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Preguntame que me gusta

María del Mar Ramón es antropóloga, feminista y columnista en la revista Volcánica,  en donde escribe y reflexiona sobre nuestra capacidad para reconocer el propio deseo y sobre qué entendemos por consentimiento. Periódicas conversó con ella acerca de qué son las malas prácticas sexuales y de qué se trata el concepto de justicia íntima.

Foto: Gisela Curioni

Desde un primer momento María del Mar Ramón aclara que habla como mujer heterosexual y no como mujer lesbiana entendida como sujeto político. Explica que la discusión que plantea compete "al universo heterosexual por lo hegemónico y lo normado de la heterosexualidad."

La consigna de este debate tiene que ver con cómo cogimos históricamente las mujeres heterosexuales y cómo vamos a seguir cogiendo después de la ola del #MeToo, #NoEsNo y #MiraComoNosPonemos. Qué va a pasar con los rituales de seducción y levante ahora que según los galanes vetustos "ya no se le puede decir nada" a las mujeres.

A grandes rasgos, hay consenso. Cuando una persona dice No y la otra persona avanza igual, no hay consentimiento. Sin embargo, hay zonas grises. ¿Qué pasa cuando alguien no dice explícitamente que no?

Preguntame Que Me Gusta

"Preguntame Que Me Gusta , Eroticemos el Consentimiento" es una campaña pensada desde Red de Mujeres,  de la cual María del Mar forma parte.

 

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¿Para qué asumir si podés preguntar? La idea es pasarla bien #PreguntameQueMeGusta

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"¿Vamos a entender como consentimiento únicamente cuando alguien nos dice que no explícitamente? ¿Entonces todo lo demás está consentido? ¿Cómo estamos interpretando el consentimiento? ¿Cómo estamos interpretando el placer? ¿Cómo estamos interpretando esa comunicación en las relaciones sexuales? ¿Cómo vamos a interpretarlo a partir de este momento para evitarnos esta zona gris, que no es tan gris, pero que legalmente no hay nada formado? ¿Cómo vamos a corregirlo y cómo vamos a subsanarlo para seguir relacionándolos?", se pregunta la antropóloga.

Y sigue: "Yo creo que uno de los temas más importantes de este momento es cómo vamos a coger con hombres las feministas, y no creo que sea un asunto menor porque además esto tiene que abrir el camino para las demás mujeres."

La falta de comunicación o directamente la no-comunicación confunde y refuerza ideas fijas en el imaginario colectivo forjado a base de porno berreta: "hay una clara falta de comunicación, de lo que los hombres creen que es placentero y las mujeres creen que es placentero; y que tiene que ver con los estereotipos con los cuales fuimos criadas en el entorno sexual."

María del Mar vuelve sobre la pornografía y  la falta de ESI y dispara: "sin ir mas lejos las narrativas sexuales que no implican directamente la pornografía, las novelas, las series.Todas las representaciones de la sexualidad heterosexual dejan el placer de las mujeres relegado y hay una erotización del silencio.  No sólo una erotización sino también una re afirmación de la feminidad, del rol de las mujeres con el silencio en las relaciones sexuales. No estamos ni criadas, ni enseñadas, ni socializadas para socializar nuestro deseo, porque nos va a poner en una posición activa y nosotras estamos criadas para tener una posición pasiva. Fuimos criadas para el sí y para no tener deseos; para gestionar el deseo de los hombres que viven calientes y quieren cogerse todo, todo el tiempo".

 

Hacer justicia íntima

Foto: Gisela Curioni.

Porque se trata no sólo de poder decir en voz alta lo que nos gusta y lo que no, sino también de desnaturalizar hábitos y costumbres, de hacer justicia íntima. Ramón trae a colación esta idea y explica lo que la psicóloga feminista Sara Macclinan quiere decir.

"La mujeres están mucho más acostumbradas a tolerar dolor e incomodidades. Un estudio que Macclinan realizó en 2013 arrojó que en el 70% de los casos una relación sexual era satisfactoria para ellas si no había sido dolorosa. Y el concepto que introduce se denomina justicia íntima: todas las inequidades que nosotras vivimos en la vida pública tienen expresiones y se replican en la vida privada intima de las mujeres y eso nos dificulta el NO. Está tácitamente dado que si vos fuiste a la casa de alguien, entonces se espera que vos hagas algo y que sigas con una relación sexual aún cuando vos ni siquiera sabés si querés eso. El NO para nosotras es una construcción feminista", reafirma María del Mar.

Y agrega: "la justicia no sabe, no tiene los recursos, para entender el consentimiento. Lo vemos en fallos como el de  Lucía Perez. Al decir que ella era una mujer de una personalidad muy fuerte quieren decir que ella no era violable. Porque es una mujer que muchas veces consintió relaciones sexuales, ergo no puede no consentirlas. Esto es armar y reafirmar un estereotipo terrible, es querer decir que 'le pasó por trola'. Maquillado en este discurso sobre consentimiento, es extremadamente peligroso y aleccionador."

Consentimiento entusiasta

La idea es que si no nos gusta algo en la intimidad podamos decirlo y si nos gusta, también. Con consentimiento sí, pero con entusiasmo también.

"Es un término que se introdujo desde EEUU, en el consentimiento entusiasta no basta con que vos no digas que no, tenés que querer decir que sí y tener deseo. Pareciera que se supone que si no hubo violencia entonces hubo consentimiento. Entonces si sos mi pareja, si hacés el desayuno y tenés un montón de actitudes de cuidado, hubo consentimiento. Y no. Eso es algo que tenemos que revisar un montón, básicamente porque es uno de los problemas que estamos teniendo. Hay que poner la luz encima de las practicas sexuales, sobre todo en relaciones dispares de poder."

 


Identificar nuestro deseo, poder verbalizarlo, erotizar la palabra y la pregunta, desterrar el silencio para hacer justicia íntima pareciera ser el camino a desandar. Y si las calles son nuestras, los orgasmos también.

 

Con colaboración de Carla Zorzón, edición de Ileana Manucci y Magui Artigues Garnier, fotos de Gisela Curioni.