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#AbortoLegal2020: Usted se tiene que arrepentir de lo que dijo

Finalizada la semana del plenario de comisiones en el Senado de la Nación, tenemos una buena noticia: hay dictamen favorable y el proyecto se tratará en el recinto. Las exposiciones de les invitades y de les senadores, sin embargo, dejaron mucho que desear.

Autora: Gise Curioni.

Lejos quedaron los días en los que nos sorprendíamos por el nivel de la discusión de la Cámara de Diputados. Las sesiones del 2018 habían dejado la vara muy baja, de eso no hay dudas. Pero quizás nos entusiasmamos demasiado con el hecho de que ninguna diputada nos comparó con perritas parturientas, y creímos que habíamos subido el estándar del debate. Estas últimas jornadas en la Cámara de Senadores vinieron a pincharnos la burbuja en la que vivíamos.

Para quienes no pudieron seguir el debate en comisiones, la cosa se dio más o menos así: tras el giro del proyecto a las comisiones de Salud, Justicia y Asuntos Penales, y a la Banca de la Mujer, por decisión de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, las sesiones fueron presididas por la senadora Norma Durango. Este fue el primer punto de discusión fuerte entre verdes y celestes de la cámara alta.

Los senadores Mayans, Elías de Pérez, Mera y Fiad (todos en contra del proyecto) manifestaron su desacuerdo en que el debate sea moderado por la Banca de la Mujer cuando lo que se discute es un tema de salud pública. Mera llegó a decir que esta postura "Desresponsabiliza al varón de una situación tan delicada para que el hombre o el varón se haga cargo". Lo real y lo concreto es que a la Banca de la Mujer la componen todas las senadoras, de todos los partidos. La estrategia de los celestes era empujar para que el debate sea moderado por el presidente de la comisión de Salud, el senador Fiad, el único celeste entre los tres presidentes intervinientes. Este debate se zanjó rápidamente. La senadora Mirkin, que estuvo presente y activa durante todas las sesiones, expresó que el planteo era un disparate: "La vez pasada la dejaron a la Banca sin participación en el debate. Todas las mujeres formamos parte de la banca, aunque algunas no participen casi nunca porque no consideran los temas de las mujeres importantes". Más de una se habrá puesto aloe vera en esa quemadura, ¿no?

De la primera jornada de exposiciones participaron, nuevamente, los funcionarios del Poder Ejecutivo que intervinieron en la confección del proyecto original. Los ministros Gónzalez García y Gómez Alcorta y la secretaria de Legal y Técnica Ibarra proporcionaron la misma información sobre el proyecto que previamente habían llevado a Diputados. A ese resumen lo pueden leer acá. El debate del lunes incluyó la siempre recurrente pregunta acerca de "cuándo empieza la vida", algunas denuncias de "censura" por parte de los senadores celestes y una pregunta al ministro de Salud sobre las vacunas del Covid 19 por parte del senador Braillard que, según explicó, pretendía tener información al respecto porque eso es lo que "la gente de su provincia quiere saber". Andá a chequearlo al campito.

Ese primer acercamiento al debate en Senadores dejó en claro dos cosas: la primera, que la discusión se iba a dar en términos mucho más severos e incluso, de a ratos, violentos. La segunda, que los senadores celestes no tenían ningún prurito a la hora de intentar atrapar el voto del puñado de indecises que, hasta este mismo momento, podrían definir la votación. Pero sobre eso volveremos más tarde. Ahora nos toca reírnos e indignarnos con los discursos de los días subsiguientes.

Entre les expositores del Senado tuvimos un par de rostros (y argumentos) repetidos de la discusión previa en la Cámara de Diputados, incluso del debate de 2018. Por algún extraño motivo, los fundamentos se tornaban cada vez más insostenibles con el correr de las horas. El abogado Alberto Bianchi, convocado por los celestes, dijo que muchas mujeres recurren al aborto porque "no hay al lado de ellas un hombre lo suficientemente valiente". La especialista en Derechos de Familia Ursula Basset, quien ya había expuesto en diputados, volvió sobre la hipótesis de que el aborto es un capricho del FMI y sustentó su idea en que "el proyecto es apoyado por un tuit del ministerio de Economía". El especialista en fertilización asistida Edgardo Young nos dejó dos momentos magníficos. En principio nos regaló una bellísima expresión para utilizar a futuro al decir que el feto "no es persona todavía pero sí es una persona en potencia y debe tener el mismo valor que una en desarrollo". Persona en potencia será aplicado, de aquí en más, como a ustedes se les venga en ganas.

Young también nos dejó en claro que no leyó el proyecto de ley por el que estaba exponiendo en contra porque lo terminó confundiendo con el proyecto de los 1000 días. Esto no podemos explicarlo. Adjuntamos el material audiovisual pertinente.

Es decir, según Young, si legalizamos la práctica podremos abortar a les niñes de hasta tres años. Creo que en este año de cuarentena y escuela en casa algune que otre xadre lo estará contemplando, ¿verdad?

Pero no todo fue en favor de les fetites. Aída Kemelmajer nos dio una de las exposiciones más interesantes de todo este proceso y cerró diciendo "se le da más valor a la objeción de conciencia de la institución, de la persona jurídica. ¡Esa autonomía tiene más valor que la de una mujer que no quiere ser un instrumento!". Reina y figura. Natalia Gherardi, abogada y directora del equipo ELA, expresó: "Nuestras hijas, nuestras alumnas, pueden no estar teniendo voz en estas audiencias pero se hacen oír en todas partes. Sin duda están mirando muy atentamente con qué argumentos se definen sus derechos".

Les expositores verdes, al igual que en Diputados, intentaron reforzar la importancia de este proyecto para las personas gestantes, e incluso para el sistema de salud pública. Las preguntas de les senadores celestes se repetían constantemente, casi como si se tratara de una serie de chicanas baratas. Frente a esto, la exposición de Marta Lamas, antropóloga mexicana que vino a aportar la experiencia de su país con la legalización del aborto, resultó más que interesante. Contó que en los estados mexicanos en los que se legalizó la práctica "el 80% de los abortos se hace con medicación y en domicilio", agregó una lectura digna de repasar: "Este tema no se va a resolver, no vamos a convencer a los que están en contra o los que están a favor. Tiene que ser una decisión de orden político". Si tienen 10 minutos, inviertanlos en escucharla.

Y, ¿a que no saben qué le preguntó el senador Mera a Lamas en cuanto pudo? Si. Cuándo empieza la vida. Pero ahora, según la antropología. Les celestes estuvieron a dos minutos de llamarlo a Damián Betular para que explique cuándo empieza la vida según la pastelería. Betular, si estás leyendo esto, te amamos y te hemos inmortalizado en todos los stickers de Whatsapp posibles.

Con cada nuevo día de exposiciones, los argumentos se volvían más descabellados. La jornada matutina del miércoles estuvo plagada de relatos metafísicos, discusiones sobre gallinas y física cuántica. En algún momento, aparentemente, dejamos de ser un Estado laico. De paso, también apareció ÉL.

Sobre la tarde, la cosa ya se había desmadrado completamente. Las senadoras Sapag y Mirkin tuvieron que interrumpir a una expositora celeste para recordarle que no se podían utilizar términos como "asesinato" o "asesinas" dentro del debate en comisiones. La encargada de moderar, Durango, repitió varias veces la consigna. De todas formas a la expositora celeste María Cecilia Avila le valió poco porque cerró diciendo "no queremos ser asesinos de bebés". No hubo forma de que les celestes no apelaran a infundir el pánico. Por momentos se tornó imposible seguir el hilo de la cuestión en debate. El expositor José Jalisi Cosomel llegó a advertir sobre la posibilidad de un "invierno poblacional" si la práctica del aborto se legaliza porque "vamos a tener insuficientes nuevos nacimientos".

Ruth Zurbriggen, de la Red de Socorristas Argentina, expuso algunos números que vinieron a contrarrestar las proyecciones apocalípticas: entre enero y octubre de este año, las socorristas acompañaron a más de 13.000 personas que se acercaron a las redes de todo el país en busca de asistencia en sus abortos. Pidió incluso que deje de infundirse el "pánico moral", algo que resultó una constante entre los discursos celestes.

Pero el momento mas ríspido de esa tarde y de todo el debate llegó cuando una de las expositoras celestes, la médica genetista Graciela Moya, comparó a la legalización del aborto con la Shoá, lo que le valió la interrupción de la senadora Mirkin: "Como madre judía no voy a permitir que vengan a decirnos a los senadores como tenemos que votar para que no haya genocidio nazi". Parecía zanjada la cuestión, pero no. Moya insistió sobre la idea de un supuesto "exterminio de las personas con discapacidad". Para este momento, el Zoom estaba completamente descontrolado. El senador Luenzo argumentó: "Nosotros no estamos propiciando matar niños o fetos o cualquiera de las denominaciones que usen para hablar de lo que está en cuestión". La senadora Sapag tuvo que recordarle a la expositora, y a quienes la habían convocado, que en ese recinto hay ciertas cosas que no pueden permitirse: "no puede usar esos términos en un debate en el Congreso". Mayans salió en defensa de la expositora, e incluso le recriminó a Durango que no estaba siendo imparcial en su conducción del debate. Fueron varios los que le quisieron decir a Durango cómo hacer su trabajo. Incluso el doctor Colomé, expositor celeste, se atrevió a indicarle a la senadora cómo debía actuar. Porque para eso lo votamos. AH NO, CIERTO QUE NO.

Superado, o no, el momento de genocidio y tensión, nos quedaron algunas intervenciones interesantes. La doctora Cecilia Ousset, quien ya había expuesto en Diputados, indicó que: "No existe tal cosa como el instinto materno. No somos animales. Eso se construye", y señaló que "nuestro sistema de salud es muy perverso", que en los hospitales y sanatorios privados las personas gestantes que ingresan sangrando son "culpables hasta que se demuestre lo contrario".

De las exposiciones posteriores, particularmente las del jueves, se destacó la de Ana Correa. Ana es periodista, y fue quien cubrió desde el inicio el caso de Belén en Tucumán y que plasmó toda su cobertura en el libro "Somos Belén". Correa hizo un repaso no sólo del caso de Belén, sino también de otros casos emblemáticos como el de Patricia, presa por un aborto espontáneo que falleció en la cárcel, y el de Ana María Acevedo. La senadora Elías de Pérez la contradijo, aportando supuesta información sobre el caso de Belén que era a las claras falsa. La respuesta de Correa fue impecable.

Mientras les senadores discutían sobre el momento de la concepción y cuándo comienza la vida y todo lo que ya sabemos, la verdadera disputa se estaba dando detrás del Zoom. Se acercaba el momento de firmar los dictámenes para llevar, finalmente, el proyecto al recinto de la Cámara alta. Quizás la virulencia con la que se estaban dando las discusiones propuestas por les celestes tenía más que ver con eso que con quedar como grandes héroes para la galería y frente al chat de la transmisión oficial que se llenó de corazones celestes los cuatro días de debate. Para ese entonces, el senador Marino de la Pampa había publicado en sus redes sociales una carta explicando su voto en contra del proyecto. Marino figuraba entre el puñado de indecisos. Lo cual nos lleva al momento más esperado de esta nota: ¿cómo estamos con los votos?

Sobre las cartas la mesa

Como el 2020 venía flojo con esto de la pandemia y la crisis y el corte de pelo horrendo que muches de nosotres nos hicimos, se ve que el universo definió que sobre el pucho y ya con la sidra en mano recibiremos el último momento para el infarto del año. Después de los tediosos días de discusión francamente inconducente en las comisiones del Senado, finalmente se logró la firma del dictamen. Con catorce firmas provenientes de la Banca de la Mujer, nueve firmas de la comisión de Justicia y 10 firmas de la comisión de Salud, el proyecto pasa a la Cámara alta para tratarse el 29 de diciembre. Si, 29 de diciembre. Con el vitel toné en la boca.

¿Y cómo queda entonces el poroteo? Hemos tenido algunos datos interesantes esta semana. A la definición del senador Marino por la negativa, se le suman dos indecisos que finalmente firmaron el dictamen a favor: la senadora Silvina García Larraburu, que había votado en contra en 2018, y el senador Edgardo Kueider. Kueider firmó el dictamen "con algunas disidencias", lo que significa que votará a favor pero que propondrá algunas modificaciones.

Eso nos dejaría con un virtual empate en 34 votos para cada sector, teniendo a tres senadores aún indecises y a Alperovich de licencia. El Senador Menem, que había estado internado durante la semana, expresó que formará parte de la sesión y que votará en contra. Otra perla: al senador Lousteau, que vota a favor, le llegan más de 2.000 mails por día pidiéndole que revea su voto. Son esas presiones, faltando 11 días para la votación, las que pueden torcer el resultado para un lado o para el otro. En el medio, también, jugará la política.

Salga como salga, nos quedaremos sin saber en qué momento empieza la vida, y cuándo el fetite elige profesión.