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"Queremos, honorable Cámara, otra humanidad posible"

En vísperas del tratamiento del proyecto de Ley Integral Trans en la Legislatura santafesina, Victoria Stéfano, comunicadora y activista trans, se dirige a la Cámara de Diputades en esta carta abierta.

Autora: Titi Nicola | CC-BY-SA-4.0

Buenas tardes diputadas y diputados.

En este día, inaugural para la historia de nuestra provincia, las travestis y personas trans llegamos con nuestra voz a este recinto para exponer los motivos por los cuales es necesaria la Ley Integral trans.

Históricamente nuestra población ha sido marginada y vulnerada. Cuando no directamente perseguida y asesinada.

Desde los momentos más oscuros de la última dictadura cívico-militar, cuando nuestras compañeras desfilaban, entre los cachiporrazos de la policía, desde las esquinas al patrullero y del patrullero a los centros clandestinos de detención, siempre fue el sentido de la organización el que nos estructuró la única posibilidad de supervivencia.

Apenas unas pocas sobrevivieron a las torturas, las palizas y las violaciones para denunciar los crímenes que el Estado santafesino cometió contra nuestra población y ver, por fin la reparación de al menos una parte de los horrores que resistieron.

El retorno a la democracia significó poco para nosotras y nuestras vidas. El Estado siguió empleando herramientas específicas de persecución hacia nuestras identidades durante más de 20 años, luego de aquellas elecciones libres que terminaron con el régimen militar.

De alguna manera, esa apertura democrática volvía a dejarnos por fuera del reconocimiento de nuestra ciudadanía y de nuestros derechos humanos. 

Las razzias, el circuito de coimas, los amedrentamientos, las amenazas, los encarcelamientos, eran parte de nuestras narrativas cotidianas. Éramos ilegales en nuestra propia provincia, en nuestro propio suelo. 

Los códigos contravencionales que nos penalizaban eran el marco del cual se servían las fuerzas de seguridad, la mano armada del Estado, para continuar con el régimen del terror en el que nos tenían presas. 

En ese contexto, las primeras militancias travestis y trans comenzaron a organizarse frente a la violación sistemática de nuestros derechos humanos. Esa gesta histórica que comenzó en los años 90 fue encabezada por las mismas supervivientes de esas violencias.

La derogación de esos códigos contravencionales que nos criminalizaban, fue la primera victoria de muchas otras batallas que nos encontrarían, de una vez y para siempre, organizadas.

Con la eliminación, en 2010, de los artículos 83 (ex 78) de “Ofensa al pudor”, 87 (ex 81) de Prostitución escandalosa y el 93 (ex 87) de Travestismo, se consolidaba nuestro primer paso hacia el reconocimiento pleno de nuestra ciudadanía y del derecho, al menos, al espacio público.

Lo que simplemente era circular por la calle, para nosotras dejaba por fin de ser un riesgo para nuestras vidas. Pero había muchos otros pendientes aún en esa agenda de lucha. Y exigíamos ser reconocidas y reconocidos por la identidad que percibimos como propia.

Muchos litigios se dieron en la búsqueda de ese reconocimiento, pero necesitábamos una herramienta colectiva que permitiera a todas y a todos poder acceder a ese derecho en igualdad de condiciones.

Y no de tener que apelar a un costoso proceso judicial o a humillantes procesos medico-patologizantes que validaran nuestras identidades en los términos de los supuestos de las personas cis.

Con la autoría de la ex diputada nacional y provincial Silvia Augsburger, la Ley de Identidad de Género se convirtió en la bandera del movimiento trans santafesino y de todo el país.

Y en histórico mayo de 2012 esa batalla se coronó gracias a la enorme capacidad de consenso y organización política que la militancia travesti y trans había conseguido.

Pero las condiciones de vida de nuestra población poco se vieron modificadas por esa normativa.

Al calor de la recién aprobada ley nacional 26.743, se presentó ese mismo año en este recinto el primer proyecto de ley que buscaba establecer un cupo mínimo de acceso a la administración pública provincial para las personas trans y travestis.

Por primera vez un proyecto de ley provincial ponía en evidencia el hecho de que la prostitución, lejos de considerarse como una opción, es la única vía de supervivencia para mas del 90% de nuestra gente. 

Ello aparejado a realidades que, a ocho años de ese logro, poco se han visto modificadas. 

El no acceso a los bienes inmuebles, el hacinamiento al que nos vemos forzadas consolidan la triste realidad de que el 80% de nosotras y nosotros no posee una piso propio, y que en la mayoría de los casos, si se logra acceder a un alquiler, debe hacerse a nombre de terceros y con sobreprecios.

Y en la salud, la situación no es diferente. El 80% de las personas trans que han sufrido hechos de discriminación en instituciones publicas, los han sufrido en organismos de salud.

El flagelo de la silicona industrial, continúa siendo la primera alternativa para acceder a un cuerpo que refleje nuestra identidad y que nos permita moldearlo para ser quienes sentimos ser; y en otros tantos casos para el ejercicio de la prostitución, que todavía se consolida como la alternativa económica más concreta para nuestras compañeras. 

La ausencia de políticas sanitarias específicas nos sigue colocando dentro de una de las poblaciones con mayor tasa de prevalencia del VIH. Eso sin mencionar el flagelo que representa para nuestra población el consumo problemático de sustancias.

Todo ello, implica una expectativa de vida que no llega a los 40 años.

Y aunque todos estos datos no son para nada nuevos, sino que empezaban a darse a conocer abiertamente desde la lucha por el derecho a la identidad, el proyecto de cupo trans no prosperó en Santa Fe.

Pero no todo fue frustración. En las mesas de trabajo de construcción de ese primer texto se hizo evidente que la ley de identidad, aun con todo lo que representaba para nosotras y nosotros, no iba a garantizar el acceso al resto de nuestros derechos. 

Llegamos así a un saber que hoy les compartimos: la política pública debe ser pensada con la población hacia la cual va dirigida. Solo eso consolida políticas transformadoras y no meramente enunciativas. Por eso es importantísimo que construyamos colectivamente todo, no solo las leyes que tocan particularmente a nuestra población.

A partir de allí, el cupo, se convirtió en el estandarte de una nueva lucha para nuestro colectivo.

Pasaron varios años y varias pérdidas de estado parlamentario hasta que un proyecto similar fue ingresado a esta cámara, convirtiéndose en ley el 31 de octubre de 2019.

Hoy, a un año de ese hecho que vivimos con enorme alegría, el cupo travesti trans está reglamentado en la provincia de Santa Fe y en proceso de implementación.

Y a la guarda del ingreso de la primer compañera o compañero trans al Estado provincia, entendemos que este proyecto de Ley Integral continua siendo necesario. 

Porque luego de tantas batallas ganadas y perdidas y tantos nombres de compañeras que dieron su vida por este pequeñísimo piso de legitimidad que conquistamos, aún la deuda del Estado es integral y constitutiva de nuestras identidades. Y debe ser saldada en esos términos. 

Pero no les pedimos que hagan ustedes la transformación. Sepan que no están solas ni solos en este camino. 

Hoy no podemos acompañarles afuera del recinto con la fiesta ruidosa y colorida con la que acompañamos la conquista de cada nuevo derecho, pero sepan que aún así, de continuo y perpetuamente, siempre vamos a ser las guardianas y guardianes necesarios de la ley y del respeto por los derechos humanos.

Entendemos que es urgente la reparación del Estado por los años que nos ultrajó a destajo y por todos los que ignoró nuestras necesidades y demandas. 

Este proyecto de ley, presentado originalmente por la misma autora de la Ley de Identidad de Género, fue modificado con nuestro acompañamiento y reingresado a la Legislatura santafesina para darles a todas y todos ustedes la oportunidad histórica de ir un paso mas allá.

Entendemos que sancionar esta ley es otorgarnos, también, una herramienta que responda a la situación de emergencia que atraviesa nuestra población permanentemente, pero que hoy se ve agudizada por la crisis sanitaria provocada por el Covid 19.

Es en esta coyuntura, donde diariamente recibimos con terrible tristeza la noticia de que otra de nuestras compañeras tuvo un hisopado positivo, es cuando más que nunca necesitamos la respuesta integral del Estado. Y ustedes pueden habilitar esa respuesta.

Las restricciones, que diariamente nos cuidan, tienen un costo altísimo para nuestra superviviencia.

La acumulación impagable de las cuotas de los alquileres atrasados, la asistencia alimentaria insuficiente y el impedimento de ejercer nuestra actividad económica mayoritaria, son la diaria de nuestra población. 

Por eso es que hoy, más que nunca, esperamos que estén a la altura de las circunstancias y nos entreguen la media sanción que necesitamos para consolidar un futuro mejor. Para consolidar, a secas, un futuro. 

Se lo pedimos por nuestras niñas y niños trans, que comienzan a vivir en cortos pasitos un poco de esa libertad que soñamos.

Se lo pedimos por nuestras jóvenes que sueñan con el primer empleo y con que la esquina ya no sea la única salida.

Se lo pedimos por nuestras y nuestros estudiantes, que anhelan su titulación y lo dejan todo por la educación.

Se los pedimos por nuestras adultas y adultos, que sueñan con la casa propia, con consolidar un hogar, de amor, de respeto y de cuidado, desde el primer ladrillo.

Se lo pedimos también por nuestras viejas, las que ya no tienen chance de volver a la escuela y mucho menos de ser contratadas por el Estado que las dobló a palos y que deshizo sus cuerpos, pero que aún así no logró exterminar. 

Se lo pedimos porque queremos docentes, queremos abogadas y abogados, queremos periodistas, queremos asesoras y asesores legislativos, queremos médicas y médicos, farmacéuticas y farmacéuticos, queremos licenciadas y licenciados, queremos profesionales de todos los campos. Queremos diputadas y diputados. Ministros, gobernadores y presidentes. 

Queremos, honorable Cámara, otra humanidad posible. Y eso hoy está en sus manos.

Las invitamos y los invitamos a atreverse.

Como lo hizo la primera mujer trans que obtuvo un DNI con su identidad de género autopercibida en nuestra provincia.

Sean atrevidos como la primera trava que logró un empleo de planta en Santa Fe.

Sean atrevidos como todas y todos los que apostamos por una carrera en el nivel superior, aún cuando es incierto llegar a tener un empleo.

Sean atrevidos como las primeras trabajadoras trans en la Universidad Nacional de Rosario.

Sean atrevidos como la primera mujer trans en ser asesora en esta Cámara.

Sean atrevidos como quien les escribe estas líneas y que sueña con poder alquilar con su propio nombre y con sus propios recibos de sueldo.

Ojalá pronto podamos atrevernos también a llegar a esta Cámara, no a través de un escrito, como en esta ocasión, sino como legisladoras y legisladores que cuiden comprometidamente el futuro de esta provincia como ustedes lo hacen.

Atrévanse, honorables diputadas y diputados a inscribirnos en ese futuro.

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