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Fragmentos de cuarentena

Cada relato es una construcción. Cada persona es un relato de sí misma. Somos las cosas que nos contamos. Somos los vínculos que forjamos. Cómo los construimos. Somos tantas cosas. Gise Curioni recolectó decenas de fragmentos de conversaciones que tuvo durante la cuarentena, pantalla mediante, y los resignificó en estas palabras y piezas gráficas.

Hubo un momento, antes de que estemos todes viviendo en un pozo de humedad (casi) sin covid, en el que permanecimos aislades durante más de 70 días. Días eternos, en los que la mayor parte de mi contacto con el mundo fue a través de un dispositivo electrónico. Salvo las pocas salidas a hacer compras, en las que me daban ganas de abrazar a la mujer de la dietética que me despedía con un cuidate nena. O alguna que otra charla a metro y medio de distancia.

La comunicación, pantalla mediante, fue una de las formas que encontré (digamos que muchas otras no había) de acompañar y sentirme acompañada. De reírme, de pasar el tiempo. De descargar mi angustia también.

En ese día a día, nació la idea de ir guardando fragmentos de esas conversaciones, una especie de micro relatos. Relatos de ternura, de tristeza, de soledad, algunos catastróficos, de ansiedad, de afectividad.

Los fui acumulando, sueltos y desordenados en un documento de Word. Como quien colecciona figuritas pero todavía no se compra el álbum. Tipo: algún día, cuando pueda despegarme emocionalmente de todo esto, se me va a ocurrir qué hacer.” Se me va a ocurrir cómo unirlos, en realidad. Porque si hay algo que sabía era que juntos daban forma a ese atípico momento. El mío y el de muches.

Y estuvo bien dejarlos reposar. Dejarlos para encontrarlos ahora.

Mi amiga Belén siempre me dice que no hay que publicar las cosas en el momento que las escribimos, que hay que volver después para mirarlas con otros ojos. Y esto fue un poco así.

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Resignificar. Reconstruir. Reinventar

Me pregunto qué historia nos vamos a contar cuando termine todo esto. Cómo nos la vamos a contar. ¿Qué emoción nos va a despertar? Supongo que eso variará según la experiencia de cada une. Y habrá una interpretación de manera colectiva como individual. ¿Que leerán en los libros de historia las próximas generaciones? Por ahora, un misterio.

Dentro de mi cuarentena privilegiada, en la que tenía una casa, comida, internet, un trabajo que podía seguir manteniendo y una red de afectos que me sostenía a la distancia; me tocó enfrentarme a la soledad, ansiedad, incertidumbre y a algún que otro fantasma que solemos evadir en lo cotidiano.

Cada relato es una construcción. Y se podría decir que un collage es un conjunto de relatos. Cada persona es un relato de sí misma. Somos las cosas que nos contamos. También somos las cosas que nos cuentan, y que elegimos, o no, creer. Somos los vínculos que forjamos. Cómo los construimos. Somos tantas cosas. Somos tantos fragmentos.

Y esta es la forma que elegí de relatar(me) ese momento. Y de compartirlo con ustedes. Antes que alguien me lo imponga, elijo ésta como una forma de contarme cómo lo viví. También como una forma de volver a ese momento y reencontrarme conmigo misma. Adoptando como propio el ejercicio de resignificación, en un momento en que toda construcción conocida se vio afectada, y tuvimos que aprender otros modos de habitar y vincularnos con y en el mundo. Habitar el no saber. Habitar la fragilidad. Habitarnos.

En fin… agarré todas esas conversaciones fragmentadas, e hice lo que sé hacer con todo lo que me atraviesa: ¿arte quizás? En un recorte de la realidad, mi realidad. Que refleja, o quiere reflejar un poco, la de todes.

Párrafo aparte a las personas que forman parte de estos fragmentos…gracias por estar ahí.