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Salud mental comunitaria para desmontar la máquina

"Desmontar la máquina" es un documental audiovisual dirigido por Francisco Díaz. Junto a Mariela Nabergoi, codirectora del proyecto de investigación del que surgió el audiovisual, comentaron a Periódicas qué luchas y perspectivas de la salud mental buscaron registrar y cuál es esa “máquina” que se propone desmontar.

Victoria Carballo
III Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Derechos Humanos y Salud Mental | Créditos: Equipo de Comunicación ATE Rosario

La problemática de la salud mental cobró mucha relevancia mediática a partir de la pandemia, principalmente por los efectos que tuvo el encierro en nuestras vidas. El tema suele volver a tocarse cada vez que se vincula a una persona famosa con algún padecer subjetivo. Lamentablemente, en la mayoría de las ocasiones, la temática es abordada de forma irresponsable, sesgada por prejuicios y estigmatización hacia las personas con padecimientos mentales. 

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Más allá de la agenda de los medios hegemónicos, en nuestro país existe una larga historia de lucha de personas usuarias, familiares y trabajadoras del campo de la salud mental que tuvo como consecuencia, por ejemplo, la sanción de la Ley Nacional de Salud Mental en 2010 y el proceso de desmanicomialización que sigue hasta nuestros días. 

En diálogo con este contexto histórico nace “Desmontar la máquina”, un documental dirigido por Francisco Díaz. Este audiovisual deriva de un proyecto de investigación PIO-Conicet radicado en la Universidad Nacional de Lanús sobre obstáculos y desafíos en la implementación de la Ley Nacional de Salud Mental, dirigido por María Marcela Bottinelli y codirigido por Mariela Nabergoi.

Captura del documental "Desmontar la máquina"

La salud mental es cosa de todes

El largometraje busca registrar luchas ligadas a la salud mental que tuvieron lugar sobre todo en 2019, año en el que fue rodado. Por ejemplo, la denuncia de las personas que siguen encerradas en manicomios, la necesidad de políticas públicas activas para que puedan vivir en comunidad, la defensa por la salud pública, la lucha por los derechos de las personas con discapacidad y de las personas usuarias de servicios de salud mental. 

De esta manera, el documental se inscribe en una perspectiva de salud mental comunitaria, defendiendo la premisa de que la salud mental es cosa de todes. En palabras de Mariela Nabergoi, una de las investigadoras del proyecto, “la salud mental no está en los cuerpos individuales sino que cada cuerpo individual expresa los procesos de salud, enfermedad, atención y cuidado que todas las personas vivimos y que tienen que ver con los vínculos que generamos, con nuestros modos de relación, con las oportunidades que tenemos para aliviar y acompañar los procesos de salud en sentido integral”. 

Pensando de este modo, las problemáticas de salud mental no solo se relacionan con cuestiones médicas sino que requieren abordajes interdisciplinarios e intersectoriales. Esto es porque la salud mental es un proceso que está determinado por componentes históricos, socio-económicos y culturales, además de aquellos biológicos y psicológicos.

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Captura del documental "Desmontar la máquina"

El proceso creativo del documental

Una de las particularidades del audiovisual es la gran pluralidad de voces que construyen el relato. “La intención fue obtener un producto que se pudiera incluir en currículas formativas de profesionales de la salud, pensando en estas deudas que tienen pendientes los planes de estudio respecto de la incorporación de los nuevos paradigmas de trabajo en salud mental”, comenta Francisco Díaz, director del documental. 

“Registramos audiovisualmente tanto las entrevistas en profundidad que se realizaban para la investigación como aquellos eventos que estaban sucediendo. Por ejemplo, las manifestaciones sociales que ocurrieron a partir de la desjerarquización del Ministerio de Salud en Secretaría y las marchas en defensa de la Salud Pública. Así como también el Encuentro de la Red Latinoamericana y del Caribe de Derechos Humanos y Salud Mental en Rosario y la Jornada de Salud Mental Comunitaria que se realizó en Esquel”, agrega Díaz. Se trató de más de 25 horas de entrevistas a estudiantes, personas usuarias, familiares, residentes, profesionales e investigadores de la salud mental que luego se sintetizaron en los 82 minutos de Desmontar la Máquina. El documental cuenta con los testimonios de Emiliano Galende, Alicia Stolkiner, Elena de la Aldea, Marcela Freytes Frey, Graciela Zaldúa, Iris Valles y María Teresa Lodieu, entre otros referentes del campo de la salud mental.

III Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Derechos Humanos y Salud Mental | Créditos: Equipo de Comunicación ATE Rosario

La máquina a desmontar

Ahora bien, ¿cuál es la máquina que se propone desarmar en el proyecto? “El nombre Desmontar la Máquina nos lo regala una de nuestras entrevistadas, Elena de la Aldea. Ella trabaja con esta idea de que es necesario desarmar las máquinas que construimos socialmente, como en este caso puede ser el mecanismo manicomial de encierro, pero que también tiene su correlato con el capitalismo, el patriarcado y las lógicas extractivistas y de exclusión en general”, responde Díaz. En ese sentido, para Nabergoi, “es importante visibilizar esta problemática también por las interseccionalidades que se ponen en juego en la construcción de las desigualdades y las inequidades en salud, sociales, económicas, políticas. Hay personas que están en una situación de menor valor de sus derechos, menor posibilidad de ejercicio, menor valor de su palabra y esto lo encontramos en la historia en la salud mental, en las luchas feministas y de las diversidades sexo-genéricas, también en las de los pueblos originarios”. 

Para la investigadora del proyecto, en todas estas luchas está en juego la posibilidad de ejercicio de derechos, la cuestión de cómo se configuran los determinantes sociales de la salud y dónde están los polos de valor salud-enfermedad, bueno-malo, blanco-marrón, varón-mujer, etcétera, etcétera. Es por eso que “la salud mental es cosa de todes, nadie está por fuera, es una construcción de cada día, de los vínculos, de las formas en que vivimos juntos, de nuestras posibilidades de sostenernos saludables y de que las pasiones alegres sean parte de nuestra vida y no solo las pasiones tristes al decir de Espinosa”, reflexiona Nabergoi.

Un debate actual y necesario

Desde su estreno, a fines de 2021, los realizadores del proyecto llevaron el documental a varios puntos de la Argentina, acompañándolo de un debate posterior, necesario para seguir reflexionando y construyendo salud mental comunitaria. Para Nabergoi, este recorrido del audiovisual posibilita el reconocimiento de las lógicas comunitarias de trabajo que se vienen realizando en nuestro país “con tanto esfuerzo, porque son lógicas que no necesariamente tienen su inscripción en el sistema de salud y el recorte de los sectores y las disciplinas, sino justamente abogan por lo contrario”. Nabergoi considera que visibilizar esta forma de trabajo y esta perspectiva de la salud mental comunitaria es importante “para que las políticas públicas que están en la letra de la ley y que son también una disputa cotidiana puedan abonar y fortalecer ese tipo de procesos, es lo que nos corresponde por ley y es un compromiso del Estado”.