El fallo unánime se dio a conocer este miércoles por la mañana, tras una semana y media de juicio. Sebastián Maschio asesinó a Cecilia Burgadt en septiembre de 2019 y fue detenido cuando se preparaba para hacer desaparecer el cuerpo de la víctima.
Sebastián Julio Adán Maschio fue condenado este miércoles a prisión perpetua por el femicidio de María Cecilia Burgadt. El juicio por el crimen de la enfermera del Hospital Cullen había comenzado la semana pasada, y concluyó con el fallo unánime.
El tribunal estuvo conformado por los jueces Gustavo Urdiales, Leandro Lazzarini y Pablo Ruiz Staiger, quienes encontraron a Maschio (52) culpable del "homicidio calificado por el vínculo, por criminis causa y por mediar violencia de género (femicidio)". La sentencia también incluyó el delito de "estafa".
Maschio fue llevado a juicio por los fiscales Andrés Marchi y Ana Laura Gioria, de la Unidad de Homicidios del MPA. Las hijas de la víctima se constituyeron como querellantes, y contaron con la asistencia de las abogadas Vivian Galeano y Laura Gerard, del Centro de Asistencia Judicial (CAJ). El bloque acusador se mostró conforme con la condena y la pena impuestas, las cuales habían solicitado tanto al comienzo del debate como en sus alegatos de clausura.
Más de 70 personas declararon como testigos a lo largo del juicio, en el que se reconstruyó la relación que unía a víctima y victimario, y el "minuto a minuto" desde la desaparición de ella el 13 de septiembre de 2019, hasta el día siguiente cuando se encontró su cuerpo, maniatado y preparado "para descartar", en un depósito que Maschio alquilaba.
Al finalizar la etapa de testigos, el acusado decidió declarar. Bajo la tutela del defensor público Javier Casco, quien pretendía lograr la absolución por el beneficio de la duda, Maschio dijo que era inocente y que esa siesta la enfermera se había encontrado con otro hombre. También mencionó que nunca se autoincriminó, contradiciendo lo dicho por una testigo.
El crimen
Durante el juicio se logró establecer que Maschio pasó a buscar a la enfermera por el Cullen, pasado el mediodía de ese 13 de septiembre. La trasladó en moto hasta el depósito ubicado en calle 4 de Enero al 8900, detrás de la Granja La Esmeralda, y fue allí dentro donde la atacó.
El femicida utilizó los objetos que tenía a su alcance. La pata de una cama, un pedazo de mármol y hasta un martillo se convirtieron en armas letales en sus manos. Golpeó a Cecilia, quien había sido su pareja y con la que lo unía un vínculo de amistad, siendo las heridas de su nuca las que le causaron la muerte.
Maschio le tapó la cara a su víctima, la maniató y la envolvió en una frazada, tras lo cual la escondió entre algunos muebles que había en el lugar. Los investigadores creen que iba a descartar el cuerpo, plan que se vio truncado cuando fue detenido.
La búsqueda
Cuando su madre no volvió a su casa y tampoco contestaba sus llamadas, las hijas comenzaron a preocuparse. Se acercaron a la comisaría de Rincón para realizar la denuncia de paradero, pero no se las quisieron tomar porque había pasado poco tiempo.
Acompañadas por una vecina, amiga de su madre, comenzaron la búsqueda. Recién por la noche les tomaron la denuncia.
Fueron las hijas las que apuntaron a la fiscalía en dirección a Maschio y quiénes lo encontraron. Luego fue él quién, ya detenido, indicó a la policía dónde estaba el cuerpo y admitió "discutimos y se me fue la mano", según declaró la jefa de la Unidad de Trata de Personas durante el debate.
El hombre estaba en posesión del automóvil que Cecilia Burgadt había comprado, y que había dejado en manos de él para que le realizara algunas reparaciones. Maschio había hecho de intermediario, e intentó quedarse con el vehículo. Por este motivo, también lo condenaron por "estafa".