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Educar en la pandemia: el trabajo de docentes santafesinas

Desde mediados de marzo las clases presenciales se suspendieron en Argentina como una de las medidas tendientes a controlar el avance del coronavirus. Les docentes enfrentaron un nuevo desafío para el que no estaban preparades y que van superando con creces. Desde Periódicas buscamos conocer sus experiencias y destacar su labor, tantas veces menospreciada, que hoy sobresale y une en medio del caos.

Autora: Titi Nicola | CC-BY-SA-4.0

Para comenzar, es pertinente hacer una diferenciación entre educación virtual y educación en situaciones de crisis.

En el primer caso existen acuerdos explicitados desde un comienzo. El más importante es que el alumne debe contar con una computadora y servicio de Internet. Esta modalidad crece día a día ante el avance de nuevas tecnologías, pero también depende de los recursos con los que se cuente. Cabe aclarar que bajo la educación virtual, el contacto directo entre alumnes y docentes no es el mismo y, en algunos casos, es inexistente.

Al segundo caso, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) lo asigna a las situaciones de “los conflictos armados, los desastres de origen natural y las pandemias -que- impiden la escolarización de millones de niños y el número de afectados por estas razones sigue aumentando. En los países afectados por situaciones de crisis, los niños en edad escolar tienen dos veces más probabilidades de no asistir nunca a la escuela que sus compañeros de otros países”.

Argentina no se encuentra en un escenario aislado del resto del mundo. Estamos viviendo la mayor crisis sanitaria de la que se tenga memoria a escala mundial. Países del “primer mundo” y “subdesarrollados” atraviesan el mismo conflicto en materia educativa. La UNESCO también señala que “investir en la educación en situaciones de crisis refuerza la resiliencia y la cohesión social entre las diferentes comunidades, y desempeña un papel crucial en la reconstrucción sostenible”.

¿Es eso lo que verdaderamente está ocurriendo en nuestro país? Docentes, madres y padres se encuentran desarrollando una tarea para la cual no fueron preparados. El resultado es la desesperación por la aparente obligación de seguir educando a les niñes en un contexto en el que todo el mundo paró la máquina y genera en unes y otres sentimientos de angustia, estrés y frustración.

Les docentes son actores fundamentales en este proceso de sostener la educación, pero ¿a costa de todo? En la provincia de Santa Fe, como en muchas otras, la cuarentena decretada por el gobierno nacional para hacer frente al avance del coronavirus comenzó en medio de un paro y sin haber iniciado las clases. Por lo que, en principio, muches de esos docentes ni siquiera conocen a sus alumnes. Además, las situaciones no son las mismas, van mutando de acuerdo con el contexto socioeconómico de cada establecimiento educativo en donde trabajan.

Hay quienes pueden brindar atención a sus alumnes a través de medios digitales porque unes y otres cuentan con ellos y llevan adelante sus tareas sin horarios, a veces a ciegas, tratando de capacitarse a medida que enseñan. Un doble trabajo que parece ser invisible.

Autora: Titi Nicola | CC-BY-SA-4.0

Pero también están les docentes cuyos alumnes no tienen acceso a la conectividad y se las ingenian como pueden. Están quienes trabajan en terciarios con estudiantes ya mayores, que atraviesan una serie de conflictos que les docentes también acompañan y asisten. Entre ellos, se encuentra la violencia de género, que recrudeció significativamente durante el aislamiento.

Entonces, sin estar preparades y ante las distintas realidades con las que conviven sus alumnes, ¿cómo desarrollan su rol pedagógico les docentes en medio de una pandemia mundial? Sus relatos nos demuestran que, pese a todo, nada es tan negro como la peste que parece azotarnos.

Vocación y sentido de pertenencia

Luisina Cabral es maestra de primaria de la Escuela Amenábar por la mañana y le contó a Periódicas que “allá por las primeras semanas de marzo, cuando todo esto se inició, quienes tenemos muchos años en la docencia, sabíamos que algún cambio se venía, sobre todo los docentes que pasamos la inundación o la Gripe A nos imáginábamos una suspensión de clases, aunque no esta cuarentena. Los primeros días en los que íbamos los maestros solos nos organizamos, porque intuíamos que algo pasaría por cómo se venían las cosas a nivel mundial. Armamos un proyecto, aunque no teníamos en claro que todo sería tan virtual, esos primeros días hicimos copias, seleccionamos contenidos prioritarios a desarrollar a un mes. La primera semana los padres y madres iban a buscar ese material a la escuela. Ya después se empezó a tomar en forma virtual, con todo lo que eso acarrea: los problemas con internet, la baja conectividad en algunos lugares, que hay familias con muches hijes y que se dificulta. No soy una maestra que se va a quejar ya que cuando uno tiene una vocación docente, que es una vocación de servicio, la profesión que elegí; cada año se presentan dificultades y uno las va resolviendo para la conveniencia de todos, no solo del alumno, también del docente, de los padres y de la institución. Yo tengo sentido de pertenencia con la escuela y eso influye, sobre todo en la situación que estamos viviendo”.

Luisina agregó que “con la vocación, el sentido de pertenencia y el amor por el trabajo, no tenés cómo no resolver. Si bien en la parte tecnológica es donde más problemas tenemos los docentes, de una u otra forma lo vamos resolviendo como sea, mensajes de texto, audios, videollamadas. En esta época no tenemos horarios de trabajo, porque los papás se sientan cuando pueden con les hijes y si tienen una dificultad. No hay horario, tampoco es necesario ponerlo, porque creo que lo mismo que les pasa a las familias de les alumnes nos pasa a nosotros, y cómo no entender al otro”.

 

De izquierda a derecha: Luisina con un compañero y la directora de la Escuela Amenábar

Al ser consultada sobre si los padres ponían algún tipo de resistencia a las tareas que enviaban, Luisina manifestó que “la idea es acompañar a les padres y madres, de acuerdo al vínculo que generamos con ellos, siempre hay otro camino. Planteamos otro tipo de tareas que a lo mejor no tienen que ver con un área específica, pero sí son educativas: desde cocinar, armar una coreografía en familia, todo educa aunque se manejen otros contenidos. Desde lo personal, el vínculo que generé con madres y padres me da la posibilidad de no tener resistencia por parte de ellos”.

Asimismo, sostuvo que “generalmente no atosigamos a los chicos y chicas con tareas, es un acuerdo al que llegamos, nos turnamos para mandar tareas y de áreas específicas, a su vez mandamos algo más recreativo, de trabajo en familia, que puedan subir al grupo de WhatsApp, reírnos un rato y sobrellevar este momento. Porque de eso de trata, de sobrellevar este tiempo de pandemia de la mejor manera posible, con ánimo, con ganas, con el ´pronto nos vamos a ver´, aunque ese pronto se hace cada vez más lejano. Y estar siempre presentes”.

Sobre el final de la entrevista, la maestra de la escuela Amenábar reflexionó sobre su función y la de les docentes en general en plena pandemia por coronavirus y le resultó imposible no recordar uno de los peores momentos que atravesó la sociedad santafesina: “No hay horarios, tenemos problemas con la conectividad, pero nada que no podemos realizar, es nuestra función, estar donde se nos necesita en el momento indicado. Así también lo hicimos en la inundación, íbamos a las escuelas, preparábamos comida, dábamos de comer, ayudábamos a repartir la mercadería. En ese momento las escuelas estuvieron abiertas y les docentes al servicio de la comunidad. En la Gripe A también, la escuela estuvo abierta, quienes no éramos grupo de riesgo íbamos a repartir la merienda, a hacer y enviar tareas semanales. Ahora la sociedad y nuestra comunidad, la Argentina nos pide esto, y acá estamos de pie”.

Entramado de organización, inclusión y acompañamiento

Florencia Colla, docente en la Escuela de Enseñanza Media Nº 263 Alfonso Grilli, charló con Periódicas sobre cómo compatibiliza sus días entre su trabajo y su vida personal, y sobre cómo ve que se desarrollan estas semanas en materia educativa. “Horarios, hijes y otros trabajos son complicados de compatibilizar. No sé si se puede estar hablando de 'educación a distancia' a lo que estamos haciendo, pero me tranquiliza el discurso del Ministro de Educación de la Nación y la mirada de varios docentes referentes que volvieron a plantear las cosas que estamos aprendiendo en esto. Creo que son buenas las medidas tomadas, yo no pensé que iban a suspender las clases por el discurso de que 'los chicos tienen que estar en la escuela, sean cuales fueren las circunstancias'.Obviamente la virtualidad nos sorprendió de una manera abrupta a todos, por lo que creo que no estamos educando, hacemos lo que podemos. De hecho, desde el material que trabajamos, creo que el solo hecho de que los chicos estén leyendo y puedan hacer análisis de textos es muchísimo. A nivel contenidos sigo avanzando porque es productivo el intercambio con elles, es un aprendizaje, como todo lo virtual que están aprendiendo. Son generaciones super avanzadas en lo digital pero, sin embargo, hacemos tutoriales sobre cómo mandar un mail. Trabajo con adolescentes de cuarto y quinto año que están por insertarse al mercado laboral y no manejan un correo electrónico, tuvimos que hacerles la cuenta de correo para que accedan al sitio de la escuela”.

Florencia habló respecto a la escuela Grilli y sostuvo que es una institución que “se caracteriza por tener un proyecto de inclusión, en el que el Ministerio siempre experimentó bastante. Muchas veces se decidió sobre nosotros en cómo manejar determinadas cuestiones, con situaciones extremas y la Grilli ponía el lugar, entonces los chicos con distintas capacidades o dificultades venían. Muchas veces no sabíamos para dónde salir corriendo, a veces con ayuda, a veces a los ponchazos. Somos la escuela donde vienen quienes repiten, muchos de escuelas privadas, y hasta antes de la cuarentena estábamos inscribiendo. Esto trae aparejado cuestiones de convivencia, ya que conviven chicos de Alto Verde, Colastiné, Arroyo Leyes y del centro de Santa Fe. A partir de eso, siempre insistimos en trabajar en la inclusión”.

Autora: Titi Nicola | CC-BY-SA-4.0

Sobre la forma de trabajar en este contexto de crisis a nivel global, manifestó que la escuela tuvo un cambio en la dirección: “Tuvimos un cambio de rumbo que fue bueno y como grupo humano estamos continuamente felicitando la cuestión de equipo porque estamos muy contenidos. Apenas empezó la situación armaron un Google Site y nos enseñaron cómo trabajar. Ayudaron, porque había docentes que no tenían ni computadoras, se les prestó y estamos todos participando activamente. A ese sitio subimos actividades desde la primera semana y comenzamos a pedir respuestas para hacer un seguimiento de los chicos. Los directivos hicieron un relevamiento exhaustivo y tienen anotados quiénes no tienen conectividad ni computadora. Cuando hicimos una plenaria y nos pidieron que frenemos las actividades, les pedimos a los chicos que se pongan al día y ahora tenemos un sistema de seguimiento a través de WhatsApp. Estamos organizando los grupos por curso con alumnos o padres, un profesor referente para que los contacte y sepa quiénes tienen problemas o no se puede conectar. Tenemos una planilla y la dirección va supervisando qué ocurre. Allí les mandamos tutoriales, detectamos los que no tienen conectividad o pierden el hilo y ahí es cuando se contacta a la dirección para ver qué ocurre. Estamos en instancias en donde todos tenemos que estar conectados, lo cual es muy positivo porque hay un entramado que nos contiene y nos sentimos acompañados”.

Sobre el final, la docente analizó: “Creo que falta saber cómo vamos a seguir y al no tener eso en claro hay algunos sectores que ponen resistencia. Lo que hacemos es contener a los chicos, tranquilizarlos con que no van a perder el año, sigue siendo productivo que hagamos algo. Hay contenidos que son interesantes de dar, como analizar qué pasa mundialmente, antes que dar determinados temas que había que dar. Es una discusión constante entre docentes, hacer ver que se puede aprender desde otro lado, que no es solamente la cuestión de contenidos. Creo que no hablamos de una enseñanza en términos formales pero sí se está aprendiendo algo. El trabajo es extenuante, te lleva el triple de tiempo, además de todo el aprendizaje que tenemos que hacer de todo lo virtual. Es mucho el tiempo, es más demandante. Me pongo a corregir, escribo mails para explicar cuestiones de redacción, no se le dice que está aprobado o desaprobado, el sentido es que mejoren para la próxima. En esta situación todos nos damos cuenta que no sabemos administrar el tiempo, que nos lleva un montón, en esto de la sistematización pretendemos organizarnos para que la vida no pase por la computadora”.

Sostener y acompañar, más allá del aula

Natalia Cuenca es docente de Psicología y Educación en el profesorado de Educación Inicial del Instituto N°32 Normal Superior y de Educación Inicial en el Instituto N°8 Almirante Brown. Lo primero que destacó al iniciar su charla con Periódicas fue que “hay un esfuerzo enorme por parte de la docencia santafesina para poder dar una respuesta pedagógica en este contexto inédito que estamos atravesando, que no ha sido experimentado nunca antes por nadie. Como sujetos nos atraviesa con el mismo nivel de angustia y de incertidumbre que a cualquiera. Veo un gran esfuerzo por intentar sostener al estudiantado y de sostenernos entre nosotres y de generar dispositivos que garanticen el derecho a aprender, que es lo que a diario ordena mi práctica pedagógica. El tema es que en este escenario, y teniendo en cuenta las vulnerabilidades previas con las que llegan los y las estudiantes a las escuelas en cualquiera de sus niveles o a los institutos de formación docente, hoy están puestas de una forma mucho más visibles que antes e impactan vulnerando sus derechos. Porque no siempre disponen de la conectividad que les permita poder realizar tareas a través de la virtualidad, muchas veces no tienen el capital simbólico que permita el manejo de las herramientas. A veces, por más sencillo que sea, tienen familias, tenemos muchas estudiantes que son mamás, otras que transitan embarazos no deseados, o que no pueden asistir a clases porque no pueden cargar la SUBE; tenemos cada vez más estudiantes con trabajos precarios que se suman horas de trabajo para poder sobrevivir, se les superpone con la cursada y van dejando; y también muchas situaciones de violencia de género que en cuarentena se profundizan”.

Autora: Natalia Cuenca

Sentimos una profunda desvalorización desde la mirada ministerial y gubernamental, y un profundo desamparo. Se cerraron las paritarias, se nos amenazó con no cobrar el sueldo y a exigencias que son hijas de un desconocimiento profundo del sistema educativo, con directivas que no coinciden con las lógicas que se fueron construyendo a lo largo de estos años, donde en Santa Fe se venían ampliando derechos. Las comunicaciones llegan a la comunidad educativa utilizando un lenguaje sexista, se invisibilizan las identidades de quienes somos mujeres o disidencias. Lo que se pide no se corresponde con las realidades institucionales ni con la de los chicos y chicas que asisten a las instituciones; muchas veces necesitamos directivas que encuadren algunas definiciones que vamos tomando en función de garantizar las trayectorias y no las estamos encontrando. Por lo tanto, en el nivel superior cada institución va viendo cómo produce un apuntalamiento para favorecer que los aprendizajes, aun en este marco, sigan siendo posibles desde una lógica donde ponemos como ejes el cuidado y acompañamiento y, a partir de ahí, generamos los dispositivos con los que vamos a llegar singularmente a cada estudiante”.

En el Instituto Normal funciona una agrupación conformada por docentes con perspectiva de género y estudiantes de la Secretaría de Género del Centro de Estudiantes, en el que se construyó un protocolo para la prevención y el acompañamiento de las situaciones de violencia de género. "Cuando alguna de nuestras estudiantes padecía este tipo de situación, le contaba a alguna de las docentes y por desconocimiento era revictimizada y no sabía qué decir, por lo que se acordó elaborar un protocolo de actuación, amparadas en una experiencia que hizo el Instituto Almirante Brown. Apenas comenzamos, empezó la cuarentena y pensamos que, viendo el número de femicidios que se han dado en el marco de la cuarentena, es que era importante desde la virtualidad empezar a generar alguna propuesta de acompañamiento concreto para estos casos y estamos haciendo material escrito para hacer llegar cuestiones sencillas para poder identificar situaciones, qué hacer, cómo manejarse, y ofrecer los teléfonos de docentes y estudiantes para comunicarse en el caso de padecer violencia de género", explicó.

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Autora: Titi Nicola | CC-BY-SA-4.0

Natalia resaltó que “la mayoría de quienes hacemos docencia somos mujeres y, en el marco de la cuarentena y desde la necesidad de poder sostener la tarea educativa desde la virtualidad, se nos genera una situación de doble opresión, porque estamos a cargo de les hijes todo el día en casa, la limpieza, las tareas, más el manejo de los tiempos de la virtualidad que para nosotras son novedosos. Implica que estemos muchas más horas de las que se nos pagan para llevar adelante el acompañamiento virtual, que claramente no es el mismo que se hace desde el aula. También los tiempos de los estudiantes que se conectan cuando pueden, a veces hay tres hijes en la casa, por lo que se generan situaciones particulares”.

Nuevas medidas en la provincia

No se calificará a los alumnos en el primer trimestre del año. Así lo anunció por estos días la ministra de Educación de la provincia, Adriana Cantero, quien sostuvo que “"no se pueden evaluar metodologías nuevas e innovadoras con sistemas viejos de calificación; tenemos que bucear en nuevos modos porque los nuevos aprendizajes, que están produciendo docentes y chicos, son diferentes a los que se producen en el ámbito presencial".

Sobre este punto Luisina opinó: "Considerando que la evaluación es una medición para saber hacia dónde dirigirnos, supongo que tenemos en este momento claro que todo lo que hacemos está bien. Que lo que devuelven los chicos en sus actividades está más que aprobado. Por lo que evaluar no tiene sentido si todo está bien. En este período donde lo más importante es el acompañamiento, el estar, el sostener, me parece que evaluar un contenido no tiene demasiada significación en estos momentos".

Por su parte, Florencia reflexionó: “Me parece lógico, creo que debe haber muchos pedagogos detrás. Creo que no tiene sentido evaluar. A los chicos y chicas se les está haciendo devoluciones con alguna nota de concepto o pidiendo que rehagan trabajos. Creo que tenemos los otros trimestres por delante como para evaluar si se va a dar un aprobado a fin de año o no. La concentración de trabajo debe estar en otro lado, genera cierta discusión porque hay teorías que contrastan, hay docentes con formación más rígida y tradicional, la mía ya no lo es. Estoy pensando cómo llego a les alumnes y que lo que hacemos sea productivo, poner una nota es incómodo porque es encasillar algo que no es un conocimiento concreto. Esto es ni más ni menos que lo lógico, no tiene sentido, y por ahí evaluaría mal a la persona que no pudo entrar porque no tiene conectividad. Esas no son las reglas de juego de antemano, estarías siendo injusto. Todavía es temprano, se podrán evaluar los otros trimestres. No se evalúa en términos de números o libretas, se toma para darle valor al trabajo que hacemos, se evalúa el proceso”. Florencia concluyo: "Tengo la sensación de que se sigue mirando a la escuela para juntar créditos y hoy la escuela está reflejando ser el eslabón social importantísimo en la vinculación de les estudiantes con la sociedad. Estamos siendo sostén de una problemática que nos excede, la escuela está abierta y activa, y mostrando que la educación viene por otro lado”.

Natalia, señaló que "en el nivel superior esto es diferente, ha quedado librado a la definición institucional. Algunos institutos garantizarán mesas virtuales y otros no, en principio y dependiendo de los tiempos que lleve esto, porque entendemos que no todes están en igualdad de condiciones para acceder a ese derecho. La idea es construir una valoración de este proceso en la virtualidad y garantizar cuando volvamos a la presencialidad los turnos que quedaron pendientes, las mesas especiales y demás. Esto es de acuerdo al nivel donde me manejo".

Para finalizar, habiendo dejado en claro las diferencias entre educación virtual y en situaciones de crisis, queda claro que el rol de les docentes en una sociedad trasciende las aulas. La pandemia hace que los edificios escolares se encuentren cerrados. Sin embargo, las escuelas como espacios generadores de relaciones y vínculos entre seres humanos tienen sus puertas más abiertas que nunca. Eso es gracias a la vocación y el compromiso, a veces invisible, de les trabajadores de la educación que sostienen y acompañan a niñes, adolescentes y a sus familias en tiempos donde no existe la certeza ni la planificación a futuro. Lo único real es que su trabajo trascenderá al Covid- 19 y también a la precarización, la falta de acompañamiento por parte del estado, los salarios bajos o la escasez de material educativo. Virus menos letales pero, sin dudas, muy peligrosos.