DestacadasHistóricas

Por más juezas cerveceras

Carolina Perez, pionera en el país en educación sensorial cervecera, brindó de manera gratuita y virtual a mujeres un curso preparatorio para rendir el examen de jueza internacional de cerveza de la organización Beer Judge Certification Program, que habilita a participar en concursos y competencias.

La jueza Carolina Perez. Autora: Johanna Cecotti

En este atípico 2020, las mujeres cerveceras fueron protagonistas de una experiencia inédita en el país: más de un centenar participaron de un curso virtual y gratuito preparatorio para rendir el examen para juezas internacionales de cerveza de la organización Beer Judge Certification Program (BJCP), certificación que habilita a participar de concursos y competencias cerveceras en todo el mundo.

La propuesta fue impulsada por Carolina Perez, a partir de la consulta de un grupo de cerveceras que vienen estudiando para convertirse en juezas. Ella es pionera en educación sensorial cervecera en el país y cuenta con una amplia y extensa trayectoria en el rubro: “Yo vengo del palo cervecero desde 1996, desde hace muchísimos años. En el 2011 quise hacer algo parecido con Pink Boots Society -colectivo de mujeres cerveceras de Estados Unidos- pero no querían las chicas. No se pudo concretar nada. La mayoría de la gente que hacía cerveza en ese momento eran hombres, y la industria no estaba muy desarrollada. El cambio vino recién en el 2009 con el primer examen”.

Sí, Carolina integra la primera camada de cerveceros y cerveceras que rindió en Latinoamérica el examen de BJCP, organización estadounidense sin fines de lucro que promueve el desarrollo y fomento del conocimiento, la comprensión y la apreciación de los diversos estilos de cerveza, sidra e hidromiel existentes en el mundo, y fue fundada en 1985, al ritmo del movimiento craft y homebrewer que explotó en el país del norte en la década de los 80.

En Argentina, el movimiento homebrewer surgió a fines de los años 90 y también la instalación de las primeras fábricas. Salvando las diferencias de décadas que tienen Estados Unidos y nuestro país respecto al despertar de la cerveza casera, hay una coincidencia a revertir: las mujeres juezas son minoría. Según datos de la Copa Argentina de Cervezas que se desarrolló en octubre, de los 186 jueces activos -es decir, que participaron de concursos y competencias en los últimos dos años- solo nueve son mujeres.

Leer también »  Cocinando birra por nuestros derechos

Pionera

Autora: Johanna Cecotti

Oriunda de Formosa, Carolina Perez estudió Ingeniería Química en Resistencia y ni bien se recibió entró a trabajar en Cervecería Quilmes de Corrientes, en el área de calidad. Trabajó por cuatro años, manejando el panel de cata.

En los primeros años del nuevo milenio, Carolina junto con su esposo se mudó por trabajo al Gran Buenos Aires y en 2005 fundaron una maltería, para abastecer con materias primas al sector que estaba en expansión. Además, a pedido de los cerveceros, un año antes, en 2004, empezó a capacitarlos en educación sensorial: “Como yo tenía todas las herramientas, formé panelistas, tenía todas las técnicas, tenía todos los test que se utilizan en cervecería. Los empecé a formar y ahí empezó a surgir el semillero cervecero”, comparte.

¿Cómo despertar los sentidos para descubrir y catar una cerveza? “La persona genera el diccionario sensorial mediante las experiencias gustativas, olfativas y eso se hace desde pequeño. Por eso siempre digo que una tiene que asociar aromas y sabores con lo que a una le recuerda”. Las investigaciones sobre el tema, vinculado a las neurociencias, son muy recientes: “La parte sensorial es un campo que, con el avance de la neurociencia, adelantó de manera abismal. Antes era muy exclusivo del sommelier, o del perfumista. En educación, si vos querés aprender rápido, tenés que ir con sensaciones, con el sistema olfatorio, porque está directamente vinculado con el cerebro. Entonces, vos vinculás algún concepto con algo olfativo y lo aprendés rápido. Eso es todo neurociencia, neuroeducación y neuroestimulación. Es algo que tendrá dos o tres años”, explica.

Leer también »  Amigas de la birra: historia de una cocción experimental

Un curso con impronta social

Foto de la primera camada de jueces de Latinoamérica en 2009, en el que está Carolina. Crédito: BJCP Latam

El curso que brindó Carolina comenzó en octubre y finalizó la primera semana de diciembre. En total, fueron 10 encuentros sobre conocimiento cervecero, procesos de producción, estilos, educación y análisis sensorial, servicio y las tareas de los jueces, que son los temas que se desarrollan en el examen de BJCP.

Sobre el diseño de la propuesta, Carolina comparte que “pensé en que tengan las herramientas básicas para tener un orden y maximizar la información y poder tener mayor habilidad. Una se puede formar leyendo la guía (de estilos de BJCP), pero después hay estrategias específicas, que lo vas aprendiendo, estudiando y sabiendo. Inclusive, dentro del BJCP lo que antes no estaba autorizado o era información extra, hoy es parte de las guías de estudio. Lo que en nuestra época formaba parte de una guía no oficial, hoy está dentro de la página de BJCP”, explica.

Para el desarrollo de la iniciativa, invitó a participar a mujeres que forman parte de agrupaciones cerveceras como Comunidad de Mujeres Cerveceras y Birreras de Argentina: “El tema es unir a todos” afirma, y recuerda la foto en que cerveceros y cerveceras en 2009 estaban unidos después de rendir el examen: “En esa primera foto, todos los cerveceros estaban unidos y trabajan juntos y ese es el secreto: trabajar de forma conjunta es lo que hace a la fuerza, cada uno desde su granito aporta”.


El curso se dictó de manera virtual, abierta y gratuita, con impronta social: para participar, se solicitó realizar donaciones o una contribución a merenderos o comedores cercanos a los domicilios. Si bien el cronograma de las clases ya terminó, la idea es que quede como un curso abierto para que cada una lo haga a su ritmo. El próximo paso, para Carolina, es lograr que pueda alojarse en la plataforma oficial de BJCP: “Aunque es un gran trabajo, el BJCP es un organismo que hace todo ad honorem, tiene ese espíritu. Yo hablé con Gordon Strong -presidente de la institución-, empecé a hablar con la parte de educación pero son un poco cerrados”.

Leer también »  Mujeres cerveceras van en busca del reconocimiento nacional

Desafíos de educar a distancia

Carolina no solamente sabe mucho de birra sino que también hizo un posgrado en e-learning. “Yo lo que quiero es que la gente aprenda y el problema es que hay diferentes formas de aprendizaje hoy en día”, define y explica que “la teoría del e-learning es que si tenés mucha automotivación y mucha autodisciplina e independencia, gente que está interesada en un tema específico y por eso lo va a hacer, no hace falta que tengas una estructura desde el punto de vista multimedial, o sea, un soporte en el que tengas que hacer mucha inversión, porque es gente que va a leer, que vos le vas a decir que haga esto y lo va a hacer. Sin embargo, para aquel que no tiene esa automotivación, esa disciplina, tenés que tener un soporte gigante y atractivo desde el punto de vista multimedial” para garantizar la concentración y, por ende, el aprendizaje.

En la última clase del curso que diseñó para la preparación del examen de BJCP sumó a Diego Castro, también juez internacional y sommelier de cerveza: “Sé que le puedo sacar mucho provecho, podemos hacer un buen trabajo de subir más información y el nivel del curso será más alto todavía, con todos los aportes. Las chicas están haciendo un gran trabajo y el estudio recién arranca”.

El 30 de enero de 2021, Carolina rendirá un nuevo examen para ascender en el rango de jueza, cuyas categorías se basan en la puntuación obtenida en los exámenes de tasting (degustación): en 2009 rindió para jueza certificada, en 2011 para la categoría National y ahora pretende llegar a Master, que requiere 94 puntos de 100 como mínimo y solo el 2% de los jueces a nivel mundial, por el momento, pudieron acceder: de los que llegaron a esa instancia, solo el 10% son mujeres. Un dato que no sorprende y que reafirma la necesidad y la urgencia de seguir recuperando espacios, en donde las mujeres siguen siendo minoría.

Colaboración de Johanna Cecotti - la birra y yo