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Tu “libertad de expresión”, nuestras muertas

discursos de odio - orgullo
Esta madrugada un hombre le prendió fuego a una pareja de lesbianas en una pensión porteña. Una de ellas falleció. La semana pasada, Nicolás Márquez, biógrafo de Milei, se refirió a la homosexualidad como una conducta insana y autodestructiva. Los discursos de odio no son sólo palabras y en la práctica las muertas siempre son mujeres, lesbianas, travas y maricas.
Ileana Manucci
8M orgullo lesbianaslesboodio
Autora: Rocío Truchet | CC-BY-SA-4.0

El viernes pasado el periodista Ernesto Tenembaum entrevistó en su programa de Radio con Vos a Nicolás Márquez. Para algunes recién llegados, tal vez ese nombre no les dice nada, pero para la militancia feminista es un viejo y conocido misógino, homoodiante y reivindicador de la dictadura.

Márquez publicó junto a Agustín Laje, otro misógino mataputos, “El Libro Negro de la Nueva Izquierda: Ideología de género o subversión cultural”, un compendio de análisis fascistas sobre el feminismo, el aborto, lo queer, el “lobby LGBT+”, el socialismo y el comunismo, entre otras cosas. Este libro fue lanzado en 2016, en los inicios del movimiento Ni Una Menos, y sus autores fueron algunos de los más enérgicos propaladores de los discursos de odio y “argumentos” antiaborto durante los debates sociales y mediáticos del tratamiento legislativo, tanto en 2018 como en 2020.

Estos personajes son hoy, además (y obviamente), férreos defensores de Javier Milei y sus ideas políticas. En ese marco es que Tenembaum entrevistó a Márquez, quien recientemente publicó el libro “Milei, la revolución que no vieron venir”. Desde ese momento se desató cierto debate, sobre todo entre periodistas, comunicadores y tuiteros politizados, respecto de si hay que darle micrófono a este tipo de personajes para que vomiten todo su discurso eugenésico y fascista, o no.

Bueno, una respuesta probable a eso la pudimos tener hoy, cuando conocimos la noticia de que un hombre prendió fuego a una pareja de lesbianas en la ciudad de Buenos Aires. Una de ellas, Pamela Cobos, falleció en las últimas horas, y la otra tiene el 75% del cuerpo quemado. También resultaron heridas de gravedad dos amigas que estaban en el lugar. Una de las vecinas de la pensión, en diálogo con C5N, dijo que el hombre no tenía problemas con nadie, solo con la pareja, y le adjudicó esto a la orientación sexual de la misma.

¿Con esto queremos decir que este asesino vio la entrevista a Márquez y decidió atacar a sus vecinas? No, no sabemos si eso sucedió, pero la acumulación y repetición de este tipo de discursos en el prime time de nuestros medios y desde el mismo Estado nacional abonan el terreno para que toda esa misoginia, lesbo-homo-transodio y racismo se sienta legitimado para hablar y actuar en consecuencia.

Hoy tenemos un presidente que niega la existencia del patriarcado, que prohíbe la perspectiva de género y el lenguaje inclusivo; que cierra el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, y el INADI, que amenaza constantemente con avanzar sobre el derecho al aborto, que baja los cuadros de mujeres, maricas y travas históricas de nuestro país del salón que tenían en la Casa Rosada para reemplazarlos por sus ídolos Carlos Menem y Julio Argentino Roca. Tenemos también una canciller que comparó la homosexualidad con tener piojos y una vicepresidenta que cuestionó la pertinencia del matrimonio entre personas del mismo género.

En los medios, de punta a punta del espectro ideológico, se sigue fomentando un discurso que arrancó a cocinarse algunos meses atrás y que se afianzó con la derrota de los espacios “progresistas” en las últimas elecciones: las feministas se pasaron de rosca y nos hicieron perder votos, hay que volver a “las bases”. Y por bases resurge -un poco en chiste, mucho en serio- el slogan “Dios, patria y familia”. Ah, ese discurso siempre, siempre es levantado y sostenido por varones cis-blancos-heterosexuales, claro. Qué sorpresa, seguimos faltando mujeres, lesbianas y travas en los medios para levantar otras banderas, otras formas de existencia, otro tipo de resistencia vital y política.

No se trata de negar que personajes como Márquez y ese tipo de ideas existen. Pero nunca, jamás, vamos a poder combatir los discursos de odio si les damos nuestros medios para amplificarlos. Sí, Tenembaum lo dejó hablar -mucho, muchísimo- y después le dijo que era una barbaridad todo; pero lo dejó hablar, tirar “datos” totalmente falsos y sesgados por su homoodio sin replicarle eso con información, algo clave si sabés que te vas a enfrentar a este tipo de fascistas.

En la nota El nuevo escenario político nacional: popular, "democrático" y antifeminista, publicada en Periódicas, nuestra compañera Victoria Stéfano dice muy acertadamente que “hay muchas que no tenemos otra opción más que esa, de cara a esta guerra abierta. Sigamos rompiendo las pelotas con el feminismo”.

Hoy reafirmamos esto: los derechos conquistados, las discusiones que creímos saldadas, los espacios que alguna vez ganamos, nos exigen defenderlos, porque los peligros ya no son una distopía lejana que solo vemos en El cuento de la criada, están acá. Y como decía la tía Perlongher hace más de cuatro décadas “bajo las matas, en los pajonales, sobre los puentes, en los canales, hay cadáveres”, y son los nuestros.