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Gegé, mi primera feminista

Un homenaje personal a aquellas que fueron pioneras, las que militaban el feminismo mucho antes de que imagináramos que iba a haber una ola verde. Gegé Barletta fue una de ellas.

Magdalena Artigues

Créditos: El Litoral

Me encontré a Betty en mi clase de yoga. Bah, eso pensaba yo porque se trataba de su hermana Eve, 13 años más chica pero igual a la Betty que hace exactamente 13 años que no veo. 

Betty era la pareja de Gegé (se pronuncia Yeyé), mi directora de coro. Gegé tiene que haber sido la primera militante feminista (y la primera lesbiana) que conocí. Todo esto pensaba yo en mi savasana, la relajación al final de la clase, en la cual se supone que no debería dejar que mis pensamientos se intromisionen en el aquí y ahora. Pero en este aquí y ahora decide volver ella. 

No recuerdo cuándo conocí a Gegé Barletta, creería que fue a finales de la década del 90, en el Instituto Coral de la Provincia de Santa Fe.

Ella siempre fue una diferente. Empezando por su nombre, Geneviéve. Había nacido en París pero vivió siempre en Santa Fe. Fue una música del carajo, dirigió decenas de coros, compuso, realizó arreglos, participó en la creación del grupo de teatro Las Casquivanas. 

Y era una chongaza. Rubia, de melena corta, la veíamos llegar en moto conducida por su compañera, la Betty. Las dos vestidas de borcegos y campera de cuero.

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Creo que fue en 2002 o 2003, cuando era asistente de dirección del coro en el que yo estaba, el Coro Femenino, cuando nos habló del Encuentro Nacional de Mujeres. Habíamos ido con ella a repasar algún fragmento de obra que no nos salía, a una pequeña aula del Instituto (que queda en la escuela Sarmiento). A mí me quedó grabado su relato de que había un encuentro donde las mujeres de todo el país nos juntábamos a hablar de nuestros problemas, del machismo, de las cosas que no nos gustaban de este mundo. Me pareció fascinante. Tanto que no le creí del todo que eso fuera posible.

En esos años empezó a cantar Shendell Abril Spíngola, la primera coreuta trans de la historia de la provincia. Hubo resistencias, muchas. Gegé siempre apoyó el derecho de Shen de pertenecer a la institución (que es pública) y a cantar en la cuerda femenina. 

Desde 2000 a 2004 fue directora del primer Coro Masculino de la provincia. Ella, mujer, tenía que dar indicaciones y estar al frente de un grupo formado íntegramente por hombres. Sus coreutas no solo la respetaban sino que la adoraban.

Créditos: Instituto Coral de la Provincia

Unos años más tarde, ya cuando Gegé estuvo al frente del Coro Femenino armamos un espectáculo de tangos. Ella me propuso hacer una canción sola. Para inspirarme me prestó un cd que se llamaba Las damas del tango, donde cantaban María Graña, Julia Zenco, Dolores Solá, Susana Rinaldi, Cristina Banegas… Me hizo ver que también había lugar para nosotras en ese género. Me propuso cantar Niño Bien, un tango que se burla de los estereotipos de la masculinidad, del "berretín de figurar", de hacerse el "fifí".

Eso tienen las feministas, la militancia se desborda por todos lados. Fue una pionera, de esas heroínas anónimas a las que tanto les debemos por abrirnos un camino antes de que siquiera imagináramos que iba a haber una ola verde, antes de la Ley de Matrimonio Igualitario o de Identidad de Género. 

Gegé murió el 19 de abril de 2009 a los 46 años, de un cáncer veloz que le permitió despedirse. Unos meses antes, para su cumpleaños, hizo un fiestón en un salón. Fue una celebración de la vida, a pesar de que todos los que estábamos ahí y la amábamos sabíamos que se estaba muriendo. Recuerdo que allí estaban todas las que les decimos históricas: Mabel Busaniche, la Mona Mendez Lisi, Lucila  Puyol… Yo no las conocía, pero detectaba que eran esas, las feministas, la familia que Gegé había elegido, esas que se bailaron todo, que hablaban a los gritos y que se abrazaron a ella para cantar bien fuerte Non, je ne regrette rien (No, no me arrepiento de nada) de Edith Piaf. 

En esa ocasión Gegé nos invitó a través de un correo electrónico donde nos decía que no pensaba morirse. Y al menos para mí así fue: me hice feminista y cantante de tangos.

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