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Luciana Peker: "El amor no puede ser el verdugo de las mujeres"

Poco antes de visitar Santa Fe, donde presentará junto a Darío Sztajnszrajber la charla "Deconstruir el amor", la periodista Luciana Peker habló con Periódicas sobre vínculos, aislamiento, feminismo y luchas pendientes.

"Deconstruir el amor" es el nombre de la charla con la que Luciana Peker y Darío Sztajnszrajber recorren distintos espacios en todo el país. Con los primeros aires de libertad y aún en tránsito por un contexto inédito para la humanidad contemporánea, la periodista dialogó con Periódicas. El patriarcado, la revisión de vínculos, la violencia y los nuevos desafíos del feminismo son los puntos que atraviesan la charla.

Autora: Jose Nicolini

Aislamiento y nuevos vínculos

"Creo que deconstruir el amor es un desafío fundamental en la deconstrucción patriarcal", señala Peker en relación con la temática de las charlas y el cuestionamiento feminista al patriarcado. "Básicamente el gran problema que es la violencia de género, los femicidios, se dan por la trampa amorosa en donde las mujeres podemos perder la vida, la integridad, la salud en pos de la idea de lo que eran lugares seguros: el hogar y el casarse. Además, están las opresiones sobre el tiempo de las mujeres, el trabajo no remunerado, la falta de libertad en relaciones de pareja. O sea, hay que deconstruir esos mandatos para poder construir situaciones mejores. No se trata de dejar de amar o dejar de ser amadas sino de construir nuevas formas de vínculos. Es uno de los desafíos más difíciles de lograr y de poner en práctica en una revolución tan profunda, con un impacto tan fuerte y en un tiempo histórico tan breve".

-¿Cómo influyó el aislamiento en las relaciones de pareja?

-En el aislamiento, principalmente en la fase más dura, es claro que se agravó la violencia de género. Aunque ahora hay una sensación social de relajamiento, la pandemia no pasó ni pasaron las situaciones de confinamiento en todo el mundo. Ya en 2021 tenemos un número elevado de femicidios, subió la demanda de la línea 144 y hubo un rebrote de la violencia de género en Argentina y en todo el mundo. Más allá de eso, muchas parejas que convivían, pero con el aire y el oxígeno de salir a trabajar, sintieron esa asfixia. Además, se recargaron las tareas de cuidado para las mujeres, con menos tiempo para el ocio. El colegio con el Zoom, algo que además no se soluciona con la vuelta a clases y todo lo que genera esta vuelta flexibilizada sin horarios completos, muestra más exigencia para las mujeres. En ese sentido, la violencia de género y la desigual distribución de las tareas de cuidado y del hogar se exacerbaron. Esto implica un enorme retroceso para las mujeres. Muestra la desigualdad tanto en las relaciones de pareja como en parejas separadas.

Sobre este último punto, Peker señala: "Se vuelve a mostrar la desigualdad en el mercado amoroso. Hay una gran cantidad de personas, principalmente mujeres, que están solas, pero con un sistema de sexualidad en donde las app como Tinder, Happen, Facebook, generan una realidad y a la vez una fantasía de que se está solo pero todo el tiempo a punto de conocer a alguien. Es decir, yo creo que sí, hay situaciones en las que la violencia se exacerba y otras situaciones de pareja que se desgastan y separan. Y otras en las que se da una soledad muy grande y una desigualdad, que sabemos preexistente en el mercado amoroso, en donde es más fácil para los varones encontrar pareja o verse fugazmente con alguien".

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Los desafíos pendientes

-Durante años, la legalización del aborto fue una de las principales luchas de los feminismos en Argentina. A tu entender: ¿qué objetivo ocuparía ahora ese lugar prioritario?

-La legalización del aborto fue una consigna que marca un antes y un después en el movimiento feminista pero ahora, en principio, hay que lograr que se cumpla. Ojalá que Santa Fe produzca misoprostol para todo el país. Además, hay que empujar a que la legalización del aborto se pueda reclamar en otros países de América Latina, algo que me importa muchísimo. Por supuesto está también la lucha contra la violencia de género que fue y es no solo una consigna sino lo que generó el Ni Una Menos. Es un tema de una enorme complejidad porque implica muchísimos desafíos, porque corre riesgo la vida, porque tenemos y hemos puesto herramientas y no alcanza. Hay un sistema estatal y público y no solo no alcanza sino que es una telaraña. Es muy complejo darlo vuelta pero por supuesto creo que tiene que ser una prioridad. Y creo que además tenemos que pedir cosas concretas para que se detenga la violencia de género. Creo que hay que proteger a las víctimas, creo que hay que generar mejores medios de comunicación, que hay que poner tobilleras electrónicas. Creo que en algún punto un feminismo tan potente, tan politizado, que para mi es una virtud frente al feminismo de otros países, tiene el desafío de hacer un equilibrio y pedir algunas cosas pragmáticas en este caso. Creo también que otro de los temas pendientes es una ley sobre tareas de cuidado, que en este momento, con la pandemia y todo lo que eso implicó, es fundamental".

Autora: Jose Nicolini

-Después del femicidio de Úrsula, en nuestro medio (como en otros espacios), nos preguntamos qué engranaje falta activar para que empiece a atacarse efectivamente la violencia machista. ¿Compartís ese interrogante? ¿Tenés algún inicio de respuesta?

-Yo creo que el femicidio de Úrsula marca un antes y un después porque hay algo desgarrador en escucharla a ella pidiendo ayuda. Allí falló todo lo que podía fallar y sentimos que no se están evitando las muertes evitables. Hay justamente una trampa en decirles a las personas que denuncien y después que el sistema no las proteja. Es una conmoción muy grande y creo, retomando la pregunta anterior, que el feminismo tiene hoy una enorme vocación de debate, de discusión, de avanzar. Hacer Deconstruir el amor es apelar a que lo que hay que modificar es en gran parte cultural, donde los varones tienen que escuchar y las mujeres tenemos que transformar. El amor no puede ser el verdugo de las mujeres. Y yo creo profundamente en esa interpelación cultural pero también hay una parte pragmática y operativa que no podemos dejar de  lado. Una víctima que denuncia tiene que ser protegida. Que tenga que ser protegida tiene que ver con que se pueda evaluar correctamente el riesgo que está corriendo. A las víctimas de riesgo alto o altísimo hay que protegerlas sea como sea. Podemos no ser punitivistas pero si en algunos casos se requiere la prisión preventiva o la pena de cárcel hay que aplicarla porque es la forma última de proteger a las víctimas, así como hay que ejercer modelos de prevención.

Respecto a algunos programas y dispositivos que se están aplicando en diversos puntos del país, Peker señala: "En la provincia de Buenos Aires existe la línea ‘Hablemos’, para varones violentos, pero no puede haber un montón de experiencias piloto practicadas con poquitos recursos sólo en algunos lugares. Tienen que lanzarse líneas nacionales y con proyección. El programa ‘Acompañar’, de 20.000 pesos por seis meses para las víctimas de violencia de género, tiene que ser difundido, no puede depender de la localidad, tiene que salir del gobierno nacional y ser aplicado fácilmente. Necesitamos patrocinio jurídico gratuito. Las mujeres llaman al 144 y no pasa nada. Me escriben todas las noches a mi mail por causas que no avanzan, por situaciones de abuso sexual. Entonces lo que se necesita es acompañamiento, tienen que ponerse referentes territoriales para acompañar, abogadas para patrocinar patrocinar".

Otra de las grandes falencias que la periodista señala a nivel estatal son los mecanismos de búsquedas de mujeres y la difusión de las mismas. "Tiene que haber un organismo dedicado especialmente a la búsqueda de mujeres desaparecidas. No podemos estar todas haciendo retweet de una foto sin saber si una mujer puede estar secuestrada y se la pone en riesgo o si la puede ver un vecino y rescatar. Eso tiene que depender del Estado, no de la buena voluntad y de la viralización en redes. Tiene que haber un organismo que pueda denunciar los abusos sexuales porque existe realmente un entramado judicial que es imposible sortear desde hace muchos años; que las víctimas sean protegidas de las represalias de los abusadores poderosos frente a esas denuncias. Tiene que haber botones antipánico, aunque a veces no alcance. No creemos que la violencia se solucione con un botón pero también con un botón. Tiene que haber tobilleras electrónicas; tienen que ser sacados de la fuerza de seguridad quienes tienen denuncias de violencia de género y por supuesto desarmados. Y esos casos tomados como de alto riesgo porque son personal formado y armado por el Estado para defenderse, matar o encubrir pruebas. Entonces son personas mucho más peligrosas. Esto entre algunas otras medidas".

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Lazos de contención

A Luciana Peker la sostiene una trayectoria destacada en materia de periodismo de género, una militancia feminista indiscutible y la confianza de quienes siguen sus columnas y leen sus libros. La deconstrucción del amor, tema central de la disertación que brindan con Sztajnszrajber forma parte de una postura clara de la periodista sobre la problemática de la mujer y los vínculos afectivos, los que adquirieron nuevas variantes en el contexto presente.

'Deconstruir el amor' en Santa Fe. (12/3/2021)

“Lo que en definitiva entiendo que debería pasar es que se pongan límites más claros a la violencia de género", concluye Peker. "Que se proteja mucho mejor desde el Estado, pero también desde la comunidad, desde las amigas, las escuelas, los trabajos. Lo digo en el sentido de que hay madres que van a pedir ayuda a las escuelas cuando sufren violencia o que pueden encontrar en las compañeras de trabajo una complicidad, una ayuda, que en el trabajo home office no lo pudieron encontrar. Justamente es el desamparo que nos muestra la pandemia pero que no va a terminar cuando se vacune toda la población porque es el efecto de un mundo colapsado. Creo que deberíamos generar mejores lazos amorosos y afectivos porque este es un mundo que nos convoca al amparo y al amor. Entonces, sin que esto signifique la doctrina de volver a casarse sí o sí o que estar en pareja tenga que ser obligatorio, sí me parece que hay que rearmar lazos afectivos que nos puedan amparar ante este mundo tan desamparado”.