El profesor y activista de DDHH participará este miércoles de la charla “Travesticidio, mirada jurídica y filosófica” organizada por la delegación local de INADI y el Instituto de Derechos de la Mujer del Colegio de Abogados.
El profesor de filosofía por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y activista de DDHH, Blas Radi, participará este miércoles, a las 16, de la charla “Travesticidio, mirada jurídica y filosófica”, que se realizará en el Salón Alberdi del Colegio de Abogados, ubicado en 3 de febrero 2743 1º piso.
La actividad es organizada por el INADI delegación local, junto al Instituto de los Derechos de la Mujer del Colegio de Abogados de Santa Fe. Participan como invitados el Centro de Asistencia Judicial del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia (CAJ) y el Ministerio Público de la Acusación (MPA). La entrada es libre y gratuita, y se extenderán certificados de asistencia.
Blas da clases de gnoseología y de filosofía feminista en la UBA y ha estado involucrado con las políticas trans en Argentina en los últimos 15 años. En la actualidad es co-coordinador (junto a Mauro Cabral) de la Cátedra Libre de Estudios Trans en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
Entre los años 2016 y 2018 estuvo a cargo de la Oficina de Identidad de Género y Orientación Sexual del Observatorio de Género en la Justicia de la Ciudad de Buenos Aires. Desde allí, junto con Alejandra Sardá, realizaron una investigación que se publicó en 2016 con el título “Travesticidio/transfemicidio: coordenadas para pensar los crímenes de travestis y mujeres trans en Argentina”. El artículo se puede encontrar en línea y es una herramienta que ha servido en procesos judiciales.
-¿Cómo se encuentra en la actualidad la comunidad travesti/trans?
-Para dar una respuesta completa sería necesario hacer un estudio riguroso y en profundidad, algo que en nuestro país aún no se ha hecho. De todos modos podemos considerar que hay una serie de demandas muy concretas que las comunidades han venido haciendo al Estado desde siempre, y que esas demandas no han sido satisfechas. O sea, se puede pensar por la negativa, ¿Se desarrollaron políticas de generación de empleo? ¿Se desarrollaron programas de salud con presupuesto? Y, un elemento que a mí me parece fundamental: ¿qué lugar tienen las personas trans en la toma de decisiones y en el diseño de políticas públicas?
-La justicia argentina tuvo un primer fallo, inédito e histórico, en el que definió al crimen de Diana Sacayán como travesticidio. A un año de la sentencia el término se ha nutrido de otros conceptos al enunciarlo. ¿Estás de acuerdo? ¿Podrías ampliarlo?
-En general nuestras instituciones y nuestro repertorio de recursos interpretativos están pensados para dar sentido a experiencias de personas cis (esto es: experiencias de personas que no son trans) y el sistema de justicia no es la excepción. Forzar las experiencias trans para que entren en la gramática del discurso jurídico tiene un costo muy alto, y por eso creo que es positivo que se revisen viejas instituciones y conceptos, que se desarrollen otros nuevos y que en esos desarrollos participen comunidades que suelen ocupar lugares marginales. En este caso, con Alejandra Sardá decidimos hacer parte a la comunidad a la que íbamos a referirnos así que cuando comenzamos a trabajar sobre el concepto de “travesticidio/transfemicidio” abrimos distintos canales de diálogo: por mail, por teléfono y generamos encuentros en la oficina para discutir los términos de la definición.
-¿Se hace difícil quebrar la lógica biologicista en el movimiento de mujeres y feminista?
-Se hace difícil quebrar la lógica biologicista en todos los movimientos. Lo mismo puede ser dicho respecto de la jerarquía que la acompaña, una de acuerdo con la cual las personas cis son más importantes, mejores y más auténticas que las personas trans. A esto lo llamamos cisexismo y en la práctica se expresa de distintas maneras. Con frecuencia se tiende a dar protagonismo a las expresiones más evidentes de transfobia. En el caso de los grupos feministas se resalta sobre todo la actuación de aquellos grupos denominados “trans excluyentes” o “TERF”. En sus versiones más extremas, sostienen que las mujeres trans no son mujeres (o, por la positiva, que lo que define a las mujeres es la experiencia de la maternidad), que los hombres trans son mujeres mutiladas cómplices del patriarcado; y buscan derogar la legislación y las políticas en materia de identidad de género. Ahora bien, no todos los sectores feministas explícitamente transfóbicos se reconocen como tales. En general, en Argentina, nadie se reivindica de esta manera pero eso no quiere decir que no existan grupos así. De todas maneras, hay que tener en cuenta que si solamente estamos pendientes de expresiones de transfobia es posible que nuestro radar no detecte el cisexismo que da forma a gran parte de espacios feministas. El punto es: si nos concentramos en la expresión más violenta es posible que el ejercicio insidioso cotidiano del cisexismo se nos pase por alto, y eso sería un gran problema. El cisexismo es el denominador común de muchos movimientos sociales: esto incluye tanto a grandes sectores del feminismo como a los grupos organizados en contra de lo que ellos mismos llaman “ideología de género”.
-Durante las marchas realizadas en la ciudad, se ha denunciado fuertemente la represión policial ¿Cuál es la situación que viven diariamente?
-Las personas trans están expuestas a formas muy distintas de violencia institucional, una de ella es la violencia policial. Esto no quiere decir que todas las personas trans experimentan la violencia policial. Ni que sólo experimenten violencia policial. Tampoco que sólo las personas trans sean blanco de esta violencia. Por un lado porque, como decía, la violencia institucional se expresa de modos muy diferentes y convoca a agentes institucionales muy distintos. Esto incluye desde episodios evidentes de violencia psiquiátrica hasta situaciones cotidianas de violencia administrativa -que pueden parecer insignificantes si sólo nos concentramos en episodios espectaculares-, pero imaginen una trayectoria de vida marcada por una sucesión rutinaria de esas situaciones. Y, por otro lado, hay que tener en cuenta que hay muchos grupos que son blanco de la selectividad de la policía, el hostigamiento y la persecución. En general, se trata de personas pobres, personas de barrios populares, vendedorxs ambulantes, trabajadorxs sexuales, personas racializadas, personas migrantes… La derogación de los edictos policiales y la sanción de la Ley de Identidad de Género no son hitos que marcan la conquista del espacio público por parte de las personas trans, sino que marcan la transición hacia nuevos mecanismos institucionales de construir estereotipos de criminalidad que van a recaer sobre las mismas personas.
-¿Qué crees que necesita la sociedad para combatir el odio por orientación sexual e identidad de género?
-Ante todo, me parece interesante considerar qué implicancias tiene hablar de las violaciones sistemáticas de derechos (si lo querés pensar desde el derecho) o de las condiciones de existencia de las personas trans (si lo querés poner en términos más concretos) a través de la clave del odio. Está claro que en nuestra sociedad existe el odio hacia las personas en virtud de su orientación sexual o su identidad de género. Pero pensar en términos de odio implica pensar en el foro interno de agentes particulares de acuerdo con lo que se conoce como la “perspectiva del perpetrador”: hay un hombre que odia a ciertas personas, es una manzana podrida, que hace el mal motivado por una serie de sentimientos negativos. Y, en primer lugar, no es cierto que todxs lxs perpetradorxs actúan motivadxs por el odio. En todo caso, es algo muy difícil de probar. Pero además esta mirada deja por fuera todas las experiencias de violencia estructural y desresponsabiliza al Estado. Porque el problema es entre particulares y el Estado no tiene nada que ver. A lo sumo puede intervenir para castigar. Y es algo que incluso en contextos reaccionarios prospera. Por ejemplo, en Brasil el gobierno que reestructuró el Estado eliminando organismos y programas destinados específicamente a cuestiones de orientación sexual e identidad de género es el mismo que acaba de criminalizar la homofobia. Entonces, para volver a la pregunta, creo que un paso importante para mejorar las condiciones de existencia de las personas trans es afinar la lupa para poder tener un panorama más nítido de los problemas y de las soluciones.
16.00: Apertura. A cargo de Caren Schibelbein, Delegada del INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo), y Dr. Mariano Viganó, Presidente del Colegio de Abogados de Santa Fe.
16,15: Dr. Juan Kassargian. Abogado de la Dirección de Asuntos Jurídicos del INADI, a cargo de la querella del caso Diana Sacayán.
Dr. Federico Lombardi. Abogado de la Oficina de Asistencia a la Víctima, Centro de Asistencia Judicial, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la provincia de Santa Fe, a cargo de la querella del caso Vanesa Zabala.
Blas Radi. Activista de Derechos Humanos, Profesor de Filosofía (UBA), adscripto en la cátedra de Fundamentos de Filosofía y becario doctoral (Conicet). Moderadora: Caren Schibelbein.
La entrada es libre y gratuita. Se extenderán certificados.
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