disruptora”, el acoso, la violencia, o la vejez. Cada paso y aprendizaje de su trayecto en ese pensamiento guía su accionar. “Hay un semillero muy grande que va a cosecharse en los próximos años, sobre todo en las generaciones que se vienen”.