En Formoza hay comunidades originarias que se destacan en un deporte comunmente asociado al varón cis: el rugby. En esta nota, dos casos pioneros liderados por mujeres que reclaman sus lugares en la historia.
En el relato de la historia del deporte en Argentina se mencionan como antecedentes algunas prácticas que los pueblos originarios (mapuche, toba, mocoví, guaraní) realizaban a modo de esparcimiento: palín, linao, pillmatún, mboto-mboto, entre otras.
Sin embargo, desde que arrancó la profesionalización deportiva (a fines del siglo XIX) se invisibilizó la actuación de estos grupos poblacionales. El deporte parecía ser un espacio vedado para las identidades indígenas. Mucho más para las mujeres aborígenes, atravesadas también por la brecha de género.
Durante las últimas dos décadas, en Formosa, las comunidades originarias han incorporado al rugby dentro de su identidad colectiva. En ese proceso, han germinado iniciativas comandadas por mujeres: un equipo campeón y una réferi que imparte justicia en copas internacionales.
Estos son dos casos pioneros que reclaman sus lugares propios en la historia.
La identidad sobre todo
Después de varios años de ver jugar al equipo masculino de Qompi, el club de rugby local, en verano de 2010, un grupo de mujeres qom decidieron dejar de ser espectadoras y saltar a la cancha.
Qompi nació el 5 de julio del 2000 en el corazón del barrio Nam Qom, ubicado en el Lote 68, a diez kilómetros del centro de la capital formoseña. Desde su concepción, la finalidad fue fomentar la participación de las personas de esta comunidad originaria en el rugby competitivo.
Sin embargo, durante los primeros años las chicas sólo hinchaban por sus amigos, parejas, hermanos. En febrero de 2010, seis jóvenes le preguntaron al técnico Hilario Camacho "¿nosotras no podemos jugar?" Ante la interrogante el entrenador recordó un antiguo viaje a Nueva Zelanda en los 90, cuando era jugador. En esa travesía quedó impactado al ver los entrenamientos de las chicas maorí.
El interés de las jóvenes impulsó la creación del equipo femenino, convirtiéndose así en la primera experiencia colectiva de mujeres originarias en el deporte argentino. Los dos primeros años (2010 y 2011) fueron sumando más jugadoras y preparándose para competir. En 2012 arrancaron su participación en los torneos federados de la Unión de Rugby de Formosa (URF).
“Es tremendo el impacto social que tuvieran las chicas. Los tobas éramos machistas. El equipo femenino rompió el paradigma de la mujer indígena y mostró que las mujeres podían ocupar otros espacios fuera de la casa”, refiere el técnico Hilario Camacho, quien también fue el fundador del club.
El equipo tuvo un rápido ascenso. En el 2013 representó a Formosa en el Torneo Regional del Nordeste de Rugby Femenino, que agrupa a los equipos más competitivos de esta provincia, Chaco, Corrientes y Misiones.
En 2018 Qompi logran el título formoseño del torneo clasificatorio al Regional y ganan el Torneo Clausura de la URF, iniciando una larga saga de campeonatos. En 2019 vuelven a campeonar en el torneo femenino de la URF y cierran el año ganando el primer torneo de Rugby Seven organizado por la URF. En 2021, tras la interrupción por el covid, quedan subcampeonas en el torneo clausura formoseño.
En 2022 alcanzarían su mejor actuación en un Torneo Regional del Nordeste. Qompi termina subcampeón tras caer en la final 19 a 12 ante el equipo misionero Carayá. La hegemonía de las chicas de Qompi en Formosa continuó en los últimos dos años, donde levantaron los trofeos en los torneos Vuelta Fermoza y el Seven de la URF (2023) y los torneos Apertura y Clausura (2024).
“Somos campeonas porque estamos unidas, nos hacemos fuertes juntas. Salimos a la cancha orgullosas de ser qom”, dice Karina Toribio, una de las referentas del plantel. Toribio dice que el rugby la disciplinó y la sacó de una adolescencia turbulenta. “Mi sueño es llegar a jugar con las Yaguaretés del seleccionado nacional”, confiesa. Por lo pronto, varias de las chicas son habitualmente convocadas para el combinado provincial de Formosa.
Los logros del equipo de Primera División han sido acompañados por un trabajo sostenido en las categorías juveniles (hasta 18 años) e infantiles (desde los 12 años). Actualmente, cerca de 40 niñas y adolescentes conforman el plantel formativo de Qompi.
Ahora la comunidad también se reúne para alentar a las chicas. Durante los cotejos que se desarrollan en la cancha de Qompi, las familias bordean el rectángulo de juego y generan un espacio vivo alrededor del deporte.
La precariedad de las instalaciones -carecen de tribunas y camerinos- no restringen las emociones alrededor de la ovalada. Eso sí, Hilario tiene claro que con un mejor equipamiento los logros deportivos podrían ser aún mayores. “Queremos clasificar al Nacional de Interclubes, para que para que todo el país conozca de lo que somos capaces los pueblos originarios”, concluye convencido.
Jueza y parte
En 2014, una lesión en la rodilla parecía truncar la carrera deportiva de Brenda Camacho. El diagnóstico no era alentador. Debía pasar por varios meses de rehabilitación y nada aseguraba que pueda volver a jugar rugby con la misma intensidad.
Brenda Camacho nació el 8 de junio de 1998 en Formosa capital. Creció e hizo su vida en el barrio Nam Qom, donde se concentra la comunidad originaria. Comenzó muy chica a practicar el deporte de la pelota ovalada. En septiembre de 2010, siendo una niña, hizo sus primeros entrenamientos en el club Qompi.
A los 16 años, la lesión parecía hacerle replantear sus objetivos. “Iba con una férula a ver jugar a mis compañeras, me aburría mucho”, recuerda.
En 2015, la Unión Argentina de Rugby solicitó a los clubes federados sumar nuevos árbitros. Al salir la convocatoria, Brenda se anotó. En cierta forma sentía que volvía a estar en actividad y, a su vez, contribuía al club.
Después de la inducción, le tocó aplicar la teoría en la cancha. Su primer torneo, en se mismo 2015, fue el encuentro regional de la categoría M14 (rugby infantil) de varones en Chaco. Inicialmente le chocaban las quejas de los entrenadores. “No quería seguir, pero poco a poco fui mejorando”, dice.
Cada fin de semana le asignaban más competencias y en los años siguientes fue subiendo de categoría (pasó a dirigir en M15 y M16). En base a buenas performances, Brenda fue cada vez mejor considerada. Así, en octubre de 2016, con apenas 18 años, fue convocada por la Unión Argentina de Rugby (UAR) para ser parte del plantel del torneo nacional de clubes femenino en Santa Fe.
El XIII sudamericano femenino de rugby 7, realizado en febrero de 2017, en Villa Carlos Paz, fue la primera competencia internacional en la que arbitró Brenda. Ese año es incorporada al panel estable de árbitros de la UAR, convirtiéndose así en la primera mujer indígena en lograrlo.
En octubre de 2018, Brenda dirige en los III Juegos Olímpicos de la Juventud realizados en Buenos Aires. Para el 2019, continúa su presencia en torneos internacionales. La referí qom participa en los IV Juegos Suramericanos de Playa realizados en marzo en Rosario. Pocos meses después, en junio, Brenda dice presente en el Torneo Preolímpico de Rugby en Lima.
Por su buen desempeño, en 2020, Brenda fue elegida para integrar el primer panel de árbitros mujeres de Sudamérica. Ya en abril de 2022, Brenda dirige en los Juegos Suramericanos de la Juventud realizados en Rosario. En octubre de ese año, dirige en el Rugb 7 de los Juegos Suramericanos, organizados por Odesur en Asunción.
Hoy dirige, de modo indistinto, en las categorías masculina y femenina, sin embargo, reconoce que cuando arrancó a algunos hombres les costó verlas como autoridad dentro del campo. “Había algunas muecas, pero después me fui ganando el respeto por los mismos logros que fui cosechando”, sostiene.
Para Brenda, el rugby ha sido una herramienta de inclusión en el barrio Nam Qom. “Gracias al rugby, la comunidad qom fue incluida en otros espacios, poco habituales. El rugby permitió que las y los qom podamos recorrer el país y expresarnos valorando nuestra identidad”, expresa.
A pesar de la lesión que interrumpió su carrera como jugadora, los sueños de Brenda siguen ligados al deporte de la ovalada. “Me gustaría dirigir unos Juegos Olímpicos y también las Nations Series, donde está la élite del rugby mundial”, dice. Antes de despedirse expresa otro de sus deseos. “Y me gustaría ver a algunas indígenas en el seleccionado nacional”, finaliza sonriente.
Este contenido fue producido con el apoyo de Wikimedia Argentina mediante el programa Comunicar Diversidad 2024