Si no tenés idea de qué es Twitch, en qué consiste y qué podés encontrar, esta nota es para vos: repasamos la data sobre la plataforma de mayor expansión de los últimos años, y charlamos con Florencia Valli para tener una mirada local de quien produce contenido ahí adentro para divertir, y divertirse.
Si tenés sobrines o hijes, probablemente escuchaste hablar de Twitch. Quizás incluso en algún momento te ganó la intriga y entraste, como quien pasa por la puerta de un bar concurrido y espía la carta para ver qué es lo que hay. No te aflijas, a la mayoría nos pasó lo mismo.
El universo de Twitch es apasionante, sí, claro. Eso si realmente te gustan los videojuegos o las bromas fáciles, como es mi caso. Ahora si esas dos cosas no te interpelan para nada, probablemente vas a tener que buscar un poquito más en profundidad para encontrar tu propio planeta dentro de ese ecosistema. Es que Twitch no es sólo una plataforma para mirar, es un lugar de constante producción de contenido en vivo, diverso y abierto, que invita a que cada vez más personas se sumen a ella.
En crecimiento, pero desigual
Como toda empresa en expansión, en los últimos años el gigante del streaming se ha enfocado en fidelizar al público que lo utiliza desde hace años (mayoritariamente varones, del ámbito de los videojuegos y los eSports). Pero a raíz del boom de consumo que surgió en la pandemia, la firma de Jeff Bezos (dueño de, entre otras cosas, todo el universo Amazon) se encontró con una cantidad increíble de público nuevo que ahora no sólo consume contenido relativo a los videojuegos, si no que está constantemente buscando cosas nuevas. ¿Cocina? Sí, por favor. ¿Deportes tradicionales? Por supuesto. ¿Viajes y paseos? Me gustaría, gracias por el ofrecimiento. ¿Debates políticos o filosóficos? Bueno, pero que no griten.
Así es como el mundo de Twitch hoy recibe, por día, la cantidad promedio de 140 millones de visitas o “viewers” (“mirantes”, en español) que eligen entre la oferta de más de 7 millones de “streamers” (aquellos usuarios que producen el contenido). Es decir, por cada persona que transmite en vivo, hay un promedio de 20 personas que usan la plataforma para mirar pero no transmiten nunca nada.
Todo esto se sabe porque los números de Twitch son públicos. El portal Twitchtracker los publica minuto a minuto, de forma gráfica, y dividido por categorías. Esas categorías incluyen quién está en vivo y quién no, quién habla en inglés, en español, en francés o en cualquier otro idioma, quién streamea videojuegos y quien hace “IRL” (“In Real Life” es la categoría que se designa a los que transmiten su vida cotidiana o el mundo exterior). Lo que no hace es diferenciar entre géneros, lo cual resulta inesperado para absolutamente nadie.
Es que a Bezos y compañía no les interesa para nada la paridad (ni que hablar de empujar desde la empresa para incluir a personas trans y/o no binarias). De hecho, una nota realizada por el portal Business Insider indica que de los más de 50 streamers españoles más seguidos, el 6% son mujeres y recibieron sólo el 5,67% de los ingresos monetarios entre enero y septiembre.
Twitch es entonces una fotografía de lo que pasa en muchísimos mercados laborales: las mujeres representan una fracción mínima, y además apenas tienen acceso a las ganancias. Lo más maravilloso de esto es que, incluso con esta estadística en contra, hay cientos de miles de pibas en todo el mundo que igualmente se vuelcan a Twitch. Porque pueden, les gusta, les apasiona.
No deja de sonarme conocido.
Desde el litoral
Florencia Valli, a quien podemos encontrar en la plataforma como “La Flores del Litoral”, es una streamer santafesina. Consultada acerca de cuáles fueron los motivos que la movieron a unirse a la plataforma, Flor relató: “es algo quizás muy personal: encontrar personas con las que compartir experiencias y verse reflejades en ellas hace que une no se sienta tan ajeno al mundo y mi búsqueda es por ahí. También entretener, me gusta el humor y este espacio te permite jugar y divertirte, mirar películas, charlar, jugar videojuegos, escuchar música, lo que realmente te dé la gana hacer. A veces siento mucho cringe (vergüenza) de mí por hacer lo que hago (tengo 35 años y vengo seteada de otra manera) pero lo hago a pesar de ese sentimiento”.
Lo bueno de Twitch es precisamente eso: es a prueba y error. Si algo no funciona, no divierte (ni a vos ni a la posible gente que te mira) volvés mañana y lo intentas de nuevo. Sobre eso, Flor dice que “El ingreso a Twitch es muy sencillo: si estás desde la compu ni es necesario tener una cuenta para ver un stream aunque se recomienda tenerla para poder interactuar. Desde la app de celular sí necesitas un usuario pero es super sencillo hacerlo. De hecho cualquier persona que tenga una cuenta de Twitch y una notebook puede streamear (transmitir), la opción siempre está disponible en un apartado de tu propia cuenta”.
Pero esto puede resultar un arma de doble filo. No controlar de qué se habla, cómo, y de que forma, también puede generar un espacio en el que circulen los discursos de odio, el machismo, el racismo, y todo lo que se nos ocurra. Para esto, Twitch pone a disposición un sistema que pretende generar espacios “amables”, pero que deja a criterio de los creadores qué es y qué no lo permitido. Florencia cuenta: “Twitch no baja ninguna línea editorial y es bastante democrático en ese sentido: podes hacer y decir lo que quieras. Ahí es donde se pone en juego la responsabilidad y la ética de cada streamer que a veces es donde puede llegar a estar la falla. Lógicamente no se pueden mostrar desnudos ni violencia. Las agresiones que llegan a tu chat se pueden moderar, incluso el streamer puede bloquear comentarios que contengan palabras que no querés que se mencionen y bloquear y reportar usuarios. Si el streamer infringe alguna norma, se le aplican suspensiones temporales o definitivas a su cuenta”.
Para los streamers más grandes, esas suspensiones tienen consecuencias económicas: el tiempo que no pasás en vivo, es tiempo en el que otro streamer puede comerte visitas, podés perder “subs” (que son los seguidores de tu canal que pagan un costo mensual para apoyarte) e incluso puede que les signifique la pérdida de algún sponsor. En definitiva, una sanción que parece tener algo más de peso que la que suele verse en otras plataformas.
Pero, ¿logra ésto generar espacios más amables? Florencia entiende que, sobre todo, Twitch es una conversación. Y que en toda conversación puede haber comentarios, de vez en cuando, indeseables. “Sí, es amable en general, siempre hay casos particulares de usuarios que entran a molestar pero son los menos. La charla es fluida con el chat, me gustan los momentos en que yo digo algo que creo que es súper dramático y alguien me retruca con algo aún más dramático y ahí se genera un momento tragicómico hermoso que lo disfruto mucho. Me gusta reírme y me gusta hacer reír y si en algún momento de mi stream las personas se ríen... para mí ya es un gol”.
Para continuar con las comparaciones futbolísticas, ¿cuál es el Barcelona de Twitch? O, en todo caso, ¿cómo se compone ese Olimpo de Streamers a los que todos rezan, y adonde todos quieren llegar? Según Twitchtracker, entre los 10 streamers en español (lo que en la comunidad se llama “EsLan” por tratarse de España y Latinoamérica) no hay ni una sola mujer. La primera en aparecer es la mexicana Rivers (la revelación de este año, a entender de quien escribe) que se asoma en el puesto número 13 con 12 millones de seguidores. El dato de color: el tercer streamer más visto es Spreen, un muchachito de nada más y nada menos que de Santa Fe. Sí, a nivel mundial. El tercero más visto en español.
Entonces, Twitch es ese bar que por ahora está pensado para hombres blancos heterosexuales, pero al que podemos entrar también a divertirnos y, quien te dice, mover un poco el avispero. Flor entiende que “Twitch es mas o menos como el cable: vas haciendo "zapping" de canal en canal buscando contenido de tu interés. Como es una herramienta que está muy orientada a streamear videojuegos a veces es difícil dar con canales que estén haciendo otro tipo de contenido. Existen streamers de mucho renombre aunque todos son hombres. De hecho el año pasado en el TOP 100 mundial de streamers más vistos solo una mujer entró en el ranking. Cada día hay más mujeres en la plataforma pero siguen siendo la minoría. Con respecto a disidencias no he visto muchas, siempre estoy navegando en busca de ese nicho y en español (y en Argentina) casi no hay. Seria súper interesante que se sume más gente del palo porque para mí el nicho está latente”.
Se asoma entonces la pregunta del millón: ¿prendemos?
Produce y realiza podcasts. Edita audios para notas. Administra las redes sociales y colabora con su voz, poemas e ideas en la realización audiovisual.