Noviembre tuvo en su calendario la 34º edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. En ese marco, se realizó el segundo Foro sobre Cine y Perspectiva de Género. El número coincide con el de una mujer a cargo de la dirección artística del Festival. Cambian los tiempos, cambian las miradas y Periódicas estuvo allí.
Por segundo año consecutivo se llevó a cabo, como parte del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, el Foro de Cine y Perspectiva de Género. La idea fue generar un ámbito de expresión, debate e intercambio de experiencias y teorías con el objetivo de una búsqueda y construcción de igualdad en los distintos rubros de la industria cinematográfica.
Cuestionando el patriarcado en el cine
A cargo de la dirección artística desde 2018, Cecilia Barrionuevo expresó: “El Festival es una posibilidad de intercambiar miradas de lo que está sucediendo. El Foro intenta plasmar de manera plural e inclusiva a todas las miradas para poder cuestionar la impronta patriarcal en la que estamos inmersos e intentar incorporar de una manera transversal la perspectiva de género”.
El Foro se realizó el domingo 10 de noviembre. Seis expositoras sobre el escenario y un público que colmó la sala ubicada frente al Torreón del Monje compartieron alrededor de cuatro horas de intenso intercambio. En esta oportunidad, fueron oradoras la directora estadounidense de cine independiente y feminista, Nina Menkes y la actriz brasileña Carol Duarte. Junto a ellas, las locales: Albertina Carri, directora, productora y referente del nuevo cine argentino, Catalina Dlugi, periodista y crítica cinematográfica, Eleonor Faur, socióloga especializada en género y Romina Escobar, actriz trans.
Pagar las cuentas y ser ladilla
Albertina Carri abrió el panel haciendo referencia a una anécdota que vincula a dos directores de Estados Unidos y señaló: "Estoy aquí porque pago mis cuentas”. Algunas de sus frases, que quedaron resonando en la sala (y en el pensamiento de les asistentes), fueron: “el feminismo es la única ética posible”; “es incómodo ser cineasta”. También subrayó la necesidad de ”crear nuevos textos cinematográficos”. Después de referirse y destacar a Pier Paolo Pasolini y ya casi al final de su exposición, dijo: “Hagamos el cine que hagamos, las invito a ser cineastas ladillas”.
"Supongo que fui invitada a este foro no por ser mujer, mucho menos por ser cineasta, tampoco por lesbiana y menos aún por pornógrafa, -afirmó Carri-. Lo primero que pensé de por qué me invitan a mí a este Foro, fue: me convocan porque pago mis cuentas. Porque soy una persona que crea imágenes y relatos siempre al borde de lo digerible y que, sin embargo, sigue siendo parte de esta trama capitalista y patriarcal en la que vivimos. Pago las cuentas”.
Con la premisa del feminismo como única ética posible y más allá de la discusión sobre géneros, Carri propuso desde el transfeminismo "una ruptura total con lo presentado como estable desde la creación de las imágenes". A la incomodidad propia de ese cineasta que, como ella, se enfrenta a la contradicción de integrar una estructura social a la que se intenta exponer en sus desigualdades, habló de ser "parte del medio como ladilla". "Ese insecto desubicado y parásito" , según su definición, "es un exhibicionista de las imágenes que el capital invisibiliza para seguir domesticándonos".
Carri se refirió a las películas como "parte fundamental de nuestra educación sentimental" y a Passolini como "una de las ladillas que escupió el cine". Para la directora, las cámaras deben ser como esos parásitos que exponen aquello que el capitalismo pretende mantener en silencio.
Una mirada desde Brasil
Previo paso por el teatro y la televisión, la actriz brasileña Carol Duarte es la protagonista del largometraje 'A vida invisible', que estuvo en competencia en el Festival y se encuentra preseleccionado para representar a su país en los Premios Óscar 2020. “Considero al trabajo de actriz un trabajo intelectual”, expresó quien sostiene desde su experiencia la existencia de “una perspectiva masculina dominante en el cine”.
Duarte brindó al Foro algunos datos ejemplificadores de la situación en la industria del cine internacional y de Brasil. "El 17% de las películas europeas entre 2013 y 2017 fueron dirigidas por mujeres. Los personajes femeninos en general tienden a generar menos líneas de diálogos y más imágenes de sus cuerpos. Las mujeres tienen hasta tres veces más posibilidades de ser mostradas desnudas o semidesnudas en una película".
En su país, al tema género se suma la problemática racial: "En Brasil, en las películas más taquilleras entre 2012 y 2014, no hubo ninguna protagonista mujer negra. Las mujeres negras en las películas ocupan sólo un 5% de los papeles, las mujeres blancas un 35%. En los últimos años, no hubo películas protagonizadas por mujeres negras en Brasil. Estos datos los digo porque pensaba en los usos del cuerpo femenino en el cine. La mujer negra es mucho más erotizada y su cuerpo es mucho más violentado. Aquí hay un montón de mujeres blancas hablando de estos temas y no hay una sola mujer negra".
La mujer y el deseo de ser deseada
Desde su visión como socióloga, Eleonora Faur, se refirió a las “diferencias sexuales del deseo que plantea el cine hegemónico”. Habló de la mujer en el cine como portadora de un único deseo: el de ser deseada. Propuso mirar a esta manifestación artística como uno de los dispositivos más poderosos de las pedagogías del género. Entonces, explicó: "El cine nos enseñó que las mujeres estamos para ser besadas por un hombre, esperándolo. El cine nos pone en un lugar de ser deseadas. El deseo de las mujeres no es activo, sino el deseo de ser miradas por alguien de mayor estatura, de mayor estatus, es decir, un hombre".
En su análisis enlazó (a través de las diferencias) al film 'La Familia' de Ettore Scola con 'Los Increíbles' de los estudios Disney Pixar. En el primero, se observa una estructura con roles tradicionales y en la película de animación, mujeres cuyos superpoderes se basan en características tradicionalmente vinculadas al género. Ser invisible o la posibilidad de 'estirarse' para abarcar todo en sus tareas dejan de ser inconvenientes para transformarse en potencialidades. Han pasado décadas y también variaciones en la forma de ver y mostrar. En ello, el feminismo y sus avances han tenido un rol esencial.
La exigencia de ser excepcional
A Catalina Dlugi le bastó con enumerar una serie de -pocos- nombres artísticos para que el auditorio sepa de qué hablaba. Nini, Tita, Coca, Mecha y Zully fueron mujeres excepcionales, como relató la periodista. Excepcionalidad indispensable para que destacaran en un mundo predominantemente masculino.
Dlugi mencionó a mujeres que cimentaron el cine nacional, cuyos nombres quedaron en el 'olvido' y contó anécdotas de pioneras e injusticias prolongadas en el tiempo. Así, apareció la referencia a Lorena Muñoz como corealizadora del documental 'Yo no sé qué me hicieron tus ojos' (2003): “La industria cinematográfica le negó su lugar a la mujer” y “la mujer tiene la exigencia de ser excepcional” fueron algunas de las expresiones enfatizadas por Dugli. En su charla se refirió, también, a las mujeres que estudian cine y terminan siendo asistentes de sus compañeros varones y denunció la falta de mujeres críticas de cine.
Sueños y logros de Romina
“Yo soñaba con ser una de las heroínas que nombró Catalina”, relató emocionada la actriz Romina Escobar. Quien integró en 2019 el elenco de una ficción del prime time televisivo contó que en algún momento de su vida “pensaba que no tenía derecho a nada”. Se refirió a sus compañeras trans, a las dificultades y a la necesidad de “extremar la femineidad para poder encajar”. Convencida de que “las historias tienen que ser contadas desde otro lado”, expresó su deseo de llegar a interpretar algún día a una mujer cis.
Instrucciones para romper reglas
La estadounidense Nina Menkes, cuya retrospectiva fue parte del programa del Festival, comenzó su charla diciendo: “Se dice que mis películas son feministas y creo que lo son”. La directora destacó que aún cuando esa intención no esté de manera explícita, constituye su forma de expresión. Como Angela Carter, a quien suele citar en sus clases de cine, entiende que es fundamental “creer en la experiencia propia” y que “hay reglas y hay que romperlas”. Menkens enseña la importancia de no fragmentar la imagen de la mujer, ni colocar su voz en la situación habitual de silenciada o sexualizada. En el marco de los reclamos del Festival de Cannes 2018 y la difusión del Me too, Menkes comenzó a realizar un documental sobre la problemática de género en el cine y la forma posible de revertir esa mirada.
Ahora que sí nos ven
Después de las exposiciones y del break, se abrió el debate con el público. A algunas preguntas, dirigidas especialmente a Carri y a Menkes, se sumaron lecturas de manifiestos de agrupaciones representativas de diferentes sectores de la industria cinematográfica. Hubo declaraciones de colectivos de actrices, técnicas, mujeres de la industria del interior del país y realizadoras audiovisuales. En el cierre se dio a conocer a través de un spot la actividad de la Plataforma MUA como bastión de lucha y militancia.
Cinéfilas las dos, se unen para escribir sobre mujeres en la cultura.