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“Constructortas”: lesbianas que construyen

Una cuadrilla conformada por cinco lesbianas realiza obras en comedores, merenderos, talleres y otros espacios de trabajo de barrios populares de Santa Fe. Tres albañilas, una electricista y una estudiante de arquitectura se abren paso en un ámbito en el que sus identidades fueron históricamente relegadas.

Autora: Gise Curioni

Patricia Contreras aprendió albañilería a los 14 años. Su padre era albañil y luego de quedarse sin trabajo enseñó su oficio a ella y a sus dos hermanos para que puedan conformarse como equipo y salir a buscar changas. Los vecinos de barrio Transporte de la ciudad de Santa Fe les dieron una mano pasando el dato. Fue así que Patricia, su padre y sus hermanos lograron tener cada vez más trabajo. Años después, Patricia fue capataz de obras en el Parque del Sur, en la costanera y en el Parque Garay, teniendo a su cargo a más de 20 hombres. Cuando tenía 30 años, levantó sola su propia casa. “La casa en la que sigo viviendo es un orgullo para mí y para mis hijos —dice— Sé pintar, sé hacer cielo razo, loza, pozo negro, sé colocar cerámica. Sé hacer todo lo que hace un albañil. Ya me puedo casar”.

Actualmente, Patricia tiene 47 años y es una de las trabajadoras de “Constructortas”, un grupo de trabajo de lesbianas que se dedican a la construcción. Está integrado por tres albañilas, una electricista y una estudiante de arquitectura. Todas son parte del Movimiento Evita Santa Fe y están nucleadas en la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP). Su principal objetivo es realizar obras en comedores, merenderos y espacios de trabajo de barrios populares de Santa Fe. “Buscamos ayudar en donde haga falta. Por ejemplo, hay una compañera en situación de violencia de género que necesita la instalación de agua y el baño en su casa. Ese es uno de nuestros próximos proyectos”, dice Natalia Luna, la electricista del grupo. El proyecto se financia gracias a Potenciar Trabajo, un programa nacional de inclusión socio-productiva y desarrollo local impulsado por el Ministerio de Desarrollo Social. El ingreso es de gran ayuda para comenzar, pero no es suficiente. Por eso, la idea es que quienes requieran trabajos de construcción puedan contactar al grupo y así consolidar una salida laboral.  

Autora: Gise Curioni

Ganar independencia

El primer proyecto de Constructortas fue la recuperación del espacio de mujeres “Pamela Oviedo”, ubicado en el barrio Belgrano de Santa Fe. Se trata de un dispositivo de contención y acompañamiento para mujeres y disidencias. Empezaron por desmantelar el techo por completo. Limpiaron y cambiaron las placas. Colocaron aislantes térmicos. Hicieron una parte de la instalación eléctrica. Mejoraron el piso. Hicieron un nuevo revoque sobre las paredes deterioradas y las pintaron. Ahora están terminando de hacer el baño. 

“Entre otras cosas, este espacio se va a usar para dar talleres de electricidad a mujeres”, cuenta Natalia y agrega: “creo que es importante que la mujer pueda ser más independiente. Que de repente no necesite a un hombre para hacer ciertas cosas”. Natalia se anotó a un taller de electricidad a los 12 años y descubrió que era lo suyo. En 2007 se recibió de instaladora eléctrica con el mejor promedio, siendo la única mujer de la camada. “Vi ciertas dificultades por ser mujer, había discriminación”, dice.

Autora: Gise Curioni

Aprender trabajando

Sandra Coronel es una de las trabajadoras del equipo con más años de experiencia. Tiene 48 y aprendió albañilería a los seis, cuando ayudó a su papá y a cuatro de sus ocho hermanos a construir su propia casa en barrio Yapeyú. “Empecé llevandole baldes a mi viejo, y de a poco fui aprendiendo a colocar ladrillos y hacer las mezclas. Nos llevó tiempo pero hicimos un caserón. Estoy orgullosa de mi viejo porque gracias a él salimos adelante y aprendimos un oficio”, cuenta la mujer. 

Hoy en día, Sandra trabaja limpiando casas y haciendo trabajos de electricidad o plomería a pedido. Al ser una de las más experimentadas del grupo, es quien dirige las obras y enseña a las demás: “Las chicas están aprendiendo con nosotras. Yo trato de enseñarles para que se animen y el día de mañana incluso puedan arreglar su propia casa cuando algo falle”. 

Una de las más nuevas en el rubro es Araceli Beltrame, que con 24 años se sumó al equipo para aprender y celebra la inclusión de mujeres y lesbianas en la construcción. “Existe el estereotipo de que la construcción es una tarea de hombres y la mujer es para la cocina, para lavar, para atender a los chicos. Entonces, también es mostrar a las demás personas de que se puede, que nosotras también somos capaces de hacer algo así”, comenta.

De la facultad a la obra

¿Cómo se conjuga la formación académica con las necesidades de los barrios? Ayelén García, integrante de la cuadrilla, es estudiante de arquitectura y considera que existen muchas falencias en ese sentido. “Nos enseñan cómo proyectar un hotel, cosas que quizás llega a hacer uno de los 200 arquitectos que se reciben por año. Y el resto llegamos al terreno y necesitamos investigar por nuestra cuenta”, dice. “En barrio Barranquitas tuvimos que construir sobre el relleno de basura y no tenía idea cómo hacerlo. Cuando empecé a trabajar acá, entendí que tenía un montón de conocimiento para hacer grandes obras pero muchas veces las necesidades de la gente pasan por otro lado”.

Además, Ayelén nota que en la facultad siguen existiendo muchos prejuicios a la hora de pensar a las mujeres en el ámbito de la construcción: “Algunos profesores te dicen 'no vas a caer a una obra de zapatos' y dale, ¿quién va a caer a una obra de zapatos?”. Los prejuicios y estereotipos que recaen sobre las mujeres siguen siendo una barrera para insertarse laboralmente en el sector.

Autora: Gise Curioni

Superar la brecha de género en la construcción

La construcción es el ámbito con menor cantidad de mujeres trabajadoras de la economía argentina. Así lo expresa el informe “Las brechas de género en la Argentina. Estado de situación y desafíos”, publicado en marzo de 2020 por la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género, del Ministerio de Economía de la Nación. Según la investigación, del total de trabajadores y trabajadoras de la construcción, sólo el 4,6% son mujeres

“Es uno de los trabajos que nos negaron históricamente. Si bien hay mujeres que trabajan en construcción, hay una invisibilización. Por eso está bueno que nos vean. Que no esté más escondido. Que estamos acá, que trabajamos”, dice Paula Canalis, que también forma parte del Movimiento Evita y es quien tuvo la idea de crear el equipo. “Además, nos gustaría que las mujeres tengan más oportunidades en empresas. Que se siga abriendo nuestro ámbito laboral”, concluye Patricia.

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Fotos: Gise Curioni