En 2014 un hecho aberrante de abuso sexual intrafamiliar conmocionó a Esperanza. Pero una parte de la comunidad defendió a los acusados, a pesar de las pruebas. En este episodio hacemos un recorrido por el trabajo de la Justicia, la psicología y el periodismo en el caso Baraldo y también analizamos cómo los discursos patriarcales tienden a revictimizar a les sobrevivientes.
¿Cuánto pesa el silencio? ¿Qué nos mueve a romperlo? ¿Y por qué en ese ciclo algunas voces parecen tener más peso que otras aunque el relato sea crudo, aunque la evidencia parezca incontrastable? Estas preguntas nos hicimos cuando decidimos abordar en el tercer capítulo de Tiene nombre un hecho que conmocionó a la ciudad de Esperanza: el de un niño abusado durante años por su propia familia, uno de los casos más aberrantes de abuso sexual intrafamiliar en Santa Fe.
En 2014 una madre encontró en el teléfono de su hijo una foto y descubrió que su padre, su madre y su hermano, habían abusado de él desde los 5 hasta los 9 años. Realizó la denuncia pero, a pesar de las pruebas, gran parte de la comunidad salió a defender a los acusados. Víctor Hugo Baraldo y su hijo Juan Pablo Baraldo abusaron de quién era su nieto y su sobrino. Lo hicieron junto a Nidia Noemí Morandini, la abuela del niño, que estaba a cargo del menor y organizaba los abusos.
Mediante entrevistas en Cámara Gesell, el niño pudo contar lo que había sucedido y el rol que tanto sus abuelos como su tío tenían en los abusos. Para poder encontrar justicia, el sobreviviente y su mamá debieron pasar por situaciones sumamente difíciles. La defensa atacó con lo de siempre: que el niño mentía, que era un plan de la madre, que ella le llenaba de la cabeza, que era una conspiración.
El juicio se suspendió, se reanudó y tras cuatro años de batalla legal, en 2019, los responsables fueron condenados. Morandini fue condenada a 20 años de prisión, Víctor Hugo Baraldo a 18 y Juan Pablo Baraldo a 16. Primero estuvieron tres años en prisión preventiva, después transitaron el juicio en libertad. Dos semanas después del fallo condenatorio, el abuelo murió. La campaña de desprestigio contra el sobreviviente y su madre continuó hasta que la Corte Suprema de Justicia dejó firme las condenas en 2024.

Alienación parental, discurso patriarcal y revictimización
Para conocer cómo son los procesos de las denuncias de este tipo de delitos tan aberrantes y despojar falacias charlamos con la psicóloga Soledad Eguiguren, quien explicó que “el niño ha expresado en algún ámbito en el que se siente más seguro lo que está pasando; entonces los padres se inquietan y consultan. A veces vienen de otros tratamientos y otras veces vienen directamente porque plantearon esa situación. En general, llegan cuando ya los papás han hecho la denuncia y ahí empieza un trabajo que tiene su singularidad en relación a la clínica porque es un trabajo que se va a vincular de manera permanente con lo legal y el sistema jurídico”.
Eguiguren especifica el proceso que se da cuando el menor denuncia la situación: “En general, denuncian estas cosas a los 5 años, los papás perciben antes algunos rasgos particulares que los empiezan a preocupar. Cuando los papás hacen la denuncia y el menor ve la respuesta que tiene todo el medio y la intervención judicial, se da cuenta de las consecuencias que esto tiene y hay una retracción. Ese es uno de los indicadores de que el abuso es una posibilidad real. Nosotros le llamamos 'etapa la renegación'. Es un mecanismo de defensa que cuando el chico percibe todo lo que esto genera dice 'esto no pasó'. Ahí empezamos con un derrotero jurídico donde las distintas partes, sobre todo los abogados, van planteando su situación. En general, en los niños con los que he trabajado y he podido llevar adelante tratamientos, el abuso fue intrafamiliar y suele ser de alguno de los padres”.
Además, la profesional hace referencia a una de las trabas con la que estos casos se enfrentan constantemente: la alienación parental. Al respecto, sostiene que “es una figura absolutamente cuestionada porque está para victimizar nuevamente. Es una figura legal muy problemática que sirve al discurso patriarcal y creo que hoy en día cualquier abogado formado puede derribar este argumento. Ahora, respecto del hecho de que la madre influya en el discurso del chico en relación a esto nosotros sí tenemos posibilidades de ver qué está pasando, ya que son tratamientos largos y cuesta mucho tiempo, no son procesos rápidos, una ve al paciente con su responsable, los conoce y hay indicadores que no se ajustan a eso, a pensar que es solo licencia de una mamá lo que está pasando. Todos los padres y madres influyen en la vida del chico pero tenemos herramientas para descartar eso”.
También afirma que cuando el abuso viene del lado de alguno de los dos progenitores, todo es mucho más complejo: “El niño se ve expuesto a crecer en una condición muy complicada, porque sabe que su denuncia, que lo que pasó, puede llevar a esta persona a la cárcel, lo entienden perfectamente” y agrega que “además de lo perverso y de la patología, es una persona con quien el chico tiene una relación amorosa, y con esa persona se constituye amorosamente. Saber la consecuencia, sobre todo cuando son tan pequeños, es muy mortificante”.

La cobertura periodística del caso Baraldo
El denominado caso Baraldo fue escandaloso e incluyó amenazas a periodistas de Esperanza y Santa Fe. Una de las periodistas que cubrió el caso de principio a fin fue Andrea Viñuela, quien recuerda: “Lo viví desde adentro, con la directiva del medio de seguirlo, con las situaciones que se iban generando, como la marcha que se hizo en Esperanza en apoyo a los imputados. Sucedieron cosas muy extrañas en torno a un caso de abuso infantil que después no se vieron nunca más, teniendo en cuenta que los denunciantes y la víctima eran parte de una misma familia. Con lo que pasó luego en el juicio, que se suspendió, que se terminó realizando con abogados que se anotan para intervenir en casos cuando ya no hay magistrados que puedan intervenir. También hubo cosas que me llamaban la atención, fue un caso con muchos condimentos”.
Andrea reflexiona a la distancia sobre qué ocurriría si el caso fuera actual y sostiene que “sería diferente, tal vez los imputados y las personas cercanas a ellos intentarían actuar de la misma manera pero la repercusión pública sería diferente. En aquel momento se intentó cuestionar el rol de la mamá, de la pareja de la mamá, fue escandaloso; hoy creo que se han superado ciertos estereotipos”.
Escuchar a las infancias
"Cansado de escuchar que el abuso no ocurrió, hoy salgo a decir que sí y duele, duele volver a ver y leer todos estos años que vivimos y padecimos por lo que me sucedió a mí. El abuso sí sucedió. Me lo hicieron a mí y fueron Nidia, Víctor y Juan Pablo”. Eso escribió el sobreviviente al cumplir 18 años.
Por eso hay que romper el silencio: porque las infancias se lo merecen. No fue mentira, no fue influenciado por su madre, no fue un plan ni una conspiración contra los Baraldo. La palabra de las infancias vale y debe ser escuchada. No es manipulable.
El episodio
"Tiene nombre - Episodio 3: Esto no es manipulable" cuenta también con las entrevistas a las abogadas querellantes Carolina Walker y Agustina Taboada, la fiscal Jorgelina Mosset Ferro, las psicólogas del Ministerio Público de la Acusación (MPA) Daniela Biaggini y María Lucila Rodríguez Strada y la abogada especialista en Derecho Penal Jaquelina Balangione.
Esta serie de podcasts es realizada con la dirección de Thamina Habichayn y Belén Degrossi, la producción de Gabriela Filereto y la realización de visuales a cargo de Titi Nicola. Podés escucharlo acá mismo, o en nuestra cuenta de Spotify.