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¿Cómo acompañar las niñeces trans?

¿Cómo se aborda desde el cuidado la niñez y la juventud de las personas trans? ¿Qué herramientas disponibles hay? Para les niñes, la libertad. Una entrevista en profundidad con la especialista y psicóloga Andy Panziera.

A pesar de contar en el país con marcos normativos importantes como la ley de Identidad de Género y el Cupo Laboral, las deudas con la población trans son muchas y las más profundas se evidencian al hablar de niñeces. Desde las militancias, y también en abordajes de salud se vienen trazando experiencias que comienzan a revertir en cierto grado esas faltas y permiten soñar con un futuro distinto donde la niñez sea sinónimo de libertad. Periódicas conversó con la psicóloga Andy Panziera sobre el acompañamiento a niñes trans, las características de ese campo disciplinar y los desafíos de un abordaje integral.

Andy es especialista en terapia familiar por el Ackerman Institute de Nueva York, Integrante de la Asociación Internacional de Salud Transgénero (WPATH) y consultora para Naciones Unidas en materia de diversidad sexual. También es Coordinadora del Proyecto Género y Familia en la ciudad de Rosario y Psicoterapeuta Dinámico Experiencial (AEDP).

El juego como revolución

Andy llegó al lugar de la entrevista con una caja muy colorida, la puso sobre la mesa y comenzó a sacar un juego de cartas ilustradas frente a la mirada de quienes estábamos ahí para entrevistarla y disparó: "Mi carta favorita es esta, ¿cuál es la que a vos te gusta y por qué te gustó? ¿Te animas a que contemos una historia cortita con estas cartas? Sacamos tres: pasado, presente y futuro. Qué están sintiendo, dónde están, qué les gustaría hacer. ¿Te animás a presentarte desde la carta que se parezca más a lo que te está pasando hoy acá?".

Así comenzó la charla con Periódicas, con una dinámica habitual que invita al diálogo y al juego, a poner elementos simbólicos donde faltan, a crear una forma de comunicación que invita a otros mundos posibles. "Mi experiencia personal cuando fui a terapia de chica siempre fue una mierda", comenta. Y agrega: "Entonces esta es una forma de cambiarle el marco médico, del adulto que sabe más que vos, que te va a arreglar y que te va a sacar lo que te está pasando". 

Cuenta que el juego de cartas es un juego que ya existe y que hay algunas que tienen marcadores de género más fuertes, o basados en algunos estereotipos, que sirven para empezar a hablar de procesos. Pero no es la única herramienta de la que se vale al momento de incentivar el intercambio. "Hay otro día en el que abro mi valija de terapia y tengo que sacar un binder. O una vincha tipo Gilda", describe.

"Hay un juego que tengo con las piojas —que es como le dice a las niñas trans— que es la zona de la no vergüenza. Tiramos un hechizo que suprime la vergüenza y saco los maquillajes, las acuarelas, el tul, y que salga lo que tenga que salir", dice al abrir un camino para pensar, y soñar, como quien entrega una valija antes de emprender una aventura.

Autora: Titi Nicola | CC BY-SA 4.0

Un abordaje integral

Andy explica que trabaja con un modelo orientado a la salud, es decir, que no busca patologías. "Cuando trabajamos en diversidad sexual en general, pero sobre todo acompañando a las personas trans es un campo que excede a la psicología, es integrativo. Quiere decir que si bien son campos interdisciplinarios y cada persona sabe de su especificidad, no podés no saber el que sabe el de al lado. Yo como profesional de la salud mental tengo que saber como puede acompañar un médico. Porque yo por ejemplo voy a tener que trabajar con lo que la persona espera de una terapia hormonal. Todo ese campo tiene ciertos compromisos éticos basados en la investigación, se llaman terapias afirmativas. La idea de la afirmación es sostener que algo es verdadero. Eso no quiere decir que le vas a decir a la persona lo que es cierto o no. Sino que lo que la persona diga simplemente por haberlo dicho, en términos de identidad, vale. Y lo único que tenés que hacer es facilitar, que la persona tenga la información y el acompañamiento para que se pueda ir dando". 

Añade que la teoría es secundaria a esos compromisos: "Dentro de este paquete viene esta idea de que la identidad ni la orientación se eligen y por lo tanto no se pueden modificar. En contraposición de lo que sabemos de las funestas terapias de conversión. Las personas no van a poder cambiar, lo único que vas a hacer es traumatizarlas. Entonces la cuestión es, o traumatizar a las personas o hacemos cosas para que puedan ser quienes son en plenitud. Yo no soy distinta ahora a lo que hago a cuando trabajo con una persona, el modelo o paraguas que reúne el trabajo que hago es dentro de los movimientos humanísticos". 

El trabajo que ella realiza se enmarca en un campo disciplinar donde los avances en termino de derechos trazan la pertinencia teórica y estructuran la práctica. "Después de los 70, que sale del manual de clasificación de enfermedades diagnósticas de salud mental la categoría de homosexualidad, dentro de lo que es la principal organización referente mundial de investigación en psicología, se creó un área específica para el estudio de la diversidad sexual, eso es dentro de la Asociación Americana de Psicología. Cuando se crea esa área se bajan una serie de compromisos éticos para la investigación".

Entonces, el campo se orienta a esto de que no podemos investigar nada de nosotres sin nosotres, y en que cada investigación deben ser escuchadas las voces de los activismos. "Ninguna experimentación puede ir en contra o hecha con el sufrimiento de las personas. Entonces fue haciendo que la investigación y que una forma de terapia que esté validada debe reunir esos principios, entonces siempre la investigación con los compromisos con los derechos humanos adelante. A veces, eso hace que los avances en la investigación sean más complejos pero que los pasos que des sean más sólidos, relata.

Acompañamiento implicado

Andy también es trans. Y eso le proporciona a su practica profesional un plus en la capacidad de implicarse en esto que es acompañar desde una perspectiva desde derechos, poniendo el propio cuerpo, físico y emocional, como herramienta.

Autora: Titi Nicola | CC BY-SA 4.0

"En términos personales, cuando empecé a trabajar mi posicionamiento indentitario era de varón cis gay. A medida que empecé a trabajar, a acompañar personas, a escuchar historias me pasó que hace un par de años, acompañando a un chiquito, a un varón trans que tenía 12 años, este pibe me cuenta una situación de su niñez y a mi se me abre como un túnel del tiempo. Adentro mío como que me pude ver yo, nos vimos mutuamente, y me di cuenta de que había cajoneado un montón de cosas de mi identidad, y eso que había acompañado ya a un montón de personas, y este pibe todavía no había transicionado como varón y el nombre que tenía hasta ese momento era Andy. Y yo tomé ese nombre", relata la psicóloga.

"Yo pasé por terapia hormonal, por un montón de experiencias de terapia horribles. Crecí en una familia muy machista y me ví replicada en un montón de lugares. Y a mí me gustaría que las cosas que pasé yo no la tengan que pasar otras personas", menciona.

Y continúa: "desde el punto de vista profesional estudié una carrera en la cual para recibirme yo tenía que decir que yo era una enferma mental. Tengo conciencia de lo mal que eso hace y cuando me invitan a participar en jornadas mi lugar es ver como descolonializamos esos discursos que van en contra de la ley de salud mental, de identidad de género, de los tratados de derechos humanos y ver como descolonializamos esos espacios universitarios". 

Es que hasta 2018 la transexualidad continuaba apareciendo en la Clasificación Internacional de Enfermedades bajo el capitulo de los "Trastornos de la personalidad y el comportamiento" en el subcapítulo de "Trastornos de la identidad de género".

El dispositivo comunitario

La psicóloga rosarina diferencia dos modalidades de abordaje muy concretas con las que trabaja. El dispositivo se llama "proyecto género y familia" y tiene dos objetivos; uno micro y otro macro. El primero es poder acompañar a aquellas personas que desde la niñez, y que en la juventud, no se encuentran en comodidad con el género que les asignaron al nacer y brindar ese acompañamiento teniendo en cuenta los entornos afectivos por la importancia que tienen en el desarrollo de la personalidad y distintos recursos. Y hace la salvedad respecto de la especificidad de su tarea. "Hablamos de acompañar y no de brindar terapia y volvemos al principio afirmativo de que la identidad no se cura ni se cambia porque no es enfermedad. Las intervenciones en estos entornos afectivos cambian este juego de espejos la forma de mirarnos, y eso genera más oportunidades de vida".

En cuanto al objetivo macro explica que tiene anclaje en promover los distintos rostros que el género va adoptando en nuestras comunidades como una forma de justicia social. "Lo que hago en los espacios de escucha es un proceso de registración de derechos. A veces trabajo con una niña trans de 8 años y está regia pero ¿qué pasa cuando en la escuela y no la respetan, o va a patín y la tratan como nena pero la obligan a ir al baño de nenes? ¿O que pasa con su familia que vive en un entorno patriarcal y todos los amigos le dan vuelta la espalda? Con intervenciones comunitarias trabajamos por comunidades más respetuosas, mas inclusivas, más empáticas".

El trabajo entonces es doble e integral. Se fortalece a les niñes, mientras se combaten los entornos desiguales. Y allí cobra un sentido aún mas profundo el acompañamiento. 

Autora: Titi Nicola | CC BY-SA 4.0

Andy menciona que el proyecto fue creado por el terapeuta newyorquino Jean Malpas con quien se formó y dio su acompañamiento técnico con todas las adaptaciones para que el proyecto crezca y eche raíces el el ámbito local. "Desde ahí contemplamos distintas modalidades de acuerdo a lo que las niñeces necesiten, siempre en el centro. Trabajamos con espacios de escucha donde a veces les niñes ya saben quienes son pero te dicen que necesitan que les expliques a sus papas. Muchas veces el trabajo mas grueso es con las familias, como facilitar pautas de crianzas, deconstruir tabúes, prejuicios. Hacemos terapia familiar porque puede pasar que una niña está transicionando pero que además su mamá esté sufriendo violencia de género. Y la violencia que sufre la niña tiene que ver con la violencia que está sufriendo la mamá. Porque cuando una persona transita en un sistema de vínculos todas las personas nos vemos interpeladas en cómo entendemos el género y la identidad. Porque hasta hace diez años yo era papá de un nene y ahora soy papá de una nena. Y estaba pensando en su cumpleaños de 15 y su casamiento", describe. 

Y el trabajo no se cierne solamente al ámbito nuclear: "Muchas veces tengo que hacer intervenciones comunitarias que son a veces ir a tribunales, a veces trabajar con una escuela, o grupos de pares. A las familias que están muy duras con sus estructuras el espacio de escuchar a otras familias que vivieron situaciones parecidas, esto de como yo me miro en la vivencia de otra persona, te hace entrar en sintonía. Las respuestas emocionales son aprendizajes socialmente atravesados e históricamente construidos. Y todo lo que tiene que ver con la diversidad sexual a lo largo de la historia tuvo que ver con lo abyecto, lo que generaba asco, lo prohibido, lo clandestino, lo enfermo, lo ilegal, lo pecaminoso, lo ilegal". 

Las familias en la base

El entorno familiar es la piedra angular en cuanto a acompañar a niñes trans. En ese sentido Andy remarca que "entendiendo que los padres desean lo mejor para sus hijes, si está sucediendo algo que consideran disvalioso, van a tratar de revertirlo, alejarlo, cambiarlo. Entonces muchas veces el rechazo leído desde el afecto, es una forma de cuidar. Y cuando muchas personas desataron eso hay cosas que van cambiando". 

"Las familias generan esa potencia, después la familia es un par y a veces pares interpelan, porque las personas se hacen preguntas que yo como terapeuta y profesional no podría hacer; también allí en esos espacios hay todo un proceso que es interesante", menciona en relación a los encuentros de familias. Y agrega: "Luego, el grupo no se termina en un solo encuentro, sino que las personas pueden ir una sola vez y como el grupo termina funcionando también un poco como el garante de la identidad, ahí se va dando todo ese proceso y lo que es fuerte es ver cómo una familia que arrancaba no aceptando absolutamente nada y que buscaba, por ejemplo, que un médico cambiara a su hijo, un año después esa misma familia está marchando en una Marcha del Orgullo; o acompañando a otra más, porque después esa familia es referente en otros lugares".

Andy viene trabajando codo a codo con la Asociación de Varones Trans y No Binaries de Rosario, lo que significa también la extensión territorial del proyecto. "Si bien la referencia es Rosario, trabajando con la organización, que va tendiendo otras redes, van llegando a otros lugares. Entonces ahí, hoy por hoy hay familias de Villa Gobernador Gálvez, de Baigorria, de San Lorenzo; llegamos a Rosario y sus alrededores".

Para obtener mas información sobre acompañamiento a niñeces y grupos de apoyo a familias pueden ponerse en contacto con la Asociación de Varones Trans y No Binaries en Instagram.

Para las les niñes, la libertad.