Las fechas suelen ser buenos disparadores para la reflexión colectiva. El grito cotidiano de millones de mujeres alrededor del mundo por la igualdad de género encuentra hoy el modo de sincronizar sonidos en todo el planeta y retumbar en simultáneo. Compartimos una nota de opinión de la concejala Laura Mondino.
En nuestro país, los efectos de la pandemia sobre mujeres y disidencias pusieron el foco una vez más en las enormes desigualdades que sufrimos. Esas desigualdades incluyen desde la multiplicación de las tareas de cuidados de niñes y ancianes -que recaen fundamentalmente en las mujeres - hasta la organización de las rutinas hogareñas en la era de la escolaridad virtual o la sublimación de los propios deseos y necesidades en función de disponer de los tiempos necesarios para atender la extraordinaria situación.
En los barrios, son las mujeres las que paran la olla, las que abren sus puertas para ahuyentar el hambre que merodea la calle, las que se unen para armar un comedor, un merendero: una trama colectiva que ponga freno al desamparo.
En el espacio doméstico, la punta del iceberg está dada por los femicidios: para las mujeres y disidencias, el lugar más peligroso para habitar no es la calle sino el propio hogar. Las violencias en sus distintas manifestaciones son el sello de agua de nuestra cotidianeidad y la pandemia vino a ratificar, con una potencia insoslayable, el orden machista y patriarcal de las cosas.
En función de encontrar estas respuestas que reclamamos y por las que marchamos enlazadas cada 8M, no podemos dejar de interpelar al Estado y principalmente a la Justicia. El sistema judicial obsoleto y patriarcal que nos rige sigue siendo un mecanismo oxidado que se traga sin deglutir las denuncias de miles de mujeres. El caso de Úrsula Bahillo dejó en evidencia que no hay respuestas a la altura de la urgencia que demanda la situación. Los resortes que se deberían activar con celeridad y eficiencia parecen averiados - y sin síntomas de reactivación.
Somos las que sostenemos la bandera de una lucha que es histórica y que nos conmueve porque nos desafía a construir una sociedad mejor. Las que hacemos el mismo trabajo pero cobramos menos. Las que estamos pero nunca llegamos a los puestos de poder. Las que tomamos las calles cada 8 de marzo sin claudicar ni un segundo en el reclamo de nuestros derechos.
Exigimos perspectiva de género en todos los ámbitos del Estado y fundamentalmente en la Justicia, porque es allí donde se enquistan las prácticas que históricamente nos han violentado, invisibilizado y matado. Es el camino que la historia colectiva hoy nos plantea, y las mujeres estamos aquí para ser parte de la construcción de esa historia.
Autora: Laura Mondino