Según un estudio realizado en Rosario, encargado por la diputada Lucila De Ponti, el 76,4% de las mujeres afirman haber asumido más que nadie el aumento del tiempo dedicado a tareas del hogar y de cuidado.
La mayoría de las mujeres de los hogares rosarinos considera que desde el inicio de la pandemia debe dedicarle mayor tiempo a las tareas domésticas y el cuidado de personas. El dato surge de un estudio realizado por la agencia Inmediata, a pedido de la diputada Lucila De Ponti, para medir la distribución del tiempo en las tareas del hogar.
Según se desprende del trabajo, el 65,2% de los consultados afirmó que en pandemia le dedicaron más tiempo al trabajo doméstico. Dentro de ese porcentaje, la brecha de género se profundiza: el 76,4% de las mujeres afirman haber asumido ellas más que nadie el aumento del tiempo dedicado a estas tareas.
Con respecto al cuidado y acompañamiento escolar de menores, el 91,9% del total declaran haberle dedicarle más tiempo desde el inicio de la pandemia. Sin embargo, el 45,3% de las mujeres afirman que ellas asumieron esta tarea mientras que solo el 25,6% de los varones afirman haberse hecho cargo.
“La distribución desigual de las tareas domésticas y de cuidado es una carga invisible que tradicionalmente recayó mayoritariamente sobre las mujeres sin remuneración ni reconocimiento”, explicó Lucila De Ponti. “Estos datos confirman una tendencia que lleva mucho tiempo y nos obliga a repensar la distribución de las cargas al interior de los hogares”, aseguró.
Para la legisladora del Movimiento Evita, se dio un paso importante con la reciente aprobación del proyecto de Ley para crear el Sistema Provincial Integral de Cuidados, una iniciativa que busca garantizar el acceso universal a ese derecho y generar mejores condiciones laborales para quienes llevan adelante esas tareas.
“Además de revalorizar a las tareas de cuidado como derecho y como trabajo, con esta Ley se busca una mayor equidad de género en la responsabilidad de esta tarea que tradicionalmente se le asigna a las mujeres del entorno familiar, limitando sus posibilidades en el mercado laboral”, explicó.
“El desafío es construir un sistema de cuidados que integre solidariamente a las familias con el Estado, promoviendo así las condiciones que faciliten un distribución más equitativa de las responsabilidades, para lograr ese cambio cultural que alcance también la organización de las tareas al interior de cada hogar”, finalizó.
