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Perpetua para el femicida de Ana María Alurralde: la opinión de su hermano

Aldo Alurralde, juez federal de Reconquista, se refirió a la condena a Santiago Daniel Fernández, el asesino de su hermana Ana María. Propuso la imprescriptibilidad de los femicidios e insistió en la necesidad de investigar qué ocurrió con Marta Romero, desaparecida en 1988 y ex pareja del condenado. "El tiempo no puede jugar a favor del femicida", sostuvo.

Autora: Titi Nicola | CC-BY-SA-4.0

Santiago Daniel Fernández, de 68 años, fue condenado a prisión perpetua por ser el autor del femicidio de Ana María Alurralde, ocurrido en 2019 en la ciudad de Santa Fe, con quien mantenía una relación de pareja desde hacía más de 20 años. La pena fue impuesta por un tribunal integrado por los jueces Luis Octavio Silva, Nicolás Falkenberg y Gustavo Urdiales en un juicio en el que se abreviaron los procedimientos y que se desarrolló en los Tribunales de la capital provincial.

El juez federal de Reconquista y hermano de Ana María, Aldo Alurralde, sostuvo en diálogo con Periódicas que "las penas son para los homicidas, los victimarios, no para las víctimas ni sus familiares, porque ninguna pena subsana las ausencias del ser querido ni las heridas que una situación como esta ocasiona. Es importante que exista la pena para que esta persona no esté en libertad ni vuelva a cometer este tipo de delitos tan aberrante".

Asimismo, el funcionario judicial afirmó que "esta pena genera la necesidad de investigar qué es lo que sucedió con la profesora Marta Romero hace más de 30 años, donde también tuvo como vínculo haber sido pareja de este femicida. La finalidad de todo hecho penal es la de averiguación de la verdad ya que, más allá de que la causa haya prescripto o no, su familia necesita saber la verdad sobre lo acontecido con Marta".

En esa línea, Alurralde manifestó que ha publicado diversos artículos académicos promoviendo "la necesidad de la imprescriptibilidad de los femicidios, porque el tiempo no puede jugar a favor del femicida y porque la característica principal de estos delitos es que inmediatamente intentar desaparecer el cuerpo para dar la impresión de que por tratarse de una mujer y, en esa concepción machista en que se desenvuelven, seguramente se ha ido con un hombre, abandonando a su familia, a sus seres queridos. Eso no sucede y, además, la tierra no se traga a la gente, nadie se esfuma en el aire, ni abandona un proyecto de vida de golpe y desaparece".

Ana María Alurralde. Créditos: foto que se utilizó para su búsqueda durante las 48 horas en que estuvo desaparecida.
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Ana María

La fiscal que llevó a cabo la investigación que permitió llegar a la sentencia es Ana Laura Gioria, brindó precisiones respecto al proceso judicial que derivó en la condena a prisión perpetua de Fernández.

 

El cuerpo de Ana María Alurralde fue hallado en el límite norte de la ciudad el 19 de octubre de 2019. En inmediaciones del lugar también se encontró un vehículo Volkswagen Gol de color gris, que figuraba a su nombre. Fue el propio Daniel Fernández quien había radicado la denuncia, con pedido de paradero, en la comisaría sexta de la ciudad de Santa Fe. Tras un relato considerado inconsistente quedó demorado mientras se realizaban allanamientos en su domicilio, donde la policía realizó pruebas de luminol y se identificaron manchas de sangre mal lavadas en todo el lugar, según indicaron fuentes reservadas.

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Marta Romero

Marta Romero desapareció el 23 de marzo de 1988 luego de dejar su casa de Pedro Zenteno al 900 para encontrarse con su ex pareja, Daniel Fernández, con quien tenía una hija de apenas unos meses. Marta y Daniel iban a encontrarse en la oficina de la abogada Nilda Rotger -según relatan las crónicas de José Luis Pagés- pero la joven de 27 nunca llegó. La madre de Marta, Elsa Bertoldi de 87 años, buscó sin parar a su hija hasta que su salud se lo permitió. Según declaró a los medios en ese momento, su Marta "sufría de agresiones físicas, insultos e infidelidad por parte de Fernández".

Abajo, Daniel Fernández y Marta Romero. Parados, Gilda junto a su pareja. Créditos: Gentileza de Gilda Mazzi.
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