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#AbortoLegal2020, día 3: Hasta que todo sea como lo exigimos

La tercera jornada de exposiciones en comisiones de la Cámara de Diputados dejó algo muy en claro: el abanico de posibilidades de argumentos en contra de la legalización del aborto es muy corto. En esta tercera crónica les traemos algunos de los momentos más ríspidos de este debate pero, también, un poco de los aburridos. Porque no sólo de diversión viven les seres humanos (aunque Piñón Fijo nos haya hecho creer lo contrario).

Autora: Titi Nicola l CC BY-SA 4.0

La vida es eso que nos pasa mientras estamos ocupades debatiendo, por vez 2000, dónde empieza y dónde termina la vida. Eso es algo que ya habíamos aprendido en el debate de 2018 pero que quizá habíamos olvidado. Vamos a reconocerles a los celestes que la capacidad innata que tienen para correr el eje de la discusión hace que por momentos olvidemos qué es lo que estamos debatiendo. Eso te puede pasar con un amigo muy pesado que quiere otra vez poner a discusión cuál es la mejor película del universo Marvel. Pero aquí, amigues, no nos daremos por vencides.

En fin, a lo nuestro.

La primera expositora del jueves, que inició la jornada bajo la atenta mirada de les diputades Yedlin y Macha, fue Mariana Romero, investigadora del Conicet. Con el tono seguro de quien estudió mucho para un examen, Romero aseguró que "la evidencia muestra que a medida que se amplían las causales para acceder a un aborto legal, la mortalidad por aborto disminuye”. La palabra clave aquí es "evidencia", un recurso bastante olvidado por quienes se sienten defensores a capa y espada del baby Gollum.*

*Para más información sobre esto, tienen a mano la crónica del miércoles.

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A la pregunta sobre qué sucede si no se aprueba la ley, dijo: “Se mantendría la disparidad, hay provincias con protocolo y otras que no. Se siguen perpetuando las barreras de acceso al sistema de salud”. Y finalizó explicando que “el aborto con misoprostol y mifepristona disminuye el tiempo de sangrado y el dolor. Es el método de mayor calidad, aunque no está disponible en nuestro país”.

No nos preparó para lo que vino después. Y no tenía porqué hacerlo, tampoco.

Guadalupe Batallán se presentó como egresada del Colegio Nacional Buenos Aires y "experta en aborto". Su semblante, su tono y su forma frenética de hablar le daban un aire de joven que se pelearía con Feinmann en un móvil por la legalización de la marihuana, pero su discurso estaba muy cerca del de Eduardo.

O eso creemos, porque hablaba tan rápido que algunas cosas se nos perdieron. Ya estamos viejas.

Encendida como la parrilla de una obra en construcción en un viernes de cobranza, Batallán (buen nombre, se lo vamos a reconocer) inició diciendo: “Soy hija de una adolescente de clase media presionada por sus padres para que abortara. Mi vieja supo decirle que no a las presiones”. A partir de ahí, su exposición fue una metralleta de frases bien armadas, algunas ya escuchadas en ese mismo recinto: “Estamos frente al mayor genocidio universal”, “ninguna mujer elige el aborto”, “queremos que dejen de usarnos para pedir aborto”, “dejen de matar niños” y, la favorita: “¿van a atreverse a votar como inmorales?”.

Batallán cuestionó también las cifras presentadas por el Ministro de Salud en la primera jornada de debate. A su favor diremos que al menos en los tres días de exposición que llevamos fue la única que lo hizo.

Un comentario al margen, que poco tiene que ver con el debate en cuestión: que inorgánico que se ve cuando una persona se encoleriza en una videollamada. Los tiempos pandémicos no han permitido otra cosa, pero realmente de a ratos resulta tragicómico pensar que hay alguien en un departamento, a las 11 de la mañana, discutiendo con la suculenta que tiene al lado.

La batalla de Batallán (¿?¿?¿?¿? inspiradísmo) no terminó ahí. Mientras que se llevaba adelante su exposición en la Cámara, el mundo twitter se hacía de sus palabras para aplaudirla o defenestrarla. Twitter debería ser reconocido a estas alturas como un anexo del Congreso. Batallán se sumó a esa discusión más tarde, con la misma energía virulenta con la que había realizado su exposición, y decidió responderles a todes les que la habían cuestionado. Entre elles, a la escritora Claudia Piñeiro. Adjuntamos los twits porque, en el fondo, un poco también nos divirtió.

La pareja de Claudia es Gil Lavedra, que expuso pero en el primer día del debate. La fuente de Batallán, en este caso, se ve que fue La Gozadera. Una suerte de "Mayami me lo confirmó".

En fin, en el recinto la cosa seguía como si nada mientras que Batallán seguía desparramando bilis en Twitter. A su exposición le siguió la de Vanina Bassi, delegada no docente de la Facultad de Ciencias Sociales. Lo más interesante de la estrategia "verde" en estos días de exposición es el variopinto de personalidades que han aportado, desde distintos ángulos, sus motivos para apoyar la legalización del aborto. El caso de Bassi es uno de esos. Sostuvo que “sólo conquistando el aborto en esas condiciones podremos conquistar la separación de la iglesia del Estado” y volvió sobre uno de los ejes más repetidos el día anterior: el supuesto acuerdo con el FMI para la legalización de la IVE. “Resulta insólito que los que apoyan los planes del FMI vengan a este recinto a complotarnos con este organismo”, aseveró, y finalizó expresando: “Como se puede observar en este debate, la separación de la iglesia y el Estado es una necesidad más que necesaria”.

La separación de la UCA del Estado también es importante, pero daremos una batalla a la vez.

La siguió una de las expositoras celestes más interesantes de la jornada. O una que, al menos, aportó una postura nueva. Florencia Álvarez Travieso es politóloga y especialista en familia, pero habló como militante peronista. Es más, su exposición estuvo dedicada a les diputades de su partido. Álvarez Travieso es conocida por haber firmado (y militado) el manifiesto de "Peronistas por la Vida" que circulaba en 2018. “Somos la mayoría los peronistas que defendemos la vida”, soltó. Quizás los números de la votación del 2018 no digan lo mismo, pero no nos vamos a poner en modo Batallán ahora. “Yo les pido que escuchen a las mujeres, que no las invisibilicen. Saben que la vida es difícil pero se aferran a la esperanza. No buscan más pérdidas, abrazan la vida”. Consultada más tarde por les diputades presentes acerca del nexo entre su partido y la militancia por el aborto legal, seguro y gratuito, Álvarez Travieso sentenció “Perón es vida”.

Nos trajo también el primer momento memeable del día, hay que reconocerlo.

Los problemas constantes de conexión nos privaron de las exposiciones de Lucy y Jose Miguel Vivanco. Nos intrigaba saber si iban a ser un dúo, una onda Pimpinella. Los guardaremos para otro momento.

Manuel Ochandio, abogado y presidente del Instituto Laico Estudios Contemporáneos de Argentina, continuó con la jornada y comenzó su discurso con pocas pulgas: “Hay un Estado extranjero invirtiendo dinero en una campaña de desinformación, el Estado Vaticano. Vemos con preocupación cómo el Estado del Vaticano viene interviniendo en las decisiones de Argentina”. Fuerte y al medio, para que no queden dudas. Ochandio parecía más bien enojado, como si hubiera leído las crónicas anteriores que este medio puso a disposición del pueblo argentino todo. "Personas del derecho, profesores universitarios no pueden venir a mentir diciendo que si se aprueba esta ley se estaría yendo contra los instrumentos de derechos humanos” soltó. Harto de los tropiezos de sus compañeros de Zoom, agregó que “está desesperado el Estado Vaticano porque está perdiendo uno de los principales territorios de su propio relato identitario: el cuerpo de la mujer” y cerró por todo lo alto con otra fase que bien podría ponerse en una reinterpretación del careo entre Pichi Taylor (celeste) y Elsa Ongay (verde): “Me canso de explicarles la Constitución como si fuera una clase a chicos de 10 años”.

La verdad Ochandio, same.

La fuerza que está haciendo la Universidad Austral (UA) para ponerse a tiro con la tonelada de especialistas en todo que la UCA trajo a este debate es, de mínima, celebrable. El próximo expositor fue Alfredo Vitolo, abogado y profesor de Derecho Constitucional y DDHH de la UA. De Vitolo no anotamos mucho. Expresó que “se ha instalado que el derecho al aborto es una exigencia del derecho internacional. ¿Por qué ningún tratado lo reconoce explícitamente?”. Para cerrar, y como si formara parte de un challenge que les verdes desconcemos, sostuvo que "para nuestra Constitución hay niño desde la concepción”.

Chau picho, con eso cerramos el debate. Quizá les dan un llavero o una taza térmica de la UA y la UCA cada vez que tiran esa.

A continuación José Miguel Vivanco, director de la División de las Américas de Human Rights Watch, nos trajo CIFRAS. Casualmente les que viven pidiendo cifras nunca hacen preguntas a la gente que las aporta. Raro de toda rareza, pero así están las cosas país. Vivanco expresó que en los países estudiados “si no está autorizado, 36 de cada 1000 mujeres abortan. Si está autorizado, abortan 26 mujeres cada 1000” y añadió que “la aplicación del modelo de causales vigente es mucho más restrictiva en los hechos que lo que establece, incluso en embarazos con riesgo para la vida o producto de violaciones sexuales”. Además, sostuvo que “los abortos inseguros causan entre el ocho y el 11% de las muertes maternas a nivel mundial” y que “el último dato de egresos hospitalarios por complicaciones por aborto es de 40000 y unas 35 muertes de mujeres en 2018, un 13%”.

Interesante la postura de Vicanco pero no pudo responder CUÁNDO EMPIEZA LA VIDA HUMANA.

Algo que sucede con frecuencia entre los expositores celestes es que usualmente presentan un CV un tanto tendencioso. Inés Franck, por ejemplo, se presentó a sí misma como una simple abogada con ganas de participar. Omitió agregar que es integrante y secretaria del Consejo Pastoral para la Protección de los Menores de la Conferencia Episcopal Argentina y secretaria académica de ¡a que no saben cuál facultad! La de Derecho Canónico de la U C A. Los espacios son para que la bronca respire. Dijo que lo que estaba en discusión era básicamente un disparate porque “no se ha modificado el hecho jurídico de que son dos vidas las que debemos proteger”. No se esmeró en agregar lo de la concepción y el bebé porque la taza térmica ya la tiene. Es más, sospechamos que si hay una suerte de concurso, ella es la que lo organiza.

Las últimas dos expositoras del turno mañana mostraron lo mejor y lo peor del debate.

Lucy Grimalt, responsable del Programa Provincial de Salud Sexual y Reproductiva de Entre Ríos, contó la experiencia de la ILE en su provincia. Otra vez trajo cifras de esas que todes piden pero a las que después ignoran: “Se han registrado unas 600 (ILEs) este año, la mayoría en mujeres mayores de 20 años”. Expresó que “a pesar de la legislación vigente, debe aprobarse la ley. Debe garantizarse que ninguna mujer esté desprotegida tanto si quiere seguir con el embarazo como si quiere abortar” y añadió que “el reclamo por aborto legal es federal”, algo que volvería a retomarse en toda la jornada. Finalizó agradeciendo a “cada profesional que está garantizando derechos en la provincia de Entre Ríos”.

Y perdón por las cosas que están teniendo que escuchar, añadimos desde aquí.

La última en exponer fue Ana Belen Mármora, abogada y periodista, vocera del Frente Joven. Ana también es asesora en el Congreso, y habla con la rapidez de Sonic.

Queremos creer que todes más o menos tienen a Sonic presente. ¿NO ES CIERTO?

Su estrategia, creemos, fue crear cierta confusión repitiendo la palabra "bebé" cada dos segundos, a veces con el acento bien puesto y a veces en idioma celeste. Sus últimas expresiones fueron bastante contradictorias, incluso provocativas. “El aborto es algo que ninguna de nosotras quiere pasar. ¿Cuántas Chiara Páez necesitamos?”. Si desconocen el caso de Chiara Páez, en este mismo medio hay un informe completo sobre su femicidio. El comentario resulta completamente desafortunado e incluso irrespetuoso. Como si eso fuera poco, finalizó: "Hablo por las mujeres Wichi que no quieren que se hable más en su nombre”.

El nivel de aborto y confusión de esta última frase nos produjo dos surmenage.

Con su exposición se dio inicio al receso. Previo a eso, el diputado Yedlin les deseó un feliz día a "todos los médicos, médicas y médiques". Es el Ned Flanders de la Cámara Baja.

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La sesión de la tarde retomó la polémica de la mañana como si esto de pronto se hubiera transformado en una transmisión de programas satélites del Cantando, pero bien. La diputada Mara Brawer, que estuvo siempre presente desde su casa, pidió la palabra para denunciar los insultos y agresiones de Lupe Batallán en las redes sociales y pedirles a los legisladores que la invitaron que le soliciten que borre los tuis en los que insulta a otros expositores.

Durante el transcurso de los distintos turnos de debate se les recordó constantemente a les expositores cuáles eran los protocolos para poder exponer. Uno de ellos, el más importante quizás, era mantener el intercambio con respeto. De a ratos se tornó difícil.

La primera en exponer en el turno tarde fue Patricia Rosemberg, médica y directora de la Especialización en Gestión en Salud de la Universidad Nacional de Lanús. Y ¡Oh, qué refrescante ver cómo nuestras universidades públicas también se apropian de este debate! El discurso de Rosemberg tuvo varios pasajes interesantes: "Para nosotros como médicos es necesaria la ILE para poder reformular nuestras prácticas. La decisión es de la mujer y lo que nosotros, profesionales de la salud, tenemos que garantizar es que sea de la forma más segura", comenzó. A esta idea sumó: "Me ha tocado ver colegas haciendo legrados sin anestesia o haciendo interrogatorios que parecen policiales". Finalizó diciendo: "No estamos comprometidos con la idea que las mujeres aborten, sino que tengan disponibilidad de elección, por eso la coherencia que el proyecto vaya acompañado del Plan 1000 días".

La idea del Plan de los 1000 días circuló bastante sobre la tarde, a favor y en contra. Sobre eso volveremos después. Es interesante cómo la sección de expositores verdes hizo un esfuerzo constante para no caer en relatos grotescos de escenas reales y dolorosas. Les celestes no tuvieron esos reparos. Hicieron de sus exposiciones, más o menos fundamentadas, un eterno golpe bajo e innecesario.

Le siguió a su exposición la de Marcelo Riera, ex ministro de salud de San Luis, quien utilizó un power point extraído directamente de las filminas de la clase de educación para el amor que esta cronista tuvo allá por 1997. Cómo hizo para digitalizar ese material realmente es una incógnita. Quisiéramos preguntarle si además no tiene por ahí las fotos del día de la primera de ese año, puesto que se veló el rollo y nunca se recuperó el material. En fin, Riera dijo que "el cigoto es un nuevo ser humano, distinto a sus progenitores porque desde la concepción posee un genoma que le es propio". Lo del genoma les fascina.

Después nos llegó una de las intervenciones más completas de la jornada. Luis Ernesto Pedernera es el presidente del Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas, y reiteró muchas de las cuestiones que ya había expuesto en 2018, cuando fue convocado a ese debate. Pedernera explicó que "en 2018 este comité le pidió a la Argentina que despenalice y legalice el aborto". Y nos dejó la frase a la que le podemos hacer copy/paste de aquí a la eternidad para subsanar de una vez cuándo se es bébe y cuándo no: “Para la convención, el niño es toda persona menor de 18 años NACIDA”. Las mayúsculas las agregamos nosotras, pero los ojos de ese buen señor gritaban que esto debía traducirse así. Pedernera hizo referencia a las niñas forzadas a parir, y que al comité le preocupan las altas tasas de embarazos adolescentes. Creyó importante que el Estado garantice el acceso a abortos seguros. Añadió: "Hay que asegurar que las y los adolescentes dispongan de información sobre anticoncepción y planificación familiar en lenguaje accesible".

Consultado por les diputades presentes acerca de la cuestión expresa de las niñas forzadas a llevar su embarazo a término, Pedernera dijo: “El que más nos impactó fue el de una niña wichi. Unos hijos de un caudillo la capturan, la violan, y de esa violación surge un embarazo. Hasta el día de hoy no hay ningún enjuiciado por esa situación”. Agregó que se ha "reunido con niñas de distintos territorios de la Argentina” y que es prioritario que también se respete el derecho de les niñes "a ser escuchados, a ser tomados en cuenta. Todo esto tiene que hacerse con la voz y la opinión de las involucradas”. Finalizó diciendo que “mejorará sustancialmente la calidad de vida de las niñas. Va a hacer que las niñas y adolescentes que hoy tienen que sufrir calvarios vivan infancias dignas de ser vividas”.

Quizás tendría que haber trazado algún paralelismo con Harry Potter o Star Wars para que su ponencia se viralice. Quedamos a su disposición, maestro.

La tarde se ponía interesante cuando les celestes nos trajeron a Jorge Sennewald, pastor evangélico. Sí, otro pastor. Pero por lo menos no era de esa universidad de la que ya hablamos varias veces, ¿no? Sennewald tuvo un discurso un tanto confuso: "Somos buenos pero no insensibles, somos pacificadores pero estamos enojados", soltó en un momento. Esgrimió una de las teorías más absurdas de este tercer día: "El aborto no es un tema de salud pública porque el embarazo no es una enfermedad". Esto va de la mano con el señor que propuso la escalada al Aconcagua. Esa lectura tan corta de qué es y qué no un tema de "salud pública" nos estremece. No conforme con eso, el pastor añadió que a su entender hay una “gran mayoría” celeste en el país, mientras que el resto es “una minoría verde circunscrita a la ciudad de Buenos Aires”. Le dedicó al presidente algunas palabras muy duras y dijo que mintió cuando “prometió cerrar la grieta”. Y cerró con un: “Ninguna mujer con la que he hablado se ha mostrado contenta de abortar. Todas me decían ‘quisiera volver el tiempo atrás” para tener a sus bebés con ellas.

Difícil así hacer humor. Mejor, en todo caso, responder a estos discursos con datos.

Soledad Bustos es la subsecretaria de Atención Primaria del Municipio de Quilmes. El dato político es que el municipio está a cargo ahora de Mayra Mendoza, quien en 2018 fue diputada y una de las del grupo de "Las Sororas" que empujó el proyecto en estas mismas comisiones. La aplicación de la ILE en el municipio fue, de hecho, una parte integral de su plataforma de gobierno en el momento de la campaña.

Bustos explicó que desde el municipio, que cuenta con más de 600000 habitantes, “fuimos testigos de las crecientes demandas de ILEs que fueron aumentando durante las peores épocas de la pandemia y tuvimos la necesidad de hacer tremendos esfuerzos para hacerle frente a estas demandas”. Añadió que en ese período se dieron “más de 230 situaciones de ILE. Un 75% fue durante el primer trimestre, o sea, fue de manera ambulatoria.Y más del 90% tuvo alta con el método anticonceptivo elegido de manera informada”. Bustos trajo a colación una palabra mágica que hasta aquí no había surgido: “Comenzamos a hacer también en el Hospital Municipal vasectomías”. ¿Leyeron? Vasectomías. Habría que ponerlo en loop en los pasillos de la algunas universidades privadas a ver si les copa la idea. Quizás si aparece de fondo en alguna edición de la Bresh o en un estribillo de Wosito se prenden. Será para otro momento.

Soledad Bustos también expresó que “la sociedad hoy está pidiendo que la maternidad sea deseada o no sea” y que en ese sentido el acceso a la ILE (y a las potenciales IVEs) "no puede ser un mero privilegio de municipios o provincias que tengan perspectiva garantista”. Finalizó: “Acceder a una ILE de forma segura no puede depender de un código postal”.

Otra a la que le prometemos un asado.

Le siguió Analía Pastore, abogada de familia e integrante del Centro de Derecho de Familia de la UCA. Esto termina con bozal legal. Pastore señaló como falacia que, de aprobarse el proyecto, el Estado se haría cargo de los costos de la fecundación humana asistida y del aborto legal. Aseguró incluso que, por el Plan de los 1000 días, una persona podría cobrar asignación por embarazo y, luego, abortar. En ese momento pasaron dos cosas interesantísimas. Primero, la diputada Moreau (también conocida como la capitana Óleo 31) le recordó que el Plan de los 1000 días no estaba en discusión en ese ámbito.

La cronista, que transcribía con fervor este intercambio con el entusiasmo de quien abre un regalo en Navidad, se perdió de otro momento memeable de la jornada. Por suerte siempre hay a mano otra Periódica (en este caso Juliana, alias "Carita") para hacer captura de pantalla.

Por un breve segundo, hizo aparición en escena Mínimo Kirchner.

Captura de Juliana Barrientos

El ángulo de la toma y la pose del diputado nos ofrecieron, por un segundo, un gag visual que nos hizo bien al corazón.

Mucho, muchísimo mejor fue lo que vino después. Sin exagerar, la mejor exposición de estos tres días de debate.

Edith Martearena se presentó como referente de la comunidad guaraní TGN de Tartagal. Párrafos atrás hacíamos referencia a la diversidad de les expositores verdes. En Edith se sintetizaron muchas cosas. Para el momento en el que ella habló, ya habíamos tenido especialistas en salud pública, veedores de organizaciones extranjeras y nacionales, representantes de ciudades y municipios, delegadas gremiales, un proporción mayoritaria de mujeres incluso de la diversidad. La de Edith fue una de esas exposiciones que serán difíciles de olvidar.

Contó la doble discriminación que sufre su población: por ser mujeres pobres y por ser aborígenes. Sostuvo que "esta ley viene a darnos libertad, viene a fortalecernos y no morir en el intento", y su testimonio fue uno de los más interesantes de la tarde, porque presentó una perspectiva completamente nueva. Como respuesta a quienes más temprano habían esbozado que la cuestión del aborto era algo que sólo le competía a los porteños, Edith contó la historia de un caso sucedido en 2019 en la localidad de Tartagal. En ese entonces, una joven llegó sangrando al hospital y el médico la acusó de hacerse un aborto y se negó a atenderla. "La dejó sangrando en la puerta del hospital", relató.

“Hemos tenidos muchos actos discriminatorios, estas deficiencias del sistema de salud que no se hablan en idiomas cuando por ejemplo nosotras acá en la zona tenemos siete pueblos originarios. El no hablar en lenguas ya es un acto discriminatorio. La violencia de muchos actores de la salud que discriminan a todos los que somos de pueblos indígenas y sobre todo a las mujeres. Todo esto se traduce en un profundo miedo, en no ir al hospital por absolutamente nada. Nos ha tocado hasta en la propia pandemia, de no asistir cuando algún integrante de pueblos originarios tenía síntomas”, continuó.

Les diputades le preguntaron acerca de estas carencias en el sistema de salud público. Martearena explicó que “este miedo hace que todo el embarazo se de por fuera del sistema de salud. El sistema de salud es hostil. Recurrir a un aborto siempre va a ser por fuera del sistema de salud, debido a todas estas implicancias”. Su cierre fue contundente: “Los abortos se siguen haciendo. Intentan invisibilizarnos, mujeres ricas con buenas posiciones se siguen haciendo abortos. Estamos en una situación de desigualdad, no es nada más que eso”.

La transcripción no le hace justicia. Edith relató la difícil situación de las mujeres de su provincia con la seguridad y la dignidad de quién sabe de dónde viene y en nombre de quién está hablando. Para eso no hace falta gritar ni insultar.

No exageramos cuando decimos que su testimonio nos recordó por qué es tan importante este debate previo a la llegada de un proyecto a la Cámara Baja. Ojalá les diputades también la escuchen.

Las últimas dos expositoras del turno tarde (y de todas las jornadas en general) fueron Laura Vargas Roig y Mariela Belski.

Vargas Roig es investigadora de Conicet y está en contra del proyecto. Dijo que "como profesionales debemos ser honestos con nuestros pacientes y explicarles a las mujeres gestantes que el embrión es un ser humano, mostrarles las ecografías obstétricas y dejarles oír los latidos fetales". Nos recordó a una Viviana Canosa pre-dióxido de cloro haciendo ecografías en la explanada del Congreso. Nos proporcionó, en todo caso, una explicación acerca de las posturas preocupantes que durante tres días escuchamos de parte de cierto sector de la medicina: “Esto es lo que nos enseñan en obstetricia: cuando atendemos a una mujer embarazada, tenemos a nuestro lado dos pacientes, la madre y la persona por nacer. Y nuestro deber como médicos es respetar y cuidar a los dos”. ¡Con razón! Cuando tengamos energía, entonces, deberemos darnos un debate acerca de los planes de estudio. No vamos a mentir, esta posibilidad nos emociona.

Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina, nos trajo una vez más los datos que los celestes piden para después ignorar. "Nos tienen que resonar las más de 2350 niñas menores de 15 años que tuvieron un hijo o hija en 2018 que marcarán sus trayectorias de vida para siempre", comenzó. Añadió que "ningún órgano internacional o regional de derechos humanos ha declarado nunca que el aborto sea incompatible con los derechos humanos, incluido el derecho a la vida” y finalizó diciendo que “lo que se debate en este recinto es un debate por la vida de todas las mujeres y personas gestantes de este país”.

El discurso de Belski cerró la etapa de exposiciones de personas externas a las comisiones. Ahora nos queda escuchar a les diputades que deberán firmar los dictámenes. La palabra de les legisladores la encontrarán en otra nota.

Hay algo importante acerca de lo que sucedió en estas jornadas. Algo que intentamos reflejar en estas crónicas y que, suponemos, continuará siendo una de las cuestiones palpables en el debate posterior que pueda darse tanto en la Cámara Baja como en Senadores. De a ratos, entre los discursos preparados y las frases repletas de convicción, se filtra un dejo de algo absurdo, casi cómico. Una buena forma de desarmar un mal argumento, de criticarlo, de mostrar sus hilos, es llevándolo al plano de lo absurdo. No por eso deja de ser cosa seria.

De las horas de escucha activa y transcripción nos quedamos con esto: el verdadero esfuerzo está en no dejar que nos corran el eje de la discusión. Estamos pidiendo que el Estado se haga cargo de una deuda histórica que tiene para con las mujeres y las personas gestantes. Y lo pedimos con argumentos científicos, con los datos que nos acompañan, con la convicción que nos da el trabajo en el territorio y con los relatos que se multiplican de a montones a lo largo y a lo ancho del país. Nunca está todo dicho cuando hablamos acerca de la importancia de que el aborto sea un recurso legal, seguro, gratuito, voluntario, emancipador pero sobre todo un profundo acto de justicia. Uno que nos iguale entre mujeres. Uno que nos de a todes las mismas herramientas. Ese eje nos habilita el enojo, la pasión e incluso, a veces, el chiste.

¿Cómo no reírnos cuando los argumentos en contra se esgrimen desde una frase de un libro de fantasía? Y no, no somos tan irrespetuosas, no nos referimos a la Biblia.

Será Ley. Y eso, amigues, no es pregunta.

Cuando sea ley, nos concentraremos en la próxima batalla: la Interrupción Voluntaria del Power Point. Hay que saber dejar ir una herramienta. Y evidentemente, como país, no estamos pudiendo.

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Textuales: Carolina Robaina