El 29 de mayo de 2009 Natalia Liliana Soledad Acosta, una joven de 21 años, fue vista por última vez en Santa Fe. Desde el primer día, su familia denunció que había sido víctima de una red de trata, carátula que llegó después de ocho años. El único imputado por su desaparición, Osvaldo Cerri, murió en 2019. En 2022 el Estado reconoció, por primera vez, el derecho a reparación de dos víctimas indirectas en un caso de trata de personas. Luego de 16 años, la seguimos buscando.
¿Dónde está Natalia Acosta? Natalia Liliana Soledad Acosta tenía 21 años cuando fue vista por última vez el 29 de mayo de 2009 en la esquina de Suipacha y 25 de Mayo, en la ciudad de Santa Fe. A las 3 de la madrugada envió un mensaje a su hermana menor. Ese fue el último contacto que se tuvo con ella. Ese mismo día, sus padres hicieron la denuncia ante un Estado indiferente y estigmatizante.
Natalia Acosta era sostén de hogar y ayudaba a parte de su familia con los ingresos que generaba como trabajadora sexual. Era víctima de violencia de género por parte de su pareja y en ese contexto desapareció. "Se la llevó una red de trata", dijo durante una década su madre María Cristina Balán, que murió en 2019 sin haber recibido jamás una respuesta.
Una década de abandono estatal
Durante los primeros años de la desaparición de Natalia la investigación estuvo bastante parada en la justicia ordinaria. Fue recién en 2016 que la carátura de cambió de "averiguación de paradero" a "trata de personas", cuando la causa fue remitida al fuero federal.
Carmela Acosta, la hermana de Natalia, señaló inumerables veces que no la buscaron por pobre: "Tardaron ocho años en caratular la causa como trata de personas. Me parece que la Justicia se lavó las manos y tiene que responder por eso. Tienen que dar la cara y decirnos por qué no buscaron a mi hermana. ¿Por qué no la buscaron? Porque somos pobres, por no tener plata ellos nos dieron la espalda y a mi hermana nadie la buscó".
A comienzos de 2017, el Ministerio de Seguridad de la Nación incorporó el caso de Natalia al “Programa Nacional de Coordinación para la búsqueda de personas ordenada por la Justicia”, estableciendo una recompensa a quien aporte información relevante.
A finales de 2017 Osvaldo Gabriel Cerri fue detenido. El principal acusado por la desaparición de Natalia trabajaba para el cabaret Místico, en la peatonal santafesina. Fue acusado por considerarse que captó a Natalia para introducirla a una red de trata de personas. Si bien negó responsabilidad sobre la desaparición de la jove, Cerri reconoció que la trasladó al local nocturno la noche que fue vista por última vez. El hombre murió el 13 de abril de 2019 en la cárcel de Las Flores.
En abril de 2021 el fiscal federal Walter Rodríguez dio por cerrada la investigación ante la falta de resultados. Durante más de una década la inacción estatal fue una constante y aún no hay rastros del paradero de la joven. En diálogo con Periódicas, Ariel Acosta, padre de Natalia, dijo en ese momento: "Que quede claro: la seguimos buscando, y así continuaremos hasta que aparezca. Le pedimos a la sociedad que ante un nuevo dato, testimonio, recuerdo que puedan llegar a tener se acerquen a nosotros o a las autoridades así reabren la causa. El fiscal federal Dr. Walter Rodríguez cerró la causa por los tiempos pero nosotros nunca vamos a dejar de buscarla".
En 2022 la Fiscalía Federal informó al equipo del Programa de Lucha contra la Trata de la Secretaría de Derechos Humanos que en el marco de la investigación por el delito de Trata de personas, se habían reunido pruebas suficientes para imputar a un sospechoso como presunto autor de la captación. Sin embargo el imputado falleció durante el proceso, por lo que la causa fue archivada en 2021, antes de elevarse a juicio.
Reparación
En 2022 el Juzgado Federal Nº 2 de Santa Fe ordenó que se compense económicamente al padre y la hermana de Natalia. Por primera vez se reconoció el derecho a reparación de dos víctimas indirectas en un caso de trata de personas.
Durante la última etapa del proceso, el padre y la hermana de Natalia, ambos querellantes, fueron representados por la abogada Marcela Virginia Rodríguez, titular del Programa de Asesoramiento y Promoción de Derechos de las Víctimas del Delito de Trata de Personas de la Defensoría General de la Nación (DGN); y por los defensores coadyuvantes Vanesa Ferrara y Mariano Rosatti.
Si bien en un primer momento los querellantes fueron sus padres, ante el fallecimiento de la madre, los representantes -Rodríguez y Rosatti- solicitaron al tribunal que también se tuviera como víctima indirecta de la investigación a Carmela Acosta, hermana de Natalia, por los daños sufridos e invocando estándares internacionales en la materia.
Además, reclamaron que se tuviera en cuenta “el carácter excepcionalmente grave de la desaparición y la responsabilidad del Estado por violación a la obligación de actuar con la debida diligencia, avasallando los principales tratados de derechos humanos”.
Una búsqueda vigente
Al papá de Natalia Acosta lo vemos en cada marcha. Con la foto de su hija que hoy tiene 37 años. A Ariel Acosta también lo vemos acompañando a familiares de otras mujeres desaparecidas, como Mónica Aquino. La causa de búsqueda de paradero, continúa abierta.
El monto actual de la recompensa a quien aporte información relevante de su paradero es de cuatro millones de pesos.
A su vez, la Secretaría de Derechos Humanos informó que "se han resguardado muestras de ADN de los padres de Natalia, a fin de que se pueda cotejar con posibles restos humanos que se localicen a futuro". También ha realizado distintas acciones para visibilizar su búsqueda.
Pasaron 16 años y la seguimos buscando.
Ver esta publicación en Instagram
Produce, graba y edita videos. Produce y edita notas. Sigue de cerca las búsquedas de personas. Administra nuestra casilla de mail y a veces escribe.
