¿Cómo vivieron las personas que sufren de violencia de género en la pandemia? Testimonios de casos, registros estatales de los casos recibidos y una radiografía de los femicidios dan cuenta de que el Covid-19 recrudeció la problemática.
Guadalupe tiene 34 años y es de Alto Verde, un barrio costero de la ciudad de Santa Fe. El 18 de marzo de 2020, a dos días del comienzo de la cuarentena en nuestro país, su ex pareja la acuchilló delante de sus dos hijos. Tras sobrevivir al ataque femicida, afirmó acerca de las trabajadoras de la Dirección de Género Municipal: “Fueron el día que pasó todo, luego no aparecieron más. Nunca más me llamaron, no me dieron acompañamiento psicológico a mi ni a mis hijos, ni herramientas para superar lo que pasó. Te dejan sola”. Tampoco tuvo contacto con áreas provinciales.
Fue ella la que buscó los registros del servicio de emergencia para denunciar y para iniciar dos trámites: uno en la ANSES para que la Asignación Universal por Hijo (AUH) pase a estar a su nombre y otro de disolución de la unión convivencial por violencia de género. “Por la pandemia, ambos se encuentran parados”, explicó.
Sandra tiene 23 años. En junio de 2020, sufrió un intento de abuso sexual por parte del tío de su pareja. Vivía en La Vuelta del Paraguayo, una zona muy humilde de Santa Fe, en el mismo terreno que su agresor, y acababa de ser madre hacía apenas unos meses. Hizo la denuncia en la comisaría cercana pero de allí la mandaron a la fiscalía que queda en el centro de la ciudad. “No pude ir porque no tenía plata para la SUBE”, manifestó. Luego de la presión por parte de organizaciones feministas a la Dirección de Género de la Municipalidad, la fueron a buscar en una camioneta para que denuncie. Fue amenazada por familiares del agresor.
“Me dijeron que tenía que volver a denunciar, esta vez por amenazas. Dicen que con una denuncia por intento de violación no lo podían detener pero si se acumulaban varias denuncias, había más posibilidades”, contó Sandra. Como vive en el mismo terreno que el abusador, “la orden de alejamiento no sirvió de nada”. Ella se fue del barrio y la causa “quedó en la nada’”.
Yail es una mujer trans de 61 años y vive en Barrio Barranquitas. Vivió el hostigamiento por parte de sus vecinos debido a su identidad. “Me insultan permanentemente con palabras homofóbicas, tocan el timbre y se esconden, me amenazan por redes sociales”, relata. Hace un mes decidió hacer valer sus derechos y llamó al 911. Acudieron rápidamente y le ofrecieron hacer la denuncia en sede policial.
“Me llevaron junto a mi hija, hice la denuncia y la policía me escuchó, me trataron en todo momento de ‘ella’ y con mucho respeto -contó y agregó-. Le pidieron a la Municipalidad el botón antipánico, que me lo entregaron en menos de 24 horas, se hizo una medida de distancia, ellos viven a menos de 200 metros pero igual actuaron sumamente urgente”.
Gritos de auxilio
El Registro Único de Violencia contra la Mujer (RUVIM) que elabora el Instituto Provincial de Estadísticas y Censos (IPEC) releva denuncias policiales y judiciales, atenciones médicas y asesoramientos estatales. Durante el primer cuatrimestre de 2019 se contabilizaron 9.930 registros, es decir, un promedio de 2.500 mensuales. Mientras que sólo entre el 20 de marzo y el 27 de abril de 2020, durante 38 días del período más estricto del aislamiento social preventivo y obligatorio, se contabilizaron 8.733. Esto representa un incremento de más del 200%.
Por su parte, la Dirección de Género de la Municipalidad de Santa Fe es la que realiza el asesoramiento y acompañamiento en violencia de género en la capital provincial. Dispone de asistentes sociales, psicólogas y abogadas. La atención es a través de la línea ciudadana 0800 777 5000, que deriva al área correspondiente. Al igual que el 144, las 2 líneas son para asesoramiento y escucha, no para denunciar, y atienden las 24 horas los 365 días del año.
Según los registros, el promedio mensual de casos (que se dividen en ingresos por primera vez, seguimientos, derivados de instituciones y situaciones de guardia) para 2020 fue de 169 por mes. En marzo de 2020 fue mayor al promedio, con un total de 208 admisiones, para luego bajar en los meses de abril y mayo (90 y 117, respectivamente) y volver a aumentar en junio (223), julio (205) y noviembre (221).
Con respecto al año en curso -con datos hasta marzo último-, el promedio mensual bajó a 100 admisiones mensuales: 123 en enero, 149 en febrero y 25 en marzo. Según describió Soledad Artigas, directora del Área, “notamos que durante la pandemia no creció el número de denuncias, se sostiene y, si se compara con el de 2019, son similares. No se dispararon los números, pero los de la Dirección no representan el 100% de los casos. Llegan las mujeres cuando están cansadas, cuando hicieron las denuncias a las comisarías y no pasa nada. Nos traen las denuncias que hicieron y ahí se agiliza un poco la cuestión”.
A su vez, describió: “Subieron las consultas durante los primeros meses de la pandemia con relación a los regímenes de visita, las guardas, alimentos. Los tribunales estaban cerrados o con horario reducido y son trámites que demoran, con la pandemia aún más”.
La forma de violencia más extrema: los femicidios
Periódicas relevó las muertes violentas de mujeres y femicidios con datos hasta septiembre de 2020, basado en información de la Secretaría de Política Criminal del Ministerio Público de la Acusación, y desde octubre del año pasado hasta la actualidad relevando medios de comunicación provinciales y registros de organizaciones feministas.
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Desde el inicio de las restricciones a la actualidad, se contabilizaron 47 muertes violentas de mujeres en 2020 en la provincia de Santa Fe, de las cuales 30 se informaron como femicidios, 11 como homicidios y seis como muertes dudosas, y nueve muertes violentas en lo que va de 2021, de las cuales tres son femicidios, un transfemicidio y seis homicidios. Esto da un promedio de tres muertes violentas por mes.
En comparación, han muerto en forma violenta cuatro mujeres por mes en los seis años previos a la pandemia. Esto quiere decir que no hay un aumento significativo de muertes debido a la pandemia. Sin embargo, durante 2020, antes de la cuarentena estricta, de las 20 muertes violentas la mitad fueron por violencia de género (femicidio): 10 femicidios, nueve muertes violentas y una dudosa. En los tres meses más estrictos de la cuarentena (del 19 marzo al 7 de junio) hubo siete muertes violentas más, de las cuales seis fueron por violencia de género (femicidio), y una dudosa. Por lo que la reclusión hogareña en el período de cuarentena incrementó los femicidios en un 35%.
De los 33 femicidios en pandemia, 19 fueron llevados a cabo por la pareja o ex pareja (más de la mitad). A su vez, 17 fueron perpetrados en grandes ciudades: 10 en Rosario, 4 en Santa Fe, 2 en Reconquista y 1 en Rafaela. El 50% restante ocurrió en localidades con baja densidad poblacional (menos de 90 mil habitantes) y bajo índice de criminalidad, como Las Toscas, Beravebú, Alejandra, entre otros.
El recrudecimiento de la violencia en la reclusión hogareña, su localización en lugares con bajo índice poblacional, la autoría por parte de parejas o ex parejas, la crueldad de los métodos elegidos, son todos elementos que refuerzan contundentemente la teoría de que la violencia hacia las mujeres no se engloba dentro de los conocidos “hechos de inseguridad”, sino que se trata de crímenes de odio.
Autoras: Magdalena Artigues Garnier, Gabriela Filereto y Lucía Medina - Informe especial para Chequeado.com