Mujeres en búsqueda de empleo narran episodios de insinuación, acoso y comportamientos machistas que han vivido por parte de fuentes masculinas y femeninas. Frente a un contexto económico incierto, es imperativo reforzar políticas de inclusión laboral con protocolos que permitan denunciar estas situaciones sin miedo y con apoyo.
Jane Maas fue una de las que describió con palabras las dificultades que una mujer debía enfrentar en sus intentos de ascender en un mundo de hombres. Lo hizo en 2012, cuando escribió “Mad Women. La otra cara de la vida en Madison Avenue”. Mass fue la joven redactora que sirvió de inspiración para el personaje de Peggy Olson en la serie televisiva “Mad Men”.
La incontestable matriarca supo abrirse paso, conseguir sus objetivos anteponiendo su oficio y trabajando duro. Acaso, su ascenso profesional, ¿simboliza la lucha de la mujer o el éxito se vincula al deseo accidental del hombre que lo resuelve en función del buen “comportamiento”?
Lo cierto es que a Peggy se la presenta como el único personaje femenino de Mad Men que, desde una visión contemporánea, sus vivencias pueden ser consideradas como una radiografía muy acertada de los desafíos que deben encararse hoy a la hora de ingresar al mercado laboral.
Quizás lo que beneficiaba a Peggy era el contexto económico y acá, es lo que preocupa a todes. Los precios suben, los sueldos no tanto como se necesita, muchas personas se encuentran sin trabajo y el panorama no parece muy alentador. En momentos como estos, conseguir una ocupación no es tarea sencilla, por lo que les quiero compartir algunas experiencias de mujeres que develan factores que dificultan el acceso al mundo laboral.
No importa cuán calificada estés
“Cuando quise entrar a la residencia de otorrinolaringología me preguntaron si me la iba a ‘bancar’ porque el ritmo de trabajo era muy exigente para una mujer. ¿Lo peor?, me lo preguntó otra mujer”, cuenta Florencia. De esa experiencia, en la que participaron 11 personas (9 mujeres y 2 varones), luego de haber rendido previamente un examen y obtenido buenas calificaciones, consiguieron el puesto éstos últimos dos.
Lo que también ocurre es que la brecha entre el nivel educativo y las exigencias, es mayor en las mujeres que en los hombres. Valeria tenía 30 años recién cumplidos cuando presentó su currículum en una institución educativa. “Me preguntaron si estaba en pareja y si pensaba tener hijos. Me tacharon de la lista y estaba hiper calificada”. Sobre cómo se enteró de la decisión que tomaron desde el establecimiento dijo: “Lo supe por un amigo que trabajaba ahí”.
La brecha salarial es, en realidad, una brecha de cuidados
Lo llaman brecha salarial, pero es la consecuencia más visible de un problema estructural que tiene que ver con los cuidados y con la forma en que éstos se reparten o, precisamente, con la forma en la que no se reparten.
“Cuando renuncié a mi anterior trabajo no quise exponer los motivos, porque tenían que ver con la precarización laboral y no quería concluir la experiencia en ‘malos términos’. Mi jefe me preguntó si mi abandono se debía a juntarme con mi pareja y querer formar una familia”, cuenta Vanesa, que tiene 30 años, un título y una carrera dedicada a la generación y difusión de contenidos en el ámbito de la comunicación.
Quienes están al frente o comandando cargos directivos suelen dar por sentado que criar hijes o cuidar de persona es cosa de mujeres. “Siempre sentí la necesidad de remarcar que en mis planes a futuro inmediato no tengo el deseo de ser madre porque es la pregunta más reiterativa que supe escuchar”, afirma Vanesa.
No es éste el caso pero el resultado es que muchas de ellas si abandonan su trabajo, total o parcial, como consecuencia de esta tarea asignada e impuesta. De acuerdo a los últimos datos disponibles para Argentina, ellas realizan casi el doble de trabajo no remunerado que ellos. Esto supone menos puestos ocupados y menos horas de trabajo que se traducen en menores sueldos para las mujeres. El Informe Global de Brecha de Género 2018 del Foro Económico Mundial (Davos) muestra un dato significativo: con el ritmo actual, llevará 202 años lograr la paridad en el ámbito de la participación y las oportunidades económicas.
Las profesiones no tienen género
Lara tiene 26 años, en su vida asistió a entrevistas sabiendo que iba a quedar por ser mujer. “Hay puestos de trabajo ‘para mujeres’ cuyos registros responden a búsquedas unidireccionales. También hay espacios unilaterales, como por ejemplo los medios de comunicación, donde el trabajo de las mujeres está en la redacción y el hombre se dedica a los asuntos técnicos”, manifiesta. Como técnica audiovisual siente que no tiene espacio porque esos lugares están copados por varones e insiste en que los currículums que alguna vez llevó, quedaron en el fondo del mueble por si alguna vez Marcelo, Juan, Alejandro, Coco o Emanuel, faltan.
“En marzo del año pasado tuve una entrevista laboral. Me preguntaron si estaba sola o en pareja, si tenía parejas casuales o algo un poco menos formal y si era heterosexual. Me pareció súper incómodo”, relata Ana, de 24 años y continúa: “Pasaron algunos meses -en ese momento había ingresado a trabajar en la empresa en la que estoy actualmente- y recibo un mensaje por WhatsApp de un desconocido. Me enojé con mis compañeros porque pensé que le habían dado mi número personal a alguien. Cuando le contesté ‘cortante’ preguntando quien era, supe que se trataba del varón del sanatorio. Quiso saber si aún seguía interesada en el puesto”.
Más allá del hecho, lo que más le incomoda a Ana es que en algunos lugares soliciten como excluyente a varones para cubrir puestos de contadores/administrativos, cuando en realidad para el tipo de trabajo que se debe desempeñar el género no debería ser un condicionante.
Procesos de selección
En diálogo con Periódicas, una reclutadora de recursos humanos -quien no quiso que se revele su nombre, a los fines de resguardar su fuero íntimo- nos cuenta cómo se desarrollan los procesos de selección en la consultora en la que presta servicios.
Anteriormente, los procesos de selección de personal enfrentaban una serie de obstáculos. Debía realizarse un estudio inicial, entrevistas, investigaciones personales, exámenes e innumerables pruebas psicológicas. “Actualmente siguen existiendo pedidos de búsquedas destinados a varones o mujeres. Nosotros por una cuestión de ética cuando publicamos los avisos no direccionamos las búsquedas, ni establecemos rangos de edades porque suele ser discriminador para quienes deseen postularse”.
La reclutadora proclama que en los últimos años, “la cuestión de género” cobró notoriedad en la agenda pública. “Desde nuestro pequeño lugar tratamos de marcar la diferencia, si se tiene un buen nivel actitudinal y aptitudinal que pueda cubrir con las expectativas del puesto, el género no debería ser un condicionante ni definir el rendimiento de una persona”. La encargada de recursos humanos cree que deconstruir mandatos hace a los grandes cambios culturales.
Mientras tanto, algunes seguirán pensando si Peggy es o no un ícono de la lucha por la igualdad laboral porque la verdadera revolución será ignorada, hasta tanto suceda.
Foto en portada: Titi Nicola | CC BY-SA 4.0
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