Una militante LGBTQ+ aparece en el feed de uno de los medios con más seguidores de la ciudad. Inmediatamente los comentarios agreden a la mujer. A los habituales desmerecimientos de lo diferente y negaciones del orgullo, se suman frases que vinculan a la disidencia con la improductividad. El "con la mía" esgrimido en temas socioeconómicos se filtra también ante la presencia de quienes defienden derechos. En tiempos de retrocesos nos interrogamos acerca de qué posición tomar ante las redes de odio.
Carina Depaoli es psicóloga social y militante LGTBQ+. En el mes del orgullo protagonizó un reel para un conocido medio de Santa Fe. No fue la única, tanto en participar de este ciclo como en recibir comentarios agresivos. Hubo expresiones clásicas de rechazo a lo que difiere del binarismo, repudio al orgullo, incomprensión de la situación y de la lucha y también reclamos vinculados a lo económico, sello indiscutible de estos tiempos. El público de estos medios, en un reduccionismo sin fundamento, relaciona la militancia disidente con el no trabajar y resultar beneficiado con la plata que ellos (únicos aportantes fiscales, según parece) pagan.
"Sí me los esperaba, no me sorprendieron. -cuenta Depaoli-.Porque ya los había visto en el reel que había subido Aire el 17 de mayo cuando salimos a visibilizar los lesbicidios. Y los comentarios eran realmente desagradables". ¿Por qué no se entiende que lo normativo no necesita de orgullo?. "Porque no es fácil leer la norma -señala-. Fueron siglos de norma que se transforman en parte de la vida cotidiana y por lo tanto no pasan por el ojo del pensamiento crítico. Sigue sin poder entenderse, porque sino tenemos que pensarnos como sujetos colonizados. Durante siglos, la educación, la ciencia, la religión fueron sosteniendo fuertemente estos mandatos necesarios para organizar una vida. Mucha gente siente que el pensamiento binario la ordena. Entender la diferencia implica dejar nuestros lugares de confort".
El lugar de la lucha
En relación con el backlash (respuesta o reacción negativa contra algo que ha ganado espacio) y su impronta actual, Maria Laura Schaufler, comunicadora social e investigadora, comenta: "Unos años atrás los discursos a favor de los derechos de las diversidades y de las mujeres eran la ofensiva. Es un momento de crecimiento de esta contraofensiva justamente amparada en discursos oficiales. Por una ventana de tiempo el discurso oficial fue teñido de derechos para las mujeres. Por supuesto que estas prácticas de contestación existían. Sólo que el discurso oficial nos amparaba". Schaufler no tiene certeza de hablar de un contexto y prefiere referirse a un terreno fértil. "En realidad más que producción de discursos hay reproducción porque no es nada demasiado nuevo. Tiene que ver más con reproducir un orden de género que con la producción de algún discurso novedoso".
Sobre qué hacer frente a este tipo de comentarios, la comunicadora señala: "Va a depender de cada situación qué conviene hacer ante ellos, si ignorarlos o responderles. Hay momentos en los que hay que responder pero también es cierto que la injuria no entra si una no le da ese lugar. Si le quitamos la capacidad de injuriar a esos discursos, si los reapropiamos a través del humor como lo supimos hacer o de otras manera y reinvenciones que hagamos discursivamente, van a perder su capacidad de dañarnos. Quizá no sea ni ignorarlos ni responderles sino tener en cuenta que en este mapa de discursos es que se encuentra nuestra lucha".
"Yo me tomé el ejercicio de contestar amorosamente uno por uno todos los comentarios" -afirma Carina Depaoli- Uno dijo que parecía un albañil. Qué loco, ¿no? En esto de acusarnos de curreros termina resultando un insulto un tremendo oficio. Y mi devolución fue 'gracias, me encanta la idea de ser un albañil, yo tuve la posibilidad de aprender y levantar un par de paredes de mi casa'". La llamaron una "torta del montón", degenerada, alguien a quien el orgullo se lo pagan otros con sus impuestos. A cada ataque Depaoli decidió responder con amabilidad y calma. Fue un esfuerzo pero ella siente que eso es lo que quería hacer. "Y mucha gente amorosa y que no conozco también salió a bancar fuerte y me parece que fue como dar vuelta el algoritmo. Porque en definitiva yo hoy voy atrás, miro la publicación y quedaron re desdibujados los comentarios de odio".
No dejar lugar al miedo
La licenciada en psicología (Mat.908), Marcela Potente, consultada sobre el tema, responde a Periódicas: "Carinas hay muchas, pero no todas pueden hablar y contar sus historias. ¿Por qué?. Porque pasa esto que se ve en este reel, las intervenciones -generalmente en nombres masculinos- que atacan a la persona por ser quien es. Entonces, ¿quién puede hablar? ¿Qué palabras están autorizadas? ¿Quiénes creen que tienen la potestad de decirle a otra persona que no debe ser tal o cual cosa? ¿Qué pasa frente a la otredad, la diversidad, la disidencia? Qué poco registro hay de los privilegios que se tuvieron y tienen cuando une escucha estos relatos y puede revisar su historia y decir 'eso yo no lo viví'".
Sobre lo que ocurre particularmente con la exposición de la diversidad sexual en redes, la profesional afirma: "Discriminaciones hay muchas, por cuerpos, por color de piel, por clase social... Pero las discriminaciones por identidad de género y orientación sexual cobran una relevancia distinta. Hay un castigo a aquella persona que puede decir que eso que dijeron que era o sentía no es así. Pararse frente al resto a decir quién se es no fue una realidad común para todes. Fue una realidad que tuvieron (y tienen aún) que vivir quiénes disienten de lo dado, de lo nombrado previamente".
-¿Crees que hay un mayor backlash o tomó distintas características?
-Creo que nunca dejó de haber, siempre se habló del otre y se juzgó su existencia. Ahora con el acceso a una pantalla y su interacción se hacen más visibles esas voces discriminadoras. Se cree que libre expresión es decir todo lo que se piensa y eso es una mala interpretación. Jamás una palabra que daña estará por delante del derecho a la expresión. Jamás el daño puede estar primero.
-¿Pensás que el contexto avala este tipo de comentarios?
-Hay un contexto actual que está permitiendo que todo esto suceda de la manera que está pasando. Van desapareciendo los organismos que se dedicaban a cuidar y a velar por los derecho de las personas disidentes, porque quien no es disidente tiene sus derechos garantizados. Por eso no dimensiona lo que está sucediendo en estos tiempos. Hay una sensación en la calle y en los consultorios de que se está volviendo a sentir miedo de ser quien une es. Recuerdo voces de pacientes que me dijeron, ya no me animo ir de la mano, no le doy besos en la calle, tal vez este no sea el momento para casarme. ¿Cuándo fue que el miedo volvió a gobernar algunas vidas?. Esto no lo podemos permitir.
-¿Qué conviene hacer ante este tipo de comentarios? ¿Ignorarlos, responderles?
-Difícil contestar está pregunta porque ante tantos ataques el silencio angustia. Muchos años se estuvo en silencio soportando, sobreviviendo, a los agravios. Ya no se quiere más el silencio. Por eso se contesta. Pero también se contesta porque se ponen en tensión esos argumentos esgrimidos en forma de violencia y se deja en evidencia que lo que hay de fondo no es una verdad, sino una mirada discriminatoria, moralista, individualista y centrada en si mismo. A veces se decide dejar pasar para no darle transcendencia a voces que no suman, pero vuelvo a decir, no queremos callarnos más. ¿Qué hacer? Si vas a responder que no sea desde la violencia, porque eso es reproducir lo que está sucediendo. Si vas a responder fíjate si lo estás haciendo desde el enojo, seguramente no será un buen momento. Es importante pensar las respuestas y saber a qué queremos contestar. Muchas veces en ese tiempo que nos tomamos podemos evaluar si vale nuestro tiempo en responderle a esa persona. ¿Qué hacer? Buscar a tu gente, saber que no estás solo/a/e. Validar que duelen esas voces y que lastiman los ataques. Juntes seguir militando los espacios, las existencias, los derechos. Creo que no hay mejor respuesta que seguir luchando.
-¿Qué nos está reclamando está situación a quienes tenemos una visión respetuosa por la comunidad LGBT+?
-Informar, educar, escuchar genuinamente. Sin duda todo dependerá de los espacios que ocupamos. Desde mi rol de psicóloga es mi responsabilidad la escucha atenta, el respeto a las subjetividades, la formación y actualización constante. Se escucha en les pacientes el reclamo de ser aceptados por quienes son y no encasillarles en categorías. Siempre hay un sujeto ahí y eso es lo que yo validaré, el resto es construcción social, cultural, política. Nos está reclamando que nos pronunciemos, que se muestre que esto no es cuestión de un grupo de personas. Como si fueran ellas solas las responsables de las luchas, este es tema de derechos humanos y como tal nos compete a todes.
Persistir en la militancia
"Para mí esta situación nos enseña que la lucha siempre continúa, que los derechos ganados hay que defenderlos que se pueden perder y se pueden volver a conquistar. Y mientras tanto podemos también resignificar y repensar las estrategias y las tácticas de lucha. Y pensar en marcos más amplios que los de la política partidaria", señala María Laura Schaufler. "Abordarlos con la distancia que podamos lograr para que justamente no tengan esta capacidad de injuriarnos o replegarnos, o temer, o quedarnos calladas, o dejar de hacer lo que estábamos haciendo. Tuvimos unos momentos de mayor bonanza donde podíamos hacer muchas cosas a partir de los discursos que producíamos. Esta no es la misma situación y creo que es un momento importante para aprender de la lucha".
Carina Depaoli reitera la pregunta que se le planteara y responde. "¿Cómo lo encaramos? No sé. A veces creo que la única forma es resistiendo con persistencia y paciencia oriental. Y hablando, diciendo, promoviendo la pregunta. Ojalá tengamos la claridad de, cuando están en el mayor momento de odio, hacer preguntas que nos inviten a pensar. Mucha militancia, mucho poner nombre. Hay toda una corriente que dice que dejemos de etiquetarnos porque las etiquetas nos encorsetan. Yo creo que nombrar es poder visibilizar, observar, pensar sobre algo. Porque ya sabemos que cuando aparece lo diferente nos da miedo". Carina usa el ejemplo de las mudanzas con su carga de ansiedad por todo lo que hay que hacer y del miedo ante lo desconocido. Tomar una cosa por vez, ordenar, conocer lo nuevo permite alejar los miedos. Así, con tranquilidad, templanza y una visibilización permanente, cree ella en esta instancia, puede enfrentarse al odio y resistirlo.
Entrevista, escribe y edita notas. Se especializa en cultura. Colabora en producción y redes sociales.