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Hablemos de suicidio y personas trans

Respecto a la población general, 2023 fue el año con mayor número de suicidios desde 2010 en Santa Fe y la cifra crece todos los años desde 2021 ¿Qué sucede con realidades complejas como las de las personas trans? ¿De quién es la responsabilidad cuando corremos al suicidio de lo individual y lo privado?
Victoria Stéfano
Autora: Gise Curioni

El elefante en la sala. Eso es la salud mental cuando hablamos de personas trans.

No estamos cómodos al hablar de esta situación. Niveles altísimos de consumo problemático de sustancias y otras patologías de la salud mental, cuantiosos tratamientos psiquiátricos entre adolescencias y niñeces y cifras considerables de suicidio entre gente trans de todas las edades.

No es casual que esquivemos el bulto. Es un tabú social hablar, escribir o hacer referencia públicamente a la salud mental, mas cuando se trata de problemáticas como el suicidio.

Pero a nosotros, que somos trans, nos toca otra fibra. Una más íntima. La del fantasma de la patologización. ¿Qué están diciendo estos suicidios sobre nosotros?.

La marca de los años que constamos como 'trastornados' en los manuales de salud mental inhiben las posibilidades de colocar esta discusión sobre la mesa sin poner en cuestión la eterna puja entre lo intrínseco, lo heredado y las condiciones sociales en las que se desarrolla la compleja realidad de muchas travestis y personas trans, sin vernos a nosotros mismos en ese mapa.

Pero puestos a tensionarlo aún más, ¿es realmente tan malo hablar con sinceridad de lo que está pasando?. No hablarlo evidentemente no ha tenido hasta ahora muy buenos resultados. Y si bien el escenario no es el más conveniente tampoco, ya esquivamos durante demasiado tiempo esta conversación.

Suicidio y la clave trans

Sofía Reynoso es licenciada en psicología. Desde hace años pone a disposición sus conocimientos en el acompañamiento a personas trans desde distintos dispositivos y en la clínica. Sobre el nudo problemático del abordaje del suicidio en personas trans explica que "hay dos líneas a analizar; por un lado la identidad que es un tema que ya de por sí involucra, inevitablemente, a la salud mental y por otro lado el suicidio, que son dos temáticas que casi nunca van de la mano. En general el suicidio no va de la mano con nada".

La profesional señala que, habitualmente, "hablamos del suicidio desde lo privado, de la intimidad de suicidio, como que nada tiene que ver con algún tipo de contexto; queda muy ligado a lo privado. Nunca hablamos del suicidio como un hecho que implique alguna situación en relación a cuestiones que tiene que hacerse cargo el Estado; y creo que eso tiene que ver un poco con el querer buscar la razón al suicidio: "estaba mal económicamente", "no tenía un acompañamiento", "tenía problemas de salud mental desde siempre"".

Pero antepone que algo que caracteriza al suicidio trans en particular "es que inevitablemente es un hecho que se constituye como político". "No hay posibilidades de diferenciarlo, pero también hay que sentarse a pensarlo porque no es algo de lo que se hable en ningún tipo de ámbito. Por ejemplo, ¿qué fiscal de qué fiscalía está involucrado o involucrada para analizar este suicidio?. Porque, por lo general, los fiscales que intervienen en estas situaciones no son fiscales de género, por lo que tampoco son hechos que estén catalogados como que tengan que ver con la identidad. Entonces hay una doble tensión ahí como para para tener en cuenta a la hora de hablar de esto", apunta.

Hablarlo para correrlo de lo individual

Autora: Gise Curioni

Según la especialista, no hablar del tema continúa contribuyendo a que la problemática se quede "en el ámbito de lo privado". "Creo que lo que hay que hacer es sacarlo de ese ámbito porque si no, no hay posibilidades de pensar otro tipo de intervención", agrega.

Reynoso resalta la importancia de campañas nacionales y la producción, en relación al tema de suicidio, que fue muy profusa en otros momentos políticos y sociales. Aunque también problematiza la accesibilidad de esos dispositivos de acompañamiento y de escucha al hablar de personas trans y los entramados complejos en los que se desarrollan estas vidas.

"Se repetía mucho esto de que "hay una línea", "buscá ayuda", "tratá de hablar con alguien"; y digo: ¿las personas trans con quién hablan? Porque ahí no podemos no tenerlo en cuenta. Expulsadas por su familia, expulsadas por el sistema de salud, no cuentan con un trabajo como para pagarse una terapia de manera particular. ¿Con quién hablan esas personas por teléfono?. Ahí es donde el Estado sigue queriendo intervenir en el ámbito de lo "privado" sin saber cómo considerar al hecho", desarma. "Si consideramos al hecho como un hecho político inevitablemente el Estado tiene mucho para hacer ahí y creo que ahí hay algo que todavía no está saldado, primero, con las personas trans".

Reynoso apunta a la necesidad, en el caso de las personas trans en lo particular, pero de todas las poblaciones vulneradas en general, de establecer circuitos operativos previos para rearmar, ante todo, el lazo de las personas con el Estado como garante de derechos universales y luego en la formación de los agentes estatales para detectar situaciones de riesgo.

Sobre las personas trans se pregunta: "¿Qué pasa que el Estado no puede intervenir previamente para que la persona no sea expulsada por su familia?. En la escuela, ¿qué pasa?. Y cómo, después de años de patologización de la población trans en la salud, se pretende que una persona que fue expulsada, que siempre fue maltratada en estos espacios, ahora consulte mágicamente de la nada, que se acerque a solicitar un turno con un psicólogo o una psicóloga".

"Me parece que ahí el Estado tiene mucha responsabilidad, antes y como siempre, integral porque no siempre lo detectas en un ámbito en particular. Qué pasa en la escuela, qué pasa en el barrio, qué pasa en las instituciones que transita esa persona; cómo es ese ojo que no solamente tiene el psicólogo, la psicóloga, sino que lo pueden tener las personas que están a cargo del cuidado de esos sujetos. Y también tenemos que ver cómo responsabilizamos ahí. Pensar quizás en la capacitación de cuidadores para poder mínimamente detectar algunas cuestiones en la diaria. Creo que ahí el Estado tiene mucho para hacer desde muchísimo tiempo antes", refiere.

Integralidad e interinstitucionalidad desde la respuesta situada

La psicóloga insiste en la necesidad de la articulación interinstitucional para un abordaje integral. Hablando de personas trans señala que las casas LGBT y las direcciones de la diversidad sexual o disidencias no alcanzan para garantizar acceso por su sola existencia y que es muy difícil articular respuestas si no se trabaja en conjunto con los ministerios de salud o los organismos estatales de salud mental. "Es algo que tiene que poder extenderse, no tiene que quedar solamente relegado a una sola institución", subraya.

"Sí, son espacios conquistados, buenísimo, pero esa persona tiene que poder acceder de otra manera y eso es trabajo territorial en tu centro de salud, en el lugar que te queda cerca de tu casa. ¿Cuánto implica movilizarse al centro?. Hasta dos colectivos a veces para una persona, y tiene un centro de salud a cuadras. No hay forma de que realmente pueda salvarse esto con que se acerque a una dirección, y no va a suceder porque la persona nunca tuvo ese derecho. Nunca accedió", amplía la entrevistada.

 

Autora: Gise Curioni

Reynoso pone el acento en las políticas de cercanía centradas en lo territorial, por fuera del folleto. "Más allá de que yo te diga "mira, te doy este folleto y si te sentís mal te podes acercar acá", es con y es en el barrio. Es en el territorio. Porque a veces no es fácil para la persona ni siquiera acercarse al centro de salud. Lo perdés, porque muchas personas a veces no tienen teléfono, no tienen manera de comunicarse. Es el ir, el estar ahí, el trabajar con el centro de salud y, también, tener en cuenta que hay una deuda muy grande del y con el sistema de salud".

El déficit del sistema público de salud

Sobre los espacios amigables, Reynoso resalta lo necesarios que son y la importancia de reivindicar el trabajo realizado por profesionales en condiciones complejas. "Hay profesionales trabajando en el territorio recontra comprometidos y que están llevando adelante casi lo imposible porque se ponen al hombro un montón de situaciones, y los centros de salud están estallados para las personas en general. Cuando uno les deriva una situación o llama por algo, siempre están predispuestos para atender. Pero son pocos y están sobrecargados. Entonces, me parece que ahí también está bueno ir a reivindicar el trabajo de estos colegas que siguen poniendo a disposición el recurso que es limitado, pero que están laburando también desde sus lugares".

"La precarización laboral, la sobrecarga de trabajo tiene que ver también con las condiciones en las que se garantiza ese servicio de salud; con lo que implica el acceso a la salud mental. Hoy hay muchísimos centros de salud que se quedaron sin psicólogos y sin psicólogas y hasta algunos sin psiquiatras. Me parece que ahí hay algo que también hay que ir a reclamar como profesionales: que la herramienta sea digna para poder brindarla, y es algo que la población hoy no está reclamando porque la salud mental es lo primero que se descarta en una crisis como la que estamos viviendo. Y los suicidios aumentan cuando hay crisis económica. Lo problematizamos como algo que tiene que ver con la salud mental y no necesariamente, que sí, tiene que ver con lo económico, pero que implica que ahí haya una pata en salud que no la hay. No la hay.", explica la entrevistada.

Volver a la subjetividad

Entre el trabajo individual y la necesidad de un diálogo social acerca del suicidio, la profesional deslinda los grupos de pares del circuito y propone volver a la subjetividad por sobre la generalización. "Pienso en el suicidio de la niña de doce años del Normal en el hotel de ATE. ¿Qué responsabilidad pueden llegar a tener los pares ahí?. Eso implica un trauma, también para ellos. Creo que ahí hay algo que falta. Alguien que pueda ver desde afuera. Uno aprende a vincularse también en las primeras instituciones que atraviesa, que es la familia, que es la escuela. Hay un círculo. Hay una red que está rota y que, más allá de las amistades que se pueden establecer después, hay algo que no se puede comunicar porque no hubo forma de aprender a comunicarlo. Hay mucho de esto también de por medio".

La psicóloga resalta la necesidad de habilitar el malestar dentro de todos los espacios sin caer en la demonización del sufrimiento. "¿Está bien hablar de que uno está mal?. ¿Hablar de salud mental?. ¿Está habilitado tener ese tipo de conversaciones?. Volviendo a las personas trans es necesario entender que no todas las historias son iguales. Hay una lucha que es común, que es la lucha por la identidad, pero después dentro de cada historia se dirimen distintas batallas. Obviamente no es la misma realidad de una persona trans que está acompañada a una persona trans que no lo está; que, digamos, fue expulsada o expulsado de su hogar muy tempranamente. No, no estamos hablando de las mismas historias. Y creo que lo importante ahí es poder volver a la subjetividad. Dentro de los contextos de crisis, lo que sucede también es que se generaliza un montón, entonces es como "a todos los jubilados o las jubiladas nos pasa esto", "a todo el pueblo argentino" y digo "sí", pero hay que rescatar un poco ahí la subjetividad porque si no uno se pierde inevitablemente", explicita.

"Ahí me permito decir, está bueno acercarse y preguntar y saber qué es lo que realmente está sucediendo. Rescatar la subjetividad es lo más importante. Eso hace que la persona pueda hacer pie, quizás primero en lo general para ayudar a hacer pie en uno mismo, que es lo que hay que ir a buscar. "¿Te está pasando esto? Repasemos un poco tu historia". Es difícil porque ahí hay que escuchar. Y no es fácil", concluye Reynoso.

Autora: Gise Curioni

Las batallas "ganadas"

Las décadas de militancia trans que impulsaron pisos de derecho importantísimos como la Ley de Identidad de Género. a nivel nacional, y los cupos laborales y la reparación histórica, a nivel local, también han abierto otras puertas: Las de contar con personas trans en espacios estatales desde donde se implementan y diagraman políticas específicas.

Pero; ¿alcanza con eso?. A la vista queda mucho por construir aún. Llenar las áreas estatales destinadas a las políticas de diversidad sexual con personas trans militantes no es una garantía.

Quizás aún nos debamos diálogos incómodos y complejos al respecto de la salud mental de las personas trans, y de la población en general, con propuestas que busquen hacer mella en un triple sentido: la capacitación de agentes estatales, la intervención en las instituciones y el anclaje territorial de políticas de prevención, con perspectiva de género y diversidad, sin esquivar que es un problema de toda la sociedad.

En números

De acuerdo al informe Santa Fe Como Vamos, elaborado por la Municipalidad de Santa Fe, en relación con la población total, en 2023 se registraron en la ciudad "un total de 58 suicidios —casi el doble de lo registrado en 2021—".

El documento indica también que la tasa de suicidio en la capital provincial es de 13,3 por cada 100.000 habitantes, conformando el valor histórico más alto relevado desde 2010.

Con respecto al rango etario el informe revela que el 70,7% de los suicidios, 41 casos en total, ocurrieron en la población entre los 20 a los 39 años, y si se considera el género, "el 80,5% de estos suicidios en poblaciones jóvenes se producen en hombres", refiriendo que, además, en el período 2021-2023, "el suicidio viene en ascenso a nivel provincial, departamental y local".

No estas solo ni sola

Si vos o alguien que conoces está atravesando una situación difícil y necesitan hablar sobre esto, en Santa Fe pueden acercarse al Centro de Atención Primaria de la Salud que se encuentre más cerca de su domicilio y, en casos críticos, recurrir directamente a la guardia del hospital más cercano o llamar a la línea 107.

Desde cualquier punto del país, la línea gratuita de atención las 24 horas para orientación y apoyo en urgencias de salud mental del Hospital Nacional en Red - Lic. Laura Bonaparte es el 0800-999-0091.