Una mujer que por los vientos de la historia terminó ocupando puestos que no parecían estar hechos para mujeres: a sus 29 años fue la primera subsecretaria de Economía de la Municipalidad de Rosario. Tras un repentino inicio la carrera de Clara García nunca encontraría un techo, aunque más de un desentendido solamente la conozca como “la esposa de”. En esta nota conocemos su historia, sus vocaciones y sus proyectos tras su asunción como primera Presidenta de la Cámara de Diputados de nuestra provincia.
Clara Rut García es la primera mujer en la historia en presidir la Cámara de Diputadas y Diputados de la provincia de Santa Fe. Se define como una persona profundamente comprometida con el Partido Socialista y con la “gestión de lo público”, pero también con los feminismos. En diálogo con Periódicas destacó estar “siempre en el mismo bando, lo cual no es poca cosa por estos tiempos. Mis ideales están intactos, por supuesto una adapta la mirada a los cambios y a los nuevos desafíos, pero sigo siendo una persona muy parecida a aquella muchacha que empezó su carrera en la Municipalidad de Rosario a fines de los 80”
Su camino político inicia allá por el año 1986, con la afiliación al Partido Socialista en su Rosario natal. Tras un apresurado cambio en la administración municipal rosarina, el socialismo debió asumir sus funciones como partido gobernante en el año 1989. En ese momento García comenzaría su camino dentro de la administración pública.
-Si bien hoy conquistaste un espacio históricamente masculinizado, como es el de la presidencia de la Cámara de Diputados, no se trata del primero. ¿Cómo fue el comienzo de tu carrera política y qué lugares ocupaste?
-En aquella época, tras la renuncia del entonces intendente Usandizaga, nos presentamos a elecciones. Yo, que soy contadora Contadora Pública, Licenciada en Administración y que además era docente de la materia de Impuestos en la Universidad Nacional de Rosario (UNR), formaba parte de los equipos técnicos. Por lo que al momento de conformar el gabinete fue bastante natural ocupar el cargo de subsecretaria de Economía, aunque tenía 29 años. Luego también fui secretaria de Finanzas.
En realidad en todos los cargos que ocupé fui siempre la primera mujer, por qué después fui directora del Banco Municipal de Rosario, secretaria de Servicios Públicos durante las dos intendencias de Miguel (Lifschitz), y luego en la intendencia de Mónica Fein, fui secretaria de la Producción y Desarrollo Local y más tarde también dirigí la Agencia provincial de Seguridad Vial.
-En aquel momento ¿Qué responsabilidades sentiste al ocupar todos esos cargos sabiendo que eras la primera mujer en esos espacios?
-Muchísimas, y siempre teniendo la claridad de que no era un triunfo personal, sino el logro de un camino colectivo, que había abierto puertas mucho antes de que yo pudiera siquiera acceder.
En el devenir de los lugares que la política asigna a las mujeres todavía continúa un estigma, una costumbre o una comodidad en que las mujeres ejerzan roles de cuidado, dentro de la cultura, la educación, la salud pública y lo social. Es por eso que los temas más duros como los de la economía, las finanzas, la obra pública y el gobierno no tienen una presencia femenina. De hecho en ese primer gabinete del año 1989, éramos solo dos mujeres, ambas subsecretarias.
Estoy firmemente convencida de que las batallas y las luchas que las mujeres del feminismo han dado, son las que nos abrieron camino, nos permitieron tener hoy una gran naturalidad al momento de pensar en temas relacionados a la igualdad de género.
El día que asumí, miraba a los diputados y diputadas y decía, somos casi la misma cantidad de varones que de mujeres, y pensaba que muchas de estas muchachas más jóvenes que conforman la Cámara quizá tomen eso con naturalidad, porque ya han crecido en una sociedad mucho más igualitaria. El camino está hecho de luchas vibrantes, externas y callejeras, pero a la par de muchas luchas silenciosas, dolientes e internas, de mujeres que sin poder haber alzado la voz, han abierto la puerta a lugares como el que hoy ocupo.
-Mencionabas antes la importancia de las luchas colectivas, y si bien hay un largo camino recorrido por los feminismos santafesinos ¿Cuáles crees que son en las conquistas que quedan pendientes en nuestra provincia o los horizontes a los cuales los feminismos debería caminar en Santa Fe?
-Te diría con preocupación, que primero hay que sostener lo ganado, porque me da temor un aire de época en el cual se cuestionan derechos e igualdades que dábamos como indiscutibles. Vamos a tener que ser muy fuertes en las argumentaciones, y en sostener todos los derechos que conquistamos en los últimos años.
Por otro lado, pensando en política por ejemplo, creo que tenemos que avanzar en las áreas que aún siguen siendo masculinas. Es natural ver en los gabinetes que las ministras ocupen roles en las áreas más blandas. Me parece importante avanzar en otras áreas como las que dije antes: finanzas públicas, economía, producción, obra pública, etcétera. Hoy en día la Cámara de Diputadas y Diputados y la de Senadoras y Senadores están siendo presididas por dos mujeres y es noticia. Al mismo tiempo los concejos municipales de Rosario y de Santa Fe también son noticia por ser encabezados por mujeres, pero nunca va a ser noticia que haya una ministra de salud.
De la misma manera que sucede en los gabinetes, aquí en el Poder Legislativo los acuerdos de orden político siguen teniendo un sesgo mayoritariamente masculino. Pareciera ser que todavía hay una comodidad de diálogo entre varones y una naturalidad que todavía no está trasvasada, que considero que está en camino a cambiar, pero aún permanece.
-Con esta necesidad de cambiar la lógica de “la política”y frente a este clima de época que mencionas ¿Cómo pensás este año legislativo, no sólo como presidenta de la Cámara de Diputados, sino también de la mano de otras compañeras de partido como Lionella Catalini y Gisel Mahmud con las que has trabajado arduamente la agenda de género?
-Bueno, esas muchachas jóvenes, son como dicen los chicos ahora, todo lo que está bien. Quienes somos más grandes, tenemos una satisfacción de ver que haya una generación de jóvenes que están tomando la posta con tanta convicción, con tanta creatividad, de una manera innovadora y hasta con una cierta alegría, porque mi generación viene de años pesados, como los 70, donde las luchas tenían un rigor diferente.
Mi trabajo como legisladora siempre estuvo acompañado por Mónica Fein, otra compañera de partido, que también hizo historia, al ser la primera presidenta del Partido Socialista y con quien nos tocó un rol importante y emotivo al poco tiempo de haber fallecido Miguel. De alguna manera, nos pusimos un poco al hombro un proyecto que es colectivo, pero que siempre necesitó un motor.
Pensando más en desafíos en los cuales creo que hay que trabajar, me parece que el diálogo con el sector empresario tiene que ser muy rico, porque ahí sigue habiendo una diferencia mayoritariamente masculina. Si bien hay muchas mujeres en diversos ámbitos empresariales, la organización de lo institucional, de las finanzas, sigue teniendo una presencia mayoritaria de varones, me parece que sería necesario sensibilizar e instar varios cambios en ese ámbito. Pienso por ejemplo, que hay países que, así como nosotros tenemos la Ley de Paridad, tienen una normativa similar en la conformación de los directorios de empresa; quizás no sea este el momento para definirlo, porque no veo a Milei y su gente votando una ley de estas dimensiones, pero deberíamos empezar a conversarlo.
Otro gran desafío por delante, sería incorporar de una manera mucho más transversal la perspectiva de género, y no sólo pensado en una comisión que mire de manera vertical la temática, sino incorporarla y poder dialogar para así pensar, por ejemplo, en un presupuesto provincial con perspectiva de género.
Tenemos que también comenzar a diagramar ciudades cuyos servicios y cuya obra pública piensen en la mayor vulnerabilidad que las mujeres tienen.
A la par debemos atender a la problemática de los cuidados, pensando leyes que contemplen la división desigual de las tareas. Es un tema al que tenemos que estar atentas, porque con una expectativa de vida mucho mayor, el cuidado de ancianos y ancianas se hace más necesario y esto sumado a una masividad laboral de las mujeres, genera un reparto cada día más desigual. En relación con esta masividad laboral de las mujeres, también debemos intentar avanzar en igual remuneración por igual trabajo, sobre todo en el sector privado.
-En línea con el trabajo que planteás dentro de la Cámara ¿se está pensando en trabajar con el resto de diputadas de la oposición?
-Es temprano todavía para empezar a pensar en el detalle de esos trabajos conjuntos, pero pienso por ejemplo en la Ley del Deporte Femenino impulsada por Gisel Mahmud, que no tuvo sanción en el Senado, lo mismo pasó con la Ley de Educación, y con la Ley de Educación Sexual Integral. La mayoría han tenido media sanción en la Cámara de Diputadas y Diputados y quedaron frenadas en la Cámara de Senadoras y Senadores. Para este año creo que ese será uno de mis desafíos: trabajar de una manera más integrada con el Senado, para que no nos contentemos con sólo haber obtenido aquí adentro los acuerdos, sino que tengamos un consenso más amplio que permita que se transforme en ley y salga a la calle.
-Después de haber irrumpido en tantos cargos históricamente masculinizados ¿Qué responsabilidades sentís al ser la primera mujer en ocupar la presidencia de la Cámara de Diputados?
-Aquí adentro está la pluralidad de todas las voces, entonces tengo la responsabilidad de encontrar consensos. De liderar un modelo de diálogo político, algo de lo que hemos conversado mucho con el gobernador Maximiliano Pullaro, porque queremos que sea incluso un modelo a nivel nacional.
Nuestra alianza con el espacio del gobernador, por la cual llegamos al gobierno, fue fruto de un proceso donde miradas diversas encontraron un punto de acuerdo en aquellos temas que consideramos más importantes. Yo creo que esa es mi responsabilidad como presidenta de la Cámara, tender el diálogo con las minorías, y buscar consensos más allá de los 28 votos de mayoría automática que tenemos. A su vez , como dije antes, otra gran responsabilidad será la de buscar consensos con el Senado para poder sacar a las calles muchos proyectos que quedaron frenados por falta de diálogo.