Bajo el título 'Malvones' llega la última entrega del año de Editorial de L`Aire. Dos poesías de Guillermina Cherri para este diciembre 2020.
Uñas de malvón
En la casa de mi tía
había una planta de malvón.
Con mi primo jugábamos a hacernos uñas
con sus pétalos olorosos.
Rojas y puntiagudas,
eran iguales a las que lucía Amelia,
la vecina elegante
de la casa de la esquina.
Para nosotros era una vieja más.
Lo de la elegancia eran observaciones
de nuestras madres,
que sólo tenían uñas
con olor a cebolla y lavandina,
pero que rascaban nuestras cabezas
con las caricias más suaves,
mientras nos íbamos quedando dormidos.
Otras uñas
Con mi primo nos hacíamos uñas
con pétalos de malvones
a escondidas de los mayores.
El grueso de los adultos
pierden por completo
el pensamiento lúdico,
todo se les vuelve desorden
y peligro.
Una vez, mi tío nos descubrió jugando
a los disfraces de vecinas coquetas
y le prohibió esas vestimentas de "maricones".
Desde ese día, cambiamos el lugar
pero no el juego.
Nos encerrábamos en el dormitorio de mis padres,
mientras los adultos bebían
cantidades asombrosas
durante la sobremesa.
Sacábamos la caja de biyouterí
y nos ataviábamos con collares, pulseras
y prendedores de dudosa calidad.
Ninguno de esos juegos
hizo que mi primo sea puto.
Hoy es un padre de familia,
con esposa,
dos hijos
y vacaciones en el Caribe
cada verano.
Guillermina Cherri es esperancina y bibliotecaria diplomada en bibliotecología social (UBA). Estudió letras e hizo múltiples trabajos en el área de promoción de la lectura. Integra el colectivo de escritoras feministas santafesinas 'Traza', la colectiva feminista 'Se dice de mí' (Esperanza) y forma parte de VERA, editorial cartonera de UNL y CONICET.