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#AbortoLegal2020, día 2: Un anillo para abortarlos a todos

En el segundo día de exposiciones, las analogías se complejizaron: abortar puede ser como escalar el Aconcagua o incluso se puede explicar con una escena de la saga de El Señor de los Anillos. Les diputades Yedlin y Moreau debieron moderar un debate que, por momentos, se volvió violento. Todo eso, en esta crónica.

Autora: Gise Curioni

La jornada del miércoles contó con menos miembros de los distintos credos religiosos, pero nos trajo un abanico de expositores de la UCA que debe significar, en realidad, "Usina Central de Antiderechos". Quizás estamos generalizando. Nos permitimos la estrechez de pensamiento.

Los argumentos tanto de los expositores verdes como celestes pivotaron sobre algunas ideas ya repetidas. Incluso, por momentos, la cuestión se tornó un tanto aburrida. Pero no estamos aquí para divertirnos, ¿o no amigues de Periódicas?

El turno mañana se abrió con los ya históricos problemas de conectividad y la exposición de Soledad Deza, conocida en el ámbito de los feminismos por haber trabajado en el caso de Belén, en la provincia de Tucumán. La abogada se explayó acerca de la figura de les objetores de conciencia. "La objeción de conciencia hizo y hace mucho daño cuando está en manos inescrupulosas. Esta herramienta de excepción invierte su lógica de creación y funciona como una regla" explicó, haciendo referencia a lo que sucede en los distintos efectores de las provincias del norte de nuestro país. Sobre este debate se volvió muchas veces durante todo el día.

A continuación expuso el profesor de Derecho Constitucional Andrés Domínguez, que volvió sobre el quid pinosolanezco de la cuestión: el goce. Para Domínguez, "desde el punto de vista constitucional no existe ninguna norma que impida legalizar el aborto" y añadió que "la base de estos derechos es la autonomía de la mujer". Tiró después una de las frases más interesantes de la jornada: Es una obligación del Estado argentino despenalizar el aborto. Lo que se castiga es el goce. Mientras tanto los hombres seguimos gozando sin ningún tipo de inconvenientes".

Sube al balcón de les aliades de platino. Sí, esta es una referencia a Masterchef. Quienes componemos este medio estamos obsesionadas con dicho reality.

Volviendo a lo que nos compete, el primer "celeste" en exponer en la jornada del miércoles fue Anibal Bakir, presidente del Centro Islámico de la República Argentina. Para Bakir, en este proyecto se ponen en juego cinco cuestiones: "la religión, el ser humano, la mente, las cuestiones de dolor y las cuestiones relacionadas con el dinero". Habló de la "jurisprudencia islámica" y que debía rechazar el aborto "en nombre de Dios". 

El concepto del Estado Laico a algunes se les escapa.

Siempre, en cualquier debate que se de en el marco de los feminismos, es refrescante escuchar a las que nos abrieron las puertas. Y el caso de Diana Maffía no es excepción. Maffía, filósofa y actual Directora del Observatorio de Género en la Justicia  en el Consejo de la Magistratura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, expresó que “en un debate legislativo corresponden razones públicas. Habilitar el aborto no obliga a nadie a abortar pero prohibirlo sacrifica la vida de muchas mujeres en el circuito clandestino y no preserva ninguna vida. Si quieren seguir el embarazo se ofrece la ley de los 1000 días, si decide interrumpirlo, la ley del aborto legal seguro y gratuito”. Sobre este punto añadió: “Prohibir el aborto no preserva ninguna vida. Quien aborta es víctima indirecta de la violencia de género. Las políticas públicas deben respaldar la decisión de la persona gestante”.

Más claro, échale alcohol en gel.

Leda Guzzi, médica infectóloga, trajo una idea muy interesante: “Hace 20 años mi postura no era a favor del derecho del aborto, pero ver morir a muchas mujeres me interpeló y me llevó a hacer un giro. Es un tema que merece la atención de la salud pública”. Claro que la experiencia de una médica infectóloga puede ser fácilmente rebatida por, digamos... un cura. El celeste Gustavo Carrara, obispo titular de la Antigua Sede de Tasavalta, aseveró que “la salud no se puede alcanzar descartando a otro ser humano”. Su opinión debe estar basada en el más profundo empirisimo. O no, pero ya fue.

Lo interesante es que, ignorando el protocolo, el siguiente expositor se permitió devolverle la gentileza a Carrara. Víctor Urbani, médico y ex ministro de salud de la provincia de Jujuy, le respondió: “La iglesia católica tiene una visión muy particular de la mujer, de hecho no permiten que las mujeres ejerzan el sacerdocio. Yo quisiera que me expliquen por qué”. No sabemos si el doctor juega de nueve pero de todas formas la clavó en el ángulo.

Si, también hacemos chistes de fútbol. Somos completas.

Estas jornadas nos han alarmado en un sentido: la cantidad de ginecólogues y obstetras que están en contra de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. El siguiente expositor del turno mañana fue Martin Olivera, médico especialista en ginecología y obstetricia, quien nos dejó uno de los momentos más confusos de la jornada. Para Olivera, el Estado no debe pagar los abortos de las mujeres por que si él escala el Aconcagua y no puede bajar el Estado no debería pagarle el rescate tampoco. Una suerte de "si te gusta el durazno, bancate la pelusa" que pone en riesgo no sólo el derecho a abortar sino también la profesión de los guardavidas, guardaparques y rescatistas de todo el país. Un disparate digno de Polémica en el Bar, pero sin el remate "gracioso".

Por suerte a este desquicio le siguió la exposición de Aída Kemelmajer de Carlucci, premio Konex de Brillantes Humanidades, quien fue contundente: "El paternalismo médico es uno de los resabios más recalcitrantes del patriarcado". La pregunta sería, Aída amada, cómo cuadra acá la teoría del Aconcagua. Por favor, si leés esta nota, esbozá al menos una teoría.

Al finalizar la primera tanda de expositores, Cecilia Moreau, presidenta de la comisión de Legislación General y diputada del Frente de Todos, aclaró que al finalizar las exposiciones del día se realizaría una reunión de presidentes de bloques y el titular de la Cámara de Diputades, Sergio Massa, para buscar mecanismos sobre el dictamen y la forma de sesión.

Destacamos la labor de la diputada Moreau que se mantuvo harta y solemne durante toda la jornada. En nuestra crónica de ayer le atribuímos parte de su carácter al óleo 31. Hoy se le vio (varias veces) dispensándose el elíxir anti stress.

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Cuando pensábamos que el turno mañana y su analogía del Aconcagua no podía superarse, llegó el turno tarde a patear el tablero.

Mirian Andujar, del Instituto de Bioética de la Universidad Católica de Cuyo, sostuvo la bandera de la UCA bien en alto. Para la doctora la cuestión central del debate es “¿qué vida queremos salvar?”. Raro, viendo que el slogan que caracteriza a los antiderechos es “salvemos las dos vidas”. Aparentemente, según Andujar, no es tan así. Continuó recalcando el “peso moral” de abortar y volvió sobre algo que los celestes remarcaron durante toda la tarde: que las mujeres pobres no abortan.

La sucedió María Belén Carcedo, médica general y de familia de Córdoba que integra la Red de Salud por el Derecho a Decidir, comenzó compartiendo testimonios de mujeres que decidieron abortar. “Hoy como en 2018 decidimos sacar del closet las historias que vivimos en la atención médica”. Además destacó el trabajo de la Red y comentó: “somos más de 2000 profesionales en todo el país que hacemos atención directa, cara a cara, acompañando con amorosidad y respeto, garantizando prácticas seguras”.

Extraño cómo los siete minutos de les verdes parecen siempre muy pocos mientras que los que se les otorgan a les celestes se hacen interminables. Quizás a eso se refería Einstein con la teoría de la relatividad. No lo sabemos, no la entendimos del todo.

Vino entonces el turno de Jorge Aquino, biólogo y profesor Asociado de la Universidad Austral (¡sorpresa! No es de la UCA). Comenzó su discurso haciendo hincapié en los embriones y las cuestiones genéticas. Aquino utilizó como argumento que "en la tercera semana de vida el embrión ya produce su propia sangre", explicando que ese detalle lo convierte en una persona distinta a quien lo está gestando.

Trazó un paralelismo magnífico: "Si nos conmueve que un animal sufra, ¿cómo no tenemos empatía por ese ser humano?", y continuó diciendo que el proyecto va a permitir “atentados humanos” y que todo esto, para colmo, se va a hacer con la plata de todos.

Consultado por les diputades acerca de su posición frente a la despenalización, aclaró que no está a favor de penalizar a las mujeres pero que de todas formas algún “castigo social” deben tener porque no está bien lo que hicieron.

Hay una escena en Game Of Thrones acerca de un “castigo social”. Pongan “shame” en Youtube. O no, y sigan viviendo tranquiles.

Menos mal que después de esto vino Paola Bergallo, doctora en Derecho e investigadora del CONICET.

Comenzó diciendo que en este país "hace 100 años que esperamos que se discuta sobre este tema y mientras tanto murieron más de 3000 mujeres por aborto. 3000 mujeres murieron por situaciones de aborto que se hubieran salvado si hubiéramos debatido esta ley antes".

“Es un proyecto modernizador pero moderado” sostuvo Bergallo y explicó que es “porque incluye el acompañamiento a quienes deciden continuar un embarazo con la ley de los 1000 días”.

Además mostró un mapa de los países que avanzaron en la ampliación de derechos: “En los últimos 25 años la mayoría de los países del mundo tienen leyes que regulan el aborto, se ha avanzado hacia leyes menos restrictivas”.

Ok pero ¿Qué hacemos con el que escala el Aconcagua? Respondan a las demandas del pueblo, por favor.

Le siguió otra de las exposiciones más sólidas de la tarde. Carolina Comaleras, licenciada en Obstetricia oriunda de Entre Ríos, indicó que "2350 niñas y adolescentes tuvieron un hijo en 2018. 82 niñas en Entre Ríos tuvieron un niño en 2018. Fueron obligadas a gestar y parir. Eso no es una bendición, es tortura. Se les ha arrebatado la infancia. En un mundo justo, las niñas no son madres. Y nuestro país no puede quedar fuera de ese mundo".

Pero como quizás esto no era suficiente para los pedidores seriales de datos y estadísticas, Comaleras añadió que : "En los últimos 8 meses, Entre Ríos ha recibido 84 consultas sobre la interrupción del embarazo. Queda claro que en la pandemia no se ha dejado de abortar. Hemos escuchado que el sistema de salud está colapsado y no puede hacerle frente. Es al revés. El acceso al aborto seguro no requiere internación. Es farmacológico y en el 90% de los casos es ambulatorio. Han usado la pandemia para entorpecer ese proceso".

Cerró dejando una de las frases más interesantes de la tarde: "También se desea un aborto. Quienes facilitamos el acceso al aborto no hacemos favores. Prevenimos daños".

Es bastante más interesante apelar a la verdad que a las metáforas, ¿no?

Lástima que después de esto nos esperaba el señor Siro de Martini, miembro de la Academia Nacional de Derecho. Dato random: la misma Academia a la que pertenecía García Belsunce Padre. La cronista no podía dejar esto pasar.

El doctor nos dejó una linda tanda de palabras en diminutivo (cabecita, cuerpecito, bebito) y lamentó que el proyecto se trate en este año “tan marcado por la muerte” y “tan cerca de la fecha de la Inmaculada Concepción y de la Navidad” cuando muchos argentinos están esperando comenzar con el clima festivo. También dijo que el proyecto “huele a azufre”. Se despidió deseándonos una Feliz Navidad. Se agradece. Tomaremos sangría en su nombre.

Más adelante, consultado por les diputades, agregó que no cree en la autoridad de la OMS (?) y explicó que al aborto lo apoya y lo financia el partido republicano norteamericano. Lo nombró a Obama, pero la verdad es que no estábamos prestando tanta atención.

“Esto no es una discusión en un bar o, como ustedes dirían, en un centro cultural”, aseveró. Concordamos. Sus argumentos parecían sacados de un video de Youtube, pero estamos en democracia.

“Puede ser que la consecuencia sea que nos den más créditos internacionales. Hay organizaciones que ponen como condición que en los países se tomen políticas abortivas”, finalizó.

Con eso ya estaríamos.

Le siguió Natalia Gherardi, Directora Ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Género. Fue clarísima sobre la construcción que se hace desde el sector antiderechos. Dijo que se busca imponer “conductas heroicas en las mujeres”.

Por una casualidad (o, en todo caso, por culpa de la mala conexión de les demás expositores) la siguiente expositora vino a sumarle a su teoría.

María de Urraza, médica obstetra en La Plata, fue una de las expositoras celestes más requeridas por les diputades a la hora de responder preguntas. Sus argumentos, en todo caso, invitaban a indagar un poco más. Mezcla de cuento gore y relato sacado de un mal episodio de Grey's Anatomy, Urraza sentenció que “hay pacientes que expulsan fetos de hasta 24 semanas en los inodoros del hospital. Esos son fetos que lloran, fetos que son desechados en los tachos de basura con material patológico”.

En teoría el protocolo previsto por las comisiones de la Cámara de Diputades no permitían este tipo de relatos pero realmente, en un año en el que la gente no supo cómo ponerse bien un barbijo, no esperábamos que el protocolo se cumpliera del todo.

Más adelante, consultada por les diputades acerca de sus declaraciones, Urraza asumió que no tenía con qué sustentar sus dichos ya que "las cifras son todas de conversaciones de pasillo. Los datos van a ir aumentando porque los abortos están aumentando de manera escalofriante".

Al menos nos dejó el momento meme de "las cifras son todas de conversaciones de pasillo".

Magui Fernández Valdez, Directora Ejecutiva del Observatorio de Acceso al Misoprostol, se identificó como lesbiana y remarcó la importancia de las alianzas estratégicas que se dan hacia el interior de los feminismos. Explicó también que "este medicamento es el único método que la OMS acepta como tratamiento ambulatorio. Es la herramienta que facilita el acceso a un aborto seguro" y bregó por el fortalecimiento de los laboratorios públicos y la desmonopolización y producción federal de los fármacos.

Añadió: "Nuestra experiencia como lesbianas siempre estuvo ahí presente" y citó la experiencia de Lohana Berkins y Vero Marzano con la Asociación "Más acción Menos riesgos", que generó la información que popularizó una forma de abortar.

Otro gol.

Les celestes presentaron entonces a Segolene Dosel, docente de bioética y francesa, que vino a compartirnos la experiencia de su país. En su opinión, la legalización del aborto no produce ningún efecto emancipador en las mujeres, sino todo lo contrario. Dijo haber visto "parejas rotas por el dolor de mujeres que se sienten obligadas a abortar por sus maridos" y que nuestro país se está apresurando "por acatar presiones internacionales. Argentina tiene la personalidad para saber resistir a la presión internacional".

Nos quedaron ganas de preguntar si también tenemos "personalidad" para usar crop tops o bailar bachata. Será en otra ocasión.

En el plano filosófico, explicó que a su entender "el aborto es una forma del odio a sí mismo, a la patria, a la historia. No hay motivos sólidos ni positivos para legalizar el aborto. Legalizar el aborto crea una mentalidad de hacer lo que queremos, incluso hacer desaparecer un ser humano por nacer".

Menos mal que al toque llegó Myriam Bregman a acomodar las cosas de nuevo.

La abogada y legisladora porteña arrancó tribuneando, pero bien: "¿Aborto y confusión dicen las pibas? Bueno me parece que se aplica muchísimo a lo que se dice aquí". Aplausos, ovación, quema de árboles de Navidad.

Continuó sobre la base de lo expresado por varios durante la tarde. Bregman indicó que es absurda la idea de que la lucha por el aborto legal es lo que quiere el FMI. Si es así, dijo, "estamos siendo todas engañadas. Les pido a estos señores que no nos subestimen tanto".

Finalizó dándolo todo: "Esta Ley se discute en el Congreso, pero la ganamos en la calle".

Myriam, te queremos en la segunda temporada de Masterchef.

Después le vino el turno a Pablo Garat, Decano de la Facultad de Derecho de ADIVINEN QUÉ UNIVERSIDAD. Sí, la Universidad Católica Argentina, que reproduce decanos con la misma agilidad que el dengue en verano.

El doctor Garat arrancó generando pica con Myriam Bregman pero el fantasma de Simone le cortó el Wifi y su descargo se perdió. Una pena.

Después, decidió volver en el tiempo y dejarnos una incógnita como si esto fuera una película en la que Nicolas Cage intenta destrabar los secretos del presidente. "La clave de todo esto está en si la Corte Suprema tiene razón o no en el caso del Fallo F.A.L", tiró.

Gracias Garat. Un amigo.

Roberto Gargarella, profesor de Derecho Constitucional de la UBA, no recogió la piedra de su predecesor. Con un aura de profesor de Hogwarts que inmediatamente nos puso alertas en el grupo de WhatsApp y nos generó empatía, esgrimió: "Debemos resistir una idea en la que muchos colegas avanzan acerca de cómo se interpreta la Constitución, como si la Constitución incluyera compromisos ocultos. Como si los derechos constitucionales fueran planetas ajenos a nosotros que científicos con telescopios reconocen y nosotros no podemos reconocer".

Hay que quererlo.

Siguió: "La Constitución es un manual de procedimientos para tomar decisiones sustantivas. Lo que hace es establecer las reglas para decidir las cuestiones sustantivas. Somos sociedades plurales, multiculturales, que tenemos procedimientos para ponernos de acuerdo. La Constitución no está para que un experto en derecho nos revele lo que no sabíamos. Frente a lo que la Constitución no dice tenemos la discusión por la vía democrática".

Un crack el Albus Dumblendore del AMBA.

Igual nos duró poquísimo la felicidad.

Bombos y platillos para Gisela Reynaga, médica Por la Vida de la provincia de Tucumán. Indignada, preguntó a les presentes: "¿Cómo llegó a la Argentina este proyecto de ley de aborto? Tenemos una Constitución que defiende la vida de la madre y del niño por nacer": Evidentemente el expositor preopinante no la interpeló para nada. Continuó: "Desde la concepción ese bebé recibe una impronta biológica que se da en ese link entre madre e hijo. Cada embarazo es único y existe, aún en aquella mujer que lo quiere ignorar con todas sus fuerzas".

Los bombos y platillos vienen ahora. Refritó, como si se tratara de una remake de un clásico cinematográfico, el viejo axioma del fetite ingeniere... pero sumándole más profesiones, incluso algunas de hippies, para interpelarnos más. "Sabemos de personas que han sobrevivido al flagelo del aborto. Actores de cine, pintores, futbolistas" comenzó. Entonces, ¿Qué pasa si continuamos con esta idea irrisoria? Acabamos con el cine, acabamos con el teatro, acabamos con el fútbol". Se te termina el curro, Steven Spielberg. Tomate el palo, Flavio Mendoza. Picante Pereyra no more.

Moreau le cortó el micrófono en el momento en el que nos trató de “sicaries”. Para esta hora de la tarde la presidenta ya estaba con cero pulgas, la pipeta recién puesta y el Óleo 31 on fire.

Continuó la jornada con la exposición de Sonia Terragona, subsecretaria de Medicamentos del Ministerio de Salud de la Nación, que dio más detalles sobre la compra de Misoprostol: “Se gastaría 10 veces menos de lo que se está gastando en atender las complicaciones que hoy están generando los abortos fuera del sistema de salud”.

El siguiente fue, sin lugar a dudas, el mejor momento de la tarde.

Cecilia Ouseet se presentó como médica de Tucumán, objetora de conciencia, católica, madre de cuatro hijes. A priori, la prejuzgamos. Pero estábamos más confundidas que el Mono de Kapanga cocinando un lemon pie.

*Última referencia a Masterchef, posta.

Ousset comenzó: "Yo lo único que sé es que todas las mujeres abortan, no importa lo que piense yo o el cura. Cuando las mujeres quieren abortar prefieren morir antes que maternar. Prefieren la cárcel. Todas abortan. Las analfabetas y las que tienen el universitario completo, las adultas y las niñas, dependiendo de cuál sea el lugar en el que vivan y si se los permiten. El problema es que todas abortan, y de manera clandestina, según las condiciones económicas".

Pero esto no fue lo mejor. Prepárense para la próxima frase a estampar en sus remeras.

Ousset, que se popularizó hace un tiempo por escribir una carta abierta en su Facebook al respecto, remató: "Una cosa es que la señora de la parroquia haga la vista gorda y otra es que el Estado y el Ministerio de Salud lo haga".

Pero no terminó ahí. Con una solidez envidiable, la doctora continuó: "No es lo mismo ser objetor que ser obstaculizador" y preguntó "¿Son todos objetores de conciencia o temen la represalia penal?".

Mientras debatíamos la posibilidad de sumarla a este humilde pero entrañable medio de comunicación, Ousset añadió que "las creencias personales no pueden superar jamás los derechos de las personas. Yo no soy ni cura ni monja, soy médica. Necesito que el Estado me de un marco legal. No voy a entender nunca al colega que quiera seguir viviendo en la clandestinidad. Quiero marco normativo porque quiero seguir ejerciendo mi profesión libremente".

Cucarda, medalla, beso, invitación a comer un asado y un buen vaso de Amargo Obrero. Todo eso para usted, Ousset. Que nos engolosinó. Nos dejó blandites en la previa del momento más bizarro de la historia legislativa.

Y eso incluye la vez que llevaron una Carrió de cartón a la Cámara de Diputades.

Fernando Toller se presentó como profesor de derecho constitucional de la Universidad Austral, esa que no es la UCA pero se le parece. Su presentación al inicio fue olvidable. Esbozó una teoría acerca del espíritu cuasifilosófico del aborto: "O tenemos un ser que no es humano o es un niño, un ser humano. Reconocer que es persona, pero que vale menos, y con una posición utilitarista decidir".

Pero entonces el giro argumental se tornó tan impredecible que nos dejó por un rato sumides en la confusión. Lo que se gesta no es ni un feto ni un bébe ni un ser humano ni un cúmulo de células: es un Gollum.

Mítico persona de la saga del Señor de los Anillos, Gollum protagoniza algunas de las escenas más recordadas de los libros de Tolkien llevados al cine por Peter Jackson. En la película, el protagonista se encuentra con la disyuntiva de asesinar o no a Gollum (en nuestro caso, el fetite fantástico).

Su compañero de aventuras le dice entonces, con el tono solemne del momento de más peso ético y moral de una aventura que incluye elfos y hobbits, la frase que nuestro especialista decidió traer a colación: "¿Puedes tú devolverle la vida? Entonces no te apresures en dispensar la muerte".

Esto nos indigna en un 80% por ser totalmente irrelevante al debate que nos compete y un 20% porque como nerds que somos no lo podemos dejar pasar. Creo que incluso supera al debate del 2018 cuando nos compararon con perritas embarazadas. Se esmeró. No titubeó en ningún momento. La impunidad masculina no conoce límites.

Como dijo Tolkien en una página perdida de la misma saga: qué atrevida es la ignorancia.

La verdad es que después de este episodio no pudimos seguir mucho el hilo de la discusión. La cronista, al menos, quedó muy confundida.

De la exposición de Débora Ranieri, a quien esperamos toda la tarde puesto que tenía tantos problemas de conexión que por un momento sospechamos que estaba usando Internet Explorer, no nos quedó mucho. La propia diputada Moreau parecía a punto de tomarse un Uber hasta la casa de la expositora para reiniciarle el modem y así ponerle fin a la tortura. Finalmente, cuando pudo conectarse, la docente investigadora de la Facultad de Derecho -nuevamente y sin sorpresas- de la UCA, nos trajo algunas ideas sobre los genomas, el síndrome de Down, e invitó a les legisladores a que "rechacen con valentía este modelo de sociedad destructiva". Tendría que haber usado alguna metáfora de Harry Potter para que le prestáramos atención. No sucedió. Eso de "lo bueno se hace esperar" no aplicó en este caso.

La última expositora de la tarde fue la ya conocida (y sólida) Marisa Herrera. La Doctora en Derecho e investigadora del CONICET remarcó que "al hablar de un Estado laico el marco es el del derecho constitucional" y que "los derechos humanos no se plebiscitan y despenalizar va de la mano con legalizar". Su exposición fue tan vigorosa que recibió el aplauso vía zoom de la tribuna verde. Les más entusiasmades fueron les diputades Yedlin y Moreau, que pudieron retirarse temprano.

Mención especial para el gato del diputado Grosso que apareció en escena varias veces, quizás interpelado por lo que escuchaba o quizás simplemente pidiendo que le abran la puerta para hacer pis. La segunda sesión fue aún más confusa que la primera, puesto que la conectividad era muy pobre. Como verán, de todas formas, no nos perdimos de ninguna genialidad.

El diputado Del Caño denunció que en las últimas horas recibió mails intimidatorios en su cuenta personal. Ante esto, Cecilia Moreau advirtió que quienes enviaron esos mails "van a ser denunciados e investigados". Agregó: "No vamos a tolerar esta situación. Vengan de donde vengan y vayan hacia quienes vayan así que no pierdan más el tiempo".

La novedad es que el debate en comisiones, que debía finalizar este jueves, se prolongó hasta el viernes puesto que ingresaron nuevos expositores. Esperamos con ansias que algune esté revisando las trilogías de Star Wars o, mejor, la saga de "Bañeros" para traernos nuevas comparaciones descabelladas.

Para el jueves 3, de 11 a 14 expondrán a favor: Vanina Biasi, Luis Pedernera Reyna, Mariana Romero, José Miguel Vivanco y Lucy Grimalt. En contra, lo harán Guadalupe Batallán, Belén Mármora, Florencia Álvarez Travieso, Inés Franck y Alfredo Vítolo.

Les expositores de la tarde, aún no fueron confirmados, pero estén atentes que les vamos a avisar por nuestras redes sociales.

Seguirán exponiendo en dos turnos (mañana y tarde) durante las dos jornadas, y se espera que el dictamen se firme la semana próxima.

Esperemos que tenga la aprobación de las cuatro comisiones y de los representantes de todas las Tierras del Señor de los Anillos.