¿Qué significó la figura de Francisco y su obra estos 12 años frente a la Iglesia para los creyentes LGBTIQ+? En la última de tres notas que recorren las impresiones que dejó la conducción de Bergoglio al frente de la Iglesia, hacemos pie en la capital santafesina para hablar con un creyente local sobre su influencia en los practicantes LGBTIQ+.

Mientras en el Vaticano se hacen los preparativos para la elección del nuevo líder de la Iglesia Católica Apostólica Romana, desde Periódicas hablamos sobre el legado del Papa Francisco con Joaquín Pochul, coordinador local del grupo Centu.
Centu es una comunidad compuesta por laicos LGBTIQ+, practicantes de la fe, de distintas vertientes religiosas y abierta a todos los credos, sin vinculación institucional con ninguna iglesia, aunque con una presencia católica notable.
En ese entramado se encuentran jóvenes de distintas raíces religiosas que comparten en su mayoría el relato común de lesbianas, gays y trans con vidas atravesadas por la fe y, fundamentalmente, por la Iglesia, como es el caso de Joaquín mismo.
"Salir del clóset y animarse a contar que uno es parte de la comunidad LGBTIQ+ sabemos que no es fácil, más aún si a eso le sumamos una vida atravesada por la espiritualidad, como sucede con nosotros", sostiene. "Décadas llevamos escuchando discursos y viviendo acciones de la Iglesia Católica contra la diversidad. Y si además eras animador en algún grupo juvenil o llevabas una vida parroquial activa, esto tenía un peso aún mayor", relata desde su propia experiencia.
Pero con la llegada de Francisco esa sombra arcaica comenzó a iluminarse. Después de siglos, las cosas comenzaron a cambiar en 2013, para Joaquín y muchos otros devotos, "cuando gritamos '¡El Papa es argentino!' sin saber que íbamos a estar ante el primer Papa en abrazar la diversidad sexual", declara en diálogo con Periódicas.
Pero esos cambios gestuales, simbólicos o concretos producidos a partir de la asunción de Jorge Bergoglio al frente de la Iglesia, lejos de pasar desapercibidos para toda la estructura eclesiástica, ahora frente a la partida del Santo Padre están en disputa. Y ello tiene que ver con otras acciones de Francisco en el mismo sentido: la transición desde una Iglesia única y universal a una Iglesia diversa donde conviven distintas miradas.
"Hoy con su partida escuchamos voces detractoras que minimizan sus palabras y accionar, creemos que no hizo nada porque aún hay parroquias que cierran sus puertas a creyentes LGBTIQ+ o seguimos escuchando discursos de odio tanto de parte de fieles como de clérigos. Eso es porque, al igual que la sociedad, la Iglesia es diversa, le pese a quien le pese, y conviven muchas convicciones, muchos estilos de vida, muchas personas diferentes unidas bajo el mensaje de amor de Jesús", explicita Joaquín sobre esas discusiones en curso y que marcan esta nueva etapa.
Para el integrante de Centu, al igual que para muchos creyentes y no creyentes de la diversidad sexual, allí es donde Francisco "nos deja un legado muy difícil de olvidar, un llamado a 'tender puentes y no levantar muros', como palito para los conservadores y férreos detractores suyos y a mirar con templanza a una comunidad LGBTIQ+ que durante décadas la Iglesia había mirado con desprecio".
Aunque desde el punto de vista de alguien que creció en la doctrina, el legado papal no se ciñe solamente a la cuestión de las puertas abiertas sino a un proceso de democratización de la estructura eclesiástica: "Él nos invitó, no impuso, a tener una Iglesia más humana, tirando por tierra el autoritarismo y el dogmatismo dañino, y mostrándonos que somos nosotres quienes construimos la Iglesia, no un Papa", explica el entrevistado.

Francisco, más que palabras
El joven cita algunas reformas concretas por fuera de lo discursivo que llegaron de mano de Francisco. "¿No hizo más que hablar?", se pregunta. "Estamos hablando del mismo Francisco que se sentó a charlar con humildad y sinceridad con jóvenes y responderles sus inquietudes, entre ellas cuestiones de diversidad; el mismo que movilizó para que se publique 'Fiducia supplicans' abriendo las puertas para la posible bendición de parejas del mismo sexo, y el mismo Francisco que cada miércoles se reunía con mujeres trans para acercarse más a su realidad", replica.
Y agrega: "Hoy puedo entrar de la mano de mi novio a una iglesia, puedo ir a misa con él y sentarme al igual que muchas parejas heterosexuales sin sentir que estamos pecando. Puede en esa misma misa estar une chique trans o no binarie, sintiendo el mismo amor de Jesús que el resto de católicos siente".
"¿Quedaron cosas por hacer? ¡Claro que sí! Pero parafraseando a nuestro Carlos Jáuregui: Francisco nos enseñó que en una Iglesia que nos 'educó para la vergüenza, el orgullo es una respuesta' del amor de Dios", sostiene el joven creyente.
Acerca de la incidencia de Bergoglio en la estructura de la institución de cara al futuro, para Joaquín lo cierto es que no hay garantías sobre la permanencia de los cambios promovidos por el Papa argentino. Aunque sí hay una certeza: en el corazón de los creyentes hay una puerta al amor en la fe que ya no va a volver a cerrarse. Ese el legado del Papa de los putos.

Escribe. Se especializa en la temática trans-travesti y las notas viscerales.