En Reconquista sentenciaron al cura Néstor Monzón a 16 años de prisión por los abusos sexuales cometidos a un niño y una niña de tres años. En una jornada calurosa, familiares y manifestantes cerraron con abrazos un ciclo después de cuatro años de lucha.
“Siempre nos encontramos acá para pedir justicia y hoy estamos festejando” le dice Carla a su amiga Belén mientras se abrazan, bajo el sol de 35 grados en la siesta de Reconquista del 18 de Diciembre, pasadas las 15.40, cuando ya se había confirmado la condena al sacerdote Néstor Fabián Monzón.
Militantes feministas y de organizaciones sociales se concentran en la vereda de Tribunales en San Martín 1153 a las 14, una hora antes de la lectura del veredicto. El calor no impide los abrazos. Ansiedad y nerviosismo: “Anoche no pude dormir” comenta una chica mientras pinta una remera con la leyenda YO TE CREO, y otra responde “Yo ni comer pude”.
Organizadas, así se perciben mientras cuelgan carteles, instalan parlantes, pintan remeras y reparten la letra del cántico de Las Tesis “Un violador en tu camino”, con un fragmento que dice: “Escuche bien, su Señoría. Elles no mienten, son inocentes. El violador sos vos. El violador es el cura abusador!!!”
A las 15.10 ingresa el tribunal pluripersonal presidido por la jueza Claudia Bressán, y los jueces Santiago Banegas y Martín Gauna Chapero.
La sentencia
Durante los 10 minutos totales de audiencia Monzón se mantuvo inmóvil. De jeans, camisa blanca y una medallita con la imagen de una virgen estuvo sentado al lado de su abogado Ricardo Degoumois. Mientras se realiza la lectura del veredicto, cuando se menciona el punto dos que confirma lo solicitado por los abogados querellantes y se resuelve condenar a Néstor Fabián Monzón como autor material y penalmente responsable del delito de abuso sexual gravemente ultrajante por las circunstancias de su realización, calificado por ser el imputado ministro de un culto reconocido en perjuicio de dos menores, en Concurso real, con costas y accesorias legales, a la pena de 16 años de prisión de cumplimiento efectivo, el padre de uno de les niñes pega un grito con sensación a justicia. Esa misma alegría se expresa en la vereda y la calle: se cortó al tránsito, donde se convocaron mas de 150 personas al canto de “sí señores, cárcel común a curas abusadores de menores”.
El primero en salir de Tribunales fue el sacerdote, sus familiares y algunos fieles lo esperaban y seguían sosteniendo carteles que decían “Néstor Inocente”. Una retirada rápida y con insultos a quienes esperaban a les padres de las víctimas. Los jueces, siguientes en retirarse fueron aplaudidos en su camino de la vereda a la camioneta que los esperaba.
Eran poco más de las 16, y los cantos y abrazos no cesaban. En esta jornada también se hizo presente una sobreviviente del caso Próvolo que en un momento con intérprete de por medio dijo “estoy emocionada de estar aquí, yo también fui víctima, los curas nos agarraban, abusaban de nosotres. A los nueve años fue mi primer abuso, nosotres luchamos, pero a mi me costó porque no tenía intérpretes, por eso yo estoy aquí”. La gente en la calle escuchaba atenta y movía las manos de lado a lado, el gesto de aplauso.
“Andrea, Andrea, Andrea corazón. Acá tenés les pibes contra el cura abusador" era el grito unísono cuando la mamá de une de les niñes sale de Tribunales. Llanto y abrazos cierran un ciclo después de cuatro años de lucha.
Autora: Agostina Necuzi, periodista de Reconquista