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“La lucha por la naturaleza y la lucha antipatriarcal es la misma”

Mientras el ecocidio se profundiza, el aire se vuelve irrespirable por la quema en las islas y los Estados parecen no inmutarse ante esto, mujeres y disidencias se organizan en la Red Ecofeminista Santa Fe para vehiculizar objetivos y estrategias. “Hoy tener una agenda común, una agenda ecofeminista, es el desafío”, señalan.
Ileana Manucci
Autora: Titi Nicola | CC-BY-SA-4.0

El aire de Rosario es cinco veces más tóxico de lo tolerable, dice un estudio realizado por el Conicet en estos días. En nuestros patios santafesinos encontramos cenizas que llegan desde las islas. Hay días en que todo huele a humo, a fuego devorador, a negocio y muerte.

Junto a un vertiginoso crecimiento de los establecimientos con ganado en la zona de islas de Rosario, también se multiplicaron, a partir de 2020, los focos de incendio en toda la zona de islas que va desde la ciudad de Santa Fe hasta la desembocadura del Plata. Según el seguimiento que hace el Museo de Ciencias Naturales Antonio Scasso a partir de información satelital de Nasa, y que reseña Periódico Pausa, sólo en 2020 hubo 40.000 focos de incendio en las islas, cuando en años anteriores no superaban nunca los 5.000. En 2021 los focos bajaron a 15.000 y en 2022, al 21 de agosto, ya se habían contado 13.943 focos de calor.

Nunca, en todos esos incendios, se encontraron vacas quemadas. Pero sí se identificaron 83 especies de vegetales y animales calcinadas: sapos, tortugas, carpinchos y teros; ceibos, timbó blanco, curupí, chilcas y colas de zorro. Un negocio para pocos. Un ecocidio para todes.

¿Qué son los humedales?

Los humedales son áreas que permanecen en condiciones de inundación o con su suelo cubierto por agua durante largos períodos de tiempo. En nuestro país, ocupan aproximadamente un 21% del territorio total: hay deltas, esteros, bañados, llanuras de inundación de ríos, lagunas, turberas, costas marinas y salares altoandinos.

Estos ecosistemas suministran agua, son claves para la regulación hidrológica regional y climática, la nutrición del suelo, filtrado y retención de nutrientes y contaminantes, retención de carbono y amortiguación de inundaciones, ya que regulan las cuencas hídricas.

“Los humedales sostienen las regiones en todo el país. Es como retirarle el sistema de venas al cuerpo humano y pretender que sobreviva sin su aparato circulatorio. Simplemente la degradación a través de la quema, su fragmentación, su relleno, su drenaje forzoso, el desvío de su curso, su consumo hasta su desecación y su contaminación nos quita posibilidades de seguir viviendo”, explican desde la organización Greenpeace.

¿Por qué se queman?

Las amenazas varían según la localización de los humedales. En el caso del Delta del Paraná, un gran sistema de humedales de unos 19.300 km cuadrados, la ganadería es una de las principales causas de los fuegos que hoy destruyen este rico ecosistema que alberga unas 700 especies de vegetales, 543 especies de vertebrados y 260 especies de aves.

“La ganadería tradicional del Delta, que se llamaba isla, todavía se practica en algunas zonas y consiste en introducir las vacas en una época de aguas bajas para dejarlas pastorear y, cuando llega la época de inundación, se retiran”, apunta Greenpeace. “Comenzó en la época de la colonia, pero en los años 90 se incrementó de forma intensiva con la llegada de la soja”.

En efecto, el corrimiento de la frontera agropecuaria, con la introducción de la soja transgénica, llevó a que los territorios continentales se destinen mayoritariamente a ese cultivo y la ganadería sea, cada vez más, llevada a las islas.

Según datos oficiales de Nación el 95% de los fuegos que se generan en humedales son intencionales. “La práctica de la utilización del fuego para “limpiar” la zona para la renovación de pasturas es en la primavera, por eso el mes con mayor cantidad de incendios es siempre agosto”, aportan desde la organización ambiental internacional. A su vez según datos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) solo en los últimos cinco años creció la cantidad de ganado en la zona casi un 50%.

Autora: Titi Nicola | CC-BY-SA-4.0

“Los incendios los suelen realizar principalmente los ganaderos, pero también los privados que limpian un terreno, o simples irresponsables que hacen una fogata. Estos incendios ocurren todos los años (en especial en agosto y septiembre) y en un estado normal eran controlados por los canales de agua de los humedales”. Pero con la quema cada vez más frecuente, de territorios cada vez más grandes y una bajante histórica del río Paraná desde 2019, lo que menos hay es agua.

En este marco, diversas organizaciones territoriales feministas, sociales, políticas, culturales y ecologistas se vienen manifestando a lo largo del Litoral reclamando la urgente sanción de la Ley de Humedales.

Todo fuego es político

El pasado domingo 11 de septiembre se realizó una Acción Plurinacional de forma simultánea en diversas ciudades del país para reclamar el urgente tratamiento del proyecto consensuado de Ley de Humedales.

En Santa Fe, al frente de la coordinación de la marcha que inició en las inmediaciones del Puente Colgante y llegó hasta la Plaza Pueyrredón, estuvo la Red Ecofeminista Santa Fe, un espacio que “está naciendo con el encuentro y la construcción colectiva como punto de inicio”, comentan sus integrantes en diálogo con Periódicas. “Con ese objetivo, en abril nos reunimos para conocernos cara a cara y festejar el Día de la Tierra. Desde ese momento hemos tenido contactos virtuales e intercambio de opiniones y acciones en Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires. El nombre de Red Ecofeminista Santa Fe en realidad salió espontáneamente ante la necesidad de poner un nombre a quienes convocaban a la movida por la Ley de Humedales consensuada”.

Esta red se está construyendo como un espacio de mujeres y disidencias, con un claro posicionamiento que busca transversalizar la mirada de la ecología y los feminismos. “Algunas participamos a título personal y otras como integrantes de organizaciones feministas y sociales vinculadas al hábitat, a la educación, al arte, a la producción de alimentos, a la comunicación, al ambientalismo”, señalan. “El objetivo se vincula con la necesidad de organizarnos y proponer alternativas al sistema capitalista, extractivista, patriarcal y hegemónico, un modelo productivo de muerte, explotador de territorios, de nuestras cuerpas y de nuestras vidas, generador de exterminio y pobreza, afectándonos en particular a las mujeres y las disidencias, que nos hacemos cargo de los cuidados”.

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En el mismo sentido aportan: “Los agronegocios, el negocio inmobiliario, arrasan, depredan, contaminan, y no hay respuesta, o sí: la inacción es una respuesta, por parte de los gobiernos, en ponerle freno. Queremos disputar las formas de producción y consumo, defender nuestra casa común, nuestros territorios, nuestros derechos, y vemos que la alternativa está en la organización, en formas concretas de producción soberana que proporcione una vida más sana, el buen vivir, como nos enseñan nuestras hermanas originarias. Apostamos a la construcción de alternativas de vida posibles para todes y no a la acumulación de capital para pocos, que nos lleva a este ecocidio. Queremos y creemos en la construcción de otro mundo posible, justo, inclusivo y sostenible”.

La Red Ecofeminista Santa Fe la conforman la Colectiva Ecofeminista La Verdecita, Capibara, Canoa, Tramatierra, Paren de Fumigarnos, Cepronat, Desvio a la raíz, Multisectorial de Mujeres, Asociación Civil Palabras, la Secretaría de Género de la UTT, MAFIAS y Arde El Aquelarre.

No cualquier ley

Los incendios en las islas del Paraná que se dieron en 2020 volvieron a poner en el foco público y mediático la necesidad de una ley que proteja los humedales y ordene las actividades que pueden o no hacerse allí. Pero este no es un reclamo de hace solo dos años.

En noviembre de 2013 el Senado sancionó una primera ley de presupuestos mínimos para proteger los humedales. Ese texto había sido producto de un trabajo conjunto entre organizaciones ambientalistas y asambleas vecinales. Pero la Cámara de Diputados nunca lo trató y perdió estado parlamentario.

Tres años más tarde, ya en la presidencia de Mauricio Macri, el Senado volvió a aprobar un proyecto que había sufrido cambios, no todos para bien. Nuevamente Diputados la archivó y no pasó de la media sanción. El lobby del agronegocio en el Congreso es fuerte.

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En marzo de este año un nuevo proyecto de Ley de Humedales fue presentado en la Cámara de Diputados de la Nación, con la propuesta de adaptar algunas prácticas de los agricultores, como la quema y la cosecha, a "pautas que sean respetuosas de las capacidades ecosistémicas" de esos sectores claves para la biodiversidad y el ambiente. Es el cuarto proyecto de ley que se presenta sobre el tema desde el 2011. El anterior había perdido estado parlamentario en diciembre de 2021.

Este nuevo proyecto fue producto de mucho debate, donde cientos de organizaciones de la sociedad civil, académicas y científicas aportaron sus ideas para construir y consensuar el mejor proyecto de ley de protección de humedales.

Pero en julio de este año, en una estrategia poco clara por parte del gobierno nacional, el ministro de Ambiente Juan Cabandié anunció la presentación de un nuevo proyecto de ley acordado en el marco del Consejo Federal de Medio Ambiente (Cofema). Las organizaciones que conforman la Red Nacional de Humedales (ReNaHu) repudiaron y rechazaron esta presentación indicando que Cabandié “pretendió arrastrar en su maniobra a las organizaciones sociales al afirmar que fuimos parte de un proyecto regresivo en materia ambiental, escrito a puerta cerrada, con un único interlocutor, los estados provinciales, buenos alumnos del poder económico”.

Según indicaron desde la ReNaHU este nuevo proyecto de ley “permite explotar humedales, restringe el alcance de su protección y está hecho a medida de los sectores que los destruyen. Un texto que contradice y minimiza el proyecto consensuado por organizaciones, científicos y científicas sin conflictos de interés y legisladores”.

Autora: Titi Nicola | CC-BY-SA-4.0

En la Acción Plurinacional llevada adelante el domingo, la Red Ecofeminista Santa Fe reclamó por el urgente tratamiento del proyecto consensuado ya que es el único que, entre otras cosas, plantea que se “reconozca el valor intrínseco y la integridad ecológica de los humedales, e incorpore la posibilidad de restauración; plantee mecanismos de protección de la biodiversidad; desaliente las actividades y prácticas que les afectan, y valore y apoye los medios de vida y producción popular que allí se desarrollan, en forma sustentable”.

Las organizaciones también exigen que se promueva la “participación activa, efectiva y equitativa, con perspectiva de género, de representantes del ámbito científico y académico, de pueblos originarios y comunidades locales, de productoras/es, isleños/as, residentes permanentes y organizaciones sociales, en el diseño, implementación y monitoreo de las políticas públicas sobre humedales”.

Este proyecto, en particular, hace especial hincapié en mecanismos que pongan freno a nuevas actividades o ampliación de las existentes, hasta tanto los humedales sean incorporados en el Ordenamiento Ambiental del Territorio, y en ese sentido se “prohíbe tanto conductas que afectan, alteran, disminuyen o degradan los humedales, como intervenciones en los humedales sin previa aprobación de autoridades competentes y de la Evaluación de Impacto Ambiental, y otras que correspondieren”.

Todo lo que (no) hace el Estado

Desde el 2020 hasta hoy se quemaron más de 800.000 hectáreas en la zona de islas del Paraná. ¿Qué hicieron los estados nacional y provinciales de Santa Fe y Entre Ríos en este tiempo? ¿Qué hacen ahora? La respuesta no les sorprenderá.

“Si hace tres años que esto viene pasando, y cada vez peor, es que no se ha hecho lo que había que hacer. No hay voluntad política, se sigue quemando con total impunidad”, indican desde la Red Ecofeminista santafesina.

Las organizaciones señalan que en 2019 se sancionó en la provincia de Santa Fe la ley 13.932 de Preservación y Defensa de los humedales, pero que aún no fue reglamentada por el gobierno de Omar Perotti. “Es muy preocupante que no se avance para investigar a los responsables de las quemas, o que se les multe con cifras que son irrisorias en relación al daño ambiental infringido. Preocupan también los anuncios que el gobernador ha hecho sobre obras de infraestructura a realizarse sobre otro humedal, los bajos submeridionales, supuestamente para ponerlos a ‘producir’ ¿más tierras para el modelo sojero a costa de la salud de la tierra de la biodiversidad, del ambiente y de las comunidades?”.

Autora: Titi Nicola | CC-BY-SA-4.0

Desde la Red remarcan que todas estas decisiones se toman sin mecanismos de audiencia pública ni estudios de impacto ambiental. “Cuando públicamente se comenta que se ha conversado con actores locales y se nombra a la Sociedad Rural o entidades similares, queda en evidencia lo poco que importan las comunidades que habitan el territorio, entre ellas comunidades originarias”.

Respecto de cuál debería ser el rol de los Estados frente a este ecocidio, comentan: “Deberían respetar los proyectos de ley que son resultado de largas horas de audiencias, en las que participaron legisladores/as, científicas/os, investigadores/as y comunidades que conviven con el humedal y al que han adherido centenas de organizaciones en vez de presentar otros que salen de las oficinas, lo que induce a la sospecha. Si hay un proyecto que tiene un aval importante de todos esos actores ¿por qué presentar otro y no apoyar ese? Esa es la pregunta que debería hacerse al ministro Cabandié y a los miembros del Cofema en relación a la ley de humedales”.

Ecofeminismo

Qué tienen que ver el feminismo y el ambientalismo, preguntan algunes que siguen creyendo que los feminismos y la perspectiva de género sólo tienen que ver con los casos de violencia contra las mujeres, los femicidios, el aborto y algunas pocas cosas más.

No somos sujetes en abstracto sino que pertenecemos a clases sociales, étnicas, habitamos el sur global, tenemos edades y capacidades diferentes; rompemos con los binarismos varón/mujer, razón/emoción, naturaleza/cultura, campo/ciudad, producción/consumo, entre otros, y entendemos que no puede haber sociedades sin naturaleza y sin cuidados”, explican con claridad desde la Red. “La interseccionalidad y el cuestionamiento a los binarismos, como la presencia de los feminismos comunitarios del Abya Yala y los ecofeminismos nos permiten ampliar nuestra visión crítica y subversiva del orden patriarcal impuesto”.

Consultadas acerca del lugar que ocupan los temas ambientales en la agenda de los feminismos, desde la organización responden que "el cambio climático afecta en mayor medida a las cuerpas de las mujeres y disidencias, es deseable que estas agendas se crucen, se complementen, y se construyan nuevas realidades colectivamente. Por eso, hoy tener una agenda común, una agenda ecofeminista, es el desafío". Citan a Silvia Federici en su afirmación de que " la lucha por la naturaleza y la lucha antipatriarcal es una misma, inseparable la una de la otra", y señalan que "en esta etapa del capitalismo extractivista las luchas más potentes y significativas ocurren en los territorios y son: por la implementación de la ESI, el reconociendo de que el agua vale más que el oro (o la soja), la defensa del Cupo Laboral Trans, una producción sana y soberana, por el urgente tratamiento de la Ley de Humedales, y la efectiva implicación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, entre tantas otras. Y no es casual que, a la cabeza de todas estas luchas, están las mujeres y disidencias".