_DerechosDestacadas

¿Qué está pasando con los medios públicos?

"Proceso de reorganización" es la frase con la que esta mañana el gobierno nacional elige describir el cierre de las redes sociales de todos los medios públicos y sus repetidoras en el país. Lo que implica ese anuncio en palabras de una trabajadora de los medios públicos.
Belén Degrossi

Autora: Titi Nicola | CC-BY-SA-4.0.

La TV Pública, las más de 50 emisoras de Radio Nacional y el sistema de medios que incluían a Paka Paka y Encuentro, entre otros, están sufriendo un proceso de vaciamiento que incluye el despido de compañeres, la eliminación de contenidos y la amenaza de un posible cierre, como ya ocurrió con la Agencia Télam.

A partir de hoy el apagón es digital: las diferentes páginas web y los perfiles de redes sociales de todos los medios públicos, incluidas las repetidoras del interior del país, serán intervenidas desde Buenos Aires quitándole el control de los mismos a los trabajadores y trabajadoras.

De esta manera, el gobierno nacional interviene directamente sobre el contenido que circula o no circula a través de los medios públicos. A esto se le suman las incontables sugerencias por parte de los más altos mandos tanto de TV Pública como de la radio de que se comience a recortar el contenido al aire que tenga que ver con cuestiones de género y diversidad sexual, así como también la imposibilidad de cubrir marchas y movilizaciones como sucedió durante el 24 de marzo, los paros generales de la CGT, la masiva movilización en favor de la educación universitaria pública, las incontables marchas y manifestaciones de los movimientos sociales, entre otros.

En Radio Nacional se desmembró el Área de Género, un espacio conformado por los trabajadores y trabajadoras que trabajaba temas y temáticas específicas desde una perspectiva integral y federal. Y tal y como se lo sugirió al resto de los trabajadores públicos, e incluso como circuló en un documento interno del Ministerio de Defensa, las y los trabajadores de los medios públicos fueron invitados a eliminar el lenguaje inclusivo y la perspectiva de género de sus discursos.

Todo esto se da además en un marco de irregularidades: ninguna de estas "sugerencias" aparece nunca efectivizada en una nota, utilizando las vías institucionales de comunicación. Son siempre recibidas o de mano del vocero presidencial en alguna de sus conferencias de prensa, o por mensajes que circulan en grupos de WhatsApp y que no pueden rastrearse.

Créditos: Somos Télam

Mientras tanto los compañeros y compañeras de Télam sostienen un acampe en la puerta de dos edificios, defendiendo no solo a la agencia de noticias que cubrió y que formó parte de los momentos más trascendentales de la historia Argentina de los últimos 70 años, su archivo y su contenido sino también sus puestos de trabajo altamente calificados. La defensa de Télam, de Radio Nacional y de todos los medios públicos es una defensa en pos de la democracia, de la historia democrática de nuestro país.

Cintia Mignone, delegada de Radio Nacional Santa Fe y Secretaria Adjunta de la Asociación de Prensa de Santa Fe, indica que en este sentido que "desde los sindicatos de prensa de todo el país, nosotros lo que tratamos de impulsar y acompañar son las distintas políticas que sumaban a esto de hacer una comunicación federal, que tiene que ver en cuanto al género, con capacitaciones obligatorias para las trabajadoras y los trabajadores de todos los sectores de la radio. A esto se le suma el trabajo que realizamos interno para empujar lo que es el cupo trans, el cupo de discapacidad, y ahí tenemos varios logros que podemos exhibir en conjunto entre la empresa y los sindicatos, ¿no? Tenemos compañeras en todo el país que han ingresado por cupo trans y fuimos también partícipes de la sanción de la Ley de Equidad de Género en los medios de comunicación. Siempre dijimos que los medios públicos están obligados a dar los ejemplos, por eso, si bien nunca se llegó a la equidad total de género, siempre los medios públicos y Radio Nacional Santa Fe en particular tuvo un equilibrio, fue incorporando mayoritariamente a mujeres y a una compañera del colectivo trans".

"Las discusiones para construir un sistema de medios públicos plural, equitativo y federal siempre estuvieron motorizadas por las y los trabajadores y los sindicatos. Al día de hoy, no solo preocupan los más de mil trabajadores de la Tv Pública, los más de dos mil de Radio Nacional y los más de 770 de Télam que pueden quedar en la calle: preocupa el destino de esas miradas, esas voces, esas lecturas, que se pierden. La riqueza de esa diversidad es la que también está en juego. Una riqueza que es producto de años de trabajo", lamenta Mignone.


Una referencia intencional

El "proceso de organización" que imaginamos que ahora viene nos resulta conocido: las empresas públicas incluidas, en un paquete de la Ley Bases permeables a la privatización, serán vaciadas de contenido para permitir así que las compre el mejor postor. Sus trabajadores y trabajadoras vienen sufriendo un largo proceso de retrocesos de sus condiciones de trabajo, que va desde una pérdida del poder adquisitivo del salario hasta el desmejoramiento completo de los espacios de trabajo, con edificios que no tienen plata para pagar la luz, comprar papel higiénico o mantener un sistema de Internet.

Autora: Gise Curioni

Este proceso de reorganización entonces no solo tiene que ver con la intervención completa de las redes sociales de los medios públicos y lo que esto significa en términos de acceso a la información: le impone peligrosidad al archivo histórico reciente que los trabajadores y trabajadoras estaban gestando en esas redes sociales, en el ámbito de lo virtual. Es otro de los tantos embates contra un sistema de medios que todavía espera que parte de su destino se defina en el Congreso de la Nación, mientras que sus trabajadores y trabajadoras viven con la incertidumbre de no saber qué va a pasar con sus puestos de trabajo y algunos dirigentes bromean en simpáticas entrevistas televisivas con que los edificios podrían venderse para hacer hermosos departamentos.

Defender los medios públicos es defender una extensa tradición de este país, defender a sus trabajadores y trabajadoras, defender una de las pocas cosas verdaderamente federales que nos quedan, que nos ayudan a construir un relato que está por fuera de la General Paz y que incluye solo ciertas vivencias, ciertos rostros, ciertas voces, ciertas historias.