El Ministerio de Salud de la Nación argumenta que la institución está "subutilizada". El hospital, ubicado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se especializa en salud mental y consumos problemáticos. En tiempos donde pareciera que defender lo obvio y lo esencial es cosa de todos los días, Periódicas habló con trabajadoras de la salud para comprender cuál sería el impacto de esta medida y por qué toda la salud pública está en riesgo.
El gobierno nacional anunció la puesta en marcha del plan para cerrar el Hospital Nacional en Red “Lic. Laura Bonaparte”, especializado en salud mental y consumos problemáticos, ubicado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Así lo dio a conocer este viernes el Ministerio de Salud mediante un comunicado oficial, argumentando que la institución está "subutilizada".
El viernes pasado, cerca de las tres de la tarde, mientras el hospital estaba en pleno funcionamiento, sus trabajadoras y trabajadores fueron convocados a una asamblea desde la dirección y los gremios. Les informaron que a partir de ese mismo día cerraban las internaciones y la guardia y que el lunes 7 de octubre se cerraría todo el hospital.
Frente a la posibilidad del cierre de la institución, “decidimos organizarnos, convocar a los medios y a las diferentes orgas con las que siempre contamos y que también están en la lucha. Decidimos que no nos íbamos a ir del hospital”, comenta Daniela Cruseño, terapeuta ocupacional trabajadora del Bonaparte, en diálogo con Periódicas.
Y continúa: “Durante todos estos días armamos ollas populares, eventos culturales, la guardia estuvo activa y nos organizamos para hacer apoyo en la calle y contener a los pacientes, para cuidarnos y para cuidarlos. Había muchos angustiados y desesperados por la situación. Para ellos, este es un espacio de referencia, de cuidado, así como para nosotros. Estamos acá justamente porque amamos lo que hacemos y porque sostenemos y defendemos la salud pública”.
¿Cómo afectaría a la comunidad el cierre definitivo del Hospital Bonaparte?
El hospital Laura Bonaparte, fundado hace 50 años, cuenta con más de 600 trabajadores y en lo que va del año brindó atención a 25.000 personas. Actualmente, el hospital cuenta con 37 pacientes internados y atendió más de 98.000 consultas únicamente en los servicios asistenciales. A su vez, cuenta con ingresos que pueden llegar hasta 3.000 consultas al mes y 140 personas que retiran medicamentos por día, además de la asistencia en consultorios externos, con 300 pacientes diarios.
Además de brindar asistencia a usuarios y usuarias que sufren algún tipo de padecimiento mental, el centro de salud es referente nacional en materia de formación y capacitación para estudiantes y profesionales de todo el país: desde el Departamento de Formación ofrece propuestas educativas para trabajadores dentro y fuera de la institución, recibe estudiantes de grado y lleva adelante la Residencia Interdisciplinaria en Salud Mental (RISaM), donde se forman residentes de Psiquiatría, Psicología, Trabajo Social, Enfermería, Terapia Ocupacional y Musicoterapia. También asesora a equipos de todo el país brindando supervisiones y generando intercambios para la mejora de las prácticas en salud mental. Articula con otros organismos para el desarrollo de propuestas formativas conjuntas y lleva adelante las Jornadas anuales de Salud Mental, en las que participan cientos de personas.
“Obviamente el cierre de la institución afectaría a muchísimas personas. Tenemos dispositivos territoriales, de niñeces. Hay un jardín que es del hospital, donde vienen los hijos de nuestros compañeros de laburo", sostiene Cruseño, quien actualmente se desempeña en consultorios externos y en el hospital de día del Bonaparte. "Contamos con un centro cultural donde hay muchas actividades, que es un espacio de cuidado también para que los pacientes no estén circulando en la calle, porque gran parte de la población que atendemos está en situación de calle. Está el dispositivo de demanda espontánea, consultorios externos, la guardia, hospital de día, salud integral. Entonces es un espacio que cuida, que aloja, que sostiene, donde se comparten un montón de situaciones. Imaginate si esto no va a repercutir en la gente. Por otro lado, nosotros como profesionales nos quedaríamos en la calle”, indica.
El ajuste en salud como política pública de explusión y abandono
En el Bonaparte ya venían sucediendo distintos tipos de recortes y despidos. “No quiero dejar de nombrar que hace poco despidieron a 30 compañeros y todavía no tuvimos respuesta. No tienen intenciones, obviamente, de revertir esta situación, pero los compañeros están actualmente sin laburo y este hospital es nuestra casa. Acá no sobra nadie, al contrario, siempre necesitamos de más apoyo, de más profesionales, porque la demanda que llega diariamente es increíble”, suma Cruseño.
En diálogo con Periódicas, la psicóloga, trabajadora de salud pública y docente de la UNL Paula Kratje considera que “la amenaza de cierre del Bonaparte nos pone en alerta como colectivo del campo de la salud pública / salud mental, pues es correlato de muchas otras situaciones que se vienen desplegando, algunas con raíces más históricas, otras agravadas o precipitadas en el curso de este año”.
La profesional señala que se trata de acciones directas de desmantelamiento y cierre de programas o proyectos de trabajo relevantes en los territorios, “así como gestos, comunicaciones y discursos que profundizan odios y violencias hacia el colectivo de personas con discapacidad y de personas usuarias de los servicios de salud mental, trabajadores/as de las instituciones estatales y, específicamente, a quienes venimos desarrollando prácticas en salud que van a contramano de miradas mercantilistas o medicalizantes”.
¿Con qué fundamentos se sostiene la decisión de cerrar un hospital público?
La decisión del Ministerio de Salud de la Nación fue ratificada mediante un comunicado que manifiesta: "La decisión responde al objetivo de priorizar la asignación de los recursos en los pacientes que lo necesitan" y que "la cartera sanitaria inició la derivación de los pacientes a otras instituciones".
En el texto también señalan que "desde el inicio de la gestión se trabaja en la normalización del Hospital producto de la subutilización en función de su capacidad, lo que se manifiesta en la reducida cantidad de pacientes que se atienden en la institución. Vale destacar que el establecimiento de salud recibe un presupuesto de 17.000 millones de pesos anuales y cuenta con una muy baja ocupación".
A esto agregan que "con una internación promedio anual de 19 de pacientes diarios, los indicadores de cantidad de atención y consultas resultan muy bajos para lo esperable de un hospital con servicios generales, considerando las dimensiones edilicias y la cantidad de recursos humanos asignados. El Ministerio de Salud garantiza la continuidad de los tratamientos de los pacientes internados".
Análisis
En respuesta a esto la psicóloga Paula Kratje elaboró una serie de puntos aclarando los graves errores que presenta el comunicado del Ministerio:
- No es posible medir la eficiencia de la institución en términos de camas de internación. Remite a un enfoque anticuado y obsoleto en el que se pensaba que el único abordaje posible para las problemáticas en salud mental era la “internación psiquiátrica”.
- Se comunica que se realizarán “derivaciones” de las personas asistidas en el Hospital, en un contexto en el que existe un desborde en las demandas de atención y en los recursos institucionales para responder a tal demanda. Además, el trabajo en salud mental no implica tan solo “mudar” un tratamiento, sino que se generan espacios de pertenencia, de apoyos mutuos, de confianza y de reconocimiento que no son posibles de desarmar y armar en otro lugar de forma rápida o simple.
- Que personas queden sin el seguimiento de tratamientos psicofarmacológicos, supone una interrupción que acarrea riesgos ciertos en la discontinuidad de la toma de medicación con efectos adversos de distinta gravedad.
- Se subestima o directamente se desconoce lo que implica cerrar espacios tales como Hospital de Día, grupos de apoyos para mujeres y disidencias, espacios culturales, emprendimientos que constituyen fuentes de supervivencia y salud para personas en condiciones de vulnerabilidad psicosocial.
- Se desconoce la importancia de este Hospital para todo el sistema de salud más allá de la población usuaria directa. El Hospital Bonaparte es formador de recursos humanos, brinda espacios de formación y de intercambio valiosos para otras provincias, dispone de una línea de atención gratuita accesible más allá de la ciudad de Buenos Aires y teje redes con otras organizaciones e instituciones en el abordaje de consumos problemáticos.
La salud pública se defiende
Cerrar el Hospital Bonaparte significaría condenar al abandono y a la expulsión a quienes requieren sistemas de apoyos en salud mental, dejar a cientos de trabajadores y trabajadoras en la calle, atentar contra el derecho a la salud de toda la comunidad, incumplir tratados y leyes internacionales y nacionales en materia de derechos humanos. Además, sentaría un precedente grave en la historia de nuestro país, ya que se trataría del primer hospital que cierra en democracia.
Gracias a la lucha de trabajadores y trabajadoras y personas usuarias de los servicios del hospital, con el apoyo enorme de la comunidad vecina, organizaciones sociales, politicas y de derechos humanos, hospitales, residentes y concurrentes, luego de 96 horas consecutivas de protestas y de la ocupación del edificio, se logró un acuerdo para evitar el cierre. El Ministerio de Salud acordó con la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) que la totalidad de los servicios del Hospital Nacional Bonaparte continuarán funcionando con normalidad y que no habrá ningún despido.
A pesar de ello, el Hospital continúa en estado de alerta y espera, ya que se construirá una mesa de diálogo y trabajo con los gremios, trabajadorxs y el Ministerio de Salud para efectivizar el mencionado "plan de reestructuración". Plan que se desconoce de que trata. Se realizará una convocatoria el jueves 10 de octubre a las 10 hs en el Hospital Rawson por el Día de la Salud Mental, para seguir defendiendo la salud pública mediante la organización colectiva.
Es Licenciada en Comunicación Social y Residente en Salud Mental. Escribe, saca fotos y colabora en las producciones audiovisuales.