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Un refugio posible

La mediática Lizy Tagliani presentó a su novio en el programa de Susana Giménez. A las 48 horas, ante la repercusión que causó la exposición de su relación, anunció su separación. Esta reflexión visceral cuestiona las responsabilidades de lo social, la monogamia, la familia y la existencia travesti.

Captura Telefé

Cada vez que empecé una relación con un chongo volví a pasar por este lugar de mierda. No por ser una estrella como Lizy, claramente, pero si por los niveles de exposición a los que me vi muchas veces sometida como militante. Niveles de exposición que solamente tienen que ver con algo tan simple como rechazar el passing y decir "si, soy una travesti, existo, existimos".

Siempre llegó, más tarde o más temprano, el momento de sentirme invadida absolutamente, al costo de exponer a cualquier persona que sostuviera conmigo una relación.

La totalidad de mis novios fueron varones pakis, cis, todos de un perfil absolutamente alejado del submundillo militante donde se desarrolla la parte más pública de mi vida.

Desde ese lugar siempre fue recurrente el tormento de asumir la responsabilidad de aportar voz, laburo, imagen, sobre un colectivo que abrazo y que amo, mis hermanas travas; en constante tensión con tener una relación con un tipo que nada tiene que ver con ese mundo, o que, por lo menos conscientemente, no lo pretende.

¿Qué hago el domingo en el almuerzo familiar, después haber salido el viernes al mediodía por el programita local de un medio cualquiera hablando del cupo laboral trans?

¿Cómo le explicamos a todo el mundo que no solo soy trava, sino que me da un orgullo tremendo, y que no puedo permitirme salvarme sola?

¿Cómo hacer para no exponer al paki que se atrevió, a todo el constante martirio social que nosotras conocemos de primera mano?

Siempre terminé vaticinando que el techo de mis relaciones iba a terminar en el ritual del convite familiar. El inevitable techo de cristal. La inscripción tan deseada en el parentesco.

Y si, desde un tamiz heterocis puede sonar a horrible monogamia. Pero en el tamiz trava, es el momento en el cual redibujamos otra forma de refugio posible. No pocas veces me plantee huir, como hoy lo hace Lizy.

Pero Lizy, no es tu responsabilidad hermana que la gente sea una basura y que nos merezcamos la extinción de la raza humana.

No es tu responsabilidad hermana, el sentir amor y querer vivirlo con todo lo que demanda. No es tu responsabilidad hermana este mundo de mierda donde nos tocó existir.

Pero si es responsabilidad de todos ustedes, basuras.

Les deseo, desde lo más profundo de mi ser que se les devuelva todo el dolor que provocaron. Porque ustedes, absolutamente todos ustedes, son responsables.