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Una casa para todas

¿Cómo se organizan las mujeres de los barrios contra la violencia machista y el desamparo de los Estados? Las vecinas de barrio Chalet comparten su experiencia de resistencia con un feminismo que abraza sin dejar a ninguna afuera.

Autora: Priscila Pereyra

Desde 2015 el Frente de Géneros de la organización villera La Poderosa reúne a mujeres cis, mujeres trans, travestis, lesbianas y bisexuales bajo la consigna de un feminismo pensado desde el barrio para el barrio; el feminismo villero. Hoy La Poderosa cuenta con ocho casas en todo el país, en las ciudades de Córdoba, Mendoza, Santiago del Estero, Tandil, Rosario, dos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y ahora, la Casita de Chalet ubicada al sur oeste de la ciudad de Santa Fe, en Estrada 1121.

"Un feminismo que es movilizado por las mujeres y disidencias más invisibilizadas, junto a las campesinas, las originarias y las negras. Un feminismo que para ser escuchado y ser parte de la agenda tiene que trabajar muchísimo" remarcan las compañeras de La Poderosa.

Y es que desde el movimiento hace tiempo se alerta sobre la invisibilización de los reclamos de su sector dentro de la propia marea feminista. De ese feminismo desde el pie y de la resistencia nace la Casa de las Mujeres y Disidencias, un dispositivo territorial de acompañamiento a las vecinas, gestionado por trabajadoras y militantes de la colectiva.

El espacio está estructurado sobre los ejes de Trabajo, Educación, Salud, Recreación, Diversidad y Derechos Humanos; abordando de forma integral las situaciones de vulnerabilidad estructural que atraviesan las vecinas.

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María Claudia Albornoz, referente de La Poderosa a nivel nacional e histórica militante barrial de Chalet en esa organización, explica a Periódicas sobre la Casa: "Surge en la medida de las necesidades que tenemos sobre todo porque a las mujeres y las disidencias muchas veces se les dificulta llegar hasta un centro de denuncias, hacer todo el recorrido de la ruta de la denuncia, porque muchas veces el Estado a través de los gobiernos no están muy presentes en los barrios".

"Funcionan como centros de día para que las mujeres y disidencias puedan llegar, denunciar, estar acompañadas. Que pueda pensarse inclusive con un laburo, trabajo, con talleres. La verdad que son enormes las cosas que se pueden hacer y que hacemos en respuesta a la no presencia del Estado", agrega.

Autora: Priscila Pereyra

¿Y por casa cómo andamos?

Periódicas se acercó a la sede de la Casita en barrio Chalet para conocer el trabajo que hacen. El local se identifica desde lejos por el color rojo que caracteriza todos los espacios de La Poderosa. Antes de entrar, se puede ver un mural con la cara de Natalia Acosta, desaparecida hace 10 años en la esquina de Rivadavia y Suipacha, y hasta hoy un emblema de la lucha contra la trata de personas en nuestra ciudad.

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La ronda de vecinas tenía una cita a las 18, pero más de 15 mujeres se reúnen varios minutos antes. Esperan con paciencia educarse sobre género, compartir sus experiencias y cranear estrategias colectivas de mujeres del barrio que están en situación de vulnerabilidad por todo lo que implica la violencia machista. El espacio de encuentro se sostiene semanalmente a la misma hora y día con las coordinadoras de la Casa y vecinas de Chalet, San Lorenzo, Arenales, Centenario y Santa Rosa.

Allí trabajan continuamente en concientizar sobre las violencias machistas, las vulnerabilidades que atraviesan las mujeres empobrecidas de los barrios y transversalizan herramientas para acompañar y cuidarse comunitariamente.

Autora: Priscila Pereyra

"La Casa tiene diferentes ejes. Uno de ellos es formar a nuevas compañeras para que ocupen estos lugares de promoción territorial de género. Porque es la misma vecina la que se entera que otra la está pasando mal, que no puede denunciar, que no puede decir que no, o no puede hablar. Lo principal es que nosotras estemos informadas, primero sobre los derechos que no solamente tiene que ver con los de las mujeres sino con la ciudadanía en general. Entonces se forman en función de poder ocupar lugares importantes en la comunidad. Y después, como trabajadoras de la Casa. Son 11 de plantel estable. Y después tenemos otras que se van a ir sumando y para eso están formadas: para que cuando llega una situación de violencia machista podamos responder como corresponde y no como pasa en las oficinas del Gobierno. En ese sentido se forman con un compromiso que tiene que ver con la misma vecina, que aporta de su tiempo para otras mujeres", dice Albornoz.

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Sobre La Casa de las mujeres y las disidencias de Chalet, Cintia Pasculli, una de sus integrantes, describe: "Hoy es un sueño hecho realidad para nosotras tener la nuestra. La primera casa la abrieron en la ciudad de Buenos Aires hace mas de tres años. De ahí fuimos replicándola en todo el país, según las necesidades de cada barrio".

"La Casita es necesaria para que las mujeres se sientan contenidas y puedan contar con cada una de nosotras. Para que cuenten lo que les pasa, para que sientan que estamos con ellas y se sientan acompañadas de igual a igual. Que sepan que hay un espacio que las escucha y que no las va a dejar solas como sí lo hace el Estado muchas veces", aporta Karen Acosta, otra integrante.

En cuanto a la organización, la referente del lugar Yanina Ruiz, sostiene: "La Casita está formada por un grupo de compañeras que se dividen en diferentes grupos y horarios para sostener las guardias. Hay coordinadoras de cada rama y una coordinadora general de la Casa. Las trabajadoras comunitarias que sostenemos la casa somos Karen, Vanesa, Viqui, Rosa, Mari, More, Lau, Tere, Cintia, Lorena y yo. Y claro, todas las vecinas que la habitan".

"Somos de diferentes barrios, hay compañeras de Chalet, San Lorenzo y Centenario. Cuando llega una vecina nueva siempre lo primero es presentarnos, contarle lo que hacemos, quiénes somos y cómo funciona la Casa, para qué sirve y qué podemos ofrecerle para cada situación que se presenta. Llevamos un registro con datos personales de cada mujer que se acerca y las situaciones que nos relatan", agrega Pasculli.

Al ser consultadas si articulan con los Estados, toma la palabra María Correa, que responde: "Articulamos con la Municipalidad, con la Dirección de Mujeres y Disidencias. Armamos las redes con ese primer nivel. Nosotras trabajamos en el barrio como cuidadoras, pero entendemos que la responsabilidad es del Estado".

Autora: Priscila Pereyra

Por un trabajo pago

Todo este trabajo tiene un costo, que pagan las mujeres. "Los gastos de funcionamiento los cubrimos nosotras, con un fondo que tiene la asamblea en general. Después sí, ayuda tenemos de la Municipalidad que nos otorgó un pequeño subsidio para garantizar la conectividad y las cargas de los teléfonos celulares para hacer las llamadas urgentes", dice Pasculli y agrega: "Necesitamos muchas cosas para acondicionar el espacio; pinturas, pinceles, una heladera, cocina, una bacha, una mesada, sillas, una mesa, armarios... Las cosas básicas para que funcione una casa. Nos pueden ayudar con lo que sea, ya sea muebles para equipar la Casa, utensilios de cocina, o lo que sea, lo más mínimo a nosotras nos va a re servir".

Por su parte Albornoz agrega: "Hay otros talleres, como el de huertas para niños y niñas o de iniciación musical, entre otros. Eso sí se pagan a talleristas que lo gestionamos desde el PotenciAR Trabajo que son programas sociales para la economía popular para organizaciones sociales. Y algunas de las talleristas tienen PotenciAR y otras no. Es el reclamo que venimos haciendo hace bastante, que también lo llevamos al presidente de la Nación porque las mujeres tienen que cobrar un salario para el reconocimiento del trabajo y esa es una formación también en derechos. No es poca cosa porque se trata de generar autonomía en las trabajadoras comunitarias. Es clave, fundamental, para no depender de un violento. Es algo que le planteamos al Ministerio de Mujeres y disidencias de la Nación y al presidente Alberto Fernández la semana pasada. Lo volvimos a poner sobre la mesa".

•Para colaborar con donaciones a la Casa de las Mujeres y Disidencias de barrio Chalet se pueden comunicar al 3424498514 (Cintia Pasculli), acercarse al Centro Cultural Comunitario “Marielle Franco” en Juan José Paso 3971, o a la Casa misma en Estrada 1121 en los horarios de guardia.

Asimismo, Correa informa: "La Casa tiene guardias de 9 a 12 y de 16 a 20 de lunes a sábado. Los miércoles también funciona 'La Ronda de Mujeres y Disidencias' a las 18 donde se encuentran todas las vecinas del barrio a construir redes sororas y feminismo villero. Están todas invitadas a conocer la Casa".

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